Capítulo vj: De Minerva, siquier Pallas, que fue dicha diosessa
de la sabiduria y inventora de las artes, fija de Júpiter,
nascida de su celebro. A la qual pintan y blasonan armada con un olivo en la
mano; las quales señales denotan en el sabio la paz y la guerra; y en el tiempo
de los gentiles fue puesta en el número de los dioses.
Minerva, siquier Pallas, fue virgen de fermosura tan excellente y tan noble
que algunos hombres locos pensaron su origen y descendencia no ser humana ni de
hombre alguno mortal. Ca dixeron que la primera vez que fue vista en la tierra
y conoscida fue en el tiempo del rey Egigio, en el
lago Tritonio, no lexos del puerto menor de los Sirtes. Y porque nunca antes
la havían visto, y andando el tiempo le vieron fazer muchas insignes cosas, no
solamente entre los grosseros affricanos mas ahun entre los griegos, que en
aquel tiempo sobravan las otras naciones en prudencia, tovieron por cosa muy
crehída haver sido engendrada del celebro de Júpiter y haver cahído del cielo.
Al qual error y burla tanto fue dada más fe quanto más occulto fue su
nascimiento.
Ésta quieren dezir que floresció entre las otras por el perpetuo don y
gracia de virginidad, lo qual porque más llanamente se crea, fingieron
Vulcano, dios del fuego (conviene saber: el ardor
de la carnal concupiscencia), haver mucho tiempo luchado con ella y haver sido
por ella sobrado. Esso mismo dizen [d]el artificio de la lana, nunca ante
della conoscido, haver sido por ella inventado. Ca enseñado de qué manera y de
qué orden, después de lavada la lana de la suziedad y peynada con púas de
fierro y cardada, se havía de poner en la rueca y filar con los dedos,
inventó el texer y nos enseñó de qué manera se entretexissen los filos y
se ayuntassen con la lançadera, y cómo se soldasse y enfortaleciesse, batiendo
lo texido. En loor del qual artificio se recita aquella insigne pelea,
disputa y contienda d'ella y de Aragnes Colophonia.
Allende desto, ella inventó el uso del azeyte, nunca antes sabido ni oydo
por los hombres, y enseñó cómo se havían de moler las olivas y poner después
la pasta en la prempsa. Quieren otrosí algunos haver ella inventado el uso de
los carros de quatro ruedas, y haver fallado el fazer las armas para cubrir
el cuerpo, y ordenar las esquadras en la guerra, y haver enseñado todas las
leyes del arte militar. Dizen, allende desto, y haver ella fallado los números,
haverlos ordenado en la manera que fasta hoy los guardamos. Assimismo creyeron
que ella falló fazer del huesso de la pierna de alguna ave o de algún canyuto
flautas y charamellas de que vsan los ministriles, y haverlas lançado desde
el cielo en la tierra, porque al tañerlas havía de finchar la garganta y le
fazían difformes los carrillos.
Y por no recitar más adelante, a la postre por tantas cosas por ella
inventadas, la antigüidad, pródiga en dar deidades, attribuyó a ella la
majestad y propiedad de la sabiduría. Por el qual respecto movidos los de
Athenas se nombraron della, y porque aquella cibdad usava de studios, por
los quales cada uno es fecho sabio y prudente, tomáronla para su defensión
y dedicáronle una torre, y féchole un gran templo a su divinidad consagrado,
pusieron ende su ymagen con los ojos de mala catadura, porque ralas vezes se
conosce a qué fin tiende y se inclina el coraçón del sabio. Esso mismo con un
capacete o celada, a denotar por aquello que los consejos de los sabios son
celados, encubiertos y armados; y pusiéronla vestida de una lóriga o cota de
malla a demostrar que el sabio siempre está armado para los golpes y feridas
de la adversa fortuna; y con una lança muy luenga a demostrar que el sabio
finca las saetas y da las feridas de lexos. En el escudo de cristal pusiéronle
fincada la cabeça de Gorgon, denotando por esto
que al sabio y letrado todas las cosas ascondidas y cubiertas le sean muy
claras y manifiestas, y que los sabios siempre son tan guarneçidos de una
astucia serpentina que los nescios y ydiotas en respecto dellos parescen
hombres de piedra. E pusiéronle en su guarda y custodia una lechuza, affirmando
y teniendo por cierto que los sabios y discretos tan bien veen de noche
como de día.
