/[Aj r]/
/[Aj v]/
scrive Dionisio Alicanasio en el quarto libro de las
Antigüedades Romanas, que Lucrecia fue hija de Espurio Lucrecio
Romano, excelente hombre, y fue casada con Collatino, duque de
Collacia, ciudad junto a Roma. La cual, siendo muger de muy gran
hermosura, Sexto Tarquino, superbo, se enamoró d'ella, y como
por vezes repetidas la huviesse requerido de amores, nunca con ella
pudo acabar nada. I vino a ser que, estando el Rey Tarquino, padre
del dicho Sexto Tarquino, sobre una ciudad de los enemigos cerca de
Roma, llamada Ardea que la tenía cercada, embió a Sexto
Tarquino a proveer provisión pa[ra] el real a
Collacia, donde estava Lucrecia, que no estava aý su marido
Colatino, el qual quedava en el real sobre Ardea. Sexto Tarquino,
como pariente de Colatino, marido de Lucrecia, fuesse aposentar a
casa de Lucrecia como a casa de su pariente. Fue d'ella muy
honorificamente hospedado i recibió muchas honrras. Pero como
las llamas del amor que tenía a la dicha Lucrecia de contino
viniessen en mayor aumento, considerando que entonces tenía
aparejado tiempo para gozar d'ella, pensó la manera que para
ésto ternía, i venida la noche, después que huvo
cenado, fuesse a dormir. Y siendo passada gran parte de la noche,
quando sintió que todos dormían, levantóse y
fuesse a la cámara de Lucrecia, i díxole quién
era, y amenazola que si diesse bozes que la mataría, y
díole a escojer la una de dos cosas: o morir deshonrrada, o
bivir reyna bien aventurada; porque si no consentía en su
voluntad, que él la mataría y juntamente a un negro
suyo, y que diría que los havía hallado en adulterio, y
como /Aij r/ vengador de la injuria de su pariente que los
havía muerto. Y que si consentía en lo que él
quería, le dava palabra que la tomaría por muger y
sería reyna con él, porque como hijo mayor havía
de heredar el reyno de su padre. Oyendo ésto, Lucrecia con
temor de la innominiosa muerte que Tarquino la amenazava,
eligió por mejor suffrir por entonces qualquiera deshonrra en
su persona. Ansí que Tarquino la forçó y
durmió con ella. Otro día siguiente, Lucrecia se
vistió de luto negro y embió a Roma por su padre
Espurio Lucrecio i por Junio Bruto, i por Publio Valerio, parientes
de su marido Colatino. Los quales, venidos de Roma en Collacia, a la
sazón que llegaron llegó Colatino de la guerra de
Ardea, y luego, Lucrecia, en presencia de los quatro ya dichos,
contó la trayción i fuerça que le havía
hecho Sexto Tarquino, i rogándoles que la quisiessen vengar,
sacó un cuchillo que secreto traýa i matose. El cuerpo
le fue puesto en unas andas y llevado a la plaça mayor de
Collacia, donde toda la gente ansí de Collacia como de Roma,
supiendo la trayción que Sexto Tarquino havía hecho a
Lucrecia, por cuya causa havía sido su muerte, todos se
aprejavan para destruyr a los Tarquinos. La vengança d'esta
señora fue tal que en pocos días fueron los Tarquinos
destruydos del Imperio Romano, y hechados en tierras estrañas;
y no consintieron los ramanos que otro rey ninguno reynasse. Antes,
de allí adelante, la ciudad se governó por consulados.
Los primeros consules que fueron constituydos en Roma fueron, Junio
Bruto, i Colatino, marido de Lucrecia.
