© 2002 Ed. De Vicent Sanchis Caparrós

Universitat de València

ISSN 1579-735X

 

 

 

 

COMEDIA TIBALDA

 

Ynterlocutores:

Tres pastores: YLARIO; PRETEO; TIBALDO,

enamorado de POLINDRA; y la mesma POLINDRA,

y su esposo GRISENO.

 

 

 

 


YLARIO

   ¡O pese no a diez, quan solo esta el prado!

no suele a estas horas estar tan vazio;

quiero acostarme so aqueste sonbrio;

¡pardios, aquí esto del sol bien guardado!

plazeres de villa me tienen cansado:

baylar y cantar, comer y beber,

qualquier exerçiçio, qualquiera plazer

se torna en fastidio despues de pasado.

   ¡Preteo! ¡Preteo! ¿do estas escondido?

juro a mi vida aquí junto venia;

¡dole al dimoño! ¿pensays que le via?

¡myra qual esta el diabro tendido!

di, ¿que trabajo te ha sobrevenido,

que ansi te rrecuestas por bien descansar?

 

PRETEO

Mas antes te digo que el mucho holgar

me haze que este tan amodorrido;

   en toda mi vida ni hasta que muera

no vi nin vere tan gran desposorio;

nunca en la villa nin en su territorio

se fizo negoçio de aquesta manera;

¡que buena cena y que plazentera!

¿Sabes que tal? que yo te aseguro

que me chape seys vezes de puro,

que todas las traygo aquí en la mollera.

 

YLARIO

   Dexemonos deeso; di, ¿que ha de sentyr

con nueva tan triste el triste Tibaldo,

que sienpre ha querido tan firme y tan saldo,

que nunca vn momento dexo de servir?

 

PRETEO

Callemos vn poco, que aquí ha de venir;

ya yo lo siento; ¿no lo ves alla?

escucha, callemos, que bueno sera

oyr lo que quexa de verse vivir.

 

TIBALDO

   No siento, no se, no entiendo, no veo

rreposo, do halle mi vida bonança,

pues, quanto mas muere mi flaca esperança,

tanto se abiva mi triste deseo;

amor, que es la cavsa del mal que poseo,

ha dado a mi pena tan grave ocasion,

que vivir vn honbre con tanta pasion,

razon no consiente, ni avn yo no lo creo.

   Pues ¿como es posible poder tener vida

quien tanta discordia padesçe consigo?

que amor a quien sirvo, me es tan enemigo,

que no esto en vn dedo de ser homiçida;

¡o cuerpo penado, o alma perdida!

que soy de mi grado yo mesmo perdido;

mas avnque esta pena me tiene vençido,

jamas mi porfia podra ser vençida;

   ¡o triste amor que no eres amor!

crueza y engaño es tu propio nonbre,

mortal enemigo del triste del honbre,

maestro de dar pasion y dolor;

De ti es vençido el mas vençedor,

y aquel que tu vençes podra bien dezir:

que ha sido su vida ygual al morir,

y muchos afirman que avn es muy peor;

   ¡o breve plazer, perpetua tristura,

dudosa firmeza y cierta mudança,

alli do tu pones mayor esperança,

alli esta mas çierta la desaventura¡

mas huye la vida quien mas te procura;

quien menos te sigue, esta mas seguro;

al cuerpo por vida y al alma de juro,

tu les das pena, que sienpre les tura;

   Que amor, por meternos en captiuidad,

despues que nos ata con el pensamjento,

ciega los ojos del entendimiento,

y asi obedeçemos a su voluntad;

pues no tiene preçio nuestra libertad,

¿por que la trocamos, o sinples pastores,

por ansias, cuydados, congoxas, dolores?

no se do procede tan gran ceguedad.

   ¡o ciegos mundanos, aqueste gran fuego

de amor, atormenta los que le servimos!;

justo nos viene, pues que le seguimos,

viendo que esta sobre brasas y ciego;

las brasas denotan su poco sosiego;

lo çiego nos guia con mucha torpeza,

el arco y las flechas demuestras crueza,

con que los hiere del mal que rreniego.

   Las alas luzidas de tantos colores,

que tanto en la vista agradan los ojos,

aquesas son sus muchos antojos,

con que nos cavsa terribles dolores;

el estar desnudo nos dize, señores,

que ansi lo estaremos sin çierta esperança,

y el ser niño muestra su presta mudança;

¡pues ved si devemos morirnos de amores!

   Mas, ¿quien huyra de su poderio?

que amor es tan fuerte, que, donde se esfuerça,

no solo ynclina, mas antes nos fuerça,

que no nos vale rrazon ni alvedrio;

y por aquesto yo ya desconfio,

porque a sus golpes no basta mi escudo,

sabiendo de çierto que çierto no pudo

huyr de sus manos tan grande gentio.

   ¿En esta vida, que es ya lo que espero,

pues que Polindra se ha desposado?

que vida do cresce sospecha y cuydado,

nin puede ser vida, ni yo no la quiero;

de amor y su gloria de aqui desespero,

y en todas mis penas mas cresce el dolor,

ver que me enpacha ser rrudo pastor,

para quexar el mal de que muero.

 

PETREO

   Mi fe, Tibaldo, yo he estado escuchando

tu triste pasion, tu mal peligroso,

tus graves sospiros, ¿de que eres quexoso?

pardios, que te juro que vengo llorando;

no ay coraçon que no tornes blando,

puesto que fuese mas duro que peña,

viendo que amor te vltraja y desdeña,

aviendo tu sienpre seguido su vando.

   A gran sinrrazon amor te condena.

 

TIBALDO

No lo sabes bien.

 

PRETEO

                            Mas antes lo se.

 

TIBALDO

Pardios, no lo sabes.

 

PRETEO

                                   Si se, por mi fe,

que vn gran rramalazo sufri de su pena.

 

TIBALDO

¡Petreo, Petreo! ¡y quanto es ajena

la que tu quexas segun es la mia!

 

PRETEO

Dexemos, Tibaldo, aquesa porfia,

que, si tu padeces, mi vida no es buena,

   que, avnque estoy libre de aquesa prision,

las carnes me tienblan de solo mentalla,

teniendo memoria de aquella batalla

do amor me vençio con mucha pasion;

mas, desque me vy en tal confusion,

dime rremedio con solo mi seso.

 

TIBALDO

Mi fe, Petreo, si fueras bien preso,

no te soltara saber ni rrazon;

   mas como tu fe no tubo çimjento,

ansi tus heridas no rronpen el cuero,

y esto te hizo que asi de ligero

pudieses sanar tu chico tormento;

mas yo, el mal que siento, con fe lo consiento,

y ansi mi morir padezco de grado,

pues de mi penar, pasion y cuydado,

mirando la cavsa jamas me arrepiento.

 

PRETEO

   Si quando Polindra miraste primero,

no te enviçiaras en vella y oylla

con pensamjento tan firme en seguilla,

a osadas que fuera tu mal mas ligero;

porque al prinçipio no fue lastimero,

la continuança cresçio tu dolor,

y por eso dize que es el amor

manso muchacho y biejo muy fiero.

   De aqueste tu mal el oçio fue guia;

de oçioso veniste sin tiento a miralla,

y luego, de vella nascio el desealla,

y este deseo crescio tu porfia;

y ansi concebiste en tu fantasia

sus graçias, sus avtos, sus lindos meneos,

que han encendido tus bibos deseos;

que amor ansi nasçe y desto se cria.

   El te çevo con dulçe esperança

quando al prinçipio no estabas bien preso;

despues, poco a poco vençido tu seso,

puso tu vida en dudosa balança

y encaxote en tu ymaginança

vn sentimjento dulçe y suave;

ansi que, Tibaldo, aquesto es la llabe

de tu perdicion y tu malandança.

   Es cosa cierta y muy natural

venir gran dolencia de poco açidente,

y bemos que nasçe de pequeña fuente

el rrio mas hondo, mas grande y caudal;

la llaga se haze a vezes mortal,

la qual, si con tienpo fuera curada,

estava en la mano de ser rremediada,

ansi que el descuydo es cavsa del mal.

   Amigo Tibaldo, si quieres myrar

aqueste gran fresno, so cuyo sonbrio

rreposa el ganado en tienpo de estio,

y el alamo grande de nuestro lugar,

donde el concejo se suele juntar

y ofreçe las bodas y venden de fuera,

quando era chico, le arrancara quien quiera,

agora ¡ya veys que serie de arrancar!

   Ansi que en los males cabsados de amor,

en los comienços esta el fin y medio,

despues de encarnados, a dalles rremedio

el sabio lo ygnora ¿que hara el pastor?

en la sementera, el buen labrador

abaxa la mano temiendo los vientos,

mas tu, al senbrar de tus pensamientos,

senbraste sin mjedo y cogiste dolor.

