Camila


Capítulo xxxvij: De Camilla, virgen y reyna de los volscos, la qual vivía como las amazonas, y vino después contra Eneas en ayuda del rey Turno y mató esforçadamente muchos troyanos, mas después ella en la misma pelea, fiziendo armas, fue muerta.


Camilla, muy insigne virgen y muy digna de memoria, fue fija de Methabo, rey de los volscos, y de Cassamilla, su mujer; y porque muriendo su madre en el parto della, el padre por consuelo suyo puso a la fija el mismo nombre de la madre, quitada una síllaba. La ventura desta virgen fue muy fuerte dend'el día que nació, porque después de sepultada la madre, Methabo echado del reyno por un movimiento y rebellión súbita y alboroço de los más poderosos de sus ciudadanos, y fuyendo no pudo levar en su destierro ni salvar si no a esta su fija más amada de quanto tenía. En el qual destierro, como el desventurado hoviesse de fuyr solo y a pie y levasse en sus braços a su compañera Camilla, ribó al río Amasseno, el qual como por las muchas lluvias tanto havía crescido que a pie passar no le podía, y como empachado y embargado del cargo y peso de la niña no podiesse nadar, e porque Dios no querría que esta virgen -que havía de ser muy clara y señalada- se hoviesse de morir [de] muerte desastrada, vino a pensar haver un buen acuerdo. E assí, embuelta la niña en una corteza de árbol, atóla a una lança que levava a caso, y votóla a Dyana si la escapasse. Y assí, sacudiendo el braço con todas sus fuerças, echó la lança con la fija en la otra orilla allende el río y lluego en esse punto la siguió nadando. E como por gracia de Dios la fallase sin lesión, estoviendo ledo en su desaventura, fuese a las cuevas de los montes y breñas, y no sin mucho trabajo nudrió la niña con leche de fieras. La qual, después de llegada a edad más rezia, començó de cubrir su cuerpo con pelejos de fieras y sacudir y esverdugar la lança con sus braços y musclos, y tirar con fonda, y tender y desembolver los miembros de su persona, y levar aljava, y correr empós de las fieras y sobrarlas, y desechar todos los trabajos mujeriles. Y sobre todo guardar la virginidad y burlarse de los amores de los mancebos, y desdeñar los matrimonios de los enamorados que la pidían y darse del todo al servicio de Dyana, a quien el padre la havía votado. Con los quales exercicios endurecida, tornada al reyno de su padre, guardó su propósito sin torcer ni declinar jamás.

Finalmente, como viniendo Eneas de Troya y hoviesse tomado por mujer a Lavinia, y por este respeto se hoviesse començado y movida guerra entre él y Turno, el pullés, allegando ellos gente de cada parte, Camilla favoreciendo la parte de Turno vino en su ayuda con gran gente de volscos. E como armada muchas vezes hoviesse ferido en los troyanos, y un día peleando esforçadamente, matando muchos dellos, a la postre como aquexasse y fuesse en el alcançe empós de un Chorebo [Cloreo], sacerdote de Cibeles, ferida de golpe mortal de saeta so la tetilla por uno de los enemigos, llamado Arrunces, con gran daño de los rutilos cayó muerta. E assí expiró entre estos exercicios de armas.

A esta querría que mirassen las donzellitas de hoy, y parando mientes a ésta, como virgen ya grande y en su libertad, por su propio motivo discurría por los anchos campos y cuevas de las fieras ceñida con su aljava de passadores, y refrenando con el trabajo continuo las dissoluciones del carnal apetito, fuyendo los plazeres y deleytes y la mollez y delicadez, y los manjares guisados con mucha diligencia y los vasos labrados y esmaltados, y fuyendo con ánimo constante no solamente los abraçados y allegamientos de los mancebos de su edad mas ahun las palabras dellos. Y parando mientes a ésta y tomando enxemplo della, aprendan lo que a ellas convenga en la casa de su padre, y lo que en los templos, y lo que en los theatros o plaças, en donde se ayunta la muchedumbre de los miradores y donde se ayuntan los mortales juezes de los costumbres y murmuradores, lo qual es que deven de negar y no parar los oydos a los desonestos y refrenar la boca y beços con silencio, y callando y los ojos con gravidad, y componer sus costumbres y todos sus gestos con un peso de honestad, y esquivar el ocio, los comeres, las muchas delicadezas, las danças y bayles, y la conversación de los mancebos. Y sientan que ni dessear lo que plaze ni fazer lo que es permitido es sancta cosa o conforme a la castidad, porque fechas más discretas y florecientes de loable virginidad vengan y lleguen al sancto matrimonio ya maduras, obedeciendo a sus superiores.


Johan Boccaccio, De las mujeres illustres en romance, Zaragoza, Paulo Hurus, Alemán de Constancia, 1494, fo. 44 r. y ss.