de MERCÈ SARRIAS |
Personajes:
EL DETECTIVE: Cuarentón. Es un hombre que a primera vista no parece atractivo.LA MUJER: Treintañera. Es una mujer bajita y con nervio, que a primera vista tampoco parece atractiva. Va vestida con un traje de poca calidad. Tiene algo muy terrenal.
Espacio:
El espacio principal es el despacho del detective, descrito en la primera escena. Al fondo, durante la obra, veremos proyectadas algunas imágenes, algunas en blanco y negro, otras en color. Son imágenes fijas, fotografías que el detective ha hecho a lo largo de los años.Luz. Descubrimos el despacho del Detective.
Despacho destartalado del detective. Una mesa, un par de sillas hechas polvo y una estantería de madera contrachapada, el mobiliario es viejo y pasado de moda. Sobre la mesa, papeles, un teléfono viejo y un flexo. En el suelo, archivadores apilados uno encima del otro. De algunos archivadores sobresalen fotografías mal colocadas. También hay montones de fotografías sin archivar, periódicos, cajas, un ventilador viejo y a un lado, una mesa pequeña de cocina con una cafetera eléctrica vieja y un par de botes con café, azúcar y cucharillas.
Del techo cuelga una lámpara que proporciona una luz tenue a la habitación. En un perchero viejo, el abrigo del detective.
También hay una ventana carcomida y polvorienta que da a la calle. Suponemos que nos encontramos en un antiguo edificio de oficinas bastante alto.
El Detective fuma un cigarrillo. Se oye un timbre. El Detective se sorprende, pero reacciona enseguida.
DETECTIVE.- Pase. La puerta está abierta.
Abre la puerta la Mujer, bastante incómoda.
MUJER.- ¡Hola!
Él la reconoce y se extraña de la visita.
DETECTIVE.- ¡Hola! Pase. Siéntese.
Ella entra.
MUJER.- Supongo que me ha reconocido.
DETECTIVE.- Sí, claro, claro. Siéntese, siéntese...
MUJER.- A veces, la gente... Cuando te acostumbras a ver a alguien detrás de una barra... Después la ves vestida de calle y no la reconoces... Solo lo decía por... (Pausa.) Hace tiempo que no le veía por el Frankfurt y he pensado que...
DETECTIVE.- (Animándola para que se relaje) Que me podía hacer una visita.
MUJER.- Sí.
Silencio. Los dos incómodos, porque la razón es surrealista.
DETECTIVE.- La escucho. Dígame. (Pausa.) ¿Le pasa algo?
MUJER.- (Dudando) No, no...
Ella le mira sin saber muy bien por dónde empezar. Él se extraña.
DETECTIVE.- A lo mejor es algo relacionado con ... ¿una separación?
MUJER.- ¿Qué?
DETECTIVE.- No, nada, nada.
MUJER.- ¿Una separación? ¿Cree que vengo para...?
DETECTIVE.- Perdone. Por un momento he pensado que venía por algo relacionado con una separación.
MUJER.- Ah, no... no...
DETECTIVE.- (La interrumpe. Pausa.) No, no... ha sido solo, un momento. Perdone. Dígame.
MUJER.- No... no... no estoy casada.
DETECTIVE.- Ya me lo parecía, he pensado que no...
MUJER.- (Interrumpiéndole) ¿Parece que no esté casada?
DETECTIVE.- No es que crea que no está casada. (Pausa.) ¿La he molestado?
MUJER.- No se preocupe, solo me extrañaba....
DETECTIVE.- En estos casos es mejor no hacer nunca suposiciones.
MUJER.- Claro, claro.
DETECTIVE.- Perdone. No es el tipo de cliente que acotumbro a tener. No parece el tipo de persona que cuando decide separarse de su pareja contrata un detective. ¿Me entiende?
MUJER.- No me ha molestado.
DETECTIVE.- No he querido ser indiscreto.
MUJER.- No lo ha sido. No pasa nada. No me ha molestado, no... bien... no pasa nada.
DETECTIVE.- Supongo que desea hablar conmigo de algo en concreto.
MUJER.- No sé por qué he venido. Quizá no ha sido una buena idea.
DETECTIVE.- Ya. La escucho. (Pausa.) Digame...
MUJER.- Sí.
Silencio.
MUJER.- Debe de tener trabajo...
El Detective la mira.
MUJER.- Seguro que tenía alguna cita, algún cliente....
DETECTIVE.- No.
MUJER.- Tenía que haber llamado, para que pudiera consultar la agenda.
DETECTIVE.- Sí.
MUJER.- Es lo que se suele hacer, hoy en día estamos todos tan ocupados.
DETECTIVE.- Sí. No tengo ninguna cita a esta hora.
MUJER.- Qué suerte.
DETECTIVE.- Sí.
MUJER.- Está todo, muy bien... El despacho. Perdone. Cuando ves a alguien tan a menudo, no puedes dejar de imaginarte cómo debe ser el sitio donde trabaja. Le das vueltas.
DETECTIVE.- Claro.
MUJER.- Muy despacho. Sí. Un sitio para trabajar.
DETECTIVE.- ¿Le pasa algo?
MUJER.- No. (Se queda mirando al Detective) De hecho, lo que me pasa es que... es que... que le he venido a decir que me han despedido.
DETECTIVE.- (Extrañado) ¿La han despedido?
MUJER.- Sí.
DETECTIVE.- Lo siento.
MUJER.- Gracias. (Pausa.) Desde ayer ya no trabajo en el Frankfurt.
DETECTIVE.- (Pensando aún que se trata de una consulta profesional) ¿Y quiere...?
MUJER.- ¿ Cómo?
DETECTIVE.- Nada.
MUJER.- Hacía diez años que trabajaba allí.
DETECTIVE.- Lo siento, de verdad. No me hago a la idea. Hacía tanto tiempo que estaba ahí...
MUJER.- Pues ya no estaré nunca más.
DETECTIVE.- Vaya.
MUJER.- Me han dicho que querían hacer cambios, que lo querían cambiar todo y después me han despedido.
La Mujer hablará con dignidad, no se lamentará, será muy fría cuando de informaciones sobre cómo y por qué la han despedido.
DETECTIVE.- ¿Y usted no ha hecho nada? ¿Ha hablado con el señor Hernández? Después de tantos años....
MUJER.- Desde que se casó por segunda vez casi nunca viene por el Frankfurt. Me parece que a su mujer no le gusta, por el olor a frito, ya sabe. Han puesto un encargado nuevo, más joven, y quieren cambiar a todo el personal.
DETECTIVE.- Pero si solo son dos.
MUJER.- Lo que me dijo el señor Hernández es que para revitalizar el negocio era necesario hacer un cambio de personal. Dice que ese chico está más preparado que yo.
DETECTIVE.- ¿Más preparado?
MUJER.- Eso me han dicho.
DETECTIVE.- No lo entiendo.
MUJER.- Yo tampoco.
Silencio.
MUJER.- Quizá ha hecho algún curso de hostelería.
DETECTIVE.- ¿Está segura?
MUJER.- No lo sé. No sé por qué él está más preparado que yo. Yo ya no trabajo allí y él sí. Eso sí que lo sé.
DETECTIVE.- Cursos de hostelería. Para aprender a ser camarero. (Se pone a reír de una manera un poco exagerada) Perdone.