   Delante tenemos exenplo provado,

de nuestras ovejas aqui en la montaña,

que dan del oçico a la yerva que daña,

porque natura ansi lo ha mostrado;

pues tu, Tibaldo, pastor avisado,

da del hoçico a mal tan continuo,

porque el coraçon es como vn molino,

que aquel grano muele que le han echado;

   Muela, Tibaldo, en tu coraçon,

la poca esperança que desta ya tienes,

y, pues que es ajena ¿en que te detienes?

no muelas cuydado, que cabsa pasion;

sea el molinero la justa rrazon,

que en casos de amores tan bien determina,

y yo te seguro que hagas harina

con que rrecibas gran consolacion.

   De aquesta locura aparta las mientes,

abre los ojos, avisa de aquesto,

que aquel es mas sabio que huye mas presto,

de aquesta ponçoña que mata las gentes;

si amor amenaza, mostralle los dientes,

y si halagare, huyr de su gloria,

pues a la fin, en nuestra memoria,

sienpre los daños nos quedan presentes;

   exenplo te sean las çiertas patrañas

que sienpre has oydo de aqueste perverso,

que muy pocos son en el mundo vniverso

con quien no provase sus fuerças y mañas;

no des lugar que, alla en tus entrañas,

pues es tu enemigo, se haga señor;

ansi que si quieres sanar tu dolor,

andemonos juntos por estas montañas.

 

TIBALDO

   Yo cuydo que cuydas que has bien hablado.

 

PRETEO

¡Pardios si cuydo!

 

TIBALDO

                             ¡Pues pardios no as!

 

PRETEO

Yo pienso que si.

 

TIBALDO

                           Engañado estas.

 

PRETEO

Mas lo estas tu tras ese cuydado.

 

TIBALDO

Escucha, Preteo, no estes rrevelado;

tu dicho, tu habla muy poco me presta,

pues que veras aqui en mi rrespuesta

como distingo quanto has rrazonado.

   Tu dizes que el oçio fue la ocasion

que yo a Polindra hubiese de ver,

¿que ocupaçiones puede honbre tener

que estorven de ver tan gran perficion?

de solo no verla esta el coraçon

con mucho dolor, con mucha querella,

que, estando yo sienpre do pudiese vella,

gloria seria mi mucha pasion.

   Si dizes que amor que nasce y que cresce

muy poco a poco y no en vn momento,

si en aquesto afirmas, yo no lo consiento,

pues el contrario en mi se pareçe;

do no halla fe, amor poco enpece,

donde la halla, no busca rrodeo,

que enprime la pena pasion y deseo,

conforme a la fe de aquel que padece.

   Amor, quando ve que esta descubierto

aquel con quien tiene batalla aplazada,

no cura de andar haziendo levada,

en viendo que puede hazer golpe çierto;

ansi me hirio del mal que estoy muerto,

estando yo del asaz descuydado,

que si me viera que estava avisado,

lidiara comigo por otro conçierto.

   Dizes que cresçe el mal no curado,

ansi a muchos males la cura no basta,

que al que es muy herido no sacan el asta

hasta esperar que este confesado;

si el alamo o fresno naçiera criado,

quiriendo arrancalle la primera hora,

eso pudieran entonçes que agora;

asi me aconteçe a mi en mi cuydado.

   Por eso no digas que fuy homiçida

de mi, porque al amor me di tan sin miedo,

que amor, quando hiere con mucho denuedo,

no pone la fe por peso y medida;

y allende esto el da la herida

con flecha de yerva, tan dulçe avnque fuerte,

que tengo por harto mejor esta muerte,

que no, siendo sano, gozar de la vida;

   Das por exemplo en casos de amor

aqueso que hazen aqui las ovejas;

mi fe, Preteo, aquestas consejas,

consejalas tu con otro pastor,

que, como tu estas sin este dolor,

en esto y en todo rreçibes engaño,

que no apartan ellas lo que haze daño,

sino solo aquello que da mal sabor.

 

PRETEO

   Mi fe, Tibaldo, es harta simpleza,

pensar que por eso lo haga el ganado.

 

TIBALDO

Escucha, Preteo, y, de que aya acabado,

entonce podras mostrar tu sabieza;

si dizes que muestra la naturaleza

a las ovejas huyr lo que daña,

la mesma natura, con fuerza, con maña,

nos muestra a querer con mucha firmeza.

   El clerigo cuenta de como dios quiso

poner en las gentes muy fuerte querer,

quando crio al honbre y mas la muger,

Adan y Eba en el parayso;

y pues lo ordeno en aquel ynproviso

con suma potençia su gran poderio,

querer rresistir a aqueste amorio,

yo no lo tengo por muy buen aviso;

   En lo del molino que dizes, Petreo,

quanto en aquesto yo bien determino

que el molinero, tanbien el molino,

amor los govierna segun lo que veo;

pues dime si niegas aquesto que creo:

estando la tolva llena de aficion,

¿que moleras en el coraçon

que no sea pena, pasion y deseo?

   Dizes que aparte las mientes de amor,

que huya y rresista su mucha potençia;

muy poco aprovecha la tal rresistençia;

¿que puede hazer el siervo al señor?;

si dizes que a tantos vencio este dolor,

que pocos escapan de su poderio,

querer yo escapar seria desbario,

siendo vn vençido y flaco pastor.

 

PRETEO

   Sin duda, Tibaldo, es mala señal

en todos los males la desconfiança.

 

TIBALDO

¿En que puedo yo tener esperança,

que en sola mi fe se sufre mi mal?

 

PRETEO

La poca esperiençia te haze estar tal.

 

TIBALDO

Es lo que dizen del sano al doliente.

 

PRETEO

Harto es doliente quien su mal consiente.


TIBALDO

¿Que puedo hazer? que estoy ya mortal.

 

PRETEO

   Como te dixe, pudieras sanar

con chico rremedio en siendo herido,

mas, avnque tu mal esta envegeçido,

consejos, rremedios podiante ayudar,

que, estando tu a punto de desesperar,

dexarte morir seria gran locura,

que no porque sea difiçil la cura,

el fisico debe dexar de curar.

 

TIBALDO

   Yo bien conozco que tu con buen zelo

eres venido a darme consejo,

mas no veo en ti tan buen aparejo

que baste tu seso a darme consuelo;

amor, desque tiene bien preso su anzuelo,

dentro el alma aca en las entrañas,

eso aprovechan consejos ni mañas,

que derramar agua por medio del suelo.

 

PRETEO

    ¿Quieres, Tibaldo, que en estas contiendas

te diga yo aquello que a mi me paresçe?

 

TIBALDO

¿Que te pareçe?

 

PRETEO

                       Que nunca fallesçe

escusa a quien quiere pecar a sabiendas;

tu mesmo te aviçias, tu mesmo te prendas,

tu penas de grado con tal devaneo,

y vas tan sin tiento tras este deseo,

que es menester tirar de las rriendas.

 

TIBALDO

   Hablas, Petreo, de suerte y manera,

que muestras ser libre de aquesta pasion.

 

PRETEO

¡A la fe, hablo conforme a rrazon!

 

TIBALDO

¡Mi fe, tu hablas desde talanquera!

 

PRETEO

Es muy gran error echar a de fuera

aquello que el fisico da para curar.

 

TIBALDO

Mas mi fe, Petreo, el aconsejar

muy de ligero, lo haze quienquiera.

   Que si tu sintieses el mal que yo siento,

veries tus consejos quan poco aprovechan,

antes enhadan, lastiman, despechan,

y en parte te digo que cresçen tormento.

 

PRETEO

Tienes tan çiego el entendimjento,

que hazes difiçil lo que es muy ligero.

 

TIBALDO

Pardios, Preteo, escucharte quiero;

torna a hablar, que yo estare atento.

 

PRETEO

   Agora me plaze, Tibaldo, contigo,

que determinas dexarme dezir;

pues esta dolençia espera guarir

aquel que procura tener paz consigo;

aquel que de si es puro enemigo,

no hay mediçina que le satisfaga,

mas ya que consientes tentarte la llaga,

muy presto veras si soy buen amigo.

   No pienses por eso que has de sanar

deste amorio luego en vn punto,

que suele venir el mal todo junto,

y la salud de espaçio y vagar;

la pena y pasion, fatiga y pesar,

las ansias, congoxas, cuydados, dolores,

muy poco a poco se hazen menores,

que el tienpo con tienpo los ha de curar.

   Si el cuerpo tenemos con enfermedad,

¡con quanto cuydado, trabajo y hemençia,

con quantos xaropes, con quanta abstinençia

andamos corridos tras su sanidad!

pues ¿quanto devriemos con mas voluntad

buscar los rremedios que son para el alma?

y pues la tenemos aqui en nuestra palma,

dexarla perder es gran vanidad.

   Myra, Tibaldo, pues eres prudente,

que las dolençias peligrosas y largas

sienpre se curan con cosas amargas,

y no con aquello que quiere el doliente;

quien quiere ser sano, de grado consiente

qualquier trabajosa y muy grave cura,

que el pasio con fuego se ataja y segura,

y de otra manera peligra el paçiente.

   Por eso, avque hiera en tu coraçon

lo que dixere para curarte,

ansi es menester para rremediarte,

pues sientes en el tan grave pasion;

esforçarte sienpre a seguir la rrazon;

tu seso no tire, no amague, no encare

adonde la voluntad te mire o guiare,

ni do te llevare la çiega afiçion.

