Scena quinta

 

MAESTRE PASQUIN

LONGARES, moço

FULVIO, hijo

ANDRESILLO, page

CORNALLA, simple

MENCIA, casera

TAUCIO, hijo de Poliantea

CARMELIA, hija de Lupercio

 

Longares

¿Qué's esto, señor maestro? ¿En qué vas pensando?

Pasquín

¿De dónde sales, di Longares?

Longares

De descubrir tierra.

Pasquín

Pues ¿qué tiempo corre?

Longares

Tan bueno que hoy, sin saber nada, como no sabes, en cosas de medicina, has de ser /fol. cj r/ tenido por un gran médico; y de ahí te verná mucha ganancia, y a pesar del refrán, cabrán en tí d'esta vez honra y provecho.

Pasquín

¿De qué manera, hijo Longares?

Longares

No te lo diré si no me ofreces la tercera parte de la ganancia.

Pasquín

¿No sabes tú, bovo, que muchas vezes he dicho que has de ser mi heredero, y que todo ha [de] ser tuyo? ¿Para qué te pones en esso?

Longares

Más quiero páxaro en mano que buitre bolando.

Pasquín

Digo que si no quieres la tercera, que te daré la cuarta, y si no, la quinta.

Longares

Has de saber que, estando yo escondido, oía cómo el mancebo que has de curar y una mugercilla argumentavan sobre ti con pro y contra bravamente.

Pasquín

¿Qué dezían?

Longares

El mancebo te alabava grandemente, y la muger te vituperava diziendo de ti todo lo que hay a la letra.

Pasquín

¿Qué podía dezir la suzia?

Longares

Que más no hoviesse.

Pasquín

¿Qué hablas entre dientes?

Longares

Digo que dezía que devías ser algún chocarrero, borracho y embaidor, o algún matasanos, y, con todo esto, no dixo que por ser tal te havían açotado en Sevilla.

Pasquín

Pues ¡cómo!, Longares, ladroncillo, estu- /fol. cj v/ -che de melcochas, braçillo de odre, ¿y d'essa manera me lo has de dezir?

Longares

No mande Dios que te sea lisongero.

Pasquín

Acaba ya, que me tienes perplexo.

Longares

Has de saber, en fin, qu'el mancebo no está más enfermo que yo, sino que finge estarlo.

Pasquín

¡Oh, cómo me viene acertado esso! ¡Por los santos de Dios que sabes más que yo! ¿Y por qué finge estar malo?

Longares

Sobre no sé qué trampa, la cual no pude bien entender; pero entendí qu'están concertados la muger y el mancebo de darte diez ducados porque digas a su padre qu'está enfermo y le dilates la cura.

Pasquín

Todo nos viene hecho de oro y de azul.

Longares

A passo, señor. Helo aquí do viene.

Pasquín

Concede lo que yo dixere y déxame hazer a mí.

[........]

Fulvio

¿Cuál es el doctor, Andresillo?

Andresillo

Aquél de la ropa larga.

Pasquín

¿Oyes, moço? Quitarás aquellos fuelles qu'están al sereno, y los dientes y muelas de barraco qu'están a remojo con vinagre y sal de las Indias, y soltarás aquellos dos familiares de la redoma encantada, y diles que se vayan a trabajar, porque ya he sabido por vía del otro familiar cómo el mancebo que dezían qu'estava doliente, ni lo ha estado ni lo está.

/fol. cij r/

Fulvio

De mí habla sin duda. Gran hombre es éste.

Andresillo

¡Ah, señor maestro!

Pasquín

¿Quién perturba mis encantamientos?

Andresillo

¿No me conosce, señor doctor?

Pasquín

Que no sé quién eres. Quítate allá, sanguijuela. A esse gentilhombre bien lo conozco. Teneos allá entrambos, y no os mováis de un lugar.

Fulvio

Gran cosa que, sin haverme visto, me conosce.

Andresillo

¿No conosces al page que te havía de traer los noventa reales?

Pasquín

Con tales señas al más desconoscido conozco. Toma essos reales, moço, que han de servir para contra las sulfúreas minas, y ves a la posada con los pies en las manos y aparejarás de comer.

Longares

Sí haré, señor. ¿Y mandas que lleve también de camino para comer un cuarto de aquéllos que fueron mejores que sus padres ni sus agüelos?

Pasquín

Ya havía de estar assado.

Longares

Gallinas y cabrito, bona xira ternemos. [Vase]

Pasquín

Apártate allá, rapaz. Dime, gentilhombre, ¿tú no eres Fulvio, hijo de Lupercio?

Fulvio

Sí, señor.

Pasquín

No te turbes ni te muevas. ¿No dizes tú qu'estás doliente del coraçón?

Fulvio

Sí lo digo, pero...

Pasquín

Esse pero no le queremos comer, sino que /fol. cij v/ te vayas en hora buena, que no soy tan mal hombre que sin más propósito tengo de hazer gastar a tu padre los dineros estando tú más sano qu'el coral. Vergüença, vergüença, en hora buena.

