Deyanira


Capítulo xxij: de Deianira, fija de Oeneo, rey de Etolia, la qual levando Hércules vencedor y marido suyo a tierra ajena fue deshonrrada, y carnalmente conoscida por Nesso, centauro, conviene saber cavallero; y como la pasasse allende del río y Hércules lo viesse, tiróle una saeta poçoñada, de cuyo golpe Nesso murió, y más dando un vestido suyo bañado de la misma sangre a Deianira se vengó de su muerte, ca en vistiéndose Hércules aquella vestidura, luego se encendió en vivo fuego y ardiendo assí murió.


Deianira, según affirman algunos, fue fija de Oeneo, rey de Etholia, y ermana de Meleagro. Y fue donzella de tan señalada fermosura que por casar con ella hovo entre Acheloo y Hércules grave contienda, la qual empero dio lugar a Hércules y casó con él. Y como fuesse muy amada, festejada y servida de Nesso, centauro, y la levasse Hércules de Calidonia a su tierra, empachado por Ebenorio de Calidonia que venía muy grande por la lluvia del día antes, hovo ende de tardar un poquito; y stoviendo ende topóse con Nesso, el enamorado della, el qual porque venía cavalgando rendióse muy cortés a Hércules, y offreció de passar a Deianira. Y como Hércules ge lo hovo otorgado con intención de nadar y passar después della, el mismo Nesso quasi viéndose haver alcançado su deseo en haver passado el río con su amiga, dio a fuyr con ella, E como Hércules no le podiesse alcançar tiróle una saeta con yerba, y ferido Nesso y pensando ser mu[e]rto, luego en esse punto dio su vestidura bañada en la sangre a Deianira, affirmándole que si Hércules se la vestía assí como stava sangrienta, que bastaría a retraherle de qualquier otro amor estrañero, y que no amaría sino a ella. Lo qual ella creyendo, y tomándola por una gran dádiva, después de haverla algún tiempo guardado, embióla con un siervo llamado Lica a Hércules, enamorado entonces de Yoles. Y él, como con el calor del cuerpo vistiéndosela hoviesse resolvido la sangre ponçoñosa de que stava la ropa bañada y la hoviesse enbevescido en los poros, tornado ravioso echóse en el fuego; y assí Deianira, viuda de marido de tanto valer, cuydándole retraher del amor de Yole, le mató.

No murió el fazañoso Hércules no tan en su seso ni tan como vencedor como scriven algunos, mas tan desesperada y raviosamente que primero con desatiento y furia mató de sus manos su mujer, sus fijos y después mató a sí mismo. Vídolo Philotetas, heredero suyo, y echó leña porque antes muriesse en la foguera que se havía él echado; vídolo ciertamente arder; vido quemar aquellos rezios nervios y fuertes miembros y cruda persona, y las cenizas suyas en el Octeo [Eta] monte a la postre sepultó. E en pago dello las saetas y arco heredó d'él, como lo atestigua Lactancio al primero libro, capítulo ix, de las Divinas Instituciones.


Johan Boccaccio, De las mujeres illustres en romance, Zaragoza, Paulo Hurus, Alemán de Constancia, 1494, fo. 29 r. y ss.