   Suele dañar la gran diligençia;

por eso, si el mal esta ya de viejo,

ni yo te consejo, ni es buen consejo

que quieras de golpe curar tu dolençia;

y pues arrayga esta tu querençia,

no te apresures, que a los presurosos

suelen salir los fines dudosos

si hazen sus cosas con priesa y hemençia.

 

TIBALDO

   ¿Quien de pastor te hizo buldero?

sana tu aquello que al cuerpo da pena,

que, de lo que al alma salva o condena,

el clerigo asaz nos es pregonero.

 

PRETEO

Si el coraçon esta lastimero

con grave dolor que ansi te atormenta,

es menester que el anima sienta

estos consejos que dezirte quiero.

   Huye, Tibaldo, la oçiosidad,

que solamente los desocupados

andan metidos en estos cuydados,

en estas querençias de gran vanidad;

ansi que, quien quiere tener libertad,

nunca este solo ni oçioso vn momento;

del oçio se cria mortal pensamjento,

que cresçe y rrecrea con la soledad.

   Pues eres, Tibaldo, dispuesto garzon,

con otros zagales devries procurar

tirar a la barra, correr y saltar,

que son exerçiçios que olbidan pasion;

juegar a la chueca, jugar al mojon,

a vezes luchar con otros pastores;

no luches contino con estos dolores,

pues dellos te viene tan gran perdiçion.

   Date a plazer, procura alegria,

no estes de contino en tan rrebentijo;

a bota cuchar, que es gran rregoçigo,

devries procurar jugar algun dia;

podries si quisieses, a tu fantasia,

dalle holgura de mas apetito,

en ver como nasçe el cordero y cabrito,

y como mejora el hato y la cria.

   Con mucho cuydado sienbra tu haza,

echa en tu viña, ataquizas rretuertos,

planta tu huerta de buenos enxertos,

si tienpo te sobra, salte a la playa,

y, porque no quede memoria ni rraza

en ti desta pena, busca exerçiçios,

busca plazeres, procura bolliçios,

date a la pesca y date a la caça.

   Arma de escañuela, con lazos, con losa,

con cepo, con rredes, tirar a callido,

tomar con las cuerdas, en monte sabido,

liebre, conejo, o qualquiera otra cosa,

correr con los perros el lobo o rraposa,

armar en su tienpo a mirlos, zorzale,

tomar xirgueritos trigueros, pardales,

con liga muy fina que sea pegajosa.

   Armar con costillas y con onçejeras,

con rred y rreclamo a las codornizes,

con calderuela tanbien a perdizes,

de noche a las chochas en las arroyeras,

tapar los gazapos en las madrigueras,

andar a ojear la liebra en la cama

y en el otoño tirar a la brama

despues que ha llovido las aguas primeras.

   Ansi mesmo puedes tomar con señuelo

tortolas muchas, palomas torcazas,

sisones y turras con las añagazas,

en medio la siesta, que estan sin rreçelo;

si sabes armar birrocha, arañuelo,

veras a menudo mill aves caer,

y tanbien es cosa de mucho plazer

ver a los tordos venir al mochuelo.

   Las abutardas son aves pesadas,

esta te digo que es caza muy buena,

y, avnque se haze con alguna pena,

tomanse en siesta muy bien aboladas;

de noche a las gruas en las ynbernadas

se toman con rredes si haze gran frio,

y otras mill aves que, en tienpo de estio,

yendo a bever se quedan burladas.

   Armar en los guindos los esmerejones,

y los lavancos en los lagunajos,

con vara y candil de noche a los grajos,

tanbien en las bardas tomar gorriones,

y en los agujeros tomar aviones

y los vençejos o la comadreja;

armar la lechuza que duerme en la ygleja,

y en las tejoneras dar humo a tejones.

   Si estas en el monte, consejote, hermano,

alli cabo el rrancho hazer buenos fuegos,

y en noches sin viento, con los nocharniegos,

¡que gloria es de verlos traer a la mano!

tanbien es muy bueno con luna en verano

tirar a las zorras desde la buytrera,

y tomar las gangas con red barredera,

y, do lavan las tripas, armar al milano.

   Pues eres, Tibaldo, mañoso, certero,

puedes tirar a corços, venados,

a puercos monteses alla en los senbrados,

o armarlos en tienpo en el hozadero;

el ser cazador el ser muy montero,

allende que alibia pasion y cuydado,

harate de noche dormir tan cansado,

que no te rrecuerde tu mal lastimero.

   Quando la caça te diere fastidio,

date a la pesca, que es buen exerçiçio,

y es pasatienpo tan lleno de viçio,

que haze olbidar qualquier amorio;

que los deleytes que son en el rio,

sabe, Tibaldo, que son ynfinitos:

manga, esparavel, paradijo, garlitos,

y no los estorvan calores ni frio.

   Y pues par de el rrio tienes cavaña,

podras echar cuerdas en Abril y Mayo,

y las de los otros, avnque es mal ensayo,

puedes buscar si bien se te amaña;

podras todo el dia pescar con la caña,

con çevos de pluma de sangre, gusano,

lonbriz, gusarapa, bollicos de mano,

segun son los tienpos se busca [y] amaña.

   Si no te sintieres con esto aliviado,

otro consejo se avra de tomar,

pues tienes, carillo, a quien lo dexar,

pierde codiçia de uer el ganado;

entra a soldada, hazte soldado,

con tal que no sea aqui en esta tierra,

que, con otra guerra se vençe esta guerra,

y este cuydado con otro cuydado.

   Y pues que Polindra te aparta y desvia,

avsentate luego y avsentate lexos,

y asi podra ser que amansen tus quexos,

amanse tu pena, tu larga porfia;

vete a segar al Andaluzia,

o vete a las Indias, que esta mar en medio,

y en esto podras hallar gran rremedio;

si fuese que tu, asi lo haria.

   Yo bien conozco la pena notoria

que se rreçibe con este partir,

se que se siente ygual a morir,

que avn desto me queda muy buena memoria;

quien vençe a si mesmo, mereçe gran gloria;

huye de presto, Tibaldo, no tardes,

que aqui el esperar es muy de cobardes,

y en el huyr esta la victoria.

   Que, quando rrazon comiença a vençer

la voluntad que es nuestra enemiga,

con mucho denuedo conviene que siga

aquesta batalla sin punto perder;

que si vna vez se dexa caer,

queda en cayendo muy acovardada,

muy llena de miedo, muy desconsolada,

sin fuerza ni esfuerço su fuerza y poder.

   Yo se muy çierto que tu sentiras

mill vezes la muerte despues de partido,

y que este dolor te tendra tan vençido,

que cada momento te arrepintiras;

en yr o en tornarte suspenso estaras,

mas, quando el deseo quisiere bolverte,

esta tan constante, tan firme, tan fuerte,

que, desque partido, no buelvas atras.

   Y quando mas pena entonçes sintieres

por quien te cavsa tan fuerte cuydado,

finge que tienes en vella desgrado,

y que por otra sospiras y mueres;

haz que aborreçes aquello que quieres,

que muchas vezes me ha aconteçido

fingirme que duermo y hallarme dormido;

ansi haras tu si aquesto hizieres.

   La ymaginaçion esta manifiesto

que haze provecho y que haze gran daño,

que, quando aojado estube esstotro año,

el fisico mucho hablava de aquesto;

Tibaldo, Tibaldo, rremediate presto,

y, pues que careces de toda esperança,

trae de contino en tu ymaginança

que es mal dispuesta, que tiene mal gesto.

   No tomes por gloria myrar su figura;

si esta muy conpuesta, entonçes te tira,

lo malo que tiene, aquello le mira,

y finge que es fea su gran hermosura;

y si todavia te diere tristura

este deseo perverso, maldito,

alla en la villa estan las de Egipto,

ve a que te caten tu mala ventura.

   Quando el amor esta rrepartido

en mas de vn lugar, no pena tan fuerte,

que si en arroyos el agua se vierte,

bien se vadea el rrio mas creçido;

la madre que ha dos hijos parido,

avnque la muerte del vno le duela,

menos lo siente y mas se consuela

que no siendo vno, si aquel ha parido.

   ¡O! pese no a diez, Tibaldo, contigo,

que andas como honbre que esta sentenciado;

rreparte en mas de vna tu pena y cuydado,

que pierdese el mur con solo vn abrigo;

si quieres rremedio, haras lo que digo;

vete a los toros, a bayles y boydas,

y escoje a quien quieres, Tibaldo, entre todas,

y si entre estas no quieres, vente conmigo.

   Si ansi lo hizieres, desde aqui te juro

de llevarte a vn hato do estan dos zagalas,

que si a Polindra con ninguna ygualas,

haras como sinple, grosero, maduro;

y mira, Tibaldo, que mas te aseguro,

que guisan entramas tan bien vnas migas,

con que se olvidan mis penas, fatigas,

que solo en comellas me torno Epicuro.