Fulvio

Escucha, por mi amor, maestro.

Pasquín

Que no quiero escucharte. A ser yo algún chocarrero, buen lance havía echado tu padre.

Fulvio

Mira qu'es caridad oír al afligido.

Pasquín

Oígote. Di lo que quisieres.

Fulvio

Apártate allá, rapaz. La verdad es que yo no estoy enfermo, mas porque va honra y vida de personas, te suplico tengas por bien de visitarme como a enfermo.

Pasquín

Aunque vaya vidas de papas, emperadores y reyes, no haré tal cosa.

Fulvio

Para essa mano, señor doctor.

Pasquín

¿Eres por ventura chiromántico, que me quieres mirar la mano? Cátala bien abierta.

Fulvio

Lo primero, sírvete d'estos diez ducados. Y lo segundo, quiero saber de ti si desseas mi mal y perdición.

Pasquín

No más que si fuesses mi propio hijo.

Fulvio

Pues hágote saber que, si en esto no dissimulas, yo soy muerto o perdido.

Pasquín

No mande Dios que sea yo de tanto mal causa, sino que haré todo lo possible.

Fulvio

Ya te beso las manos mil vezes.

/fol. ciij r/

Pasquín

Desvíate un poco, Fulvio, por causa del rapaz. Si te dixe, ¡oh, Fulvio!, qu'estavas sano [no] fue sino por aliviarte la fatiga del entendimiento causada por el mal de coraçón.

Fulvio

Por cierto que me hallo algo mejor.

Pasquín

Son artificios éstos que pocos los saben. Veníos comigo hasta la posada y darte he un régimen sanitatis para tu mal, y a tu criado le mostraré cosas que, de verlas quedará espantado.

Fulvio

Vamos en hora buena.

[..........]

Cornalla

No puede caber en mi calavera este desconcierto de las tercianas de mi muger; quiero orrojarme a este doctor en merdicina que ha venido, para ver si dará algún remedio a su mal, porque no duerma yo siempre en el pajar encerrojado.

Mencía

¡Cornalla, marido; estás loco! ¿A dó vas?

Cornalla

A mostrar tus aguas a maestre Passaquí o como se llama, para que te escurre.

Mencía

Déxate d'esso, pobre de mí, y entiende en lo que toca a tu honra.

Cornalla

¿Qué cosa es honra? ¿Es de comer?

Mencía

Llégate aquí, porque nadie nos oiga. Sabrás, si no sabes, que Fulvio me ha requerido de amores.

Cornalla

¿De amores? ¡Oxte!

Mencía

No des bozes y escucha. Y no podiendo defenderme d'él, le otorgué que a las do- /fol. ciij v/ -ze de la noche me vería con él a la puerta de la bodega.

Cornalla

¡Assí, Fulvio! ¿Y esso es lo que me prometiste de no enojar a mi muger, sino hazerle todo el plazer que pudiesses?

Mencía

Oye, Cornalla, agora es menester, para que conozcas su vellaquería y vea que tienes sangre en el ojo, que te vistas mis vestidos y le aguardes en el mismo lugar, diziendo...

Cornalla

¿Qué le diré?

Mencía

Dezirle has: ¿pensávaste, Fulvio, que mi muger es d'éssas que pensavas? Ya su bondad y tu malicia conoscida la tengo.

Cornalla

Mejor será d'estotra manera.

Mencía

Veamos cómo dirás.

Cornalla

En esto conozco, Fulvio, que tú eres malo en esperar a mi muger aquí, y ella buena en que jamás me ha hecho cornudo, pues nunca me han nascido los cuernos.

Mencía

Claro está que no puede ser cornudo quien no tiene cuernos; mas ¿quién te ha mostrado tanta sciencia como éssa?

Cornalla

Tu tía Mari Gil, la que encoroçaron en Segovia, no por puta sino por fechizera, me dixo: mira, hijo Cornalla, a tu muger déxala ir y venir a donde quisiere, que, mientra no te nascieren cuernos, nunca serás cornudo, y ella será tan buena como yo.

Mencía

¡Ay! Dios la perdone, que la verdad te de- /fol. ciiij r/ -zía. Mira qu'estés bien apercebido de lo que has de dezir, y éntrate acá.

[.......]

Pasquín

Alégrate, Taucio, que agora en este punto me ha dado aviso mi familiar en qué casa está tu querida Carmelia.

Taucio

¿Es possible tanto bien?

Pasquín

Sígueme, que allá voy derecho.

Taucio

Dame essas manos, que te las quiero besar.

Pasquín

No son menester para mí tantos complimientos; pero no le podemos hablar, según soy avisado, sino d'esta manera.

Taucio

¿De cuál manera?

Pasquín

Has de saber que, por cuanto essa Carmelia tiene cintas de seda para vender, conviene que tú finjas ser mercader para comprarlas y yo corredor para concertaros, y assí ternemos entrada.

