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Dos Verdaderas Relaciones

 

La primera trata del sucesso y desbarate de los Alemanes y Herreruelos por el Duque de Guisa y juntamente lo que ha succedido en su armada desde los XX de Octubre hasta XXVI del mismo.

La segunda trata de la nueva victoria havida por el Duque de Guissa de los Herreruelos y Suyzos Martes por la mañana/ a los XXIIII de Noviembre MDXXXVII dentro del lugar de Monfelt.

 

Impressas en Valencia con licencia de su Excellencia/ junto al molino de la Rovella. Año de 1588.

Hechas imprimir por Gabriel Ribas librero de su Excellencia.

 

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Han de notar que a los XX de Octubre año MDLXXXVII el Duque de Guissa partió de Boigny con toda la gente de guerra que tenía para y la Duxerre, porque havía tenido aviso que los enemigos no estavan lejos de allí, y detúvose en Boigny hasta el Jueves que contávamos XXII del dicho mes, hasta tanto que los tercios del Duque de Mayane con los de los señores de Aumela y del Bouef se juntaron con la gente del Duque de Guisa, que serían todos dos mil lanças de a cavallo y seys mil arcabuzeros buenos.

Y allí, estando estos tercios todos juntos, el Duque de Guisa tuvo aviso que los enemigos estavan cabe el lugar de Blaweo, y entonces tomando resolución los dichos señores de dar en la retaguardia de los enemigos, el Duque de Guisa partió del lugar de Auxerre con toda su gente, y vínole a alojar a Ebasteurenard y por todo su circuyto. El señor de Lastillón estava entonces en Lastillón con sietecientos o ochocientos cavallos cerca de Ebasteurenard, como a tres leguezitas, porque estava la gente muy cansada de la jornada hecha, y estavan alojados harto apartados unos de otros, por lo aquella noche no emprendieron de hazer algo por la grande obscuridad de la noche y por el trabajo que dicho habemos. La misma noche, el Duque de Guisa fue avisado que los enemigos tomavan el camino entre Bián y Montargis, por entrarse dentro de Bastinoys, y esta fue causa que el Duque luego por la mañana partió con toda su gente y fue alojar a su casa de Lortensy, adonde reposaron todo el día del Domingo, porque la gente se pudiesse allí bien rehazer, y tomar refresco.

Lunes luego, se resolvió el Duque partirse con los señores de Aumela y del Buef con toda su cavallería, y tres mil arcabuzeros escogidos de entre todas las compañías, dejando todo el bagage en Lortenay, lejos de Montargis seys grandes leguas. Allí el Duque pasó el riío de Loig por el puente de Montargis, resolviéndose de dar en la retaguarda de los enemigos en amaneciendo. Allí haviendo passado ya toda la gente al lugar de Vila- /Aij r/ -manduf, (que está a un quarto de legua de Botergis) se resolvió de entrar en un lugar que se llama Villamzy, a legua y media de Montargis, dentro del qual estavan XXI compañías de Herreruelos y Alemanes, que se habían alojado allí aquel mismo día. Allí luego començó de hazer marchar la infantería, porque se adelantasse entre las seys y las siete de la tarde con toda la cavallería a media legua del dicho lugar, y allí mandó que arremetiessen a la retaguarda de los dichos enemigos. La orden que tuvieron fue tal que el señor de Saint Bol (que es maestre de campo de un tercio de infantería) entrasse por medio del dicho lugar con mil arcabuzeros, y los señores de Cluzean y de Bies tomassen la mano derecha para la entrada, y los señores de Churriera y de Bouserrat con otra gente de los Maestros de campo del señor de Mayne tomassen la mano izquierda, y que el señor de Mayne guiasse las primeras compañías de la cavallería de monsiur del Bouef, y el Duque, con el señor de Aumela guiasse la gente que quedava, y habiendo continuando su designo con esta orden y determinación assaltaron el dicho lugar, que serían las siete bien de la tarde, sin hallar quien les contradixesse la entrada.

