(1) Albert GIRONA: Guerra i revolució al País Valencià (1936-1939), València, Tres i Quatre, 1986.
(2) Para el estudio del teatro valenciano durante este período es fundamental el documentado estudio de Ricard Blasco: El teatre al País Valencià durant la Guerra Civil, Barcelona, Curial, 1986. Los antecedentes remotos de la crisis en Valencia en Caterina Solà: El teatre valencià durant la Dictadura, Barcelona, Institut del Teatre, 1976. Para una visión global del tema, resultan imprescindibles: Robert Marrast: El teatre durant la Guerra Civil espanyola, Barcelona, Institut del Teatre, 1978. Francesc Burguet: La CNT i la política teatral a Catlunya. Barcelona, Institut del Teatre, 1984. Franciso Mundi: El teatro de la Guerra Civil, Barcelona, PPU, 1987. Robert Marrast: "El teatro durante la Guerra Civil español". Cuadernos de El Público, nº: 15, Madrid, 1986, pp.19-32. Francesc Burguet: "Ascensión y caída del Sindicato Único de Espectáculos de CNT", Cuadernos de El Público, nº: 15, Madrid, 1986, pp.33-50. Miguel Bilbatúa: "El teatro durante la Segunda República y la Guerra Civil". En Literatura y Guerra Civil. Debates de crítica joven. Almería, Instituto de Estudios Almerienses, 1987, t. VII. Fernando Collado: El teatro bajo las bombas en la Guerra Civil, Madrid, Kaydeda, 1989. Manuel Aznar Soler: "María Teresa León y el teatro español durante la Guerra Civil". Anthropos, nº: 148 (1993), pp. 25-34. Luis Miguel Gómez Díaz: "La idea de teatro en la dramaturgia de la guerra civil: algunos ensayos". Anthropos, nº: 148 (1993), pp. 35-39. Manuel Aznar Soler. "El teatro español durante la II República (1931-1939). Monteagudo, 3ª época, nº: 2 (1997), pp. 45-58.
(3) Robert Marrast: op. cit.. Francesc Burguet: op. cit.
(4) F. Burguet, op. cit.; vid. por ejemplo el capítulo de su obra titulado expresivamente "Gestació de la contrarevolució", pp. 73-78.
(5) Francisco Mundi: El teatro de la Guerra Civil. Barcelona, PPU, 1987.
(6) Robert Marrast: op. cit.; José Monleón: El "Mono azul". Teatro de urgencia y romancero de la guerra civil, Madrid, Ayuso, 1979. Miguel Bilbatúa: ed. de Teatro de agitación política 1933-1939, Madrid, Caudernos para el Diálogo, 1976.
(8) En la prensa de la época podemos leer reiterados lamentos ante el retraimiento de los autores consagrados por el público a la hora de escribir teatro revolucionario. Manifestación de incapacidad ante lo que se les exigía, pero también de prudencia, de miedo a comprometerse en demasía. El caso de Benavente, homenajeado por la República hasta extremos inauditos, pero que no escribió para ella ninguna obra, es sumamente revelador de lo acabado de apuntar.
(9) Vid. la obra general de Lily Litvak Musa libertaria. Barcelona, Bosch, 1981, y en especial su cap. "Teatro anarquista" (pp. 213-252). Más específico: "Naturalismo y teatro social en Cataluña", Comparative Literature Studies, nº: 5, 3 (1968), pp. 279-302.
(12) Por ejemplo: "El espectáculo público oficia en la retaguardia como un sedante. Es el paréntesis que tiene por misión hacer olvidar durante unas horas las circunstancias trágicas por las que atraviesa España. Es la cara risueña que recibe el miliciano que vuelve del frente". (En Solidaridad Obrera, 18-II-1937). Citado por Burguet, op. cit., p. 97.
(13) Lily Litvak: op. cit., p. 262.
(14) Una de las conclusiones que se obtiene tras la lectura de la obra de Litvak es que el pensamiento anarquista no tuvo un interés especial en desarrollar (como sí hizo el marxismo) una estética propia que fuese más allá de la utilización propagandista del arte, de la exigencia de que éste llegase a todos y, finalmente, de la reivindicación de las manifestaciones artísticas más populares (con la salvedad de la eliminación de sus posibles connotaciones religiosas). De aquí que se muestren mucho más receptivos ante obras burguesas, siempre que encuentren en ella algunos de los rasgos positivos acabados de indicar. Resumiendo: su concepción estética era integradora y no excluyente, lo que -desde luego- enriquecía la visión del mundo que el anarquismo tenía, pero les dificultaba avanzar en la búsqueda de lenguajes nuevos y específicamente suyos.