/[Aij r]/
REY: ¿Hijo, quánto puede haver que esta ciudad tenemos cercada y nunca podemos en tantos días vencer? Ella es, cierto a mi ver, 5 rica prea, porque esta ciudad de Ardea es más fuerte que pensamos, pues quanto más trabajamos ella más fuerte se arrea. 10 TARQUINO: Señor padre, es gran pelea a mi pensar, en venir ansí a sacar a ninguno de su casa, porq[ue] señor más se tassa: 15 uno a diez puede bastar. REY: Esse cierto es hablar a mi ver, porque ellos pueden valer uno por diez, muy de cierto, 20 porque se están con concierto en sus casas a plazer; ellos comer y bever sossegados, como reyes muy delicados 25 sin jamás les fallescer; no sé cómo puede ser de dó son tan abastados. Creo que nuestros pecados, bien mirado, 30 que a nosotros ha faltado mill vezes la provisión y a ellos, en conclusión, contino les ha sobrado. TARQUINO: Los dioses lo han ordenado 35 según siento, que mirando nuestro intento de su vando se han metido, porque ansí havemos venido a sacallos de su assiento. 40 REY: Pues agora con buen tiento tú, Tarquino, quieras tomar el camino de Collacio, essa ciudad, y luego con brevedad 45 nos proveas pan y vino; porque aquesto de contino va colando. Y pues hijo, a ti embiando haze cuenta mi cor[o]na 50 que va mi mesma persona y por esso te lo mando. TARQUINO: Señor, siempre de tu vando he seydo y como a padre querido; 55 siempre te he reverenciado; yo cumpliré tu mandado /Aiij r/ sin punto ser detenido. REY: Pues hijo, esso te pido, que me voy 60 porque no he dado oy buelta por nuestro real, a ver si se haze mal, y a dar quenta de quién soy. TARQUINO: En un gran plazer estoy 65 encumbrado, porque agora soy llegado al fin de mi gran porfía si yo me rijo este día con caso muy concertado; 70 yo a Lucrecia he amado muy de vero, y amo muy por entero y amaré mientras yo biva, pues mi vida está captiva 75 de su amor muy verdadero. Mas ella, según refiero, no ama a mí, porque siempre conoscí en ella gran desamor, 80 mostrándome disfavor quanto yo más le serví. Pues quiero ya desde aquí acabar este mi triste penar, 85 pues mis venturas se rapinan i los dioses me encaminan; esto ansí se ha de tractar que yo he d'ir a posar a su casa 90 y hablarla he muy a la rasa porque pueda conoscer; i sino es menester ponerle fuerça por tasa porque mi vida está lasa 95 de sufrir un tan penado bivir y un tormento tan estraño y un descontento tamaño y un tan contino plañir; 100 pues para esto difinir es menester muy gran esfuerço y saber y en todo bien mirar y también dessimular, 105 porque todo ha de valer. Quiero sin más entender yrme ya, pues veo que por acá reposo ninguno he. 110 ¡Plega a los dioses que dé fin a mis males!Entra Colatino y dize:
/[Aiij v]/ COLATINO: ¿Qué se haze? ¿Cómo va, señor Tarquino? TARQUINO: ¡O mi señor Colatino! 115 De verle tengo plazer porque le hago saber que me quiero yr camino a proveer pan y vino con brevedad, 120 a Collacia, su ciudad, o a donde se pueda haver. COLATINO: Pues, si véy a mi muger salúdela de verdad, dígale que en su bondad 125 he fiado, y que me estoy sin cuydado. Mas con todo escrevir quiero, que no puede por entero yr asina relatado. 130 TARQUINO: Pues, no esté más dilatado si ha de yr; váyase luego a escrevir que yo voyme aparejar y luego, sin más tardar, 135 porque me quiero partir. COLATINO: Yo me voy sin más dezir ni detener.
Entra Lucrecia y dize:
LUCRECIA: ¡O, quién pudiesse saber nuevas de mi buen marido! 140 Mi Colatino querido, mi descanso y mi plazer, en él puse mi querer y affición, él es mi cons[ol]ación, 145 en él mis cuydados fundo, y él es sólo en este mundo a quien dí mi coraçón. La muger que ha varón, si es virtuosa, 150 no deve amar a otra cosa sino a él en esta vida, porque al fin sea tenida por honesta y generosa.
Entra el Bovo y dize: /Aiiij r/
