Capítulo xix: de Erithrea, siquier Eriphila, una de las diez
sibillas, que prophetizó muchas maravillas que después se siguieron de nuestro
redemptor Jesu Christo, y del imperio de los griegos y de los romanos que havía
de caer en breve.
Erithrea, siquier Eriphila, una de las sibillas, fue muy insigne mujer.
Las quales sibillas fueron x, según dizen algunos, y las nombran por sus nombres;
y porque todas valieron mucho en la prophecía, por esso las nombran assí, porque
silos en lengua eólica quiere dezir dios en latín; y biles
dixieron que significava pensamiento, y por esso dixieron a las sibillas
"quasi divinas en el pensamiento", siquier personas que levavan a Dios en el
pensamiento. De las quales (todas las mujeres de gran veneración), ésta dizen
haver sido la más excellente, y que su nacimiento fue en Babilonia poco ante
de la guerra de Troya, aunque algunos tengan opinión haver ella prophetizado
en el tiempo de Rómulo, rey de los romanos.
El nombre d'ésta, según dizen algunos, fue Erifila, mas que se llamó
Erithrea porque moró mucho tiempo en la ysla Erithrea, y ende se fallaron
muchos versos suyos. Cuyo ingenio fue de tanta fuerça, y el merecimiento de
su oración y devoción en el conspecto de dios, que con su studio y vigilia,
no sin gra[ia] divina mereció, si verdad es que ella dixo lo que se lee, scrivir
las cosas venideras con tan grande claridad que parezcan más Evangelio que
prophecía. La qual preguntada por los griegos, tan claramente scrivió en
verso los trabajos della y la destrucción de Troya que ninguna cosa se supo
más clara después de acahecida que antes. Otrosí, mucho antes del comienço,
en tan pocas palabras y verdaderas, comprehendió y scrivió el Imperio de
los romanos y diversos casos, que parezca más en nuestro tiempo haver
scripto un breve compendio que haver prophetizado lo venidero.
Y lo que es más, según mi juyzio, aquel secreto misterio del pensamiento
divino de la incarnación del verbo, prophetizado por los antigos por figuras
y por palabras escuras de los prophetas, o por más propio fablar, designado
por el Espíritu Santo por medio de las palabras de los prophetas, y la vida
suya después de nacido y sus obras, y la trahición que le cometieron y cómo
le prendieron, y los denuestos y vituperios, y la desonesta y diffamada muerte,
y el triumpho de la resurrección y la ascensión, y la tornada al final juyzio,
de tal guisa scrivió que parece haver copilado historia y no prophetizado
actos algunos por venir.
Con los quales merecimientos, pienso que fue muy allegada a Dios, y que
deve ser más que todas las otras mujeres gentiles tovida en gran veneración.
Hay allende desto algunos que affirman haver ella siempre perseverado en la
virginidad, lo qual yo fácilmente creo, porque no hoviera podido en un
coraçón amanzillado y suzio haver reluzido tanta lumbre de las cosas
venideras.
Empero en qué tiempo o en qué parte murió, no se sabe. ¿Qué podiera
más la Erithrea dezir? No digo ella, mas ni el mismo Sant
Johan. Que dezir: "Jesu Christo, fijo de Dios, salvador", y esto no
como quier ni como en rincón, mas asentada cada letra d'éstas sobre sí,
porque no dixiessen que acaso o no mucho acordadamente, y sobre haverlo
pensado muchas vezes lo havía escripto, mas faziendo de cada una letra
d'éstas cabecera y principio de un verso, y escriviendo en los mismos
versos la manera en que ha de venir el Fijo de Dios a juzgar el mundo,
y con las mismas señales que falló el Hierónimo
escriptas en los Annales de los hebreos. Y cántanse aquestos
versos cada un año en las más de las yglesias christianas, y al tiempo
del nacimiento de Christo, por cosa tan maravillosa que fasta el
Augustino los escrive para contra los judíos
en aquel sermón tan famoso que comiença: Vos in quam convenio o judei,
y más tendidamente y cumplida en aquel De la ciudad de Dios. Fue la
fama de aquesta Sebilda tan illustre y tan sonada fasta en Roma, que fasta
en la ciudad de Erithrea (de donde se nombra ella Erithrea) enbió el Senado
y los padres conscriptos solempne mensagería, como el
Fenestella, coronista famoso atestigua, para buscar y traer dende
los versos que ella fiziera y para los poner por mano de Curio
y Octaviano, cónsules, en el público
Capitolio de Roma porque fuesse el mundo ya tanto antes de las maravillas
de Christo informado.
Y como acá en el Poniente y en la más principal cibdad y en la cabeça
del imperio, bien assí en Oriente y en Babilonia, cabeça del imperio primero,
ca en ella nasció la Erithrea, como los más de los auctores consienten, y
ahí de razón los mandaría ella poner por mayor descargo de su consciencia,
porque manifiesto al mundo constasse que assí como en la judea provió Dios
de grandes y muchos patriarchas y profetas para que por medio dellos fuesse
aquel pueblo del venidero Messías avisado y fecho mucho de cierto sabidor,
bien assí provió entre los gentiles, como assí en Babilonia, cabeça del
imperio de Assiria, donde por más de mil y dozientos años luzió la cavallería,
la sapiencia, la policía y orden del vivir, assí acá en Roma, donde fue la
silla del mayor imperio, sonassen, mas se leyessen y en pública plaça las
excellencias de Christo Nuestro Señor; y señaladamente del general y
público juyzio fuessen avisados, porque ninguno podiesse allegar ignorancia
para el tiempo que verná el juez verdadero a nos demandar cuenta y razón de
las obras que ternemos fechas, porque todas las cosas tan por orden al
comienço criadas, regidas y al fin llegadas, hayan tanbién en su cabo de
justicia, razón, fin y cumplimiento, el arreo y belleza que mereçen,
según perteneçe a la gloria del que las crió, rigió, conservó, y fasta
a su devida perfición ha llegado.
Johan Boccaccio, De las mujeres illustres en romance, Zaragoza, Paulo Hurus,
Alemán de Constancia, 1494, fo. 25 v. y ss.