MUJER.- No, si a mí también me parece gracioso.
Silencio.
DETECTIVE.- Es una situación difícil.
MUJER.- Pienso hacer algo, llevo días dándole vueltas, pero no sé qué hacer. No se lo puede imaginar.
DETECTIVE.- (No sabe qué decir) No...
MUJER.- No se lo puede imaginar. (Pausa.) Cuando me dijo que me despedía, me lo dijo por teléfono. Me llamó y me lo dijo. Justamente un día que no había demasiados clientes. Sólo los de siempre. A esa hora, quiero decir. No todos. No estaban todos. Faltaba uno que... es igual. Gordo. Con peluquín. Vende ruedas de coche.
DETECTIVE.- Le conozco.
MUJER.- Le dije si se lo había pensado bien, que hacía mucho tiempo que yo trabajaba allí y que había clientes que venían por mí; la señora de delante, el criador de canarios, el de la chaqueta verde y usted, le dije, el detective, el detective siempre pregunta por mí (Se corta) y bien... tampoco es que... a él siempre le había impresionado un poco eso de que... de que tuviéramos un cliente detective... que se dedicara a eso... a investigar... pero no sirvió de nada... me dijo que (Se queda mirándolo fijamente) me dijo que también querían cambiar los clientes.
DETECTIVE.- ¿Qué quiere decir?
MUJER.- Eso.
DETECTIVE.- No lo entiendo.
MUJER.- Que quieren cambiar los clientes. Que las personas que van ahora son un tipo de cliente demasiado antiguo, que no gasta suficiente dinero y que no ha probado las innovaciones, las cosas nuevas que ofrecemos últimamente.
DETECTIVE.- ¿Innovaciones? ¿ Qué quiere decir: Innovaciones?
MUJER.- ¿Lo ve? No las conoce.
DETECTIVE.- No me he fijado.
La Mujer ha cogido la grapadora que hay encima de la mesa del Detective. Mientras habla la moverá entre las manos, como está tan tensa, al final del parlamento, le saldrá disparada.
MUJER.- Eso es lo peor. Lo debo hacer muy mal. Ya lo intento, pero qué quiere que le haga si a la gente le gusta repetir siempre lo mismo. Cerveza y frankfurt, patatas y frankfurt, coca-cola y bratsburg... carajillo y café, coca-cola y té con limón, hay una mujer que siempre pide te con limón y patatas. (Imitando la situación de diálogo ante un cliente) Tenga, gracias, ¿Qué le debo? Hace buen tiempo. (Pausa.) Seguramente debería haber encontrado el momento de hablar de las inovaciones. (Pausa.) ¿Ha probado las delicias? (Pausa.) Es igual. Ahora ya se ha terminado. Además el problema no es este. (Tira la grapadora al suelo. El Detective alucina) Lo siento. Perdone.
La va a buscar corriendo y la vuelve a poner en su sitio.
DETECTIVE.- (Continúa pensando en las innovaciones) No he visto que hubiera cosas nuevas. Seguramente eran cosas que no me interesaban. Cuando voy a un sitio, sé lo que quiero.
MUJER.- Desde hace unos meses preparamos delicias de queso, de jamón y de espinacas.
DETECTIVE.- ¿Lo ve? ¿ Usted cree que a mi me gustan las delicias?
MUJER.- (Lo dice de una manera un poco mecánica) Buscamos un cliente más nuevo. Más joven. Más bien vestido.
DETECTIVE.- ¿Visto mal? (Ella va a responder. Se la queda mirando)
MUJER.- Eso es lo que me han dicho.
Silencio.
MUJER.- Cuando me echaron, pensé en usted. Pensé que tenía que venir , que de algún modo, nos encontrábamos en la misma situación. Porque yo no sirvo para el Frankfurt y usted no sirve como cliente.
DETECTIVE.- (Sorprendido) Interesante.
La Mujer le mira.
MUJER.- No se ofenda.
DETECTIVE.- No pasa nada.
Silencio.
MUJER.- Lo siento. Me parece que me voy.
DETECTIVE.- Como quiera.
MUJER.- Seguro que le estoy molestando.
DETECTIVE.- No... (Carraspea) Tampoco es eso.
MUJER.- Hace un poco de calor.
DETECTIVE.- Sí.
El Detective trata de poner en marcha el ventilador, pero está muy viejo. Al final lo consigue, hace mucho ruido. El ruido presidirá la escena hasta que lo desenchufe.
MUJER.- Estoy un poco desorientada. (Pausa.) He venido por la calle contando las farolas. Hay doce desde la parada del autobús. (Pausa.) Hace tiempo que lo entretengo y deber tener trabajo.
DETECTIVE.- La mayoría de las cosas pueden esperar. (Mira por la ventana. Habla como si dijera en voz alta sus pensamientos.) Tiene un rótulo un poco pasado de moda, pero continúa siendo atractivo. Las letras esas, tan, de siempre. (Pausa. Piensa en lo que dice) Continúa siendo atractivo, en algún sentido, para mí. (Pausa. Como si se diera cuenta, pero sin querer ponerse sentimental.) Hace más de quince años que soy cliente del Frankfurt. Ya lo frencuentaba antes de que entrara usted, cuando despachaba el señor Hernández. Cuando abrió, solo despachaba él. Y después vino usted y todos los que han pasado a lo largo de los años. No los recuerdo a todos. (Pausa.) Entre el Frankfurt y el Bratsburg, prefiero el Frankfurt, es un sabor más conocido. Seguramente porque hace más años que lo tomo. Y con un poco de ketchup. (Pausa.) Sólo un poco. Y mostaza. (Pausa.) Y unas patatas. (Pausa.) Lástima. (Pausa.) Las patatas las hacía muy bien.
MUJER.- Gracias.
DETECTIVE.- Ni muy blandas ni muy tostadas.
MUJER.- Últimamente eran congeladas.
DETECTIVE.- Le aseguro que no se notaba.
MUJER.- Antes las teníamos que pelar y todo. (Pausa.) A mí trabajar no me ha importado nunca. (Pausa.) Me gustaba.
DETECTIVE.- Es la costumbre.
MUJER.- (Lo dice lentamente, tomándose el tiempo necesario) Eso mismo. (Pausa.) Por la costumbre y por la gente. (Pausa.) Te acostumbras a que los días sean así, como son los días cuando hace mucho tiempo que estás en un sitio. Hay clientes que son fijos y los que van de paso. Los organizas según sus manías: los que hablan, los que callan, los que saben lo que quieren, los que siempre piden lo mismo.... Y las cosas que haces siempre: escuchar la radio, cambiar la pizarra anunciando la cerveza del día a primera hora, ver reflejado el sol de la tarde en el escaparate de la ferretería que hay delante... Tonterías. Nada.
DETECTIVE.- ¿La radio? No sabía que hubiera una radio.
MUJER.- Está colgada en la pared, al lado de la plancha. No se puede ver desde detrás de la barra. Entre la plancha y la pared.
DETECTIVE.- En el rincón de los aceites.
MUJER.- Sí, allí mismo.
DETECTIVE.- Ahora la recuerdo. Es una radio pequeña de color blanco.