BOVO: Digo ¡bau!, mira hermosa 155 acá apartada. LUCRECIA: ¿Qué quieres? BOVO: La borrica manchada s'a desposado comigo, i mira que soy testigo 160 qu'ella es mi desposada. LUCRECIA: ¡Calla, bestia en albardada! BOVO: ¿Qué callar? ¡Pardiez! Allá en el pajar nos havemos concertado, 165 y pues ya soy desposado yo me quiero passear. LUCRECIA: ¡Anda, vete al muladar, asnejón! BOVO: Pues yo me voy de rondón. 170 LUCRECIA: ¡Tira, vete ya en malhora! BOVO: Y pues vos quedéys, señora, con toda la maldición, no miráys que presunción y qual se arrea. 175 LUCRECIA: ¡O fuerte ciudad de Ardea maldita seas contino, pues mi señor Colatino me tienes en tu pelea! Por ti gran mal se acarrea 180 a esta triste por ti soledad me viste, por ti bivo yo afligida de mis males combatida, ningún bien en mi consiste. 185 BOVO: ¿Señora, nunca me oyste? LUCRECIA: ¿Qué, has hablado? BOVO: Dos horas os he gritado y vos siempre passear; más valdría a se pensar 190 que está el burro desherrado. LUCRECIA: ¡Ay, mal dolor de costado que te dé! BOVO: ¿Pues, qué quiere su mercé? ¿Ha se de quedar a scuras? 195 ¿Morir ha sin herraduras? Después busque dónde fue. LUCRECIA: ¡Anda, vete! BOVO: Sí, haré. LUCRECIA: ¡Qué favor, 200 que tiene mi gran dolor con simple tan porfioso! BOVO: ¡Ay, que m'a dicho mocoso el cozinero mayor! ¿No so lindo como flor? 205 LUCRECIA: De preciar /[Aiiij v]/ eres para un muladar. BOVO: ¡Pues por vida de mi madre, que si lo sabe mi padre, que l'a de descomulgar 210 al vellaco regolar mal matiego! LUCRECIA: No miras que hablas ciego. ¿Cómo, abad era tu padre? BOVO: No, pesar de mi compadre, 215 que no era sino crego, y de allá detrás te riego bue[n] señor y también bue[n] regidor una vez, y dos con ésta, 220 y después bue[n] de la mesta, según dizen, el mayor. LUCRECIA: ¡Calla, villano traydor! ¡Azemilar! Corre, ves, que fue a llamar 225 no sé quién a nuestra puerta. BOVO: Verdad dezis sin reyerta que yo siento el bozear. LUCRECIA: ¿Ora quíen podría estar él que ha llamado? 230 Si fuesse algún embiado de mi querido marido, él sería el bienvenido y aún de mí bien hospedado. BOVO: ¡Albaricias! 235 LUCRECIA: ¿De qué? BOVO: Ya se me ha olvidado. ¡O mezquino! ¡Ha! Señora, de camino ha venido. 240 LUCRECIA: ¿Quíen traydor? BOVO: Un quillotro del señor qu'es hijo del Rey Tarquino, y también es gran cosino de mi señor. 245 LUCRECIA: ¡O, con el perro traydor no hablas más a la rasa! ¿Qué Tarquino está en mi casa y no le hago más honor? Tira y corre, por mi amor, 250 di al cozinero que luego muy por entero nos apareje la cena, que sea cumplida y buena como dizen: tal la quiero. 255 BOVO: Pues yo voy de correndero.
Llega Tarquino, i dize Lucrecia:
/Av r/ LUCRECIA: Bien llegado sea mi buen hospedado. Mi casa está en gran contento por verse hecha aposento 260 de varón tan sublimado. TARQUINO: Havéysme tanto loado con proceder, que no sabré responder a prática tan altiva. 265 ¡Plegue a los dioses que biva dos mill años tal muger! LUCRECIA: Agora sin detener, señor Tarquino, dígame de Colatino 270 de qué arte me lo dexa. TARQUINO: Señora, no tiene quexa sino no veros contino. LUCRECIA: Esso me lo [i]magino todavía. 275 TARQUINO: Pues señora, aquel le embía una carta de su mano. LUCRECIA: Con ésta, en fin será sano el dolor de mi agonía. CARTA: Salud, paz, i alegría, 280 mi señora, tengáys mucha y en buenhora sin jamás os fallescer; los dioses con su poder os visiten cada hora. 285 El mal que comigo mora es passión que tengo en el coraçón por no veros y serviros, de do me nascen sospiros 290 inflamados de affición. Y con ésto, en conclusión, quiero acabar y no cesso de rogar por vuestra salud y vida. 295 Yo pienso que mi partida será sin mucho tardar. Siempre os devéys esforçar como es razón, y pues que mi coraçón 300 siempre con vos lo tenéys y os ruego que lo tratéys como si'a mi affición. FIN LUCRECIA: Pues agora buen varón esforçado, 305 el real; ¿quedó assentado sobre la ciudad de Ardea? TARQUINO: Sí señora, es gran pelea más nada no a ap[ro]vechado yo vengo a buscar recado 310 de comer, más según al parescer muy presto nos bolveremos. LUCRECIA: Ya viesse aquessos estremos sin un punto detener, 315 porque me sería plazer y gran favor. /[Av v]/ BOVO: ¡Çape,çape, don traydor! ¡Ho con el gato maligno que me lleva el palomino 320 d'en medio del assador! ¡Aún le dé mal dolor del costado! LUCRECIA: ¿Cómo es esto? ¿Qué ha estado? BOVO: Que el gato del vezino 325 m'a tomado el palomino del assador medio assado. LUCRECIA: ¡Ven acá! BOVO: Dexa, mal grado sea con mí. LUCRECIA: ¿Qué's lo que llevas aý? 330 BOVO: ¿En dó? LUCRECIA: Aý, en el seno. BOVO: Un poco pan de centeno qu'esta mañana metí. LUCRECIA: Lo que tú traes aquí no es pan. 335 BOVO: ¡Dexame ya! ¡O, que afán! ¡Ay, ay, madre que me fino! LUCRECIA: ¿Este no es el palomino? ¡Ha don villano patán! TARQUINO: No l'a valido al gañán 340 su necedad. BOVO: Hora, en fin sin la verdad continuamente parece y aunque avezes se escurece al fin trae claridad. 