Comiença el libro terçero del Ysopo varón muy sabio y de claríssimo ingenio.

La primera fábula del león y del pastor.

ómo los poderosos deven fazer gracia a los pequeños y menores, e que aunque passe largo tiempo no deven olvidar la gracia los que la reciben, prueva esta fábula.

Andando el león en una montaña, erró el camino y assí passando por lugar espinoso se le entró una espina en la mano, la qual le causó materia y venino en ella. E yendo por el monte, coxo de la mano, encontró con un pastor al qual, como viesse el león, comiença de lo falagar con la cola teniendo alçada la mano. Viendo el pastor venir para sí el léon fuerte y espantoso, turbado de su presencia començó de le dar del ganado que comiesse, mas el león, no curando del comer, mas ante buscando melezina, puso la mano en el seño del pastor. E co- /fol. XXVIIv/ -mo viesse el pastor la llaga y hinchazón en la mano, entendió lo que quería el león, y con su buen ingenio con una alesna aguda, poco a poco le abrió la hinchazón y le sacó la espina juntamente con la materia. Sintiéndose sano el león por esta melezina, lamió la mano del pastor con la lengua y assentóse a su lado y tomando poco a poco sus fuerças fuesse d' él sano y salvo.

Después d' esto fue tomado para estar en la arena del amphiteatro, o lugar de las armas y rieptos. Este pastor fue preso por la justicia y fue sentenciado que fuesse dado a las bestias en el amphiteatro donde estava el león. E dexado el pastor en la arena, salió el león para él con gran ímpetu y furia, y llegando al pastor luego lo conoció, y assí començó de alçar los ojos y la cara para el pueblo con gran gemido y rugido, y tornando para la gente assentóse con el que tenía cargo de las bestias y hizo ante él señales porque entendiesse que se fuesse a dar recaudo a sus cosas, y de cabo bolvió para el pastor, del qual no quiso apartarse ni dexarlo solo, por lo qual entendió el pastor que el león estava ende por su causa. Y d' esto presumió que era aquél el león que avía sanado sacándole la espina en la montaña. E viendo esto, fueron dexados ambos para que se fuessen donde quisiessen. Y el león no quiso yrse, mas antes defendió al pastor. El pueblo, viendo todo esto, fue muy maravillado, y preguntavan qué cosa era por que no comía el león aquel hombre. Y como el leonero recontasse todo el fecho, rogaron todos por perdón y indulgencia d' ellos. Y assí fueron dexados y librados entrambos, y el león se fue para las montañas, y el pastor para su tierra.

Esta fábula amonesta que ninguno sea ingrato de la gracia que recibe, mas antes que faga otra gracia o servicio quando el caso se ofreciere a aquél de quien recibió gracia o beneficio.

El que buena obra de otro recibe, en ningún tiempo la olvide

 

La .II. del cavallo y el león.

os que no saben alguna arte, aquéllos se pierden vanamente según que se contiene en esta fábula.

El león muy fuerte vio al cavallo paciendo en el prado y pensó cómo lo podría matar. El qual, pensando cómo lo matasse, por se allegar a él más seguramente, fingió que era su gran amigo. E aun simuló sotilmente ser gran físico. E assí se llegó al cavallo saludándolo por palabras hermosas. El qual, sintiendo el engaño que traya el león, dio a entender que no recelava del león y mostróle alegría porque su officio era de físico, y por otra parte pensó un contraengaño en esta forma: él fingió que se le havía metido en el pie una espina y alçó el pie y díxole:

-¡O, león hermano, cómo he gran alegría con tu venida, porque creo que Dios te traxo aquí a me librar! Ruégote que me socorras pues eres físico, y sácame esta espina del pie, que me fatiga mucho.

El león, mostrando que avía pesar grande de su mal, mas otra cosa teniendo en su coraçón, llegóse a sacar la espina al cavallo. El qual le dio un par de coces en la frente, y el león cayó en el suelo de tan fuerte golpe, y estuvo sin sentimiento un buen espacio. Mas como /f. XXVIIIr/ tomasse sentido y fuerça, tornando en sí no vido más al cavallo. E viendo cómo estava herido y descalabrado en la cabeça y cara, dixo entre sí:

-Por cierto, dignamente he padecido este mal, ca yo venía so especie de pacífico y manso simulando que era phísico, no lo seyendo, y venía por hazerle mal como su enemigo.