   La menor dellas, que es harto mas bella,

hare que te acoja vn rrato en su halda;

de alli nos yremos a luchar el espalda,

y, si tu la ganas, casar has con ella;

haziendolo ansi, pondras tan çentella

dentro en Polindra, que yo fiador,

que rravia, sospecha, congoxa y dolor

apartes de ti y dexes en ella.

   Si tu lo hizieres qual yo te lo enseño,

entonçes veras si se de mugeres,

pues tanto quanto tu mas la quisieres,

mas muestra ella desgrado y desdeño;

pues destas es ella, tu dala a su dueño,

y tenme secreto de aquestas maneras,

y, si no viniere de las enpulgueras,

que toda tu vida me muestres el çeño.

 

TIBALDO

   ¿Has acabado?

 

PRETEO

                          Ya he acabado.

 

TIBALDO

Cansado estaras.

 

PRETEO

                           ¿De que lo he de estar?

 

TIBALDO

Bien tienes de que.

 

PRETEO

                               No cansa el hablar.

 

TIBALDO

Pues cansame a mi averte escuchado.

 

PRETEO

¿Que es lo que sientes?

 

TIBALDO

                                   Que no ha aprovechado;

tan malo me siento como de primero.

 

PRETEO

El moro que dio la pasa al carnero,

y luego le atienta a ber si ha engordado.

   De aqueste cuydado, de aqueste dolor,

obrar lo que digo te ha de curar,

que mis palabras no te han de sanar,

que no curo yo como ensalmador.

 

TIBALDO

Bien piensas tu que en casos de amor

que estas muy despierto y eres muy diestro;

pues si deste mal tu fueses maestro,

mas ganarias que vn saludador.

   ¡Qual andarias por estas cabañas,

de vn hato entre otro curando pastores

de aquesta pasion, de aquestos dolores,

de aquesta dolençia que esta en las entrañas!

yo te aseguro, si a esto te amañas,

que en muy poco tienpo te hagas muy rrico,

que amor, desde el rrey al mas pobreçico,

haze sentir sus fuerzas y mañas.

   Si en alguien sin fe hizieres enpieço,

pensarien de veras que dabas conorte,

y llevarte yan por fuerça a la corte

con loba, con mula, con buen adereço;

¡por dios que abrias hecho buen estropieço!

bonete de crego y guantes en manos,

¡aca va, alla va aquel matasanos

con faxa de paño rrebuelta al pescuezo.

 

PRETEO

   Huelgo, Tibaldo, de verte burlar,

puesto que burles de mi, lo consiento.

 

TIBALDO

No porque burlo estoy sin tormento,

que a muchos el gozo les haze llorar

y otros se rrien de mucho pesar;

rriose Anibal, según que se halla,

perdida la cruda, postrera batalla

en que yba su estado, poder mandar.

   Ansi que no creas estar sin pasion

que fuese la cavsa de no rresponderte,

antes muy mas se açerca mi muerte

y se manifiesta mi gran perdiçion;

en el rresponder ponia dilaçion,

sabiendo que en ello se abiba el cuydado,

porque, de quanto aqui me has hablado,

no se que aprueve sino tu yntençion.

   Se que te pesa de verme mortal,

se que lo sientes en verme morir,

se que me querries ayudarme a sufrir

alguna parte de aqueste gran mal,

y, avnque mi vida estando mortal,

le sobra tristeza y le falta plazer,

delibro, Proteo, de te rresponder,

sabiendo que me eres amigo leal.

   La ociosidad me mandas huyr,

mi mucho cuydado no sufre rreposo

y desta manera jamas esto oçioso;

do quiera que vo, me va a perseguir;

mas bien deves ver que es falso arguyr,

pues muchos oçiosos no son namorados

y muertos de amores çien mill ocupados,

y destos te quiero algunos dezir.

   Aquel Iulio Cesar, gran enperador,

di, ¿Cleopatra y que tal le tuvo?

y el buen Marco Antonio por esta sostuvo

trabajos y muerte con mucho dolor;

guerras tenian de harto temor,

discordias, rrebueltas y ocupaçiones,

ynsidias, batallas y mill defensiones,

mas avnque ocupados hallolos amor.

   Tanbien Anibal, el grande africano,

en Capua ocupado, de amor fue herido,

y se desta pasion no fuera vençido,

ei sojuzgara el pueblo rromano;

no estava oçioso el Numidiano,

que, por mantener su fe y omenaje,

dio a Sofonisba el crudo brevaje,

pues libertalla no estava en su mano.

   Bien pudo Yola, al que se destierra

por los trabajos andar a buscar,

sin mucho trabajo hazelle hilar,

que amor todo puede despues que se afierra;

y, al tienpo que Achilles estava en la guerra

haziendo fazañas sufriendo gran pena,

tan cruda guerra le dio Poliçena,

que puso en olbido el bien de su tierra.

   Dime, Proteo: ¿que dizes de aquel

que fue patriarca despues de pastor?

en el gran trabajo cresçio su dolor,

siete y mas siete sirvio por Rrachel;

y myra a Sanson, guerrero cruel,

que haziendo guerra a los filisteos,

asi le ençendieron sus tristes deseos,

que pudo Dalila dar cabo del.

   Quando Olofernes, con mucha vitoria,

vino en el rreyno de Hierusalem,

supo Iudit vençerle tan bien,

que le quito la vida y la gloria;

no quiero en esto cansar la memoria,

pues han sojuzgado aquestos cuydados

a tantos presentes, a tantos pasados,

que rrelatallo seria larga historia.

   Dizes que busque plazer y alegria,

y que procure de me exerçitar

en bayles, correr, saltar y luchar,

en monte y en caça y en la pesqueria;

pensarlo hazer seria fantasia,

que en mi yo no tengo la jursidiçion,

que a las carnes manda el coraçon,

y al coraçon Polindra lo guia.

   Desque Polindra, con tantos primores

prendio el coraçon, no tengo en mi nada,

y ansi yo no puedo entrar a soldada

despues que en mi entraron aquestos dolores;

si dizes que vençe en casos de amores

la guerra otra guerra, cuydado a cuydado,

pues vençe el mayor, tu estas condenado,

mi guerra y cuydado seran vençedores.

   Das por consejo que prueve el absençia;

no lo consejes a mi ni a ninguno;

partir y morir en mi todo es vno,

que aquel que se parte se da la sentençia;

podiendo yo sienpre myrar su presençia,

no penaria, ya te lo he dicho,

pues ¿como porne a mi entredicho,

colgando mi vida de ver su exçelencia?

   Quien puede penando partir a otra parte,

no tiene pasion de muchos quilates,

pues puede partiendo sufrir los conbates

que suele sufrir aquel que se parte;

amor como quiere su pena rreparte:

a vnos senzilla y a otros doblada,

mas esta mi pena es pena çendrada;

a dalle mas ley no basta su arte.

   Dizesme mas, si yo no me olbido:

que la vitoria consiste en huyr;

por mi no se puede aquesto dezir,

pues tengo mi mal por mal tan subido,

que esta el pensamiento de vista perdido,

que quando la cavsa es cavsa sin par,

no es covardia aver de esperar

quien tiene por gloria el berse vençido.

   Dizes que finja desgrado de ver

aquella que da la vida en miralla;

en todo mi mal el bien que se halla,

es ver la cavsa de mi padesçer;

aquel que pudiese fingir no querer,

ni siente pasion, ni tiene gran daño,

que amor no consiente cavtela, ni engaño

do falta firmeza se puede hazer.

   Dizes, Preteo, que aquel que procura

fingirse que duerme, se halla dormido,

y que finja yo que he aborresçido

la gloria en quien pienso que esta mi ventura;

la diferençia no que esta muy escura;

qualquier que sintiere podra bien sentir

que es natural el sueño y dormir,

y el aborreçer es contra natura.

   Tu dizes mas: que la ymaginaçion

puede dañar, y que ha aprovechado;

quien dixo que tu estavas aojado,

no es mucho que diga tan sinple rrazon;

determinada esta la quistion,

que obra su fuerça en lo açidental

y no en Polindra, que l’es natural

en graçia y belleza y en gran perfiçion.

   Tanbien me pareçe que dizes aqui

que piense que es fea y que es mal dispuesta;

a esto, Proteo, te doy por rrespuesta,

que estas hecho vn cesto y fuera de ty;

¿no sabes, grosero, que desque la vy,

su ser se ynprimio ansi en mis entrañas,

que no ay artifiçio, ni fuerça, ni mañas,

que en my pensamjento la aparten de my?

   En sola Polindra puede el amor

herir y matar y mostrar su crueza,

y quien se vençiere de ver su belleza,

tome por descanso sufrir el dolor;

no tiene cosa sin mucho primor,

es en estremo su gran hermosura,

pues ver la lindeza de tal criatura,

haze las graçias a su criador.

   No tiene Polindra segunda ninguna,

ni para su tiple se halla tenor;

esta escureçe con su rresplandor

la claridad del sol y la luna;

mas poder tiene que no la fortuna,

no ay otro rrico sino el que ella myra;

ella da vida y ella la tira,

y entre las lindas es sola vna.