MUJER.- Es imposible limpiarla bien. En seguida se ensucia de grasa.... (Pausa.) También está el televisor, pero detrás de la barra no se oye bien. Hay demasiado ruido de la gente y de la calle. (Pausa.) A mí me gusta más la radio. ¿Cree que soy una antigua?
DETECTIVE.- No.
MUJER.- A veces pienso que sí.
DETECTIVE.- (La mira.) ¿Cuántos años tiene? Si no es una indiscreción.
La Mujer se queda mirándolo.
MUJER.- No se lo quiero decir.
El Detective la mira.
MUJER.- No lo calcule. (Pausa.) ¿Y usted?
DETECTIVE.- Tengo cuarenta y dos.
MUJER.- Los lleva bien.
DETECTIVE.- Gracias.
MUJER.- Bastante bien.
DETECTIVE.- (Con un poco de mala leche) Usted tiene más de treinta y cinco y menos de cuarenta.
MUJER.- ¿Cree que tengo treinta y siete?
DETECTIVE.- Sí.
MUJER.- Tengo treinta y seis.
DETECTIVE.- ¿Lo ve? Treinta y seis.
Los dos vuelven a mirar por la ventana.
MUJER.- ¿Ve aquella parada de autobús? Pues hace diez años que cada día cojo el autobús en esa parada. (Pausa.) No es que quisiera preparar frankfurts para siempre, pero... (Pausa.) En invierno desde que salía de casa hasta que llegaba al bar veía como amanecía poco a poco.
Se pone a llorar silenciosamente.
MUJER.- Lo siento.
DETECTIVE.- No llore.
MUJER.- No, no lloro. Sí que lloro. (Pausa.) No lo puedo evitar.
DETECTIVE.- Lo siento.
MUJER.- No me compadezca, por favor.
DETECTIVE.- Lo siento, de verdad.
MUJER.- (Muy seria) No me compadezca.
DETECTIVE.- Es que...
MUJER.- No lo haga.
DETECTIVE.- No se preocupe, no la compadezco.
MUJER.- De acuerdo.
DETECTIVE.- Piense que quizá en el fondo le va bien. (Pausa. Él enciende un cigarrillo) ¿Quiere un cigarrillo?
La mujer asiente. El Detective le ofrece y por la manera como lo coge nos imaginamos que normalmente no fuma, aunque sabe hacerlo.
MUJER.- (Con el cigarrillo en la mano) ¿Por qué? ¿Cómo me puede ir bien? Qué idea más tonta.
DETECTIVE.- Cambiar de trabajo no siempre está mal. Piénselo en positivo. Los cambios pueden ser buenos.
MUJER.- A mí me gusta ver siempre lo mismo. (Pausa.) Seguro que cobran menos que yo, pero a ellos cobrar menos les da igual, porque son jóvenes. Son jóvenes y les da todo igual. Es lo que pasa, contra ellos no puedes competir.
DETECTIVE.- Usted habitualmente no fuma.
MUJER.- ¿Lo ve?
Se vuelve a hundir y apaga el cigarrillo.
El Detective busca entre las cajas un paquete de servilletas de papel con dibujos infantiles muy llamativos. Abre la bolsa. La Mujer se queda mirándolo. Le da una servilleta. Empieza a sonarse.
DETECTIVE.- Es una servilleta.
MUJER.- (Mirándola) ¿Quiere hacer una fiesta?
DETECTIVE.- No.
MUJER.- Ah.
Se acaba de sonar y se recompone.
MUJER.- Me parece que ya estoy mejor. Me voy.
Él se levanta aliviado. Ella también se lavanta para irse.
DETECTIVE.- Bien, pues... Adiós
MUJER.- Adiós. Apague el ventilador. Hace mucho ruido.
El Detective estira el cable del ventilador y desenchufa. La Mujer coge la chaqueta, se la pone, coge la bolsa y va para salir, pero antes de salir se para en seco.
MUJER.- Me parece que aún no estoy bien.
DETECTIVE.- Siéntese y tranquilícese.
La Mujer no se sienta.
MUJER.- No soportaría vivir así. Está todo tan desordenado.
DETECTIVE.- Quiere hacer el favor de sentarse.
Ella se sienta.
MUJER.- De acuerdo... Todo este... archivo. Este desorden. Se lo tengo que decir: está muy desordenado.
DETECTIVE.- Es un archivo. Está ordenado a mi manera. (Pausa.) ¿Quiere un café?
Ella busca la máquina con la mirada. La descubre en un rincón. Hace un gesto afirmativo con la cabeza.
MUJER.- Gracias.
El Detective se levanta para preparárselo.
MUJER.- Si puede ser un té, mejor.
DETECTIVE.- Me parece que sí.
El Detective empieza a buscar entre los botes una bolsa de té. Mientras le prepara la infusión, hablan.
MUJER.- ¿Y sabe dónde está todo?
DETECTIVE.- Más o menos, sí.
MUJER.- Para mí sería imposible. (Pausa.) ¿No le molesta el polvo?
DETECTIVE.- No. ¿Quiere azúcar?
MUJER.- Sí, gracias.
El Detective le pone el azúcar.
MUJER.- Siempre me pedía el frankfurt de una manera un poco seca. ¿Se lo puedo decir, verdad?
DETECTIVE.- ¿Si?
MUJER.- Era como si esperara que yo no supiera lo que me estaba a punto de pedir, pero siempre pedía lo mismo. Al principio pensaba que creía que yo no me enteraba, que no me acordaba de los clientes. ¿Por qué lo hacía?
DETECTIVE.- Un frankfurt con ketchup y patatas. Y una cerveza. No lo sé.
MUJER.- Quizá porque no quería que me diera cuenta de que venía muy a menudo. Hay gente a quien le pasa: no soporta que los camareros se den cuenta de que son clientes habituales. En cambio hay otros que vienen dos días y ya esperan que sepas lo que quieren tomar.
DETECTIVE.- No lo creo.
MUJER.- Quizá sea hacer demasiadas deducciones.
DETECTIVE.- Exacto.
MUJER.- Ya.
El Detective le trae el té.
DETECTIVE.- ¿Se acuerda de todos los clientes?
MUJER.- De la mayoría, de los habituales sí.
DETECTIVE.- Hacía mucho tiempo que trabajaba allí. Una vez recuerdo que se tintó el pelo de rubio.
MUJER.- Fue una equivocación.
DETECTIVE.- Me sorprendió. Pensé: ¿Y ahora qué hará?
MUJER.- Sólo me tinté el pelo.
DETECTIVE.- Parece mentira cómo puede cambiar una cara con otro color de pelo.
MUJER.- Tiene razón. Debería haberme marchado entonces. Siempre me ha costado tomar decisiones.
La Mujer va a dejar el vaso en la mesa, pero no tiene sitio para dejarlo. Tiene que apartar una carpeta. Al final saca la carpeta de la mesa, deja el vaso y la mira. Al Detective no le gusta.
MUJER.- ¿Todo son... casos?
DETECTIVE.- Ajá.
La Mujer abre la carpeta, con curiosidad.
DETECTIVE.- Son fotos de trabajo.
MUJER.- (Que no entiende que le esté diciendo que las deje) Sí.
DETECTIVE.- Son privadas.
MUJER.- ¿Son clientes?
DETECTIVE.- Ajá.
MUJER.- Todas las debe haber hecho usted.