En conclusión, la fama desta mujer y la reverencia de su majestad tanto
y tan lexos se divulgó y tendió, y tanto le favoresció el error de los
antiguos, que quasi por todo el mundo le edificaron templos en honor suyo
y le celebraron sacrificios y llegaron a fazerle una capilla y tabernáculo
en el Capitolio, cabe el bueno y gran Júpiter y
entre los principales dioses de los romanos; enpar de la misma reyna
Juno fue tovida y reputada esta diosessa.
Hay, empero, algunos graves auctores que affirman las cosas suso dichas
no haver sido inventadas por sola Minerva, mas por muchas otras damas, con
los quales yo de buen grado conformaré mi opinión, porque sean más en número
las claras mujeres.
Tanta es la excellentia de la cathólica verdad que fasta las paganas
hystorias le pagan tributo, ca dizen que Pallas, dea que es de la sapiencia,
que fue de los sesos de Júpiter engendrada, en que nos sirven de figura o
semejança conforme a la fe, ca tanbién la sapiencia engendrada, que es el
Fijo de Dios, dezimos que naçe de los sesos de Dios Padre. Es a dezir, de la
substancia intellectual del Padre, que Dios Padre intelligencia es, auto
puro que siempre y desde ab eterno se entiende, y entendiendo a sí
mismo, de su misma infinita belleza y de la infinita substancia intellectual
que possee, engendra, traslada otrosí mismo, que es la eterna sustancia por
él engendrada, do todo el thesoro de su perfición resplandeçe, todo se
presenta, explica y pregona. Y por ende, la llaman eterna palabra, que de
una vez de un golpe y en un dicho dize quánta belleza y valer en Dios cabe,
porque de todos los sesos, de todas las entrañas de su infinita nobleza,
perfición, beldad, gloria, bienaventurança y valer, ella fue engendrada.
Verdad sea quel inventar del filar, texer y labrar los paños, la común
opinión a Nohemma lo atribuye, o a lo menos los
más de los famosos hebreos y christianos auctores, que de la sangre fue de
Cahim, y por ende no de las escogidas, mas reprovadas
matronas, que assí plugó al Soberano disponedor de las cosas que las
más de las inventadas artes assí liberales como ahun mechánicas fuessen
falladas por los reprovados y malos, porque ya que perdían lo del cielo no
perdiessen alguna gloria en la tierra, y porque sirviessen de algo, siquier
a los escogidos y al mundo; que no permite Dios Nuestro Señor que algo de
sus manos salga que no aproveche o no sirva de algún beneficio en el mundo.
Mas es mucho de afear el Mahoma y los moros,
que en esto le siguen, que dize en su Alchorán que Dios sin muger, sin
cama y sin corrupción no podiera fijo engendrar. Y por lo de Pallas paresce
que ahun fasta los paganos conoscieron que la sapiencia sin muger y sin
corrupción se engendra; y virgen dizen que fue, porque no hay cosa más
limpia, ni mas quita y apartada de las hezes de las carnales fantasías,
ni hay personas más para la sciencia dispuestas que las arredradas y quitas
del vicio de la carne. Antes, fasta el pagano Aristótiles
osó dezir que es impossible al puesto en aquel auto difforme poder por
entonce considerar ningún passo profundo de philosophía, tan bestial entonce
el hombre se torna que pierde todo quasi uso de la razón y juzio. El
Hierónymo tiene que ni fasta el propheta puede
por entonce de la lumbre de la prophecía ser alumbrado, ca toda l'alma y
espíritu razonable parece que [e]stá como sumida so la tiniebra, hediondez
y bestialidad de la carne, y de borracha no puede gozar de su lumbre.
Johan Boccaccio, De las mujeres illustres en romance, Zaragoza, Paulo Hurus,
Alemán de Constancia, 1494, f. 11 v y ss.