   Es claro luzero entre otras estrellas,

gran capitan entre gente menuda;

ella es la prima de toda la muda,

mayor que otras lunbres son sus çentellas;

las mas mas loçanas, si esta esta entre ellas,

es lastima ver de quales estan;

la pena que da con la que otras dan

es grande agravio con chicas querellas.

   Es vna ymagen que no tiene par,

no se, Proteo, si la has bien myrado;

todo el concejo se esta desbavado

al tienpo que ven que sale a baylar;

pues, quando rrebuelve con vn ojear,

no bastan armas a aquel que ella myra,

que vna saeta tan fuerte le tira,

que pierde esperança de nunca sanar.

   Puesta Polindra entre otras zagalas,

es como el aguila puesta entre aves,

que, ver sus meneos, sus avtos suabes,

las mas y mas bellas deshazen sus galas,

asi que en vella abaxan las alas

aquellas que piensan tener mas donayre,

que su meneo, su graçia, su ayre,

no tiene par en fiestas ni en salas;

   Todas de enbidia la querrian ver muerta,

viendo que ante ella diablos semejan,

y los zagales, si luego trebejan,

todo se ba a hazer a su puerta;

si corren la vaca, es cosa muy çierta

que la han de pasar por donde la vea;

qualquier rregoçijo que haze el aldea,

todo en su nonbre se haze y conçierta.

   Es tal Polindra, que tal no se halla,

que su belleza y graçia y estremos,

no ay fuerça, ni nave, ni vela, ni rremos

que en su presençia su fuerça no encalla;

ansi me despido de aquesta batalla,

pues mi saber no allega ni alcança,

viendo que tiene tal semejança,

que no haze mucho quien quiere adoralla.

   Dizen que son los males menores

si rrepartida esta la tristeza;

el amador mudar su firmeza,

es heregia en ley de amadores;

¡o desdichado! yo andube en amores

antes que aquesta hubiese mirado;

entonçes mi pena, pasion y cuydado

era como es la de otros pastores.

   Mudar mi querer en otro lugar,

no son rremedios que sufre mi fe,

porque en el punto que aquesta myre,

luego entendi que me avia de acabar,

que nunca a la garza oyen graznar,

si mill alcones la siguen en vano,

hasta que siente salir de la mano

aquel que ella entiende que le ha de matar.

   De tu pensamjento tu seso despide

que puede soltarse quien bien esta preso,

antes te digo que engaña tu seso

quien piensa medille por seso y medida;

mi pena es mi gloria, mi muerte mi vida,

si pienso ser libre, aquello me ofende,

que el ave muy mas se enlaça y se prende

si prueva a soltarse despues de prendida.

   Estando mi pena tan bien enpleada,

rrazon no consiente que haga mudança;

es fuerça firmeza do falta esperança,

consuelo lastima, consejo no es nada;

amor, donde pone su fe muy sellada,

planeta, ni clima, ni constelaçion,

no puede mudar la firme afiçion

quando en el alma esta aquillotrada.

   Esas que dizes que son muy mejores,

pues que en sus migas hallas sabor,

con esas ten tu firmeza y amor,

no cures comigo de aquesos primores;

no quiero de otras favor ni fabores,

que mas quiero desta ser puesto en olvido

que de otra ninguna ser faboreçido,

y en esto sostiene mi fe sus dolores.

   Dizesme mas: que me ha de querer

Polindra si finjo que yo no la quiero:

denantes te dixe que eras gorsero,

agora lo afirma tu poco saber:

¡o sinple! ¿tal cosa puedes creer?

la que con serbiçios me es enemiga,

¿haziendole enojos, podra ser amiga?

mi fe, por bestia podies ya pasçer.

 

PRETEO

   Bestia es aquel que dellas se fia.

 

TIBALDO

Calla, que eres hereje en amor.

 

PRETEO

¿Porque no hablo yo a tu sabor,

no ynprime mi habla en tu fantasia?

pues sabe, Tibaldo, que es mas heregia

estar tan modorro en no conoçer

quan mas ynperfeta que es la muger,

y quan por antojos se rrie y se guia.

   Es la muger, segun me pareçe,

dulçe, agradable en solo el aspeto;

si tiene poder, crueza es su efeto,

si es sojuzgada, por fuerza obedeçe;

en vn solo punto cresçe y descreze:

amor, desamor, franqueza, abariçia,

aquello que teme, aquello codiçia;

do muestra mas fe, alli desfalleçe.

   En darnos fabor y en aborrecer,

haze mas sones que haze vn albogue;

son ynconstantes, estan sobre azogue,

aman, desaman, y todo en vn ser;

su gloria es tan presta, que pasa sin ver,

la pena que cavsan es mal perdurable,

y su condiçion tan vana y mudable,

que aquello que quieren, quieren no querer.

   Si quieren dolerse de nuestras querellas,

falta firmeza con que se concuerden,

y lo que aventuran por ellos y pierden,

çierto se pierden por no conoçellas;

a los que padeçen y mueren por ellas,

aquellos disfrazan, aquellos no quieren;

por los descuydados se penan y mueren;

de aquellos se esconden que mueren por vellas.

   Son descorteses a los que las rruegan,

a los que las sirven, desagradeçidas;

ponen estorvos do dan mill caydas,

a los que por ellas de sinples se ciegan;

a quien se les da, a aquellos se niegan,

su condiçion es hecha a dos hazes;

a quien les da guerra, a aquellos dan pazes,

y a los que las huyen, aquellos se allegan.

   A los prinçipios, ellas conbidan

hasta tenernos metidos en juego,

y, en conoçiendo que esta bibo el fuego,

buscan achaque con que nos despidan;

dan osadia para que las pidan,

y, si les pedimos, muestranse onestas;

hazense grabes las mas desonestas;

do mas se mereçe, alli mas olbidan.

   Si nuestro cuydado conoçen que es çierto,

entonçes nos dan mortales sentençias,

haziendo en nosotros mas experiençias

que sueles hazer en vn cuerpo muerto;

que, como es dudoso, mudable y ynçierto

aquello que afirman, prometen y juran,

con muchas cavtelas trabajan, procuran

de ver si tenemos engaño encubierto.

   Sienpre nos juzgan en su fantasia,

si nos quexamos, porque no sufrimos,

y si sufrimos, que no lo sentimos;

tienen el seso por gran covardia,

por mucha locura lo que es osadia;

si las seguimos, que las difamamos,

si no las seguimos, que las olbidamos;

busca quien entienda su algaravia.

   Myra, Tibaldo, con que nos guerrean,

mill cosas encubren por mas nos prender,

y otras encubren por no nos perder;

si de algo escarneçen, aquello desean,

y, si se visten, adornan y arrean,

buscando blancuras, vnturas, azeytes,

es por traer a falsos deleytes

aquellos que en ellas sus viçios enplean.

   En su navegar estremo es el viento,

fingense mansas, fingense bravas,

a vezes señoras, a vezes esclavas,

rrien y lloran en solo vn momento;

fingen desgrado y contentamiento,

quando sospiran, entonçes engañan,

quando halagan, entonçes nos dañan;

muestran descanso sufriendo tormento.

   ¡O pese no a diez, que somos catibos

de las que lo son por solos antojos,

y quando nos cavsan mayores cordojos,

entonçes sus ojos nos son mas esquivos!;

tienen en todo tan fuertes motibos,

que, si las miras alla en las ygrejas,

sienpre profaçan diziendo consejas,

salban, condenan a muertos y a bibos.

   La mas rrecatada se haze ynocente;

la que es mas esquiva en salir a baylar,

esa querria jamas acabar,

y mas mientra mas la myra la gente;

mill vezes van por agua a la fuente,

y las menos dellas con neçesidad,

y las que nos muestran mayor gravedad,

quando las rruegan, mas presto consienten.

 

TIBALDO

   Mi vida esta tal, que bida no quiere;

si callo, si hablo, a mi me condeno;

esta mi juyzio de mi tan ajeno,

que temo de errar en quanto dixere;

si alguno burlare de aquesto que oyere,

culpe a Polindra que me tiene preso;

a ella, que tiene mi alma y mi seso,

a ella se ynputen las faltas que hubiere.

   El alto ynmenso Dios verdadero,

que todas las cosas crio por su mando,

como fue criando los fue sujetando,

quedando mas noble y señor lo postrero,

y fue la materia sin forma primero,

y desta hizo quatro elementos,

que aquestos quatro fueron çimientos

de la creaçion de que hablarte quiero;

   de aquestos quatro la tierra es formada;

sirve la tierra a yervas y plantas...

 

PRETEO

Tu sabes leyenda, por dios, que me espantas.

 

TIBALDO

Espera, grosero, que no he dicho nada,

que la tierra y plantas es cosa provada

que sirve sienpre a lo sensitibo,

y al honbre sirve lo bibo y no bibo,

y el honbre a muger, postrera criada.