345 TARQUINO: Agora con brevedad el caso di. BOVO: Vos sabréys qu'estando ansí, los palominos assando, éste d'entre ellos bolando 350 se salió y se metió aquí. I yo por salvar a mí no he hallado reparo más acertado que dezir que lo llevo el TARQUINO: El gato. 355 BOVO: Sí, befaldo en el forato. TARQUINO: ¡O don villano traydor! LUCRECIA: Animal tan mal criado no ha nascido como aqueste pan perdido. 360 BOVO: No so sino pan ganado, porque me havéys levantado lo que nunca yo he sido. LUCRECIA: ¡Tira, bestial sin sentido! BOVO: Soy contento. 365 LUCRECIA: Agora mi pensamiento no es otro señor Tarquino, sino que no es qual convino para el mí aposento. TARQUINO: En verdad, mi pensamiento, 370 señora mía, no tuvo más alegría que possee en esta hora, porque ya sabéys señora la voluntad que os tenía. 375 LUCRECIA: Esso ya passó, folía, señor Tarquino, no hable de tal camino pues sabe mi voluntad. TARQUINO: Y aún por esso en la verdad 380 /Avj r/ passo penas de contino que mi señor Colatino es pariente, por donde razón consiente de aquesta mi triste vida 385 sea siempre derretida en un fuego muy ardiente. BOVO: ¡Hea, veni buena gente a cenar! LUCRECIA: ¡Vamos, señor sin tardar! 390 TARQUINO: ¡Pues vamos mucho enbuenhora! BOVO: Ase que tengo agora el palomino en el quajar. ¡Cómo los hize picar a los señores! 395 Bien se piensan los traydores que saben más qu'el diablo pues pardiego en el establo. ¡Ay! ¿Quién sabe más primores? Quiero m'ir sin más rencores 400 a cenar, porque no podría estar con tan poquita comida, pues no ay cosa en esta vida más honrrada qu'el tragar. 405 Sus yo quiero caminar muy deligente.
Entra el Rey y Colatino, y dize el Rey:
REY: Colatino, buen pariente, yo veo que nos atierra a todos aquesta guerra 410 sin valernos solamente. Mucho ha que estás ausente de tu muger, y de tu casa y plazer muy gran cuydado tendrás 415 por lo qual quando querrás puedes a tu casa bolver. COLATINO: Ya tu alteza puede ver el cuydado qu'en mí estará arraygado 420 según razón natural. REY: Ya yo sé que passas mal porque todo lo he notado que también yo estoy tocad[o] del afrenta 425 que viene por essa cuenta, /[Avj v]/ más el real mandamiento me haze ponga en assiento el dolor que me atormenta. COLATINO: También hago no se sienta 430 la passión que traygo en el coraçón metida con tal tristeza, la qual, sirviendo a tu alteza, se buelve en consolación. 435 REY: Ya sé que eres varón preeminente, que de más de ser pariente siempre has hecho lo devido como aquel que eres nascido 440 de tan preciosa simente. COLATINO: El hombre que algo siente señor mío, no se deve mostrar frío en servir a su señor 445 porque d'él saca favor y honrra con poderío. REY: Bien veo no estarás vazio de buen sentir porque siempre oý dezir 450 un dicho de buena ley: por su ley i por su rey deven los hombres morir. COLATINO: Mill años devría bivir él que formó 455 esso que agora habló porque es dicho muy preciado por lo qual siempre a mi lado me lo he hallado yo. Jamás le diré de no 460 ni en razón, sino con buen coraçón lo tuve por apellido, y con tal boz he seguido a mi rey i a su pendón. 465 REY: No se estienda este sermón en más nada, porque ya tengo provada tu lealtad quanta ha sido y pues esto es diffinido 470 no se hable en tal jornada licencia te tengo dada, Colatino, quando quieras yr camino a visitar tu muger 475 tú lo deves bien hazer con muy concertado tino. COLATINO: Los dioses sean contino mi señor, en tu ayuda y favor 480 y te tengan de tus manos pues eres de los romanos un muy fuerte defensor. REY: Déxate d'esse loor si te agrada 485 y vamos a la posada, dexemos esta porfía. COLATINO: ¡Vamos, señor! Que otro día ordenaré mi jornada. REY: D'esso no me digas nada. 490 ¡Vamos agora! /[Avij r]/
Aquí entra Tarquino y un negro suyo, i dize Tarquino:
