Capítulo XXXXIIII

De las anguillas que tienen xxx pies en largo y donde se haze la pimienta y otras especias y de cómo adoran los ydolos.

 

Havéys de saber que en las Indias ay muchas y diversas tierras y comarcas. Llámase India por un río que corre por medio de la tierra muy sumptuoso que es llamado "Indo"; en este río se toman cada día anguillas de treynta pies en largo y aún más, y las gentes que moran al derredor de aquel río son todas de color verde y amarillo.

Y en derredor d´esta India ay muchas islas buenas y grandes que son sin número, de las quales no puedo hazer mención por ser tantas, y en cada una d´estas islas ay muchas ciudades y buenas villas; y no saben algunos de aquellas islas: por tanto ay ende muchas gentes, porque nunca se mudan, por quanto ellos están en el primer clima de Saturno, que es muy perezoso y muy poco movible porque él esta en hazer su curso por los doze signos mucho tiempo /fo. XXXIIII v./ y por esta causa las gentes de aquellas partes son poco movibles de su natura y assí no tienen voluntad de andar d una tierra en otra; en nuestra tierra es al contrario porque estamos en el clima de la Luna, que es de liviano movimiento, por lo qual ella nos da materia y forma de movernos ligeramente y de andar por el mundo y de ver cosas estrañas porque la luna rodea la tierra más prestamente que ninguno otro planeta. Item, por medio de la India va hombre por muchas partidas y diversas y después halla una isla que ha nombre "Augen", donde los mercaderes de Venecia y Génova y de otras partes van muchas vezes por comprar mercaderías de muchas maneras. Mas haze tan gran calor en esta isla que quita a hombre la fuerça y le aze desmayar en tanta manera que muchos que no saben la práctica de la tierra mueren ende por desconjunción del cuerpo, mas las gentes de la tierra y los otros que saben la condición d´ella se hazen ligar fuertemente los braones de la persona y se hazen untar con ungüento preservativo y testritivo por retener el coraçón: en otra manera ellos no podrían bivir ni estar allí. En esta tierra y en Etiopía y en otras muchas partes yazen las gentes de día en los ríos assí mugeres como hombres desde la hora de tercia hasta la hora de nona porque en aquel tiempo abaxan los ríos; y ellos están todos desnudos en uno dentro en el agua sino las cabeças por la gran calor que allí haze: y aún d´esta manera a penas pueden estar; las mugeres no tienen vergüença ninguna de los hombres, mas yazen apartadamente hasta en tanto que cessa el calor: después que salen del agua, veys muchas enormes figuras. Allí ay muchas y hermosas villas, y sus naos son todas de madera, que no tienen clavon ninguno ni cadenas ni otros aparejos de hierro porque en aquellas partes ay grandes rocas de piedra ymán y si en aquellas naos huviesse algún hierro luego la piedra ymán las tiraría hazia baxo y serían perdidas porque tal es su natura.

De aquella isla se va hombre a otra que está más adelante que se llama "Caura" en la qual ay mucho trigo y vino y otras cosas para bivir; y solía ser muy grande y havía ende muchos buenos puertos, mas la mar la ha mucho destruido y apocado; el rey de aquella isla solía ser tan poderoso que guerreava con Alexandre; las gentes de aquella tierra tienen diversa ley porque los unos adoran el Sol, los otros el fuego; otros los árboles, otros las serpientes o la primera cosa que en la mañana veen; y otros adoran simulacros y ydolos: "simulacro" es una ymagen hecha a semejança de hombre o de bestia o de otras cosas naturales, y "ydolo" es semejança hecha por loca voluntad de hombre que no podría hallar semejante en las cosas naturales, assí como una ymagen que tiene quatro cabeças o un hombre con cabeça de caballo o de otra qualquiera bestia que según natura fue vista; y sabed que aquellos que adoran simulacros lo hazen por alguno valientes hombres que fueron en el tiempo passado assí como Hércules y Héctor y /fo. XXXV r./ otros muchos que hazían grandes cosas en su tiempo; aunque ellos bien saben que no fueron dioses porque ellos dizen que Dios es Dios de natura, el qual hizo todas las cosas y que está en los cielos, y que saben muy bien que aquéllos no podían hazer las maravillas que hazían sin especial gracia de Dios y que por esto ellos los adoran.

Assí mismo, dizen del Sol porque diversifica y muda los tiempos y da calor y fructificación a todas las cosas que están sobre la tierra y porque es de gran virtud en aquella tierra y por todo el mundo, y que assí mismo saben ellos que aquesto no se puede hazer sin poder de Dios: empero, pues que a él le ha plazido de darle aquella virtud más que a otra cosa alguna, que es mucha razón que ellos lo adoren y le hagan reverencia, y assí mismo dizen de los otros planetas porque todos son provechosos; y dizen que el buey es la más sancta bestia que ay en el mundo y más provechosa que ninguna otra porque no haze mal ninguno, antes bien; en esto tiene razón porque no puede ser sin especial gracia de Dios, y por esto hazen ellos su Dios la meytad de buey y de hombre porque el hombre es la más noble criatura que sea en la natura y tiene señorío sobre todas las bestias y por tanto hazen su ydolo d´esta forma de hombre y buey; y las serpientes y las otras cosas que ellos encuentran por la mañana adóranlas por buenas, especialmente si les sucede bien aquel día.

Oh, quanto devemos los de Europa al supremo Dios en havernos dado tan verdadero conoscimiento si nosotros queremos seguir su sancta doctrina para alcançar con menos trabajo que la infernal pena aquella gloria tan suave que tiene aparejada para aquellos que con sinceras entrañas y sin especie de lisonja y hipocresía le sirven. No como estos ydólatras y pobres de verdadero conoscimiento que tengo dicho, que adoran los ydolos y simulacros. Con quanta curiosidad y diligencia oh, hermanos míos, devemos procurar de guardar y observar los preceptos y mandamientos de la Sancta Madre Iglesia pues ella, alumbrada del Espíritu Santo, en ninguna manera no puede ser sino católico y bueno lo que por ella nos es mandado, y tengamos por cierto que aunque la Iglesia militante sea perseguida por los hereges y enemigos de nuestra santa fe católica y por aquellos que deverían ser verdaderos miembros de nuestra cabeça que es Christo encarnado en las virginales entrañas de la Sacratísima Virgen María Nuestra Señora, siempre nuestra fe estará firme, [fe] que certifico hos que es maroma que nunca quebró ni quebrará en la qual está asida y firmemente atada la barca que son las verdaderas obras, con la qual havemos de navegar por el peligroso mar que es nuestra vida y yremos al verdadero puerto que es la gloria sin fin. Amen.

Fin del libro primero.

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Libro II, Cap. I