   Que, avnque Eva comiera, si Adan no pecara,

no nos viniera el mal que nos vino;

Adan traspaso el mandato dibino,

y ansi su comida costo a todos cara;

si quieres myrallo, la cosa esta clara

que nunca Eva perdio la ynoçençia,

hasta que Adan, con desobediençia,

comio de aquel fruto que Dios le vedara.

   Y avnque Eva y Adan juntos pecaron,

en el pecar hubo muy gran diferençia;

el honbre peco de muy çierta sçiençia,

y la muger porque la engañaron;

que avnque el pecado anbos pagaron,

a Adan en persona le fuera vedado,

asi que no fue ygual el pecado,

que avn ella no era quando lo mandaron.

   Veys aqui luego clara rrazon,

sin entrevalo, cavtela, ni enves:

Dios crio el cuerpo, y el alma despues,

que es muy mas noble sin conparaçion,

y has de saber que, en la creaçion

de la muger, sin otras zozobras,

puso Dios fin a todas las obras,

asi que con ellas les dio perfiçion.

   De lodo de tierra fue el honbre criado,

y la muger de carne perfeta;

tan pura, tan linpia, tan salda, tan neta,

que haze dar graçias a quien le ha criado;

de lo que en el honbre ay purificado,

de aquello formo Dios a la muger,

sabiendo que della avie de nasçer

quando en el mundo fuese enviado.

   Lo que Dios haze tengamos por bueno;

si nos preçeden, el mesmo lo quiso,

pues la crio en el parayso,

y al honbre crio en el canpo amasçeno;

y, avnque sacada fue de su seno,

en todo la hizo muy mas acabada,

por el lugar donde fue criada,

y porque no fue su cuerpo terreno.

   En todo nos hazen ventaja creçida:

las carnes mas lisas, mas blanco color,

el rrostro luziente de tal rresplandor,

que solo myrallas alegra la vida;

su buen tratamjento, su graçia subida,

su gran saber, cordura y belleza,

dotolas tan bien la naturaleza,

que muy bien colmada le dio la medida.

   Los honbres mas sabios, de mayor dotrina,

de lo que supieron muy poco ynventaron;

mugeres las artes y sçiencias hallaron,

¡pues ved si hallalas fue cosa mas digna!

y aspiraçion tuvieron divina,

pues fueron prinçipio de toda prudençia,

porque Minerva hallara la sçiençia

y Nicostrata la lengua latina.

   Y avnque tu ves que ay mucho letrado,

mas avria dellas si se permitiesen

que en los estudios la sçiençia aprendiesen,

como se hizo los tienpos pasados;

a los filosofos mas afamados

hizieron ventaja en arte y saber;

en el preguntar y en el rresponder

los honbres ante ellas son torpes y atados.

   Mugeres hallaron muy nobles ofiçios:

el vso de azeyte, arar y senbrar,

hallaron virtudes, los honbres los viçios,

çien mill homiçidios, çien mill ladroniçios;

avnque las horcas estan dellos llenas,

mas son sus culpas que no son sus penas,

y mas los delitos que no los yndiçios.

   Quando el eterno Dios padeçio

en esta vida por darnos la vida,

es cosa çierta, muy clara y sabida,

aver sido honbre el que le vendio;

por honbres fue preso, por honbres se bio

lleno de vltrajes y cruçificado;

de las mugeres plañido y llorado,

y en ellas al fin la fe se hallo.

   La persecuçion de la xristiandad

hizieron los honbres con muchas porfias;

los honbres hallaron çien mill heregias,

y las mugeres la çierta verdad,

pues los quitaron de su çeguedad

como leemos y claro se ha visto,

y honbre ha de ser aquel antexristo

hecho y nasçido en toda maldad.

   Si myras el aguila, ave rreal

que sobre las aves ha preminençia,

henbra es la prima por gran exçelençia,

el macho no puede llamarse cavdal;

qualquiera virtud, por don espeçial,

en las mugeres nasçe y se sienbra,

y en los basariscos ninguno no ay henbra,

por ser, como son, ponçoña mortal.

   Si pudo Alexandro con mucho poder

gran parte del mundo ansi sojuzgar,

fue Semiramis, muger singular,

que grandes hazañas supo enprender;

hizo conquistas y supo vençer

hasta el rrio Ganges de arenas doradas;

vençio muchas gentes que no eran domadas:

despues descubrio como era muger.

   Si hubo vn Achiles que tanto se arrea

de aver muerto a Etor tan fuerte varon,

fue mas nonbrada y con mas rrazon

en la mesma guerra la Pantasilea,

y mira a Triaria, quanto desea

a su marido ver ynperar,

que, como valiente varon singular,

se pone a peligro, se arma y pelea.

   Si hizo Rroldan con gran valentia

hecho famosos que avn biben agora,

mayores los hizo Ponçela pastora,

con fuerças y mayas y grande osadia;

por mar y por tierra muy bien conbatia,

vençiendo en el canpo xv desafios,

cobrando los rreynos y los señorios

del rrey que perdidos ya los tenia.

   Si fue Iulio Cesar gran vençedor,

tanbien Oritia fue gran vençedora,

y ansi lo fue la su anteçesora

Antiope, rreyna muy sin temor,

que a Asia y Evropa vençio con furor,

y huvo con Hercoles guerra y batalla

tal, que avnque del vençida se halla,

se estima mas fuerte que no el vençedor.

   Si fue Anibal guerrero valiente,

la casta Camila no fue menos que el,

que bien sintio Eneas su braço cruel,

pues hizo tal daño en el y en su gente;

si fue Çipion guerrero prudente,

y por sus vitorias llamado africano,

Zenobia, en despecho del pueblo rromano,

fue rreyna y señora de todo el Oriente.

   Si lo fue el rrey Çiro que el Asia gano,

tanbien fue Maria rreyna nonbrada,

tan sabia, tan fuerte y tan esforçada,

que a el y a su gente y a todos mato;

de dozientos mill, ninguno quedo;

pues myra si hizo de si çierta prueva,

que no dexo bivo que lleve la nueva,

y al mesmo Çiro en sangre ahogo.

   Mira la noble matrona nonbrada,

muger de Tarquino, la linpia Lucreçia,

que de ser casta tanto se preçia,

que se mato despues de forzada;

y mira Porçia muger afamada,

que quiso con hierro provar si era fuerte,

y comiendo brasas al fin se dio muerte,

¡myra que muerte jamas no pensada!

   Myra la hija de aquel cavallero

Virginio, llamada ella Virginia,

a quien dio su padre muerte sanguinea

por no ver en ella juyzio tan fiero;

y myra Truçia, de quien dezir quiero

que, siendo acusada con mucha maliçia,

ella, por prueva de su pudiçiçia,

truxo del Tiber el agua en harnero.

   Myra Arsilia con sus conpañeras,

a Penelope y la rreyna Dido,

que quiso matarse perdido el marido,

y no por esotras myntrosas maneras;

y a las Sibilas, profetas enteras,

que profetizaron nascimjento y pasion

del hijo de Dios con rresurreçion,

y otras mill cosas asaz verdaderas.

   Si no te bastan aquestas contadas,

myra a Ypo y mira a Hesena,

que qual tiene su muerte por buena,

y anbas murieron en la mar ahogadas;

Iulia, Cornelia, matronas nonbradas,

Clavdia, Marçela, tan castas mugeres,

que, quando la vida de aquestas supieres,

veras maravillas jamas no pensadas.

   Abre los ojos si duermes, despierta,

myra las virgines martires santas,

myra que son en numero tantas,

que para contallas no ay cuenta çierta;

yo tengo, Proteo, de yr a vna huerta;

dexame solo, vete con Dios,

que sienpre terniemos rrehierta los dos,

pues que tu seso ansi desconçierta.

   Pues dexame solo con mi pensamjento,

que, adonde falta plazer y alegria,

la soledad es gran conpañia,

y estar entre gentes abiba el tormento.

 

PRETEO

Aquesto, Tibaldo, yo no lo consiento,

que dexarte solo serie crueldad,

pues muchos penados, con la soledad,

han hecho cosas muy fuera de tiento

TIBALDO

   Quanto a Polindra yo soy mas sujeto,

tanto yo menos desesperare,

que quien desespera es falto de fe;

ansi que no juzgas como honbre discreto;

dexame solo, no esto en tal aprieto,

que el enamorado, en su padeçer,

de quatro .sss. (eses) se ha de proveer:

solicito, solo, sabio y secreto.

 

PRETEO

   De mal se me haze partirme de ty,

porque te soy amigo leal.

 

TIBALDO

Pues tu conpañia me haze mas mal,

dexame y vete; ¿que hazes ay?

yo espero a Polindra, que ha de yr por aquí,

si mi desdicha no lo desconçierta;

¿no oyes que viene cantando a su huerta?

 

PRETEO

Quedate adios, pues huyes de my.

 

TIBALDO

   Tu vienes cantando por boz muy alçada,

con poco cuydado de mi perdiçion.

 

POLINDRA

Dime, Tibaldo, ¿tu eres vision,

que sienpre te topo en la encruçijada?

por Dios que me dexes, que esto ya cansada

de ver tan catiba tu vana porfia;

y pues conoçes que ya no soy mia,

no me ynportunes, pues no puedo nada.