TARQUINO: Bien creo qu'es buena hora para hazer esta cosa porque ya duerme y reposa la gente d'esta señora. 495 La cámara en que ella mora ésta es, bien sería llamar, pues todo me viene nascido. ¿Vienes negro? NEGRO: Ya ser venido. 500 TARQUINO: ¡Calla, no mueves los pies! ¡Ha Lucrecia mal te ves! Y que asida está en el sueño y metida. ¡Ha señora! LUCRECIA: ¿Quién fue a llamar? 505 TARQUINO: Tarquino, que os quiere hablar porque está ya de partida. LUCRECIA: Ay, cuytada de mi vida y a tal hora. TARQUINO: La necesidad, señora, 510 me haze no reposar. Si algo queréys mandar abrí la puerta en buen hora. LUCRECIA: ¡Triste de mi peccadora! ¡Entra, señor! 515 TARQUINO: Lucrecia, no hagays remor, ni gritéys, ni digays nada. Si no ase con esta espada os mataré sin temor. Ya véys que por vuestro amor 520 estoy perdido y d'él todo derretido en un fuego muy ardiente, por do luego en continente tengo de ser favorido. 525 LUCRECIA: Buen señor, esso no ha sido de honrrado, ni ningún bueno ha usado hazer fuerças a muger. TARQUINO: No se puede más hazer 530 porque el amor m'a forçado. No se hable en lo escusado, por agora, mira, si queréys señora, hazerle de vuestro grado 535 sino hazerle ha forçado sin tardar punto ni hora. /[Avij v]/ LUCRECIA: No sería tan traydora a mi marido. Antes yo la muerte pido 540 que luego me déys aquí. TARQUINO: Essa vos avréys de mí, la más villana que ha sido, que seays tan sin sentido. Que no queréys 545 mirar en cómo sereys reyna bienaventurada y con mí sereys casada si vos aquesto hazéys. Pues ya señora sabéys, 550 que de fuero me toca ser heredero de aqueste imperio romano. Yo lo pongo en vuestra mano desde aquí muy por entero. 555 I si no, sabed que os quiero aquí matar i a este negro a la par; y echaros en essa cama y después echaré fama, 560 que a los dos fuy a hallar y que por querrer vengar, en continente, la injuria de mi pariente, que os he matado a los dos. 565 NEGRO: ¿Qué, xeñor, me mata vos? ¡Oxa que no tene dente! TARQUINO: ¡Calla, qu'eres innocente azemilón! Ved señora, en conclusión, 570 si soys en ésto comigo, si no haré lo que digo sin poner más dilación. LUCRECIA: ¡O dioses, qué confusión es aquesta! 575 Que por querer ser honesta me quieren quitar la vida. Por do, triste, soy metida do ninguna virtud presta. ¡Venid, hazed lo que os resta, 580 no tardéys! I pues que haveros queréys tan cruelmente comigo los dioses sean testigo de la fuerça que me hazéys. 585 Porque a ellos, como véys, me quexaré y a ellos demandaré justicia d'esta maldad, pues que tamaña ruyndad 590 en el mundo nunca fue. TARQUINO: ¡Hola, negro, quédate! NEGRO: Xiñor yo quedar, guardar qui hasta que xiñor salir, 595 y negro nunca fogir, aunque más salir a mi ca ya boz yo la sentí. Bovo va, ya querendo sapata 600 a diablo que la toque quere con mi xoque xoque /[Aviij r]/ si querendo yo yeva, por aquí, o por ayá, sa mexior. 605 ¡O, que vene mi xiñor! Bona se bona salida a xiñor sa he venida aquí ser tu servidor. TARQUINO: Los que tienen mi fortuna 610 bien dirán que soy ya libre de affán. Y cierto tendrán razón porque ya en mi coraçon ningunos cuydados van. 615 Antes plazeres dan batería y con muy gran alegría diziendo ¡favor, favor! me han lançado el dolor 620 que captivo me tenía. ¡O Lucrecia, diosa mía, que has librado a este triste de cuydado con solo darle lugar 625 a que pudiesse gozar tu cuerpo tan delicado! ¡O dioses que havéys criado tal figura, de tan estraña hermosura! 630 Donde, cierto, havéys mostrado vuestro poder sublimado en criar tal criatura. ¡Qué pechos, cara, cintura! Toda entera 635 parece hecha de cera. Pues del cuerpo no se diga, sino que quita fatiga a qualquier de verlo espera. Jámas se vió tal manera 640 de muger. ¡O dioses, y que poder havéys puesto en esta dama, que sólo basta su fama a todos enloquecer! 645 Ya, Diana, sin más ver puedes callar; y tú Andrómaca sin par, con la linda Policena, y también la reyna Elena 650 por quien fue tanto llorar, también les puedes ayudar, Penélope, y otras muchas que yo sé callen todas sin más nada, 655 pues que son sombra soñada delante la que conté. D'esta se tenga por fe quanto dirán y quanto relatarán 660 se tenga por cierta historia. Y s'estienda por memoria por quantos son y serán d'esta sola hablarán, sin más ver. 665 Porque aquesta tal muger es justo sea loada y de todos estimada. /[Aviij v]/ sin un punto fallescer. Yo quiero sin detener, 670 caminar, y procurar de llevar el por qué fuy embiado; pues de acá llevo recado el mejor que puede estar. 675 ¡Hea negro, sus, andar! NEGRO: ¡Vamos xiñor!
