(F) Símbolos ornamentales

Se trata de un heterogéneo conjunto de tipos (tabla 6), muy frecuentes en las producciones bibliográficas clásicas. Aunque su finalidad sea esencialmente ornamental, en ocasiones comportan también alguna función informativa, caso de la manecilla, que permitía destacar determinados fragmentos textuales.

Los adornos tipográficos suelen ser independientes de las distintas letrerías que posee el impresor, quien, dependiendo de su capacidad económica, dispondrá además de un número más o menos amplio de fundiciones ornamentales. Esta característica implica que los adornos pueden ser combinados con diversos juegos tipográficos utilizados para la composición de textos. Podrán, además, combinarse entre sí con un alto grado de libertad, siempre con las miras puestas en dotar de una mayor variedad gráfica al producto impreso.

En la impresión artesanal resulta relativamente sencillo variar la dirección de un mismo adorno mediante pequeños ajustes del espaciado y el interlineado, echando mano de regletas, cuadratines y blancos. Tal práctica resulta particularmente usual en aquellos casos de imprentas pobres (como lo son, por lo general, las españolas de los siglos XVII y XVIII; cf. Bohigas 1962: 207ss. y 259; Millares Carlo 1971: 149-150), cuyos componedores debían aguzar el ingenio si querían hacer atractivas sus publicaciones. Estas circunstancias comprometen seriamente la inclusión de motivos ornamentales en un juego para procesadores de textos, pues la cantidad de tipos necesaria para representar todas las variaciones posibles sería muy elevada. Se comprenderá que el resultado en esta parcela concreta ha de ser, forzosamente, muy provisional.



Tabla 6. Símbolos ornamentales.


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