 

TIBALDO

   ¡Mucho te preçias en que eres ajena!

bien hazes, pues tienes esposo dispuesto:

¡que honbre! ¡que graçia! ¡que ayre! ¡que gesto!

¡que andar! ¡que corcoba, do no ay cosa buena!

¡o! ¡como lucha y salta sin pena!

su habla y su rrisa pareçe que es lloro,

honbre de paja que ponen al toro,

las piernas hinchadas, la pança rellena.

   ¿Es desenbuento en el apriscar,

o tiene graçias en cosa que haga?

a quanto llega, a todo lo estraga,

y pone fastio en velle ordeñar;

pues tu bien le has visto, Polindra, baylar,

no me lo niegues si tengo rrazon,

que quando bayla paresçe çurron,

que en dalle del pie le hazen rrodar.

   Pues bien piensa el que en nuestra quadrilla

no ay otro que mate de amores a todas;

yo te aseguro que, el dia de tus bodas,

a el tendre enbidia y a ti gran manzilla;

pareçe que tiene dolor de costilla,

que sienpre se abaxa con si gran corcoba;

mi fe, Polindra, bien fuyste tu boba,

pues este escogiste en toda la villa.

 

POLINDRA

   Como honbre grosero, Tibaldo, has hablado,

pues en quanto dizes me hazes afrenta;

Griseno es mi esposo y yo soy contenta,

mas no lo escoji, que tal me lo han dado,

y en ver avnque es feo que es muy buen criado,

le hize señor de mi libertad,

y allende esto es harta beldad

ver que es muy rrico y en todo abastado.

   Tiene de puercos gran hato, gran cria,

ovejas, carneros de lana merina,

muchos toçinos y mucha çeçina,

y hazia la sierra muy gran praderia;

alla en el estremo y alla en tierra fria,

tiene moliños y viñas muy ciertas,

colmenas, cortijos, egidos y huertas;

¿quien sus rriquezas contarte podria?

   Tiene en el soto mucha rres vacuna;

si no le quisiese, asaz seria loca,

pues que me tiene a que quieres boca;

comigo en arreos no yguala ninguna;

de lo que me sobra yo se quien ayuna;

de todos los bienes estoy abastada;

de leche, de queso, manteca y quajada,

mas tengo que puede quitarme fortuna.

 

TIBALDO

   ¡O bienes mudables! ¡codiçia en estremos!,

¡error sin enmienda! ¡opinion muy çiega!

pues menos bien tiene quien mas bien allega;

por ser mucho rricos sin tiento corremos;

en medio del golfo se quiebran los rremos;

y el mundo nos trata con tal sotileza,

que en el se nos queda el bien, la rriqueza;

despues, tras las vidas, las almas perdemos.

   Mi fe, Polindra, aqueste gran mal

en que tu alma descansa y aviçia,

pues que todo es vno: muger y codiçia,

muy justo sigues tras tu natural;

mas yo te pregunto: pues mi dicha es tal,

que amas rriquezas mas que a quien te ama,

¿que sentiras si ves en tu cama

contigo a tu esposo, figura ynfernal?

   Quando tal veas, pues eres discreta,

bien se que querras con yra cruel

que fuego quemase los bienes y a el,

antes que verte vna hora sujeta

cabe honbre tan suçio, de carne tan prieta;

¿que te valdrán rriquezas ni mueble,

siendo tu esposo tan chico, tan feble,

que, siendo çurron, cabria en barjuleta?

   Quando te veo en tal sujeçion,

tanbien quando myro que sufro por ty,

no se por çierto, de ti o de my,

de qual devo aver mayor conpasion;

en ti esta mi fe, en ti mi aficion;

en ti mi esperança, por ti sola muero,

y sabes, Polindra, que tanto te quiero,

que nunca te aparto de mi coraçon.

   Pues ¿por que me muestras desgrado y desdeño?

que, absente y presente, do quiera que ando,

en ti y en tus graçias estoy contenplando;

tanbien, quando duermo, contigo me sueño;

no tengo otro bien, no tengo otro dueño;

tu esposo es querido de ti por lo suyo,

yo, desdichado, porque soy tanto tuyo,

contino me miras con yra y con çeño.

   Sin ty no es posible que biba vna hora,

y, si biviere, sera por mas mal,

que, quando te miro y beo que eres tal,

mi fe te obedeçe, mi alma te adora;

en tanta manera tu ser me enamora,

que sienpre esta puesta en ti mi memoria;

tu eres mi pena, tu eres mi gloria,

mi muerte, mi vida, mi bien, mi señora.

   Tan bien enpleado esta mi querer,

que en esto no puede ygualarse ninguno.

 

POLINDRA

No se yo deso, mas se que ynportuno

eres, que no puede ninguno mas ser;

manzilla te tengo de verte perder,

mas no esta en mi mano poder rremediarte,

ansi que tu deves en algo ayudarte,

por no darme pena con tu padeçer.

   Pon esperança en tus tristes pasiones;

no desesperes avnque soy ajena;

alegra tu cara, encubre tu pena;

con todo, mi esposo, tu no lo baldones.

 

GRISENO

¿Con quien son, Polindra, aquesas rrazones?

 

POLINDRA

¿Por que lo dizes? con Tibaldo hablo.

 

GRISENO

Guarte del, porque es vn diablo,

que me han dicho que anda en amoricones.

 

TIBALDO

   Polindra, tu esposo, avnque anda abaxado,

gibado marchito, y en todo muy laçio,

harto presume saber del palaçio,

y por eso burla como ha acostunbrado;

avnque, despues que es ya desposado,

bien haze burlar con este favor,

y tan bien lo haze, que es ya burlador

lo mucho que todos del sienpre han burlado.

 

GRISENO

   Sienpre cupieron en tu condiçion

aquestas maliçias, rruyndades tamañas;

dexemos las burlas, tomemos las mañas,

veras que soy honbre que se dar rrazon;

myra, Tibaldo, la disposicion,

piernas, ni gesto, ni ser muy derecho,

entre discretos poco haze al hecho,

pues solas las obras nos dan perfiçion.

 

POLINDRA

   Griseno, tus bozes no llamen testigos,

que me pareçe cosa vergonçosa,

estando yo aqui y siendo tu esposa,

que ayays sobre mi de ser enemigos;

por lo que rreñis no monta dos higos.

 

PETREO

Ansi me pareçe en lo que he escuchado,

mas, pues yo aqui asi soy llegado,

no yre sin dexaros muy buenos amigos.

 

TIBALDO

   Yo, de mi parte, digo que me plaze.

 

GRISENO

Pues yo, de la mia, tanbien soy contento.

 

POLINDRA

¡Por Dios, Griseno, que tienes buen tiento!,

que tu condiçion muy poco me plaze.

 

PRETEO

No esteys en eso, my dicha lo haze;

mas vna cosa os hago saber:

que, a lo que puedo en esto entender,

a entramas las partes, por Dios, satisfaze.

   Lo que la yra saca de tino,

rrazon, que es señora, lo ha de mandar;

myraos con buen ojo, mandaos abraçar,

que yo soy contento de pagar el vino,

y, por mi sentençia, de aqui determino,

porque las temas se vayan dexando,

que todos juntos nos vamos holgando,

holgando y cantando por este camino.

 

 

 

FFIN

 

 

 

 

 

 [CONTINUACIÓN DE LA COMEDIA

POR

LUIS HURTADO DE TOLEDO]

 

 

 


TIBALDO

   Bien me parece, mas quiero acabar,

si mandas, Preteo, en lo que hablaua;

satisfare el mal que pensaua

Griseño de mi, en su ymaginar.

Griseño, esta atento, no quieras cantar,

que quiero dezirte mi habla y talante,

la qual con Polindra passara adelante,

si tu no vinieras a nos lo estoruar.

   No pienses, Griseño, que nace el amor,

y mas en pastores, por mal nos hazer,

que, de que se arrayga el firme querer,

ageno es de vicio, mas quema su ardor,

que, de quien ama, su premio mayor

es que la paguen con amor ygual;

ninca el que ama se acuerda del mal,

ni menos procura el fin matador.

   Cuydado que entiendes aquesto que digo,

pues que presumes del alma y conciencia:

solas las bestias con concupicencia

tienen amor y buscan su abrigo;

el hombre prudente, que amor es amigo,

nunca se prende por fin engañoso;

solo el aspecto y el ayre gracioso

nos ata en cadena, según que prosigo.

   Bien sabes que, viendo qualquiera muger,

el apetito, ques sensual,

se enciende y cosiente, conforme a brutal,

con su sentido, a virtud offender.

La clara razon no tiene tal ser,

antes desecha lo malo y lasciuo,

teniendo desseo con gusto mas biuo

a lo gratis dato, que vnio a conoscer.

   Assi quando amor a mi me prendio

por tu Polindra, de mi tan amada,

sola su gracia me fue demostrada,

y aquesta con fuerça mi pecho rompio;

y como el amor tan rezio tiro,

hirio la razon y no el apetito,

por donde el mi amor esta en lo infinito,

quel alma con alma es lo que amo yo.