DETECTIVE.- Sí. Es material confidencial.
MUJER.- No se ven bien. Son tan...
DETECTIVE.- Personales, son personales.
MUJER.- Eso.
DETECTIVE.- Es la intimidad de los otros.
MUJER.- Sí.
DETECTIVE.- Quiere hacer el favor de dejarlas en su sitio.
Ella las deja de una manera un poco brusca.
DETECTIVE.- No debería mirarlas.
MUJER.- (Se las da) Tenga. Perdone. No había caído...
DETECTIVE.- Gracias.
MUJER.- No había visto nunca fotos de este tipo.
Silencio.
MUJER.- No las he visto muy bien. De hecho, sería incapaz de recordar las caras.
DETECTIVE.- Mejor.
MUJER.- Supongo que eran de una pareja... que se quería... quiero decir... que le habían contratado para que los siguiera... ¿Fotos de alguien que quería separarse?
DETECTIVE.- Seguramente.
MUJER.- No lo he visto bien, pero... estaban....
DETECTIVE.- Olvídelo.
MUJER.- Haciendo el amor. Me lo ha parecido.
El Detective se coloca en su sitio.
MUJER.- Deben tener una vida tan apasionante.
DETECTIVE.- ¿Quién?
MUJER.- Ellos.
DETECTIVE.- ¿Usted cree?
MUJER.- Me lo parece. Son amantes, quedan, se envían notas....
DETECTIVE.- (Corrigiéndola) Se llaman por teléfono.
MUJER.- Pues se llaman por teléfono. Se ven a escondidas. Cenan en restaurantes, vigilan que no los descubran, cogen taxis... Hablan bajito uno con el otro, se prometen cosas, saben que quizá mañana se verán y quizá no... y a veces mienten.
El Detective saca las fotografías que ella estaba mirando.
DETECTIVE.- Fíjese bien.
MUJER.- No, no...
DETECTIVE.- Mírelas. Es igual.
MUJER.- Pero....
DETECTIVE.- Tenga.
Ella mira las fotografías atentamente.
MUJER.- No veo...
DETECTIVE.- Fíjese bien. Hacen una cosa que todo el mundo cree que es emocionante. Quedan a escondidas de sus parejas en un hotel bastante sórdido. Y eso que tienen dinero. No mucho, pero tienen. Toman una copa, cenan y cuando acaban se van al hotel. Dejan pasar a las parejas por horas y a los detectives también. (Pausa.) Como si pasar un rato en un sitio grande y limpio no valiera la pena. Como si no estuviera bien ducharse en una buena ducha. Hacen el amor y mire, fíjese bien: se aburren.
MUJER.- ¿Sí?
DETECTIVE.- Parece mentira. La gente ya no tiene imaginación.
MUJER.- Yo no veo nada.
DETECTIVE.- (Le enseña la foto) Aquí. No me salió bien, porque no había mucha luz. Se ven dos manchas, pero si se fija bien, verá que son ellos dos. Las hice desde la habitación de al lado. Esta de aquí es la mujer. (Pausa.) La mujer tiene un cigarrillo en las manos y mientras el hombre está encima, mira el humo que sale hacia arriba.
MUJER.- ¡Ahora!
DETECTIVE.- No hay pasión. Ni tan solo emoción o un poco de afán de aventura.
La Mujer se queda mirándolo.
DETECTIVE.- No puedo dejar de pensar que podría ser una intimidad más alegre. Se aburren. Eso es lo que me preocupa. (Pausa.) En general, quiero decir. Se lo podrían pasar mucho mejor. ¿A usted no le pasa?
Pausa. La Mujer se le queda mirando sonriendo ligeramente.
MUJER.- Es un romántico.
DETECTIVE.- No. No. No lo soy. No.
MUJER.- Sí, lo es.
DETECTIVE.- No. No lo soy.
MUJER.- Yo creo que lo es.
DETECTIVE.- No.
Se quedan en silencio.
DETECTIVE.- ¿En qué está pensando?
MUJER.- En que se dedica a perseguir parejas y fotografiarlas. No lo había pensado hasta ahora. Sabía que era detective, pero no lo había imaginado...
DETECTIVE.- Persiguiendo parejas que se esconden.
MUJER.- Eso.
DETECTIVE.- Pues eso es lo que hago.
MUJER.- Claro.
DETECTIVE.- Le aseguro que los detectives con una vida intersante sólo viven en las películas.
MUJER.- Sí, ya lo supongo, pero es que... siempre...
DETECTIVE.- (La interrumpe) Los otros vivimos aquí, en la realidad, y hacemos lo que nos encargan. Normalmente solo miramos, si le tengo que ser sincero.
MUJER.- ¿No llegan nunca casos interesantes?
DETECTIVE.- ¿Casos interesantes?
MUJER.- No lo sé. Un asesinato por pasión. Una desaparición de una mujer rica, extranjera. No lo sé. Ahora que caigo... Supongo que es lo que acostumbra a salir en las películas.
DETECTIVE.- Pues de estos no salen casi nunca. La mayoría de los clientes son de los que van a pie, por decirlo de alguna manera. (Pausa.) Muchos detectives no tienen ni pistola. Ni placas de identificación ni nada. Nada es como en las películas. Eso se lo puedo asegurar.
MUJER.- ¿Usted tiene?
DETECTIVE.- ¿El qué?
MUJER.- Pistola.
DETECTIVE.- (Miente) No. No tengo pistola.
El Detective mira una foto.
DETECTIVE.- A veces... a veces es sórdido, pero te acostumbras. Te acostumbras y se vuelve la cosa más normal del mundo. Una manera muy intersante de pasar el rato. (Pausa.) ¿Le gusta la gente? A mí la gente me interesa.
La Mujer mira detenidamente la foto.
MUJER.- No me los imagino vestidos.
DETECTIVE.- Son personas normales. (Pausa.) Era agosto y hacía mucho calor.
MUJER.- Sí, si que parece que se aburran. ¿Qué les pasó? ¿Los delató? ¿Acabó en divorcio? ¿Se han casado entre ellos?
DETECTIVE.- Mi cliente era el marido de esta mujer. Quería que la vigilara porque sospechaba que la engañaba. El hombre, en cambio, en ese momento no estaba casado. (Pausa.) Mi cliente y su mujer se divorciaron, pero mire (Le enseña otra foto) Esta foto la hice cuatro años después.
MUJER.- ¿Es la misma mujer?
DETECTIVE.- Con el pelo más corto.
MUJER.- Y con otro hombre.
DETECTIVE.- Es su marido, mi cliente. (Pausa.) Al cabo de un tiempo de divorciarse se dieron cuenta de que se habían acostumbrado tanto uno al otro que no podían dejar de verse. Y comenzaron a quedar para cenar, los días de fiesta y algunos fines de semana. Sólo eso. Toda esta historia pasó en un periodo de seis años. (Pausa.) ¿Le aburro?
MUJER.- No.
La Mujer mira fascinada las fotos.
MUJER.- ¿Los siguió durante tanto tiempo?
DETECTIVE.- Sí.
La Mujer vuelve a mirar la foto.
MUJER.- Han pasado muchos años... han... envejecido. Son más... más....