E assí nos muestra esta fábula que no deve mostrar el hombre otra cosa de lo que es, mas que se deve tener por quien es, y no se alabar de oficios que no sabe, si no quiere caer en vergüença.

Ninguno se alabe de officio que no sabe

 

La .III. fábula del cavallo y del asno, y de los tiempos y fortunas.

os que se veen en prosperidades no deven fazer injuria a alguno, y deven conocer que la rueda de la fortuna es dudosa y se puede mudar, según nos enseña esta figura.

Un cavallo fermoso de cuerpo nuevo, muy ornado, apuesto y adereçado de guarniciones plateadas y doradas se encontró en un camino estrecho con un asno, el qual venía cargado de luengas tierras, y porque no le fizo lugar prestamente sino de espacio, porque venía cansado, dízese que le dixo el cavallo:

-Maravíllome cómo no te despedaço a coçes porque no feziste lugar para que passasse, y aún devieras estar y quedar mientra que yo passava.

El cuytado del asno, espantado de la soberbia del cavallo, callando entre sí, gemiendo, se quexava de los dioses. Después, ante de mucho tiempo, el cavallo corriendo rebentó, de manera que no se pudo reparar, y assí enflaqueció que no pertenecía a su señor, por lo qual mandó que lo levassen a su heredad para levar y acarrear estiércol para las tierras y viñas, por que el cavallo, dexados los arreos plateados y dorados, ovo de tomar albarda y aparejos de trabajar, y assí se yva cargado por essos caminos y senderos. El asnillo mismo, paciendo en un prado, conoció al cavallo, al qual d' esta manera maltraxo y denostó:

-¿Qué aprovecharon aquellos ornamentos y guarniciones para que me oviesses menospreciado en aquel tiempo, tomando tan gran soberbia y osadía contra mí? ¡Agora, usa como yo d' estos nuestros officios de aldea! ¿Dónde es agora aquella tu sobervia y silla tan preciosa, aquella tu guarnición dorada, dónde es tu fermosura de cuerpo? Todos tus bienes son tornados en mezquindad y desaventurança.

Enséñanos esta fábula que el poderoso, en el tiempo de su prosperidad no deve menospreciar al pobre porque si cayere no se escarnezca d' él. Antes, deve fazer bien y ayuda al pobre porque quienquiera puede venir a ser pobre.

El que se viere en prosperidad no escarnezca del pobre, porque si cayere no escarnezca el pobre d' él

 

La .IIII. de las bestias y de las aves. /f. XXVIIIv/

e los hombres de dos lenguas puso tal fábula Ysopo. Aquél que en dos partes se mostrare empecible e contrario, entre ambas partes bivirá sin agradescimiento e ingrato, y será culpante a sí mismo.

Las animalias bestias avían cruel guerra con las aves y peleavan fuertemente, e ninguna de las partes afloxava. Mas, como muchas vezes estuviessen en treguas, el murciélago, temiendo las graves y fuertes venturas de la guerra e viendo cómo las bestias eran más y mayores, diosse a ellas como a vencedoras. Súbitamente, viniendo el águila e favoreciendo y esforçando las aves, entró entre ellas e moviéronse contra las animalias, y en tanto grado peleó el águila con su compaña que ovieron de fuyr las animalias. E assí quedaron vencedoras las aves. Después de lo qual, ovo concordia entre ellas e hizieron paz según que avían en los tiempos passados. Y el murciélago que se passó de sus parientes a los contrarios fue condenado por sentencia de las aves que le fuessen quitadas las plumas e que siempre fuyesse de la luz, e assí bolasse de noche desnudo sin plumas.

Quiere dezir que quien dexa su parentela y generación e passa a los contrarios, que es razón que no aya ni goze de cosa ni de libertad alguna de su naturaleza. Porque no es buen cibdadano el que trata con los enemigos de la cibdad, como no pueda alguno servir a dos señores.

El que niega a los suyos e ayuda a los contrarios, con justa razón será d' ellos negado

 

La .V. del ruyseñor y del falcón.

uien arma assechanças contra otros conviene que tema porque no caya en su mesma malicia, según dize este exemplo.

Como estuviesse assentado el falcón en el nido del ruyseñor para mirar y especular las alvas de las mañanas, halló allí los paxarillos fijos del ruyseñor, el qual viniendo para su nido rogó al falcón que no hiziesse mal a sus hijos. Responde el falcón:

-Faré lo que me ruegas si me cantares bien.

