[Anterior quistión.]


Capítulo .liij. y postrero en que se contiene las palabras que la reyna dixo después que todos acabaron de proponer.

Después que todos ovieron propuesto cada uno su quistión, porque el sol se yva a poner, de cuya causa hazía más templado ayre en los lugares del jardín, madama María, reyna de aquel amoroso pueblo, se levantó en pie y les dixo:
   "Cavalleros y damas, ya son acabadas nuestras quistiones, a las quales con ayuda de Dios yo he respondido según mi mediano saber, siguiendo antes exercicio de razones para passar la fiesta que no auto de disputa.
      Bien conozco que muchas más cosas que las /[exjr.]/ que avemos dicho se podrían responder a ellas. Pero las que están dichas, harto bastan y las otras, que se queden para los philósophos de Atenas, e pues vemos quel sol se va a poner y sentimos quel deleyte refresca e nuestra compaña ha començado la fiesta del dançar, la qual dexamos veniendo aquí por la mucha calor que hazía, si os plaze, a mí me paresce que será bien que bolvamos a ella." E dichas estas palabras, tomando con sus manos delicadas las coronas de laurel que encima de su cabeça tenía, púsola en el lugar do avía estado assentada diziendo:
      "Yo dexo aquí la corona de vuestra honrra y de la mía hasta tanto que tornemos otra vez a juntarnos en este lugar a tener semejante disputa."
      Y tomando por la mano a Filoculo, que ya con los otros estava en pie, dexando aquel amoroso lugar, se fueron juntos a la fiesta donde dançavan. Y llegados a do la fiesta se hazía, tocaron los instrumentos y en todas las partes del jardín el ayre estava lleno de dulces canciones que duraron hasta que vino la noche. Ya que eran salidas las estrellas y la fiesta acabada, la reyna con toda la otra compaña se fueron para la ciudad, y Filoculo se despidió della para yrse a su nao, diziéndole:
      "Muy poderosa señora, si los dioses os ovieran otorgado que yo fuera mío como soy de otra, sin duda luego fuera vuestro, mas porque no soy mío, no me puedo dar a otra persona, no por tanto dexaré de querer que todo el fuego de amor que mi encendido coraçón terná lugar de recebir, de más del que tiene, sea el vuestro, y siempre toda ora con más efecto quedo desseando de jamás olvidar vuestro valor."
      La reyna agradeciéndoselo se fue para Nápoles, y Filoculo se quedó en la ribera con sus compañeros con determinación de embarcar y partirse luego a buscar a su muy amada y querida amiga Blancaflor.

 

Laus deo.

 

/[exijr.]/

Fue impresso este tratado en la muy

noble e muy leal ciudad de Sevilla, en casa de

Andrés de Burgos, impressor de libros. A

cabóse a tres días del mes de Agosto Año

del nascimiento de nuestro salvador

Jesu Cristo de mil e quinientos

y quarenta y seys.


[Inicio.]