Libro de los

dichos y hechos del Rey Don Alonso:

aora nuevamente traduzido.1527

/Fol.Iv/

Epístola.

 Al sereníssimo y muy exçelente señor don Alonso de Aragón, Duque de Segorbe, Conde de Dampurias, etc. El bachiller Juan de Molina sobre el presente tratado que de latín en lengua española ha mudado.

Estando la semana de Laazro poco ha passada, Serenísimo Señor, ciertos cavalleros en presencia de vuestra exçelencia, hablando de las cosas que en acatamiento de semejable príncipe se acostumbran y deven hablar, ofreciose hacer mención de una sentencia assaz notable y dina de memoria que el glorioso rey don Alonso, hermano del infante don Enrique, agüelo de v. exçelencia dixo, y tal por cierto que nunca de las orejas de los reyes y príncipes se devería partir. Pareciome que vuestra gran señoría mostró (como era razón) tanto grado en oyrla, que no sólo con aquélla, mas con todo el libro que del mismo rey don Alonso era escrito, se declaró tener estremada afición, y por tanto ser lectura con que en mucha manera recreava y holgava ocuparse. Algunos de los que presentes eran, en especial los que no tenían mando en la casa del latín, donde hasta aora estava ençerrado, me importunaron: /Fol.IIr/ como en otras cosas d'esta condición avía hecho, me dispusiesse a, con mi trabajo, remediar el suyo y ponerlo en estilo y lengua que todos lo gozassen. Yo creyendo que en esto vuestra Serenidad no sería deservido y muchos cavalleros y servidores vuestros serían no livianamente socorridos, dererminé a mis aventuras ofreçerme a las lenguas de los que ni quieren tañer ni que otro taña. Cuyos ladridos, como tenga ya tan esperimentado, que en sólo aquello paran, remítolos a la philosophía vieja que d'ellos está escrita. Yo acostumbro tenerles siempre compassión de la triste vida que padecen: vestidos de vana ignorancia, calçados de ciega embidia y armados de vil murmuración. Y assí jamás por ellos en todo ni en parte mudo mi propósito, que es, desenterrando, publicar y sacar a la luz lo que muchas veces hallo escondido y estrañado de los buenos, aziéndolo familiar para que todos lo alcancen, lean, gozen, y entiendan. Y si d'esto quieren muy notoria provança, miren que este libro entre otros es tal que deve y mereçe ser leydo y es para traerlo en el seno grandes, medianos y chicos, porque para todos hay dotrina en él, pues yo dudo que en toda España aya diez d'ellos. Paréçeme que será más al propósito del que lo hizo y de la razón y de la justicia que haya mil y diez mil, pues ay cien mil pues ay cien mil que lo deven y pueden y dessean leer. Y en esto no más, porque pienso aver dado complida razón a vuestra eçelencia, a quien es mi propósito tener muy açertadamente seruido con mis sacrificios. Los criados y servidores de vuestra Serenidad no podrán sino tenerse por muy contentos de mí, pues cumplo con su desseo, y conoçer que reciben la merçed de vuestras manos, cuya deuoción mouió todo este partido y lo truxo en conclusión. Y porque mi carta no sea mayor qu'el libro, pues ser tan buena es imposible, veamos ya lo que trae miçer Antonio Panormita que fue el ortelano por cuyas manos tenemos cogidas todas las flores que en el presente volumen /Fol.IIv/ están ordenadas, el qual, sirviendo como sirvió al mismo rey don Alonso veynte años y más de maestro, secretario y cosegero, fácilmente pudo mejor que otro hallarlas y hazernos parte de ellas. A vuestra gran señoría conviene en todo ello estimar el precio de mi voluntad que es la que devo, y no la condición del servicio, que no es más de lo que puedo. Sereníssimo señor Dios todopoderoso que os dio reyes y príncipes anteçessores vuestros tan gloriosos y tan señalados a quien pudiesses imitar, hos de gracia y con que a él sirváys y a ellos parezcáys. Y sobre todo la vida de vuestra eçelencia conserve y vuestros estados aumente.

En Valencia, II de Mayo de nuestra reparación mil quinientos veynte y siete.

 

Porque este libro verna en diersas manos, por aviso para el que no lo sabe, dezimos: que este rey don Alfonso no fue don Alfonso el que mucho antes reynó en Castilla y compuso las tablas que le dizen Alfonsis. Antes éste fue hijo del infante don Hernando que de Castilla vino para reynar en Aragón. Fue assí mesmo hermano de don Enrique, don Pedro y don Sancho, infantes de Aragón tan nombrados, primo hermano del rey don Juan el segundo y tío del rey Católico de gloriosa memoria, etc.