Entra Lucrecia vestida de luto y dize:
LUCRECIA: ¡O gentes, que a mi clamor no [haveis] favor mostrado, pu[e]s que véys que lo demando 680 con muy ardiente dolor! ¡Venid, venid, por mi amor, no tardéys! Y luego, porque veréys a la más desconsolada, 685 escarnida y abiltada que en el mundo visto havéys. ¡Venid todas! Rogaréys a la tierra, que me haga cruda guerra 690 hasta tragarme en su seno, pues no tengo nada bueno qu'en mi todo mal se encierra. ¡Venga el mal que ansí me atierra tan crecido! 695 Y pues ya tengo perdido el nombre de ser honesta, llévese lo que le resta qu'es la vida de ruydo. ¡O dioses! ¿Cómo ha seydo 700 tal maldad? ¿Dó estava vuestra bondad que no me ha favorescido? ¿Por dónde, triste, he perdido toda mi honestidad? 705 Las furias de crueldad sean conmigo. Ningún bien me sea amigo, pesares sean mi comer y angustias mi bever; 710 y a qualquiera mal me abrigo. Las damas sean testigo de mi pesar porque se sepan guardar de maldad tan a la rasa. 715 Mas ¡ay del ladrón de casa /[Aviiij r]/ quien se sabrá desviar! ¡Ayudadme aquí a rogar, con mi dolor al sol que sin detener 720 me nieg[u]e su claridad, porque ya la escuridad comigo tiene de ser! Ya yo, en fin, no puedo ver sino gemido. 725 ¡O Tarquino, seas metido dentro de un horno y quemado, porque eres falso y malvado! Antes falso que nascido en ceniza convertido, 730 yo te vea, porque tu mala ralea del todo sea consumida, como es mi triste vida por tu gran maldad tan fea. 735 Mill pesares me acarrea esta llaga; no sé triste qué me haga pues ansí no puedo estar, yo cierto me he de matar, 740 pues el bivir no me agrada. Y porque a todos satisfaga yo he de llamar a mi padre singular y a Bruto y Valerio, 745 y contarles he el misterio de mis deshonrra sin par. Esto ansí se ha de tratar quiero yr a las cartas escrevir, 750 porque cumpla mi desseo. Que parta luego el correo para hazellos venir. Pues esso sin más dezir se ha de hazer. 755
Entra el Rey i dize:
REY: Mucho tardar, a mi entender, mi hijo, y ha de venir. Yo no alcanço a sentir quién lo haze detener. COLATINO: Señor, hagote saber 760 qu'es llegado Tarquino con el recado. REY: Agora estava hablando que se yva algo tardando, /[Aviiij v]/ pero passe este cuydado. 765 COLATINO: También, señor, he adereçado mi jornada. Y mañana si te agrada, me querría partir luego. REY: Colatino, yo te ruego 770 que en esso no hables nada. ¿Licencia no t'es ya dada? COLATINO: Sí señor. REY: Pues, ¿qué sirve más remor ni más argumentos vanos? 775 COLATINO: Beso tus reales manos como leal servidor. REY: Los dioses te den favor. Todavía, agora, sin más porfía, 780 quiero que vamos a ver mi hijo qué fue a traer, pues que ya venido havía.
Entra Lucrecia i dize:
LUCRECIA: Gran diligencia es la mía, pues he embiado 785 el correo con el recado. Yo pienso no tardará, cumple aparejarme ya a la muerte de mi grado. ¡O damas! ¿Y qué dechado 790 os quedará de mi muerte, que será por el mundo publicada? De qualquier señora honrrada de mí exemplo tomará. 795 Su bivir ordenará. Cada una, tomando de mí fortuna solamente la memoria y un treslado de mi historia 800 desde la muerte a la cuna.
