
Ésta empero fue de los más ancianos y poderosos, la qual por sus virtudes
y constancia y por la nobleza de su linaje en aquel tiempo tuvo excellencia
sobre todas las otras. De la qual sola una fazaña muy maravillosa deliberé
de scrivir. En la qual se puede muy bien considerar de quánta honra y virtud
fue su vida, por lo qual se puede ella muy bien poner en la cuenta de las
esclarescidas mujeres. E parece ser que en Roma, en la plaça donde
acostumbravan vender las bestias, que agora llaman Redonda, havía un templo
edificado a honor y alabança de Hércules, en
el qual havía una capilla especialmente dedicada a honor y reverencia
patricie pudicicie. Conviene saber, a la madre de las constantes,
limpias y nobles mujeres. En la qual, por special ley y ordenança, las
mujeres de los más antiguos y nobles romanos -y que en sus casamientos no
se havían menguado ni abaxado- solamente osavan entrar y ende fazer oración
y exercitar sus devociones y offrecer a sus dioses. E como un día esta
Virginea con otras mujeres entrasse en aquel templo para fazer oración,
fue por las otras rigorosamente echada fuera, porque era desposada con
uno de los comunes y populares, ahunque el año ante havía sido cónsul,
llamado Lucio Volumio. Por lo qual entre
las mujeres se levantó un gran alboroço, el qual cresció tanto que Virginea
corrida y alterada se salió del templo diziendo: "Yo vengo de la más
antigua y noble sangre de toda Roma, y en honrra ni constancia nunca
mengua recebí. Por consiguiente, ahunque sea desposada con hombre baxo
y común, injustamente y con gran sinrazón me echan del templo". E como
tanbién ella considerasse las virtudes de su marido, en fin muy alterada
fuese a su casa.
¡O palabras sanctas y dignas de dueña tan noble! ¡O saña de loar! ¡O invención digna de ser fasta las estrellas enxalçada! No fizo Virginea conjuración o monipodio para tomar y apañar la hazienda de los hombres o para arreos de dissoluciones, mas para refrenar la concupiscencia y apetito de los mancebos dissolutos y vellacos, y para merecer gloria de su castedad con su buena regla y sanctos costumbres. Tanto que mucho después, como no se diesse lugar de sacrificar en aquel templo sino a mujeres de una esmerada castidad y honestad, y que no hoviesse havido sino un marido, y fuesse quitada la sperança desonesta de los festejadores con ojos de fornicio y desonestos, en santidad se ygualó al altar y templo de las nobles dueñas. Y no dudo que dio causa a muchas, por la cobdicia y desseo de la honrra y por fuyr la vergüença si las echavan del otro templo y del sacrificio de aquél, de tener gran studio en guardar la castedad.