DETECTIVE.- ¿Feos? No siempre es así. A veces sólo son diferentes. Hay épocas buenas y épocas malas. (Señala una foto) Esta es una época mala. (Pausa. Señala otra foto) Y esta una buena. ¿Ve la diferencia? En cambio aquí son más mayores.
La Mujer se queda mirando la foto fascinada.
DETECTIVE.- (Mira el reloj. Se da cuenta que es hora de comer. Un poco cortado) ¿Le apetece... le apetece que vayamos a comer por ahí?
DONA.- ¿Eh? ¿A comer? ¿Qué hora es?
DETECTIVE.- Son las dos. (Pausa.) ¿No tiene hambre?
MUJER.- No, pero.. vaya... si quiere comer....
DETECTIVE.- ¿No quiere que vayamos a comer algo?
MUJER.- No, yo... no. Si quiere, le acompaño o no... vamos y usted va a comer solo.
DETECTIVE.- Bien. (Pausa. No lo ve claro) Bajo a comprar algo. Iré a comprar algo de comer y usted me espera aquí. ¿De acuerdo?
MUJER.- (Insegura) No lo sé.
DETECTIVE.- Ahora vuelvo.
Va hasta el perchero, coge el abrigo y se marcha sin dar prácticamente tiempo a la Mujer a oponerse.
DETECTIVE.- (Marchando) Si suena el teléfono... No lo coja, por favor.
Se va.
La Mujer se queda sola en el despacho.
Remueve discretamente entre las carpetas, mira fotografías, con curiosidad, como si buscase fotografías de gente conocida.
Después mira los cajones y las estanterías, pero sin mucha prisa y con mucho cuidado. Se queda mirando una cosa que hay en un cajón. El público no la ve.
De repente, suena el teléfono. Se asusta. No sabe qué hacer. Lo deja sonar, pero no para. Al final, lo coge.
MUJER.- Dígame... (Pausa.) Sí... (Pausa.) Sí, soy... soy su secretaria. ¿Me puede dar el nombre por favor? (Pausa. En plan profesional) Si no quiere, no me lo dé. (Pausa.) No, en este momento no está. Ha salido. Un encargo. Si quiere, le puedo dar una cita. ¿Necesita algún servicio? ¿Quiere hablar con alguien de confianza? Aquí le prometemos máxima discreción. Somos eficaces. (Pausa. Le contestan muy mal del otro lado del teléfono) ¿Quien es usted? (Le dicen) Ah. (Pausa.) ¿Quiere que le deje algún mensaje? Muy bien. Sí, claro. No, no creo que tarde. Seguramente vendrá en una hora. (Busca un bolígrafo. Abre el cajón. Se queda mirando una cosa que hay dentro. Continúa la conversación mirándola.) Muy bien. (Apunta lo que le han dicho) Sí. De acuerdo. Adiós. (Cuelgan) Imbécil.
Cuelga el teléfono con mucho cuidado. Coge la pistola que hay en el cajón. Se la queda mirando. De repente, decide marchar. Va hasta el perchero, se pone el abrigo y después coge el bolso. Guarda la pistola dentro, decidida. Cuando está llegando a la puerta, escucha un ruido, se da cuenta que es el ascensor que sube. Se saca rápidamente el abrigo y vuelve a dejar el bolso en su sito.
Justo a tiempo para que el Detective abra la puerta.
Entra el Detective, lleva un par de frankfurts y patatas en las manos. Del brazo le cuelga una bolsa con un par de cervezas. La mira un momento, pero no sabemos si se ha dado cuenta de que ella estaba a punto de marchar o no.
DETECTIVE.- !Hola!
MUJER.- Hola.
DETECTIVE.- No había nadie. Me han servido rápido.
El Detective empieza a dejar la comida encima de la mesa. Aparta los papeles. Lo hace de una manera metódica, como si para él todo ese desorden fuera un orden. Lo prepara todo con cuidado.
DETECTIVE.- ¿Quiere uno?
MUJER.- De acuerdo.
DETECTIVE.- ¿Quiere ketchup?
MUJER.- Sí, gracias.
DETECTIVE.- ¿Mayonesa o mostaza?
MUJER.- También. Mostaza.
DETECTIVE.- (Empieza a poner ketchup en las patatas, con mucho cuidado. Es una operación que ha hecho muchas veces. Una vez la ha puesto, va abriendo bolsas y papeles hasta colocar toda la comida encima de la mesa) He estado a punto de comprar delicias de queso y roscas de espinacas, pero al final no lo he hecho. He pensado que no nos apetecerían. Te regalan una lata de cerveza si compras más de dos frankfurts. Este tipo de ofertas no las habían hecho nunca. Supongo que es para animar el negocio. Por eso he comprado las patatas. Igualmente había de traer algo para beber... (Pausa. Se da cuenta de que ha hablado muy rápido y de una manera muy desordenada) ¿Me sigue? Es igual. El resultado es esto. Coja lo que quiera. (Pausa.) Coma. Le irá bien.
La Mujer se lo queda mirando.
DETECTIVE.- ¿Supongo que no le ha molestado que haya ido al Frankfurt? (Pausa.) No, ya sabía que no. Es la costumbre. (Pausa.) Y además, supongo que quería comprobar si... esa idea de si, si era un cliente viejo.
MUJER.- Antiguo.
DETECTIVE.- Eso. Bien, sólo de decirlo me parece una tontería. Perdone. (Pausa.) No me han dicho nada, claro. Me han servido y ya está. Me han servido y no me han dicho nada ni me han echado.
MUJER.- ¿Y qué? ¿Qué le han parecido?
DETECTIVE.- ¿Quién?
MUJER.- Los camareros nuevos.
DETECTIVE.- ¿Los conoce?
MUJER.- (Miente) No. No quiero volver allí.
El Detective coge un frankfurt y lo envuelve en la servilleta con mucho cuidado, como si fuera para ella, pero no se lo ofrece.
DETECTIVE.- Son dos: un chico rubio y una chica, morena. De unos veinte años. Yo diría que no tiene experiencia, pero ponían ganas. El chico es delgado, imberbe, de esos que les cuesta que les salga la barba. Los ojos azules, claros, y gafas. Llevaba gafas de pasta. Un poco desarreglado.
MUJER.- ¿Y la chica?
DETECTIVE.- Lleva el pelo recogido con una cola de caballo.
El Detective le da el frankfurt.
DETECTIVE.- Jóvenes, sin experencia, normales. No son nada del otro mundo.
Silencio. La Mujer muerde sin ganas el frankfurt.
MUJER.- ¿Qué tal le han atendido?
DETECTIVE.- (Después de un breve instante) No muy bien.Mal. Desorganizado.
MUJER.- ¿Por qué?
DETECTIVE.- (Miente) Primero no se han acordado de lo que quería. Después se les ha caído la cerveza y se han equivocado con el cambio.
MUJER.- No diga mentiras. Le han servido bien.
El Detective se la queda mirando. La Mujer se sienta.
DETECTIVE.- La verdad es que me han servido rápido y han sido amables.
MUJER.- No se puede esperar más.
DETECTIVE.- Supongo que no. Muy amables.
MUJER.- Servir no es difícil. Hay trabajos que son así: no son difíciles.
DETECTIVE.- Muchos. No se preocupe.
MUJER.- Me lo tenía que haber pensado hace años. Cuando empecé. Me tenía que haber espabilado antes.