Entra el Bovo y dize:
/[Ax r]/ BOVO: ¡Señora, sin duda alguna venga a ver una cosa de plazer! LUCRECIA: ¿De plazer? ¡Tira de aquí! 805 BOVO: ¡Venga, por amor de mí! Verá la burra correr muy vella; que se puso ayer mi sayón el del galán capiçon 810 y no me le quiere dar. Yo creo qu'emos d'estar en qual que pleyto o quistión. LUCRECIA: ¡Calla, necio babilón! BOVO: Mas bien mirado, 815 ¿por qué os havéys quillotrado tan de negro y d'éste son? LUCRECIA: Más negro está el coraçón de donde sale el treslado. BOVO: Pues, dezime porque ha estado. 820 LUCRECIA: ¡De vagar estaría yo en contar nuevas a tí de contino! BOVO: Sé que no so tan pollino, que bien os sabré escuchar. 825 LUCRECIA: ¡Anda, véte sin tardar! BOVO: Voyme a plazer. LUCRECIA: ¡O desdichada muger en fuerte punto engendrada, pues que nascida i criada 830 fuyste para esto ver; mejor fuera no nascer ciertamente, que no verme aquí al presente tan deshonrrada i corrida, 835 de todos aborrescida, de los dioses i la gente. BOVO: Señora, muy diligente me ha de dar albricias sin más tardar. 840 LUCRECIA: ¿De qué? BOVO: Bien lo sé yo sino que se me olvidó. ¡O reniego del pesar! LUCRECIA: ¡Hea! pues, si has de acabar. BOVO: Que han venido. 845 No se piense que está en olvido que ya se m'a bien acordado, vuestro padre, viejo honrrado, y también vuestro marido y otros dos no he conoscido. 850 LUCRECIA: Pues y assí no me digas más a mí, que ya te tengo entendido. El cuchillo apercebido. Creo que lo traygo aquí. 855 Favor demando yo a ti, coraçón, que esfuerçes en tal saçón sin un punto fallecer y aún que sea de muger 860 que hagas lo de varón.
Aquí entran quatro personas, conviene a saber: Espurio Lucrecio, /[Ax v]/ y Colatino, i Junio Bruto y Publio Valerio, i dize Colatino:
COLATINO: Señora, ¿qué confusión es aquesta? LUCRECIA: Yo lo contaré muy presta a todos, señor marido. 865 ¡O mi padre tan querido n'os quisiera yo en tal fiesta. Buena venida sea esta, mis señores. ESPURIO: Hija mía, pues, no llores, 870 que rasgas mi coraçón. BRUTO: Lucrecia, ¿qué gran passión es esta que os da dolor? LUCRECIA: Mi angustia y sus tenores fue ansí: 875 Que viniendo por aquí el mal Tarquino este día, yo con sobrada alegría en mi casa lo acogí. De servir, fía de mi, 880 que largamente le serví como a pariente de mi señor Colatino. Pero después, el maligno, me dio la paga al presente. 885 El traydor, desque la gente sintió dormida, fuesse con maldad fingida a mi cámara y llamó. Y como respondí yo 890 dixo estava de partida, yo, triste, mal proveyda, le abrí y amenazándome ansí en entrando díxome: 895 que callasse si no que él me mataría allí; yo callé, triste de mí, do él dezía: que si su ruego no hazía 900 que me havía de matar. También un negro a la par que con él siempre traýa. Y después dixo: diría me haver hallado 905 en adulterio provado. Y que como vengador de vuestra injuría, señor, que nos havía matado. Oyendo tal mal, de mi grado 910 /[Axj r]/ consentí, en que hiziesse de mí todo aquello que quería. Do luego, sin más porfía, toda mi honrra perdí. 915 Mi culpa confiesso aquí i mi peccado. Yo haré sea vengado y vosotros, sin tardar, procuraréys de vengar 920 aquello que os ha tocado. ¡O dioses, tené cuydado del alma mía! ESPURIO: ¡o mi hija y mi alegría, ciertamente te has matado! 925 VALERIO: ¡O que gran golpe se ha dado! BRUTO: Aziago fue este día. ESPURIO: Esta se llame agonía y gran pesar. COLATINO: ¡O mi muger singular, 930 qu'es de tu gran hermosura, donde mi bien y holgura se solía recrear! ¡Ven ya, muerte, a me llevar si quisieres! 935 Y luego, con tus poderes, abrirás, si tu mandares, la puerta de mis pesares. ¡Cierra a la de mis plazeres! BRUTO: Mi señor, a las mugeres 940 es el llorar, y al varón el esforçar contra el caso desastrado. ¡Ea!, tomemos cuydado d'esta deshonrra vengar. 945 VALERIO: ¡Ea, ea, sin tardar! ¡No paremos hasta en tanto que acabemos todos aquesto vengar! BRUTO: ¡Ea, sus sin más tardar! 950 Aqueste cuerpo tomemos y con él la buelta demos por la ciudad. VALERIO: Yo pienso, de piedad, que nadie podrá sufrillo. 