El ruyseñor, por miedo de perder los fijos, aunque no de gana, començó de cantar. Al qual dixo el falcón:

-No cantaste bien.

E assí tomó un hijo e començólo de comer. E a esta misma ora, llegando ende un caçador, lo prendió en un lazo que le armó calladamente y lo echó en tierra.

E assí, aquél que contra otros pone lazos y assechanças, si no se guarda, cae en otras redes y lazos semejantes, por quanto el engañador, mientra defrauda a otro, no se guarda ni mira por sí e assí se engaña él mismo de otros en tanto que él faze mal a otro.

Ninguno haga a otro engaño, que otro está tras él que le arma lazo

 

/f. XXIXr/ La .VI. de la raposa y del lobo.

a fortuna ayuda a los buenos e malos, e aquellos que no favorece, desdeña e indígnalos y éstos traen llaga en el coraçón contra los que han buena fortuna, su mesma malicia los pervierte e trastorna, según se colige d' esta fábula.

El lobo ayuntó mucha carne e vianda en su cueva para su mantenimiento e bivir delicadamente a su plazer por largos meses e días. La raposa, conociendo esto, vino a su cueva con embidia d' él y díxole:

-Porque ha muchos días que no te he visto, ni avemos andado en compañía he estado muy triste; por ende te ruego que me quieras consolar.

El lobo, conociendo la llaga en su coraçón, respondióle:

-Tú no vienes aquí tan cuydadosa por mí como por causa de me tomar alguna cosa. E assí no te recibo en gracia tu venida, porque soy cierto que vienes por me engañar.

La raposa, aviendo gran pesar d' estas palabras, fuese para un pastor e díxole assí:

-Fazer me has alguna gracia si te diere en este día en tus manos al enemigo de tus ovejas e ganado, de manera que de aquí adelante bivas seguro.

Respondióle el pastor:

-Yo te regraciaré e aun te daré para ello lo que avrás menester.

Entonces, ella le mostró al lobo que estava encerrado en su cueva, al qual el pastor mató allí con su lança. E assí la raposa embidiosa se hartó de lo ageno. Después, como ella fuesse en poder del caçador, tomada y despedaçada de los perros, dize assí:

-Yo hize mal, e assí mesmo padezco mal agora, porque procuré mal a otro.

Por ende, deve hombre cessar de cometer mal a otro porque otros no le hagan a él en la misma manera.

No deve el hombre fazer mal a otro, porque otro no lo haga a él

 

La .VII. del ciervo y del caçador.

ómo a las vezes los hombres loan las cosas sin provecho e vituperan las buenas, se muestra por esta figura.

Un ciervo, beviendo en la fuente, vio ende la sombra de sus cuernos, por que se començó a alabar assí muy mucho; e mirando las piernas delgadas, vituperávalas. Y estando en esta consideración, el ciervo oyó la voz del caçador y el ladrar de los perros. E dízese que escapó por pies huyendo de sus enemigos. Después, entrando en una áspera montaña la grandeza de sus cuernos no le dexavan andar, e assí lo tomaron los caçadores. Entonces, viendo el ciervo su muerte, dixo:

-Las cosas que me eran provechosas vituperé e las tuve en nada, e lo que me era sin provecho, mas an- /f. XXIXv/ -tes dañoso, alabava.

Quiere dezir que devemos alabar lo bueno e provechoso, e no lo contrario, porque a las vezes es bueno lo que aborrecemos e malo aquello que amamos e desseamos.

Lo que provecho trae deve ser loado, e lo que trae daño vituperado, y no al contrario

 

La .VIII. de la raposa y del gallo y de los perros.

ícito es un engaño embaraçar con otro engaño, según se cuenta en esta fábula.

Una raposa que avía hambre se allegó a unas gallinas que andavan con un gallo. Vista la raposa, subiéronse el gallo y las gallinas a un árbol alto donde ella no podía subir, la qual viendo cómo estavan suso en el árbol, comiença a hablar muy blandamente saludando al gallo, e dízele:

-¿Qué hazes en alto assí estando? ¿Por ventura has oydo las nuevas rezientes y saludables para nosotros?

El gallo respondió:

-Yo soy ignorante de esso que hablas.