Y entonces los Herreruelos, viéndose tomados súbitamente y en lo fuerte de sus fuerças y gente, donde estava el Barón de Aulnay y lugarteniente general de todos ellos, procuraron de hazer lo que devían, resistiendo a pie como fueron tomados, todavía la mayor parte no teniendo lugar de subir a cavallo, se armaron, y con pistoletes en sus manos y otros con espadas, combatieron quanto les fue posible. Pero viéndose tan cargados, no sabiendo a que parte tornassen las espaldas pretendiendo resistir, y también porque las que se hallaron con la frontera de la infantería fueron todos desbaratados y hechos pieças, y los que se retiraron dentro de las casas del dicho lugar, luego también fueron acometidos y espantados, de tal manera que quedaron las casas y todos fueron quemados. Los que salían a la campaña hallavan la cavallería, que los tratava no menos bien que los que por dentro estavan. Y dentro de media hora buena que començó el asalto y el combate, seys o siete compañías de Herreruelos que estavan alojados en otras partes, entendiendo la carga y fuerça que sus compañeros padecían, quisiéronlos socorrer y fueron descubiertos por el señor /Aij v/ en las plaças; sin contar los heridos ni los prisioneros, y largamente quatrocientos carros que saquearon y hizieron quemar muy gran parte, con MDC cavallos que en el assalto tomaron.

Y después aconteció que sábado en la tarde, estando el Duque de Guisa en Estampes, tuvo aviso que los enemigos estavan en Aulneau, y el Duque estuvo aquella noche en Dourdan, donde se determinó ir contra ellos para ir a hazer otra empresa no menor que la de antes contada en Villamozy. Y assí partió de Dourdan por cerrarlos dentro de un lugar nombrado Aulneau. Y aconteció que como el Duque huviesse determinado de dar sobre ellos, quiso la desdicha que los del castillo del dicho lugar de Aulneau, con quienes el Duque de Guisa havía tratado el día antes, y embiado para ello a monsiur de Saint Pol a que reconociesse la comodidad del dicho castillo para poder envestir sobre los enemigos que estavan en el dicho lugar, el qual el dicho señor halló que no era buena, por donde los capitanes del dicho castillo los querían hazer passar, porque no havía comodidad de poder más passar que un hombre solo, y assí uno en uno, y que convenía buscar otro passo mejor que no éste. Entonces el capitán del dicho castillo dixo que viniesse el Duque, que él le abriría todas las puertas del castillo, lo qual el huviera hecho sino fuera por un hombre que fue preso por los enemigos, el qual taya el advertimento del dicho Duque.

Y assí, haviendo los enemigos descubierto, el Barón de D’Aulnay escogió trezientos cavallos de los mas bravos y mejores que halló en ocho compañías, que havía en el dicho lugar de D’Aulnay, y regidos por tres lugartenientes de los mejores y mayores de toda su gente, conduzidos por el Lugarteniente del muerto coronel Eloth, y viendo el Duque que los del dicho castillo le havían faltado, y que ya amanecía el día, determinó de meterse en emboscada, acompañado del señor de Ebastre y de Luys Dalfin, los quales el dicho Duque passó en emboscada, y embió a acometer los dichos enemigos por el señor de Vinces, el qual se governó con tan grande prudencia y valor, que hizo que los dichos trezientos cavallos le viniessen detrás persiguiendo hasta el lugar donde estava la emboscada. Y el dicho señor de Vinces acompa- /Aiij r/ -ñado con cien cavallos no más, escogidos por el dicho señor de toda su gente, haviéndolos movido a que le persiguiessen hasta donde estava la dicha emboscada, fueron perseguidos tan de cerca que fueron forçados de romper su esquadrón y tornar huyendo los unos dentro de las puertas del dicho lugar de D’Aulnay, a donde estava alojado el cuerpo de todo este ejército; y fueron perseguidos por el dicho señor hasta cerca del dicho lugar. Y allí se estuvo aguardando más de tres horas, sin que ninguno d’ellos osasse sacar la nariz fuera, ni por vengar la muerte de sus compañeros, que fueron muertos más de ciento y ochenta o ciento y noventa, sin contar los heridos, pressos, y principalmente sus lugartenientes, que fueron presos y muertos sin que uno se pudiese tornar.