DETECTIVE.- ¿Qué le hubiera gustado hacer?
MUJER.- No lo sé. Aquello ya me gustaba...
DETECTIVE.- Seguro que quería hacer algo.
MUJER.- No, sólo quería ganarme la vida. Quería vivir sola. Para poder escoger con más tiempo. Después tampoco decidí nada más, pero lo quería hacer todo con tiempo, para pensármelo bien. ¿Le parece una idea extraña?
DETECTIVE.- No.
El Detective se sienta.
DETECTIVE.- Me he sentido diferente en el Frankfurt. Y ya le digo: me han atendido bien. Pero las cosas nunca son iguales. No lo sé. A mí me gusta que las cosas se repitan. (Pausa.) Como son dos, van más rápido. Entras, ya sabes lo que quieres, pides y te lo sirven. Otro ritmo. No es que antes fuera lento,pero era otro ritmo. (Pausa.) Todo tiene además una luz más potente, deslumbra. Deben haber cambiado las bombillas. (Pausa.) También han limpiado las baldosas de la pared del fondo.
MUJER.- Son muy pocos días. No les ha dado tiempo a cambiar el modelo de lámparas, pero seguro que lo hacen. Sé que a la mujer del señor Hernández no le gustaban. Cambiarán la iluminación. Cambiarán las estanterías del fondo y las planchas, pondrán unas nuevas, de las que no absorven la grasa, de las que son fáciles de limpiar. Después pondrán un horno nuevo y fotografías de los franfkurts y los bratsburg. Y después dirán que los camareros nuevos venden más. Como si fuera mérito suyo. Como si todo eso no tuviera nada que ver.
DETECTIVE.- Me han dicho buenos días cuando he entrado y buenos días otra vez cuando he salido. Y como he dejado propina, han tocado una campana. (Pausa.) No se lo tome tan mal.
MUJER.- ¿Una campana?
DETECTIVE.- Así todo el mundo sabe que has dejado propina. (Pausa.) Y parece que se pongan más contentos.
MUJER.- Ni que fuera el Tirol.
DETECTIVE.- Es ridículo.
MUJER.- Completamente.
DETECTIVE.- Me he sentido un poco estúpido.
MUJER.- ¿Y la campana suena?
DETECTIVE.- Parece ser que la tienen en bastantes sitios. (Le alarga un frankfurt) Tómese otro.
MUJER.- No gracias. Ya tengo bastante.
DETECTIVE.- (Como si no fuera una pregunta importante) ¿Ha ido, verdad?
MUJER.- ¿Qué?
DETECTIVE.- Que ha ido al Franfkurt. Después de que la hayan despedido. Estoy seguro que ha querido ver qué pinta tenían. Seguro que sí.
MUJER.- Esta mañana antes de venir quería ir. (Pausa.) Seguro que soy más buena camarera que ellos. Conozco los clientes, me gusta el bar y la gente también me conoce. (Pausa.) El señor Hernández sabía que lo hacía bien, pero no le ha costado nada quitarme de en medio. Eso cuesta tragárselo. No me lo esperaba. Por eso quería verles las caras. Ver qué tenían que yo no tuviera. (Pausa.) Tenía ganas de hacer algo. De hacer que se sintieran culpables de haberme dejado en la calle. (Pausa.) Había pensado algunas frases para decir, como cuando tienes que hacer algo importante y te preparas exactamente qué dirás. Pensaba decir: Eh, vosotros, qué mierda de café, la chica de antes lo hacía mejor o algo parecido. Todo un poco ridículo. (Pausa.) Piensas que podrás entrar, decir las cosas en un orden y quedar bien. Te imaginas que controlarás la situación y que tu discurso será tal como te lo has imaginado. Después muchas veces no lo consigues, dices la mitad de lo que querías decir y de una manera tan brusca que nadie te entiende. Pero lo llevaba bien preparado. (Pausa.) He llegado a la puerta y he dejado pasar a algunas personas. Después he dejado pasar cinco minutos. Y después diez. Al final, he dado media vuelta y me he marchado. Eran las ocho de la mañana. Justo a la hora que acostumbraba a entrar a trabajar cada día. No consigo dormir hasta más tarde.
Silencio. Los dos comen.
MUJER.- Han llamado. (Pausa.) Y he cogido el teléfono. Lo siento. No lo puedo soportar. Ya sé que me había dicho que... pero un teléfono sonando....
DETECTIVE.- No pasa nada.
MUJER.- Lo siento de verdad.
DETECTIVE.- ¿Quién era? ¿Un cliente?
MUJER.- No. Era el administrador.
DETECTIVE.- Ya.
MUJER.- Le he cogido el encargo.
DETECTIVE.- Gracias.
El Detective se concentra en la bolsita del ketchup, como si el tema no tuviera nada que ver con él.
MUJER.- ¿No quiere saber qué me ha dicho?
DETECTIVE.- Diga, diga.
MUJER.- Que si no paga este mes, lo va a echar.
DETECTIVE.- (Como si no tuviera mucha importancia) Sí. Me lo imaginaba.
MUJER.- Que le debe seis meses.
El Detective coge la bolsa de la mostaza.
DETECTIVE.- Vaya, la mostaza se ha terminado. (Pausa.) ¿No quiere nada más? No ha comido mucho.
MUJER.- No. Gracias.
Silencio.
DETECTIVE.- Hacía tiempo que no comía aquí, en el despacho. Te acostumbras a bajar. Es una manera de ver gente. Un poco de movimiento. Hay días que no hablas con nadie, el tiempo pasa diferente. No quiero decir que pase más lento. Pasa diferente.
MUJER.- No ha sido muy amable.
DETECTIVE.- Lo siento mucho. Le llamaré. No está bien que llame y no sea amable con el primero que se ponga al teléfono.
MUJER.- De hecho no he sido "la primera que se pone al teléfono". Le he dicho... le he dicho... que era su secretaria... me ha salido sin querer. Perdone. Ha sido como un acto reflejo. Yo misma me he sorprendido cuando lo he dicho. Quería que todo pareciera natural. Supongo que... me he excedido.
DETECTIVE.- Eso tampoco le autoriza a hablarle mal.
MUJER.- Gracias.
DETECTIVE.- No he tenido nunca secretaria. No se lo debe haber creído. Debe haber pensado que era mi mujer, que se hacía pasar por mi secretaria. Por eso ha sido tan desagradable. No se pueden ver. Una vez se pelearon por algo relacionado con una factura. Ya ni me acuerdo. (Pausa.) Antes lo hacía. Venía algunas tardes y para distraerse, cogía el teléfono, para que todo fuera más profesional. Después le cogió mania al despacho. Y después nada.
Silencio.
MUJER.- ¿Están separados?
DETECTIVE.- ¿Le importa?
MUJER.- No.
DETECTIVE.- No es su problema.
MUJER.- No, no lo es.
DETECTIVE.- Técnicamente no. Me dejó y no se ha molestado nunca en venir a darme una explicación. No se preocupe, no me duele. Fue hace cinco años.
MUJER.- De todas maneras, no hace falta que llame al administrador. No tenía que haber cogido el teléfono.
Se miran.
DETECTIVE.- No es sólo este mes de enero, ha sido todo el año. He tenido muy pocos clientes.
MUJER.- ¿Cuántos?