   No temas, Griseño, esta muy seguro,

que tu Polindra jamas puede herrar,

ni pienses quel cuerpo le puede mandar

otro que tu, que en mi tienes muro,

porque su amor, que en mi tiene puro,

es por hazer lo que es obligada,

pagando la paga que nunca es pagada,

por ser muy mayor la deuda, te juro.

   No tiene memoria Polindra, ni yo,

de cuerpos mortales que acuestas traemos;

solo de dentro hablamos y vemos,

por ser su morada del quel nos hirio;

assi mi afficion jamas se fundo

en a Polindra ni a ti os offender,

ni por vn deleyte y breue plazer

cortar dulce hilo que tanto duro.

   Gran mal haria si yo procurasse

dar fin a la cosa que mas me sustenta,

que avnquel sentido mi pena la sienta,

mi coraçon en ella se ase,

y el mismo dessea que no sea acabasse

el hijo de vida, durante aficion,

por donde mi amor es dulce passion,

que, avnque me aflige, querria que durasse.

   En lo demas que dixe, Griseño,

de tu semblante, trage y vestido,

no pienses que quise auerte ofendido,

que antes a mi con tal me desdeño;

las hablas de amor son como sueño,

y lo que a Polindra de ti yo hablaua,

fue lamentando de ver como estaua

assi enagenada, tiniendo otro dueño.

   Y considerando que mi coraçon

y el de Polindra estan en vn ser,

lloraua mi suerte de verme meter

todas mis fuerças en tu sugecion;

es vna misma la ymaginacion

por donde Polindra me puso en afan,

lleuandome, assi como piedra yman

haze al azero, en congrua vnion.

   Que tus defetos yo no publicaua,

pues los naturales no dan desonor,

mas en ti tachaua defecto de amor

dentro en tu pecho que biuo no estaua,

y viendo a Polindra quan alto bolaua

en vn claro amor, de mi natural,

sabiendo que en ti jamas abra ygual,

por mal parejada la consideraua.

   ¡O suerte contraria!, ¡o triste ventura!,

que desta lamento, que no de mi pena,

viendo mi luz de mi tan agena,

quando cercana mi graue tristura.

¡O miserable, captiua criatura!

¿ques lo quesperas, mirando a tus ojos

la causa y principio de eternos enojos,

sin esperança jamas de auer cura.

   Griseño, ¿do estas? o ¿que trabajaste,

haziendo seruicio a naturaleza,

que assi te subio en tanta grandeza,

que cojas el fructo que nunca sembraste?

¿Quien te guio, o como pensaste

aquesta Diana tomar por muger?

que soys tan contrarios los dos en saber,

quel cielo y la tierra no an tal contraste.

   Por esso dezia ser tu mal dispuesto,

por esto condeno tu rico ganado,

por esto mi pecho le tengo rasgado,

y mi coraçon se abrasa por esto.

¡O muerte enemiga, socorreme presto,

se compañera de amor y fortuna,

acaba esta vida que me es importuna,

pues la libertad perdi con tal resto!

 

GRISEÑO

   ¡Tibaldo, Tibaldo! esta con firmeza;

no desesperes ni tengas dolor,

pues sabes la paga que sienpre el amor

da a sus vassallos con mucha crueza;

rebiua tu vida, ten mas fortaleza,

quen nuestra majada a vezes veya,

tras muy braua noche venir claro dia,

y el dulce consuelo tras mucha tristeza.

   Recuerdate en ti, pues es concedido

a los osados el premio doblado,

que las razones que agora has hablado

te dan el ausio, si en ti no ay oluido;

tu as relatado, segun he entendido,

que, en tu querer y firme aficion,

es solo guiada con clara razon,

pues ¿como el deleyte te a enloquecido?

   Si hallas en mi la dificultad,

siendo indispuesto por falta de amor,

en ti es conoscido auer tal error,

segun puedes ver por clara verdad;

bien sabes que amor es la voluntad

que se concuerda de nos en vn ser,

y, no concordando, no puede amor ser,

antes creemos ser contrariedad.

   Pues tu, que a Polindra dizes que amas,

¿como no huelgas de lo que ella quiere?

quel firme amador por aquello muere,

y no que de vn fuego parezcan dos llamas;

que los que os preciays seruir a las damas,

pensays bien amar y mas ofendeys,

pues, no obedeciendo su mando, hazeys

agrauio al amor, dañando sus famas.

   Y pues que defectos de amor as mirado,

y no corporales que dio la natura,

en mi sin defeto veras con cordura

que siento el amor y en todo le agrado;

si dizes no ygualo, estas engañado,

que, lo que Polindra me manda que haga,

aquello consiento, por dar justa paga

al yugo vniforme que en nos es echado.

   Tu desesperas, sin ser obediente

a lo que Polindra quiere de ti,

ques que te sufras, pues ves que por mi

es sugetada biuiendo prudente;

ella te muestra que tu pena siente,

y assi, con sentilla, que biuas contento;

tu, no guardando el tal mandamiento,

mueres de sed estando en la fuente.

   Esfuerça, Tibaldo, esfuerça tu ser,

piensa que haze gran desconcierto

el que con barco roto y abierto

en golfo muy hondo se quiere meter.

Mitigue tu pena, Polindra, saber

la causa y el fin de donde procede,

y mas el fauor, que a todos excede,

que sienpre te da en de ti se doler.

   Y pues que, Tibaldo, he yo conoscido

por ti ser amor tan biua centella,

yo he compassion de verte con ella,

según que pareces tan flaco y marrido;

y avnque yo soy de Polindra marido,

guardando mi honra le mando y le ruego

que cure y aplaque aquesse tu fuego,

pues a la aficion le tiene encendido.

 

TIBALDO

   ¡O!, ¡Dios te consuele, Griseño, la vida,

que assi as consolado mi triste dolor!;

nunca pense sanara pastor

mi llaga incurable y enuegecida;

no estaua en vn punto de ser homicida

si no me tuuiera tu dulce consuelo;

ya hallo mi amor mudado en el cielo,

no se como hize tan alta subida.

   Ya yo condeno mi tosco hablar,

ya yo conozco ser alto el secreto

que quiso esconder en chico sugeto

gracias diuinas y tal razonar;

ya desde aqui comienço de amar

al que con defecto fuere criado,

pues diosa los tales mil gracias a dado,

por su defecto al doble pagar.

   Griseño, señor, de oy mas te me ofrezco

por sieruo leal en quanto querras,

y tu, mi Polindra lo mismo ternas,

pues fue no tenerte que no te merezco;

y en esto mi amor no menguo, mas crezco,

estando sugeto a tu voluntad,

porque conozcas la firme lealtad

que como amador muy justo encarezco.

 

POLINDRA

   Tibaldo, no penes ni gimas d’oy mas,

que tanto he sentido tu pena y dolor,

como me obliga la ley del amor

ygual con la tuya que mostrado as;

manzilla he de verte, amor, qual estas,

que sola mi alma padece passion;

en ti, aunque al cuerpo le tiene afficion,

con animo firme de oy mas estaras.

 

TIBALDO

   Mi reyna, mi bien, mi firme esperança,

por ti fuy herido y tu me as sanado,

y assi a tu querer sere sugetado,

pues siendo tu amor con justa balança,

ya mi sentido conoce y alcança

que de mi amor me das justa paga;

mira, señora, que mandas que haga,

que ya tengo fuerças con biua pujança.

 

POLINDRA

   Que pierdas querella y tengas sossiego

te ruego, señor, pues as conocido

el muy firme amor que yo te he tenido;

cesse tu quexa y apaguesse el fuego.

 

GRISEÑO

Escucha, Tibaldo, hagamos vn juego

por despedir del todo el cordojo,

que de ociosidad nace el enojo,

y de mucho ver se haze amor ciego.

 

TIBALDO

   Dime, Griseño, que juego haremos.

 

GRISEÑO

El que tu querras.

 

TIBALDO

                               El que juego yo

es: toma el amor, biuo te lo do,

y en este mis llamas cuydo que matemos.

 

GRISEÑO

Ylario y Preteo son estos que vemos.

 

TIBALDO

Si quellos son, ¿que quies que hagamos?

 

GRISEÑO

Que juntos a casa cantando nos vamos,

y en estos pradales amor desterremos.

Quiebre su flecha Cupido,

pues que viene del amor

pues que viene del amor

el vencido vencedor.

   Aunque mas tiene afficion

ni el deleyte abra sus ojos,

no pican ya los abrojos

que hieren al coraçon,

mas fuertes ¡ay! que Sanson,

pues que viene del amor

el vencido vencedor.

   Ya el amor puede cessar

de tirar tan a menudo;

no le vale andar desnudo

ni sus flechas encarar;

bien se saben ya curar

pues que viene del amor

el vencido vencedor.

   Salten, baylen los ganados

y retocen este dia,

pues de nos se despidia

el amor y sus cuydados,

pastores, sed auisados,

pues que viene del amor

el vencido vencedor.