Ed. de Nubia Forero
Ejemplar utilizado: Bibl. Univ. Murcia nº. 362
Revista Lemir nº 4 (2000)
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Considerando los grandes y admirables señales que de cada día acontecen en la media región del ayre, especialmente en los pueblos o lugares de turcos e infieles y entre otra gente incrédula, donde de antes nos ha sido mostrado y divulgado lo que algunos malignos tienen por mentira, empero cosa es que puede acontecer, atendiendo que para Dios no le es nada impossible, el qual permite estas cosas y tiene por bien que succedan, porque nos emendemos de nuestros vicios y peccados, que son grandes e innumerables, y que no provoquemos a yra a su divina Magestad contra nosotros, no teniendo cuenta de emendar nuestras vidas, mas solamente en seguir nuestro desenfrenado apetito. Y por estar tan ciegos, no creemos que tales cosas puedan acontecer en la tierra, los que con soltura vivimos contra la voluntad del Señor.
Pues oyd lo que estos días passados su omnipotencia divina ha permittido en las tierras baxas del Flandres, que ha venido una tempestad de truenos, relámpagos, rayos y vientos tempestuosos con agua y piedra mezclada, nunca jamás vista tan horrible y espantosa, y principalmente en la villa de Malines, en la conjunctión de mayo propassado, y ha sido de tal fuerte que no solamente ellos, más los circunvezinos lugares: Bravant, Aynaut, Selanda, Olanda e Yrlanda lo han sentido de manera que no podemos dezir que fue particular para Malines, sino universal para todas estas provincias y condado de Flandres, a causa de estar Anveres a quatro leguas de Malines, que sólo de oyrlo nombrar causa terrible espanto.
Esto que digo fue entre las diez y las onze del día, y duró por espacio de muchas horas, como consta por relación de personas dignas de fe que se hallaron en aquel tiempo en las villas circunvezinas, y han notificado este caso admirable y de mucho daño diziendo que començó la tempestad por la Samporta (que ellos dizen), donde ay una torre muy poderosa y fuerte, en que estavan recogidas grandes municiones de guerra, y entre otras al pie de quatrocientos barriles de pólvora. Esta torre fue herida de un terrible rayo del cielo, que puso gran /[Aij r]/terror y espanto a todos los de la villa, los quales pensaron que era ya llegada la fin del mundo, porque luego tras esto muchas casas y plaças de a la redonda fueron arruynadas e infinitas personas muertas, que fue lamentable cosa de ver un incendio tan grande y de tantas muertes, hasta oy jamás visto ni oydo dezir. Y fue tan grande el estrago que no ha quedado piedra sobre piedra, en tanto grado que hasta los fundamentos de la dicha torre Samporta arrancó y se llevó, sin otras muchas casas principales que han sido arruynadas, las quales son las siguientes:
- La casa y corte del Emperador Carlos quinto ha sido del todo destruyda y arruynada, y assí mismo los arravales de cierta parte de la villa.
- La parrochia de Sant Pedro, la qual era muy grande, ha sido del todo arruynada y destruyda.
- La casa y corte de madama Margarita, la mayor parte della arruynada y destruyda.
- En la casa de los Lombardos no ha quedado piedra sobre piedra.
- La casa del correo mayor, o Maestre de postas, con todos los cavallos que estavan en las cavallerizas.
- La plaça llamada de los Bernardos también ha sido arruynada.
- El claustro de los Augustinos, el qual era muy hermoso, medio destruydo.
- La calle principal (que ellos dizen Volcastre) del todo destruyda y arruynada.
- La casa y corte de Hochstratin del todo derribada, que era otra fuerça grande; y si no fuera por el amparo que esta fuerç a hizo a la tempestad, se tiene por cierto se perdiera toda la villa, de la qual solamente ha quedado aquello que estas dos fuerç as han podido amparar, y con todo quedan casas muy quebrantadas y casi para caer.
De más de lo hasta agora dicho, se halla por número y cuenta cierta que al pie de siete cientas casas de particulares quedan todas arruynadas.
El día siguiente, passada la tempestad, se hallaron por número trezientas personas muertas, entre hombre, mugeres y niños, sin los heridos, que en cantidad excedían a los muertos. Fue menester hazer grandes hoyos para enterrar- /[Aij v]/ -los, a los quales trayan a carretadas . De más desto, llevaron al hospital ciento y cincuenta hombres heridos.
Aconteció otro día que en una hostería nombrada de los Croes, el dueño de la qual se dezía Bernat Ofdans, en la qual le aparejava de comer para todos los que a ella venían a comer y a jugar, hallaron gran número de hombres muertos, los unos con los naypes en las manos, y a otros con los dados, y de otros se cree los tomaría con las taças en la mano brindando. Fue cosa de grande admiración que no quedasse persona viva, sino la huéspeda, que en aquel instante havía baxado a la bodega a sacar vino, y por estar la bodega muy baxa, o por la voluntad de Dios, no le empeció aquel daño.
Passados tres días se halló un hombre dentro de una cueva, el qual se havía escondido por miedo de la tempestad. Este hombre, antes desto, era tenido y reputado por hombre de buen seso, y agora está con el juyzio perdido. Créese será del grandíssimo espanto que tomó; salido de allí preguntava a los que veya, el mundo si era acabado.
Por ser cosa notable, no dexaré de escrevir lo que sigue, y es que al tiempo que la tempestad andava más en su furia, queriendo cerrar una muger la ventana, por la qual le entraba gran golpe de agua y granizo, visiblemente le fue quitada la cabeça, la qual se halló después apartada del cuerpo.
Otras muchas cosas espantables podría escrevir, las quales dexo por evitar prolixidad, y también sería impossible poder contar tanto mal. La mayor lástima que se puede dezir es: ver los unos sin brazos, los otros sin piernas y a otros con muchas lissiones en sus personas. Y lo que más admira es que una muger hallaron muerta de puro espanto, estando preñada, a la qual abrieron la barriga y le hallaron la criatura viva, a la qual dieron el sancto baptismo y luego murió.
Roguemos al omnipotente Dios que por su divina misericordia y piedad nos guarde de semejante terror y castigo, y que no mire a nuestros peccados que son grandes y nos dé verdadero conocimiento para que nos emendemos y acabemos en su sancto servicio.