Dixo la raposa:

-Ellas son tales que avrás plazer en las oyr, e yo vengo aquí por las contar e comunicar contigo tan gran gozo. Es celebrado concilio general en el qual es confirmada la paz perdurable entre todos los animales, en tal forma que de oy en adelante sin miedo e recelo ninguno biviremos, unos con otros en paz sin injuria que se haga de los unos a los otros. Por ende, abáxate seguramente e celebremos este día festival.

Conosciendo la falsía de la raposa, dixo el gallo:

-Por cierto, buenas e graciosas nuevas e a mí mucho agradables traes.

Y dende alçando el gallo su cuello y estendiéndose, fazía que mirava el camino lexos, al qual la raposa preguntó:

-¿Qué es lo que miras?

El gallo respondió:

-Veo venir dos perros corriendo, las bocas abiertas, y creo que nos vienen a denunciar essa paz.

Entonces, dixo la raposa, con miedo que ovo:

-Quedad vos en paz, ca no conviene a mí estar aquí, mas acojerme a seguro.

Dixo el gallo:

-¿Por qué temes, pues que hay paz?

Respondió la raposa:

-Porque dudo si estos perros saben d' esta confirmación.

E assí, d'esta manera fue excluido un engaño por otro.

Un engaño con otro se exclude

 

La .IX. de la muger y del marido muerto.

quella muger es casta, según pienso, la qual no es vencida del importuno e solícito amador, según prueva esta fábula.

Una muger, muriendo su marido, fuese a una granja a donde su marido estava enterrado para que passasse ende sus días de luto e tristeza. Y estando ende ella, cometió un hombre crimen y maleficio por el qual fue por la ju- /f. XXXr/ -sticia enforcado, e fue puesto en guarda un cavallero porque no lo quitassen sus parientes dende. El qual, fatigado de sed, se allegó en aquella granja donde rogó que le diessen un poco de agua, la qual halló ende e reparó su necessidad de sed. E porque el cavallero vio aquella muger ende tornó otra vegada para la granja para ver qué muger fuesse. Dende, conociéndola, començóla a consolar y aver conversación con ella, y dende, continuando la amistad tornó a ella por más vezes en tanto grado que un día, mientra que fue él para la granja, furtáronle el enforcado. El cavallero, como tornasse, no halló el justiciado, e assí fuyendo viene a los pies de la muger, e con gran cuydado començósele a quexar. La qual le dize:

-Pésame de tu mal, mas no sé qué haga por ello.

Respóndele el cavallero:

-Ruégote que me ayudes e de ti misma pido consejo. Ella, aviendo misericordia d' él, desenterró su marido e púsolo en la horca, e assí encubrió al cavallero su defecto con tanta misericordia. El cavallero, viendo tanto amor en la muger contra sí, él la requirió e finalmente ella consistió en su ruego. E aunque avía sido casta fasta aquel tiempo, cometió hurto y estrupo, un crimen empós de otro.

E assí no falta a los muertos de qué se duelan e a los bivos de qué teman.

No falta a los muertos de qué se duelan ni a los bivos de qué teman

 

La .X. de la muger y del hombre moço.

as mugeres que no han vergüença, por ingenio injurian a los varones, según se cuenta en esta fábula.

Una mala muger que era porfiosa, como a muchos engañasse, halló a uno que muchas vezes avía engañado e injuriado. Y él se le dio ligeramente por causa de la costumbre que avía con ella. E dezíale la muger:

-Aunque muchos han quistión sobre mí e me prometen y dan grandes cosas, yo amo a ti más que a ninguno.

El mancebo, acordándosele de quántas vezes fue engañado d' ella, mas muy benignamente le respondiendo, e dízele:

-E yo te amo a ti más que a mi luz, no porque me guardas la fe, mas porque me alegras.

E assí, por palabras hermosas, se engañaron el uno al otro según que ellas engañan a los otros simples, ca aunque ayer te aya engañado la muger, no dexará de te burlar oy otra vez. E maguer ella sea amada, no es alguno que sea amado d' ella, porque la muger caresce de amor, salvo del dinero, el qual ella ama.

La mala muger, aunque de muchos sea amada, ella a ninguno ama

 

La .XI. del padre y del hijo cruel.

lgunos conviene que sean domados e castigados mientra son menores, porque fechos mayores no se podrían castigar, como se muestra d' este exemplo.