Taucio

Buen camino es ésse. Diabólico eres. Lástima que tengas un día de bien.

Pasquín

¿Qué dizes que tenga?

Taucio

No un día, sino cincuenta de bien que tengas.

Pasquín

A no tener glosa, esse testo quedava puesto del lodo. ¡Sús!, vamos con seso qu'ésta es la casa. ¿Quién está allá?

Carmelia

¿Quién llama?

Pasquín

¿Es aquella, Taucio?

Taucio

Ella misma.

Carmelia

¿Qué mandan, señores?

Pasquín

Servir a vuestra merced, señora Carme- /fol. ciiij v/ -lia. De parte del señor Lupercio venimos a ver unas cintas de seda que tienes, porque las quiere ver este gentilhombre.

Carmelia

No está en casa mi señor Polianteo.

Pasquín

(Esso andamos a buscar). Aunque no esté, muéstranos una pieça para ver si contentará a este mercader.

Carmelia

Espérense, que luego la baxo.

Taucio

Las carnes me tiemblan de alegría.

Carmelia

He aquí, señores. Mírenla a su plazer.

Taucio

Ya veo, señora, que siendo cosa tuya es demasiada de buena para mí. Pero mucho desseo, señora Carmelia, que mires si conosces este anillo.

Carmelia

¡Oh, Taucio y señor mío, abráçame! Al mejor del tiempo del mundo has llegado.

Taucio

¿Cómo assí, señora mía?

Carmelia

Porque me querían casar a mal de mi grado.

Taucio

Y dime, gloria mía, ¿en cuánto te compró esse amo que tienes?

Carmelia

Escucha, Taucio. Has de saber que, después que de ti fui absentada, han corrido grandes infortunios.

Taucio

Cuéntamelos, vida mía, que pues a ti veo, tolerables me serán de oír.

Carmelia

Has de saber que trayéndome tu padre y mi señor en España, por causa que prometiste de ser mi marido, y yo que tu muger sería, de allí a dos días que desembar- /fol. cv r/ -camos aquí en Valencia, adolesció y murió; por esso rescíbelo como prudente.

Taucio

¿Qué? ¿Muerto es mi señor padre?

Carmelia

Y has de saber que dexó heredera a tu madre y mi señora de muchas joyas y dineros que traxo comigo, y assí tuvo necessidad de venir aquí a cobrar su hazienda. Mas como en Bugía no dexavan salir ninguna muger libre, por la necessidad que hay d'ellas, fuele forçado usar de maña y vestirse en hábito de hombre. Y assí passó.

Taucio

¿Qué me cuentas, mi Carmelia?

Carmelia

La verdad, Taucio. Y venida que fue a Valencia, y librada que fui yo con todo lo demás en su poder, aguardando cada día passage, tomaron los moros a Bugía. Visto esto, determinó de quedarse en Valencia y alquiló esta casilla.

Taucio

¡Grandes cosas son éstas, maestro!

Pasquín

Ya lo sabía yo todo esso.

Carmelia

Y queriendo gozar del trage de hombre, porque da más autoridad a la casa, quedóse con él, llamándose Polianteo.

Taucio

Admirado me tienes con esto que me dizes.

Carmelia

Assí passa, como lo digo.

Pasquín

¡Sús, baste ya! Y mando que se suspenda esto por agora, y que no passe adelante.

Taucio

¿Cómo que no passe adelante?

Pasquín

Digo que no te descubras a tu madre has- /fol. cv v/ -ta que yo mire mis astrolabios.

Taucio

Carmelia, por amor de mí, que lo tengas muy en secreto.

Carmelia

De mi parte haz cuenta qu'está sepultado.

Pasquín

Vamos de aquí, Taucio, antes que seamos descubiertos. Quédate a Dios, hija.

Carmelia

El vaya con vosotros y os buelva presto. [Vase]

Pasquín

Según paresce, Taucio, esta Carmelia tu padre la compró en Bugía.

Taucio

Assí es la verdad.

Pasquín

¿De qué edad, si sabes?

Taucio

De dos años, que aún hablar no sabía, y por costarle muy cara de los moros que la cativaron en una nave que venía de Sicilia, le puso nombre Carmelia.

Pasquín

Bueno y a propósito.

Taucio

Y por criarnos juntos nos amávamos, de tal manera que cuando grandes nos prometimos de casarnos, y en señal nos dimos sendos anillos.

Pasquín

Porque conozcas mi profundíssimo saber: ¿éssa no tiene una señal en el pie?

Taucio

Sí, y en el izquierdo.

Pasquín

Detente, que acierto qué señal es.

Taucio

¿Qué señal?

Pasquín

Seis dedos en aquel pie.

Taucio

¡Jesús! ¿Y cómo lo sabes?

Pasquín

Entrate de presto en la posada, que allá despacio te lo diré. Aquél, Lupercio deve ser.

Escena sexta