DETECTIVE.- Cinco. (Pausa.) Dos (Pausa.) Ninguno.
MUJER.- ¿Ninguno?
DETECTIVE.- No tengo ninguno. Este año no tengo ninguno nuevo.
MUJER.- Lo siento.
DETECTIVE.- Desde el principio. Desde que entró la primera clienta. No me he podido deshacer de ningún cliente. Los empiezo a seguir y se me quedan pegados, empiezan a formar parte de mí. Me acostumbro a ellos. Es como si hubieran entrado a formar parte de mi vida. (Pausa.) Por eso hay tantas fotografías. (Pausa.) Puedes encontrar tantas fotografías como quieras. Hay un centenar de caras en todas las épocas de la vida. (Pausa.) Contentos, tristes, perdedores, amargados, felices.
La Mujer se queda mirando pilas de fotografías. Coge un archivo, lo intenta abrir y caen un montón de fotografías de dentro.
DETECTIVE.- Es igual.
Pausa.
MUJER.- Es, es... es increible.
DETECTIVE.- Algunos hace seis años, otros diez, hay unos cuantos que quince. Los he seguido durante quince años. He visto como cambiaban o como no cambiaban nada. Los he visto haciéndose los interesantes, interesándose por cosas y aburriéndose mortalmente, mientras simulaban que se lo pasaban muy bien. (Pausa.) Más, no. Sólo hace quince años que tengo el despacho. Hay una decena que han muerto. Hasta fui a algún entierro. (Pausa.) ¿Era eso lo que buscaba?
MUJER.- ¿El qué?
DETECTIVE..- Cuando ha llamado a la puerta.
MUJER.- Yo.
DETECTIVE.- Un detective, le interesaba un detective....
MUJER.- Pero.
DETECTIVE.- Eso es lo que hay.
MUJER.- Y... y.. (Se calla)
DETECTIVE.- ¿Qué?
MUJER.- No, hay una cosa que no entiendo.
DETECTIVE.- ¿El qué?
MUJER.- Si nadie paga.
DETECTIVE.- Sí.
MUJER.- ¿De qué... de qué vive?
Silencio.
DETECTIVE.- De eso y de lo otro. Es igual.
MUJER.- Claro.
DETECTIVE.- De encargos que no tienen nada que ver con esto. Soy buen fotógrafo y soy discreto. No necesito mucho dinero para vivir.
La Mujer se lo queda mirando.
DETECTIVE.- ¿Qué está pensando?
MUJER.- Nada.
DETECTIVE.- ¿Seguro?
MUJER.- Seguro. No pienso en nada.
DETECTIVE.- (Refiriéndose a las fotografías) Hay historias curiosas. (Pausa.) Una vez una señora me hizo seguir a su gato (Pausa.) Y era verdad: se podía afirmar que el gato la engañaba. Se dejaba dar comida por una vecina. La vecina y la señora se odiaban por algo de hacía años. La vecina daba de comer al gato para hacerle la puñeta. Y lo estaba engordando. Nadie quiere tener un gato como una vaca.
La Mujer ríe.
DETECTIVE.- No supe qué aconsejarle. Sólo le presenté las pruebas.
MUJER.- Así que da consejos.
DETECTIVES.- A veces soy sólo un desconocido que se sienta en un bar al lado de alguien, en la barra, y conversa. Con el paso del tiempo las caras se olvidan.
MUJER.- Es extraño. Tantas fotografías. Fotografías de desconocidos. ¿Son todos desconocidos? Yo no tendré nunca tantas fotografías mías. No he tenido nunca tiempo de hacerme fotos.
La Mujer saca la pistola del bolso y apunta hacia un sitio determinado en dirección a él sin que quede demasiado claro que lo está apuntando a él.
MUJER.- ¿Qué le parece? ¿Lo hago bien?
DETECTIVE.- ¿Pero qué hace?
MUJER.- Sí que tiene pistola. No me ha dicho la verdad.
DETECTIVE.- Démela. ¿Cómo la ha encontrado?
MUJER.- Estaba en el cajón.
DETECTIVE.- Como se ha atrevido...
MUJER.- (Le apunta) Levante las manos.
DETECTIVE.- No lo pienso hacer.
MUJER.- ¡Levántelas!
DETECTIVE.- ¿Y si me niego?
MUJER.- No lo haga. Ni lo piense.
DETECTIVE.- No es capaz.
MUJER.- No me provoque.
DETECTIVE.- Está bien.
El Detective levanta las manos.
MUJER.- Así me gusta.
El Detective sonríe.
MUJER.- ¿Por qué sonríe?
DETECTIVE.- Está descargada.
MUJER.- No es verdad. Lo he comprobado.
DETECTIVE.- Muy bien. No es verdad.
MUJER.- (Mientras mira la pistola con cierta desconfianza) Sé perfectamente que está cargada. (Pausa.) ¿Nunca ha necesitado disparar?
DETECTIVE.- No.
MUJER .- ¿Seguro?
DETECTIVE.- Quiere hacer el favor de parar... ¡Quiere parar de amenazarme!
MUJER.- ¿Nunca?
DETECTIVE.- No.
MUJER.- ¿Seguro?
DETECTIVE.- Sólo una vez.
MUJER.- Explíquemelo.
DETECTIVE.- ¿Ahora?
MUJER.- Sí.
DETECTIVE.- Ahora no me parece el momento.
MUJER.- A mí sí.
DETECTIVE.- (De mala leche) Era un caso de espionaje industrial. No hice daño a nadie.
MUJER.- ¿Falló?
DETECTIVE.- Sólo le di en una pierna. A un chico joven. Era un chico coreano.
MUJER.- ¿Disparó a un chico joven?
DETECTIVE.- Fue en defensa propia.
MUJER.- Si era coreano no debía entender el idioma. No debía entender nada.
DETECTIVE.- No diga tonterías. Lo entendía todo.
MUJER.- Seguramente lo explotaban.
DETECTIVE.- Ganaba más de cinco millones al mes.
MUJER.- Un precio muy bajo para tanto riesgo.
DETECTIVE.- No lo crea. Hay algunos que mueren por mucho menos.
MUJER.- Pero no debería ser así. Lo sabe perfectamente.
DETECTIVE.- (Serio) Fue en defensa propia. Él me quería matar.
MUJER.- ¿Disparó contra usted?
DETECTIVE.- No le di tiempo.
MUJER.- Me lo puedo imaginar: él corría y usted disparó.
DETECTIVE.- ¿Pero se puede saber por qué se pone de su lado?
Pausa.
MUJER.- No lo sé. Tengo ganas de hacerle la puñeta.
DETECTIVE.- Muy bien, ahora ya lo sabe. Devuélvame la pistola.
Pausa. Ella no se la da.
MUJER.- Cuando frecuenta un bar, ¿le gusta que le reconozcan y sepan lo que quiere tomar?
DETECTIVE.- No.
MUJER.- Lo ve.
DETECTIVE.- Muy bien, ahora ya lo sabe, quiere hacer el favor...
MUJER.- (Le interrumpe) ¿Cuál es su plato preferido?
DETECTIVE.- ¿Qué?
MUJER.- Dígamelo.
DETECTIVE.- Unas migas.
MUJER.- ¿Y la bebida?
DETECTIVE.- Vino tinto.