Un padre tenía el hijo mal castigado y cruel. Cada día se quedava de fuera e los sirvientes eran por su causa heridos, a los quales el señor les cuenta d' esta manera:

-Un labrador uñió un bezerro con un buey mayor, mas el bezerro, con los cuernos e coces lan- /f. XXXv/ -çava el yugo de sobre sí, e assí quebrantando el bezerro al buey dixo el aldeano: "No vos uño ni ayunto porque aréys ni labréys, mas solamente quiero domar a los menores, ca como con las coces e cuernos quebrantare e lijare alguno, con piedras y palos será amansado y castigado".

E assí conviene a cada uno castigar sus hijos mientra son pequeños, y ellos deven tomar doctrina de los mayores y creerles en su officio.

Los hijos se deven castigar quando pequeños, que siendo grandes mal emprime el castigo en ellos

 

La .XII. de la bívora y de la lima.

l malo no empesce al peor, ni un malívolo perturba a otro tal, ni un fuerte y duro no se quiere tomar con su semejante, salvo con los que menos pueden, según parece por esta fábula.

En la fragua de un herrero entró una culebra, y buscando alguna cosa de comer començó de roer una lima. Viendo esto, la lima dixo a la bívora:

-¿Qué hazes, mala? ¿Quieres tú roer y limpiar tus dientes? ¿No sabes cómo yo soy la lima que suelo roer todos los hierros? Mas si alguna cosa es áspera, yo la hago llana y muelle, y si buelvo de esquina yo la corto. Por ende, no te cumple contender conmigo.

Ca peleando con el más fuerte, siempre halla el hombre peoría, y assí, el mayor bien deve temer el menor.

El menor deve temer al mayor, porque el poderoso no empece a otro poderoso mas al su menor

 

La .XIII. de los lobos y de las ovejas y perros.

ómo no conviene dexar ni desamparar al patrón y defensor se muestra d' esta fábula.

Las ovejas y los lobos se fazían guerra los unos a los otros de tal forma que durava la quistión entre ellos, cada una de las partes menteniendo la guerra, y como ellas eran más por cuenta y con los perros y carneros que les ayudavan era clara y manifiesta la mejoría de las ovejas, y conociendo esto los lobos, embiaron mensajeros a los ovejas, diziendo que querían concordia y paz con ellas, con tal que pusiessen en su poder los perros y que ellos pondrían en poder d' ellas sus hijos, lo qual cumplieron con fuertes contratos. Las /f. XXXIr/ ovejas puestas en paz, los hijos de los lobos començaron aullar, e los lobos, pensando que las ovejas hazían mal a sus hijos, vinieron de una parte y de otra juntamente e dixeron que las ovejas avían quebrantado el juramento e contrato de la paz, por lo qual començaron de despedaçar d' ellas, no teniendo ellas alguno que les ayudasse y defendiesse.

E assí nos avisa que no deve el hombre poner su defensor e ayuda en manos e poder de los enemigos, porque tanto es como ponerse el hombre mismo en su poder.

Con lo que el hombre es defendido no lo ponga en poder de su enemigo

 

La .XIIII. del hombre y de los árboles.

uien da favor e ayuda al enemigo causa su muerte, como paresce por esta fábula.

Como el instrumento de la hacha fuesse hecho, los hombres demandavan el palo o mango para ella de los árboles. Los quales dixeron que era muy buen palo o madero durable la oliva montés, e mandaron que les fuesse dado. E assí, enastada la hacha, començaron los hombres cortar con ella grandes ramos, e todos quantos árboles ellos quisieron sin duda. Lo qual viendo, dixo el roble al fresno:

-Dignamente padescemos porque dimos el madero a nuestro enemigo para adereçar su hacha.

Significa esta fábula que quando el hombre es rogado de su enemigo, que deve pensar por no le dar cosa con que después le pueda fazer algún mal o daño.

Quien da favor a su enemigo, es causa de su muerte

 

La .XV. del lobo y del perro.

ómo es cosa dulce la libertad se prueva por esta fábula. El lobo y el perro, juntándose en la montaña, preguntó el lobo al perro:

-Hermano, ¿de qué eres assí gordo y resplandeciente?

El qual respondió:

-Por quanto yo guardo la casa de los ladrones y no entran en casa de noche estando yo allí, e si, por ventura, descubro algún ladrón, luego me dan un pan y el señor me da los huesso, y assí mismo toda la compaña de casa, y me echan qualquier cosa que les sobra, de manera que me harto de las viandas que quiero e yo duermo debaxo de tejado, ni me falta agua, e assí tengo vida folgada.