Y assí mesmo mataron dos principales condes, el uno de la casa de Monfelt, y el otro sobrino de Tompreo, que havía sido en otro tiempo obispo de Colonia, los quales offrecían muy grandes rescates. Y no huvo de los nuestros sino un trompeta herido de los cavallos ligeros, y quatro soldados desconocidos. Y estando en medio de la revuelta el señor de Chastre halló dos de los suyos y descubrió otros tres de los otros, y por dezir lo que conviene, ningún hombre hizo cosa mejor quel dicho señor de Chastre, según el parecer del Duque de Guisa.

Y aconteció que el lunes postrero, que fue a los veynte y tres del dicho presente mes, a la noche el capitán del dicho castillo de Aulneau, se vino a ver con el Duque, el qual estava alojado en Dourdán, por hazelle entender que no havía quedado por él, en no haver executado lo que havía prometido por medio de su castillo el domingo antes, y que si le plazía al dicho Duque venir con él, que el enemigo se estava aún con siete compañías de cuento muy fortalecido en el dicho lugar de Aulneau, y que hallaría muy buen modo y comodidad para desbaratarlos, porque estavan durmiendo a la francesa. Y el Duque de Guisa luego que entendió tales nuevas, se determinó promptamente de subir a cavallo, y escoger para empresa tan importante dos mil y quinientos arcabuzeros de los mejores de toda su gente, con ochocientos cavallos, para tomar el camino del dicho lugar del castillo de Aulneau, y luego hizo abrir dos grandes pipas /Aiij v/ de vino gruessas para refrescar su gente y esforçarla.

Hecho esto, encomendó al señor de Sant Pol que acometiesse y entrasse dentro con los dos mil arcabuzeros, y assí luego fue derribada la puerta del dicho castillo, y entró el señor de Sant Pol dentro, y el Duque se estuvo en cerco del dicho lugar con los DCCC cavallos, acechando los que salían del dicho lugar. Y de tal modo executaron esta empresa que deshizieron las siete compañías y quemaron todos los carros, que fueron CCC, y han sido contados en la plaça mas de dos mil y quinientos, sin los heridos y presos, que passan de trezientos hombres, y sessenta que se escaparon por una de las puertas del dicho lugar, y se llevaron las compañías con ellos, lo que fue causa que el dicho Duque no pudo haver sino las cinco, las quales ha embiado al Rey.

Y ansí mesmo, el Barón de D’Aulnay, que fue muerto, de que se duelen mucho los que quedaron, y jamás tuvieron tanto miedo como agora tienen. Han saqueado dos mil cavallos, sin que entren en cuenta los que han sido quemados, porque pusieron fuego en muchas partes del dicho lugar, sin que ninguno de nuestra gente haya sido muerto. Solo huvo algunos heridos, porque algunos que no dormían, sino que se havían puesto en defensa, aunque la resistencia duró poco, porque presto fueron vencidos viendo la furia con que el señor de Sant Pol los perseguía, y acabado esto, se alojó dentro del dicho lugar con todas las compañías, porque los demás estavan alojados dos leguas de allí, y assí se retiró el Duque a su casa, donde tenía todo su estado, en el lugar de Bedorda.

Y embió a Estampes a rogar y dar loores a nuestro Señor por todas las yglesias, por la gracia que la havía concedido con tanta prosperidad en la execución de sus designios contra los enemigos de Dios, lo qual fue hecho martes por la mañana con una solemne missa cantada con el Te Deum laudamus, después de la dicha victoria que se gano el martes a los XXIIII de noviembre, de las seys a las siete de la mañana.

Después deste successo los suyzos se han retirado; los alemanes han sido hechos pieças, y lo restante de los Herreruelos se han salvado, y han sido casi seys mil entre gente de infanteria y de a cavallo, los quales se van retirando camino de Alemaña.

Laus Deo.