(15) No podemos olvidar en efecto que cuando se ponía como ejemplo del teatro revolucionario a hacer el soviético, se ignoraba (voluntaria o involuntariamente) que el Octubre teatral había sido ya desarbolado, que Meyerhold había iniciado el camino que concluiría pocos años más tarde ante un pelotón de fusilamiento, y que el estalinismo -en definitiva- había impuesto la doctrina del realismo socialista como la única válida en el mundo artístico.
(16) Son muy escasos los datos biográficos que poseemos de este autor, que en octubre de 1936 había escrito ya cuatro obras; dos en castellano, la que aquí nos ocupa y El origen del mal, y dos en valenciano: un sainete (El primer mes) y una obra social y revolucionaria (Com a verdadera víctima) tal y como figura en su edición de Temple y rebeldía , impresa en Burjassot en 1936. De su adscripción a la FAI no deja dudas el propio autor en la Dedicatoria de la obra: "Camaradas de la FAI: Escribí esta obra pensando en vosotros; en ella puse toda mi ilusión, toda mi fe; siempre creí que un día llegaría a verla sobre el proscenio, con el fin de demostrar al Proletariado Ibérico vuestro sacrificio para libertar a España y al mundo del yugo de la esclavitud. Recibidla, pues, con el mismo cariño [con] que este modesto autor os la dedica".
(17) En la importante -aunque sectaria-reseña que de la actividad teatral en Valencia entre 1936 y 1939 se hace en el Almanaque de Las Provincias para 1940, se reconoce que la obra tuvo un "éxito de circunstancias" (p. 217). Para la repercusión de la obra, vid. también: Ricard Blasco, El teatre al País Valencià durant la Guerra Civil, Barcelona, Curial, 1986, t. I, pp. 132-133 y 214. Mundi, que reconoce no haberla leído, reseña el estreno de esta obra en en el Teatro Apolo de Barcelona (F. Mundi, op. cit., pp. 157-158)
(18) A lo que parece éste, siguiendo una inveterada costumbre suya, debió de introducir cambios en la estructura de la obra, que de aparecer anunciada como en tres actos y nueve cuadros (esta es la versión editada) pasa a serlo en dos actos y doce cuadros. Versión ésta que no he podido localizar; no hay motivo, sin embargo, para suponer que se trate de una "versió escurçada" como apunta Blasco (R. Blasco, op. cit., t. I p. 132). Más bien me inclinaría a pensar lo contrario: que Rambal introduciría nuevas escenas, quizá más aparatosas, ya que la obra de Ordaz es bastante sencilla desde el punto de vista espectacular (la crítica de Fragua Social aparecida al día siguiente, habla de que "la decoración es un derroche de arte que arrancó al público su aplauso"). Esto explicaría que el estreno se demorase durante casi diez días, ya que Fragua Social viene anunciándolo desde el ocho de Octubre.
(19) En la misma Fragua Social (24 de Octubre) se recoge la carta de un anarquista, enviada desde Málaga, y que vendría a ejemplificar el entusiasmo que entre sus correligionarios despertó la obra de Ernesto Ordaz.
(20) "El autor [ ] ha demostrado un pleno conocimiento de la mecánica teatral y del asunto que ha llevado a una feliz realización. Cuadro por cuadro, y escena por escena, va preparando [ ] el desarollo de los episodios con una habilidad de experto autor, consiguiendo interesar al público desde el primer instante" (citado por R. Blasco, op. cit., t. I, p. 132).
(21) Como apunta Litvak (op. cit.,, cap. 3: "Los desheredados", pp. 63-104) la ideología libertaria, lejos de mostrarse reticente hacia el lumpen proletariado, como hace el comunismo, ve en él un posible fermento de espíritu revolucionario, y se sentirá impelida a ganárselos a su causa. En este sentido, como en otros, la obra de Ordaz es irreprochablemente ortodoxa si es que se se puede hablar de ortodoxia dentro del pensamiento libertario.
(22) Ejemplo de esto es otra obra del mismo Ordaz: Com a verdadera víctima (estrenada el 20 de Noviembre de 1936), y en la que se dramatiza la explotación de la mujer en la sociedad, lo que concuerda muy bien con la visión feminista que sobre este tema tuvo desde siempre el movimiento anarquista, pero que no tiene relación directa con la Guerra.
(23) R. Blasco, op. cit, t. I, p..152.
(24) Para un análisis de las causas, complejas, de este enfrentamiento, y de la delicada situación en que puso al sector mayoritario de la CNT, vid. Albert Girona, op. cit, pp. 89-126 y 349-363.