Dize el lobo:

-Bien desseo, hermano, que otra tal vida hallasse, que estando ocioso e folgando como tú me fartasse de viandas.

Al qual dixo el perro:

-Si tú quieres aver buena vida, vente comigo, e no ay cosa de que te devas temer.

E caminando el lobo con el perro, vio el cuello d' él quebrantado y señalado de la cade- /f. XXXIv/ -na, e dízele:

-Dime, hermano, ¿qué yugo traes que te quebranta assí el cuello?

Respóndele el perro:

-Porque sea más bravo me atan de día, y de noche ando suelto dentro en casa y duermo donde quiero.

Oydas estas palabras, dixo el lobo al perro:

-No he menester usar d' essas cosas que me alabas, mas quiero bivir libre a qualquier cosa que me venga: yo voy donde quiero esento, y no me tiene alguna cadena ni otra cosa me impide, los caminos son a mí francos, entradas e salidas tengo en los montes, no he miedo alguno; yo gusto primero de los ganados e bestias, y sé engañar por arte e ingenio los perros. Por ende, bive como lo has acostumbrado, e yo passaré tan bien mi vida usada.

Ca la libertad no es por todo el oro comprada, ésta es la que excede todas las riquezas del mundo.

La libertad por ningún precio se puede comprar

 

La .XVI. de las manos y pies y del vientre.

l que desampara locamente a sus parientes sepa que a sí mismo se engaña, ni vale el hombre alguna cosa sin los suyos, assí como parece por esta figura.

Los pies y manos embidiosos acusaron al vientre diziendo assí:

-Tú tomas e tienes todas nuestras ganancias solo y gozas d' ellas, e a nosotros es el trabajo e a ti la folgança; quanto nosotros buscamos afanando, tú comes y tragas folgando. Por ende, escoge una de dos cosas: o aprende oficio con que te mantengas, o padesce hambre cruel.

E assí lo desampararon. Y el vientre, no sabiendo con qué se mantener, con gran humildad pedía ayuda d' ellos por una y dos e más vegadas, los quales le denegaron por largos días, de manera que assí estando sin comer por grandes tiempos, el calor del estómago murió y desfalleció, y la sed encerró la garganta, e assí fuyó la natura. E las manos, aunque tarde, viendo cómo el cuerpo todo yva a morir, y ellas mesmas con él, traen las viandas y manjares en abundancia, pero no le aprovechavan por quanto no las podía tomar ni comer. Murióse el cuerpo todo con las manos y pies y estómago.

Quiere dezir esta fábula que ninguno no abasta para sí, e que todo hombre ha menester parientes e amigos, e que devemos trabajar todos, cada uno en su officio, aunque a primera vista nos parezca que trabajamos por otros. Porque obrando para otros, del provecho que ellos han en ello, redundará a nosotros parte. E si no lo hazemos por otros, a lo menos que lo hagamos por el bien que recebiremos nos mesmos.

No piense ninguno que a otro no aya menester

 

La .XVII. de la mona y de la raposa.

al fábula se dize del rico y del pobre.

La mona rogava a la raposa que, pues tenía tan gran cola, y vía que ella no tenía nada, que le partiesse un pedaço para que sus nalgas muy torpes cobriesse con ella, ca no aprovecha a ella mesma cosa la demasía del rabo, antes le era carga y /f. XXXIIr/ impedimento que le arrastrava por el suelo. A la qual, se dize aver respondido la raposa:

-Solamente porque no te cubriesses para ser más honesta y fermosa recibiendo de mí alguna cosa, yo dessearía de la tener más larga, de manera que me arrastrassse por la tierra, por las peñas y espinas y lodos.

Esta fábula amonesta a los ricos avarientos que no retengan lo que les sobra y no les aprovecha, antes lo den a los que lo han menester.

Lo que al hombre no aprovecha y otro lo ha menester, no lo deve retener

 

La .XVIII. del mercader y del asno.

uchos, después de muertos, aún son vexados y trabajados, por que ninguno no deve dessear la muerte, según prueva esta fábula.

Un comprador se fue por un camino con un asnillo a gran priessa por llegar a una feria, heriendo a menudo su bestia con el açote por causa que la carga llevasse más presto y ganasse en ella. El asno, viéndose cargado y açotado, y caminando allende y más que sus fuerças alvançavan, desseava la muerte pensando de ser seguro después de muerto. E assí, quebrantado y cansado, murió. Aun después de él muerto, hizieron de su cuero panderos que son siempre batidos y heridos.