955 BRUTO: ¡Tené! Sacaré el cuchillo. ¡Juro por la castidad d'esta sangre y su bondad de perseguir a Tarquino, hasta morir, 960 o echalle del imperio! ¡Hea, sus, señor Valerio nuestra demanda seguir! VALERIO: ¡Vamos todos sin dezir ya más cosa! 965 ¡Collatino, que llorosa tenéys la cara y semblante! !Tomad espada tajante con fuerça muy animosa, y en vengança tan virtuosa! 970 No faltéys de lo que hazer devéys, pues soys personas de precio también vos, señor Lucrecio, no es bien que tanto lloréys 975 pues biva no la bolvéys /[Axj v]/ con llorar. ¿Para qué sirve estilar el coraçón por los ojos? ¡Deseche ya los enojos, 980 pues no puede remediar! BRUTO: ¡Hea, hea! Sin parar sea llevado este cuerpo desdichado allá a la plaça mayor, 985 do sientan todos dolor d'este mal tan desastrado. ESPURIO: Vida llena de cuydado desastrada; aún no estavas hartada 990 de darme angustia y pesar, que tal me havías de guardar para el fin de mi jornada. ¡O hija, quán mal hadada fue tu muerte! 995 Y más lo ha sido mi suerte en sólo verte morir; i yo quedar con bivir sin poder a tí valerte. ¡O coraçón tan alerte 1000 que has estado, cómo no te has esforçado a solamente ayudar, a la que fuy a engendrar en punto tan mal hadado! 1005 ¡O mundo desatinado trapaçero, quán franco y quán halaguero te muestras a la niñez; y después, a la vejez, 1010 quán malvado y lisonjero! ¡Díme quántos, verdadero, te hallaron! ¡Antes los que más te amaron se hallaron más burlados, 1015 como yo, que mis peccados, a tal punto me llegaron! Pues mis males me hadaron esta suerte, no sé qué diga que acierte 1020 sino que es mejor morir, que muriendo, assí bivir. Porque la tal vida el muerte. ¿Quién vido dolor más fuerte, ni peccado 1025 más malo y abominado, que ver el padre matar a su hija y no ayudar o havérselo estorvado.
Aquí entra Junio Bruto, y Publio Valerio y Collatino, y el Bovo, y dize Valerio: VALERIO: ¡O Lucrecio, viejo honrrado, 1030 sábete, que todos te damos fe que se ha hecho una vengança con la mayor ordenaça /[Axij r]/ que en el mundo nunca fue! 1035 ESPURIO: Hermanos, dezídme qué ha passado, que me hazéys espantado con nueva tan repetina. Dezídme de presto, aýna 1040 qu'es esso que havéys hablado. BRUTO: Sábete qu'es desterrado el nefando porque la gente bramando, como cosa de misterio, 1045 lo han echado del imperio sin solo un punto tardando. Y los qu'eran de su bando, allá en Ardea, supieron cosa tan fea 1050 se han buelto contra él; con una furia cruel le han hecho brava pelea. Donde a él, y a su ralea, han hechado 1055 del imperio y desterrado sin dexarlos reposar. ESPURIO: Agora mi gran pesar será algún tanto aplacado. BOVO: Y pues yo no he matado 1060 seys o siete, con aqueste gañinete. Les dava por la pancera y después por la mollera. Les horadava el bonete; 1065 con otros al puñete. ¡Furia mi! Yo s'les sacudía ansí a los malvados Tarquinos traydores, perros malinos, 1070 atroce me los comí. COLATINO: ¡Señores! ¡Vamos de aquí sin más tardar, todos juntos a enterrar el cuerpo de mi muger! 1075 Pues que no ay más que hazer para su muerte vengar. ESPURIO: Vamos, pues, sin más hablar en esto nada, y en su sepultura honrrada 1080 haré poner un letrero, en el qual muy por entero esté su historia esmaltada. VALERIO: Será cosa muy preciada ciertamente, 1085 esso que habló al presente, porque estando allí su hystoria luego será su memoria por el mundo muy patente. BRUTO: Sus, vamos, en continente. 1090 ESPURIO: ¡Vamos luego! BOVO: Mis señores, yo vos ruego qu'enmendéys vuestro bivir. También que queráys sentir la sentencia d'este juego; 1095 porque yo, aunque so matiego y no es boceía mi práctica, ni se precia bien diría sin des[a]tinos qu'en el mundo ay mill Tarquinos 1100 /[Axij v]/ y no ninguna Lucrecia. ¡Mira! No tengáys por necia mi sentencia; y mandadme dar licencia que me voy sin más razones, 1105 y guardaos de trayciones con muy grande diligencia. Fin de la obra.
A los lectores.
Sabed que esta obra fina la compuso de su gana quien compuso a Grismaltina 1110 y también a Clariana.
A las mugeres.
¡O mugeres, gran loor, devéys todas juntas dar, a quien tan rica labor a luz os quiso sacar! 1115 Donde cierto, sin más ver, poniendo firme el cuydado podéys sacar y coger mill muestras d'este dechado. FIN.
Juan Pastor.
![]()
Omnia pretereunt preter amare deum.
![]()
![]()