/Fol.IIIr/

Proemio.

Proemio de miçer Antonio Panormitano sobre'l libro que compuso de los dichos y hechos del tan famoso y decantado Rey don Alonso, comunmente llamado "el Sabio", Rey que fue de Aragón conquistador y rey del reyno de Nápoles.

Aquel varón exçelente Xenophon, que los griegos no sin causa llamaron musa de Atenas, compuso un libro de los dichos y hechos del gran philósopho Sócrates, creyendo que toda cosa dicha o hecha por tal varón merecía quedar en perpetua memoria. Yo apruevo y loo el pareçer d'este hombre en tanta manera que a causa d'él siempre he seydo inclinado a seguir de rastro con péndola y tinta las pisadas de qualesquier hombres exçelentes y señalados que veo. Y procuro no consentir que cosa que digan o hagan jamás se pierda. Ya sea verdad que en nuestros tiempos no ayamos tenido algún varón tan señalado que por repuesta y oráculo de Apollo fuesse declarado por muy sabio, como lo huvo entre los griegos. Tovimos, empero, y conservamos (1) al rey don Alonso el que'l fin con tradición alguna fue el más sabio y el más esforçado rey de todos quantos en nuestros tiempos se hallaron. Cuyos dichos y hechos tanto deven sen más estimados y dinos de mayor memoria quanto menos reyes jamás se han visto de exçelente ingenio y notable saber. Porque los philósophos dándose a la dotrina, estando siempre atentos y puestos en ella, no curándose de otra cosa alguna, no es de maravillar que salgan tantos y tales, y que en todos los tiempos aya avido número d'ellos muy sabios y señalados varones. Mas los reyes y príncipes no lo pueden hazer assí porque lo más del tiempo están ocupados en la administración y govierno de sus señoríos. Y juntamente dar razón a las guerras que se les ofreçen. Demás d'esto, simpre van çercados en derredor de lisongeros y de hombres que más sin comparación procura ponerlos en vicios y plazeres que no en exericios virtuosos. Tanto que quando alguno hallamos firme y constante y que de su natural inclinación ama el bien y no rehúsa qualsiquer trabajo siguiendo la virtud para alcançar dotrina y saber, podemos con mucha razón maravillarnos, y loando el tal estender su gloria hasta el cielo. De aquí es que aquellos antiguos quando veyan algún rey o príncipe, que puesto en medio de los plazeres y vicio del mundo quardava templança en su bivir y çercado de lisongeros no faltava en la constancia de la virtud y que dexando las ocupaciones vanas y sin fruto en que por la mayor parte los príncipes poderosos se ocupan, se abraçava con los más honestos exçercicios de dotrina y nobleza, luego lo contavan por uno de los del cielo y lo canonizavan por dios. Esto fue tan usado entr'ellos que aun oy en día quedan la memoria de los tales nombrados y çelebrados por los días y meses del año y señalados por estrellas y planetas. Sabed pues, que teniendo el rey don Alonso no nos faltaron dichos y hechos que con mucha razón merezcan ser escritos y por mano de auctor encomendados a la eternidad. Antes muchos y tales que por ventura ni de philósopho, ni de rey otros más graciosos y sentenciosos jamás se han leydo ni oydo. Fáltanos, empero, aquel sobredicho Xenofon, que con su dulçura y suavidad les diesse nombre immortal y recontasse las hazañas tan gloriosas que hizo y escriviesse los dichos tan graves y notables que dixo. Porque verdaderamente yo confiesso la flaqueza de mi ingenio, y sé bien que no soy parte para escrevir las cosas de un tan gran varón como ellas mereçen ser escritas. Son sin duda muy mayores de lo que un ingenio común o mediano basta a comprender y publicar. Mas pareçeos que por este miedo callando seré ingrato a los tiempos que tal varón produxeron, y a él mesmo que tanto los ilustró. Por cierto quando ya me sea forçado quedar con uno de los dos títulos graves, estimo más ser tenido por hombre falto de saber que no por desagradecido. Haré a lo menos que algunos varones de exçelente ingenio a causa mía se despierten y se pongan en dar complimiento a esta obra. Y no pensaré quedar con vergüença en aver hecho el officio de trompeta que con su voz esfuerça la gente y enciende batalla.


Notas

(1) En el texto coversamos. Posiblemente sdea una errata de la imprenta, ya que por el sentido de la frase y por el contexto (el Rey don Alfonso aún vivía cuando Palormitano escribió la obra) es más probable conversamos.