Quiere dezir que ninguno no piense que la muerte le será holgura porque no se gana la folgança por muerte, mas por merescimientos.

No dessees la muerte por holgar, si después has de penar

 

La .XIX. del ciervo y del buey.

os que huyen no son suyos mas por la fortuna se salvan, como paresce por este exemplo.

El ciervo, perturbado y espantado de los caçadores, huyó a la primera villa por escapar d' ellos, y entróse en un establo. Y recontando al buey que halló en el establo el caso por que allí era venido, él le respondió en esta forma:

-¿Por qué quesiste venirte aquí, mezquino, a morir? Mejor estarías en la montaña donde andarías a tu plazer que aquí en peligro.

El ciervo /f. XXXIIv/ le ruega humilmente que lo encubra, siquiera fasta la noche porque pudiesse yr su camino seguro. Al qual el buey mostró un lugar escuro del establo. E como no fuesse visto de los pastores y servientes que venían al establo con feno y hojas y provisión, el ciervo estava muy alegre, haziendo muchas gracias al buey, que assí lo avía encubierto. En esto, el mayordomo de la casa entró, donde se dize que dixo el buey al ciervo:

-Si éste, que tiene cien ojos, no te viere, salvar te hemos, mas si él te vee, faz cuenta que eres muerto.

Acabadas estas palabras, el mayordomo entró en el establo, y porque otro día antes vio algunos bueyes que estavan flacos por culpa de los ciervos, començó de mirar todos los pesebres. E como los vio vazíos e la yerva puesta en otra parte, se ensañó con los servientes, por lo qual él entró en el establo a dar yerva a los bueyes y vio los cuernos del ciervo bien altos, por que el señor llama a los pastores y les pregunta dónde habían traydo aquel ciervo. Los quales le respondieron que no sabían. E pues dize él:

-¿Cómo vino aquí?

Al qual todos juraron que no sabían nada. E assí fue alegre el señor por el ciervo que vino por sí, a menos que alguno lo traxiesse, y estuvo ende el ciervo por muchos días.

Esta fábula significa que ningún fuydo es suyo, mas bive a la ventura con los estraños, y que el señor deve ser atento y solícito en sus cosas.

La libertad del que huye a la ventura se atribuye

 

La .XX. de la conversación engañosa del león.

ómo fablar cerca de los tiranos es pena y callar es tormento muestra esta fábula.

El león, fecho rey de las animalias fieras, quería, según que los otros reyes, alcançar buena fama no queriendo usar de sus crueldades, según que en los tiempos passados solía. A las quales todas renunció y mudó su costumbre, y juró pública y solemnemente de no empecer ni damnificar a alguna bestia o ganado, salvo solamente de comer su vianda sin sangre. E después, como no pudiesse mudar su costumbre, le pesó d' esto que avía jurado, y assí començó de tomar y traer algunos en secreto por los engañar, a los quales demandava si le olía mal la boca, y assí a los que dezían que mal le olía como a los que dezían que no, o callavan, por un rasero los medía y los despedaçava. E después, preguntó a la mona si le olía la boca, la qual le respondió que no, mas que antes le olía bien y más que comino y los altares de los dioses. El león, aviendo una poca de vergüença de aquella mona que tanto lo alabava, le perdonó por entonces, mas dende a poco mudó el propósito y inventó manera cómo la engañasse, y fingía que estava enfermo y mandó llamar los médicos. Los quales, tocando el pulso, vieron la alteración que era poca y leve, dízenle que porque el fastio de las viandas le causava algún sentimiento, que tomasse algunas viandas ligeras por causa de la digestión. El león, como a los reyes todas las cosas parecen lícitas y les son alabadas, dixo:

-La carne de la mona /f. XXXIIIr/ es cosa que nunca comí, querríalo provar.

Luego, le fue trayda aquella mona para que comiesse por vianda aunque primero avía bien fablado. E assí, no le aprovechó su bien fablar porque fue muerta e comida.

Quiere dezir este exemplo que con los tiranos ni basta bien fablar ni callar porque sin causa e razón destruyen a quienquiera.

Con los tiranos ni aprovecha el hablar ni el callar

 

Aquí se acaba el tercer libro del Ysopo.