MUJER.- Y la música... ¿Qué música le gusta?
DETECTIVE.- No, música para comer, no.
MUJER.- Está bien...¿ Y si no come?
DETECTIVE.- Me gusta el blues.
MUJER.- Típico.
DETECTIVE.- ¿Típico de qué?
MUJER.- Típico de detective.
DETECTIVE.- ¿Típico de detective?
La Mujer hace un gesto afirmativo con la cabeza.
MUJER.- ¿Qué desea?
DETECTIVE.- Que pare de apuntarme con la pistola.
MUJER.- ¿Qué desea de la vida, en general?
DETECTIVE.- Pues eso.
MUJER.- No me quiere responder.
DETECTIVE.- No le voy a responder.
MUJER.- Dígame qué desea.
DETECTIVE.- No deseo nada. Sólo estoy aquí.
MUJER.- ¿Solo estar?
DETECTIVE.- Exacto. Solo estar.
MUJER.- Y mañana igual.
DETECTIVE.- Y mañana, si puede ser, que no sea diferente.
MUJER.- ¿No le gustan los cambios?
DETECTIVE.- Yo no he dicho eso. Me gusta vivir como quiero. Los cambios están bien, a veces. Otras veces no. Oye, ya tengo bastante.
El Detective la mira enfadado.
MUJER.- No se enfade.
DETECTIVE.- Me está apuntando con una pistola. ¿Qué cojones quiere que haga?
MUJER.- Podría vivir mejor, en otro sitio, con más luz, más agradable.
DETECTIVE.- Se está metiendo donde no le llaman.
MUJER.- ¿Cree que yo sería capaz de disparar?
DETECTIVE.- Haz el favor de dejar la pistola encima de la mesa. Ahora mismo. No la tenías que haber cogido. Te he dejado sola en mi despacho. He demostrado que confío en tí. Por qué... ¿Por qué lo haces?
MUJER.- No se mueva. Y tráteme de usted. Seguramente no soy capaz de disparar. Quiero comprobar si soy capaz de disaprar. Seguramente no lo soy. Pero solo lo quiero probar.
DETECTIVE.- ¿Pero te has vuelto loca?
MUJER.- Tráteme de usted.
Sigue apuntándole.
DETECTIVE.- No disparará. Usted es de las que no disparan.
MUJER.- ¿Seguro?
DETECTIVE.- Seguro. Ahora devuélvamela.
MUJER.- No.
La Mujer cierra los ojos y dispara. El Detective se queda estupefacto.
DETECTIVE.- Ah!
El disparo va a la pared de detrás, pero le hace un pequeño rasguño en la oreja al Detective. El Detective se pone la mano en el rasguño, sin dejar de tener la otra levantada. Tiene un poco de sangre.
MUJER.- (Satisfecha) ¡Lo he hecho! ¡He disparado! Lo ve, sí que podía. (Se da cuenta de lo que ha hecho) Perdón. !Perdón!... perdone.
DETECTIVE.- (Muy asustado) !Dios!
MUJER.- (Impresionada) ¡Dios mío! (Pausa.) ¿Le he hecho daño? ¿Está herido? ¿Le he matado? Le... (Pausa.) !Diga algo, por favor.!
DETECTIVE.- Pero qué quiere que le diga. Mierda.
MUJER.- ¿Está bien?
El Detective le da una bofetada.
DETECTIVE.- Estoy bien. Váyase.
MUJER.- No.
DETECTIVE.- Le he dicho que se vaya.
MUJER.- No. No. No le dejaré aquí.
DETECTIVE.- Es mi despacho.
MUJER.- Me da igual. Ahora quiero saber si le he hecho daño. Estaba... estaba apuntando a la pared....
DETECTIVE.- (La interrumpe) Mierda. Me cago en dios. Mierda. Y usted está loca. ¿Me oye? Está loca. Me importa una mierda que la hayan despedido. Se ha vuelto loca. Váyase de aquí.
MUJER.- No.
DETECTIVE.- Que se vaya de aquí, le he dicho. Y deme la pistola.
La Mujer retrocede sin dejar de apuntar hasta que choca con la pared de detrás de una manera bastante ridícula. Se da un golpe en la cabeza, pero mantiene la posición de apuntar.
Silencio.
Se quedan mirando. Ella baja la pistola, pero no deja de tenerla en la mano, de manera que el Detective también se mantiene con las manos más o menos en alto.
MUJER.- ¿Le he hecho daño?
DETECTIVE.- No me ha pasado nada.
MUJER.- Gracias a dios.
DETECTIVE.- Es solo un rasguño. Estoy bien. (Cabreado) ¿Quiere dejar de apuntarme?
MUJER.- Lo siento. (Baja la pistola) Quería disparar contra la pared, era lo que prentendía, pero como no tengo demasiada buena puntería... He pensado que quizá le daría (Describiendo la situación de antes) apunta más cerca... apunta más lejos... más a la derecha... más a la derecha... y después ya pensaba que no dispararía, pero al final... al final lo he hecho igualmente. Lo he hecho. Gracias a dios que no le he dado. Pero lo he hecho. Tenía ganas de hacer algo así.
DETECTIVE.- (Sin bajar las manos) Efectivamente. Lo ha hecho. Deme la pistola.
MUJER.- (Sin darle) No había intentado disparar nunca.
DETECTIVE.- Pues ya está.
MUJER.- No crea que le quería matar. (Pausa.) No le quería matar. Le juro por lo que quiera que...
DETECTIVE.- (La interrumpe) La creo.
MUJER.- Gracias.
Se sienta aliviada. Le mira y se da cuenta de que aún tiene las manos arriba.
MUJER.- Puede bajar las manos.
El Detective toma conciencia de que tiene las manos arriba. Las baja lentamente. Extiende la mano hacia la Mujer para que le dé la pistola y ella le mira.
MUJER.- (Sin devolverla) No había tenido nunca una en las manos. (Pausa.) He sentido una emoción extraña.
DETECTIVE.- ¿Por qué lo ha hecho?
MUJER.- Le juro por dios que no le quería matar.
DETECTIVE.- Eso ya me lo creo, pero ha disparado.
MUJER.- No lo sé. (Pausa.) Desde que me ha dicho que no tenía pistola, no sabe decir mentiras, no he podido dejar de pensar que tenía una. (Pausa.) Era... emocionante.. Y después he pensado que le podía apuntar...
DETECTIVE.- ¿Por qué? ¿Le he hecho algo? ¿Me odia?
MUJER.- No, no, no es por nada en concreto. Sólo era por el peligro. Por el peligro y ya está.
El Detective se le queda mirando.
MUJER.- ¿No se lo cree? Es la verdad. De verdad. Y lo he hecho.
DETECTIVE.- Devuélvamela.
La Mujer lo hace.
MUJER.- ¿Lo he asustado?
DETECTIVE.- Sí.
MUJER.- ¿Qué ha sentido?
DETECTIVE.- Miedo.
Suena el teléfono. La Mujer le mira con cara interrogante. El Detective no hace ningún gesto de cogerlo. Suena varias veces. Los dos se miran.
MUJER.- ¿No lo coge?
DETECTIVE.- Mejor no.
A la sexta llamada deja de sonar.
DETECTIVE.- Debe ser el conserje que ha oído el disparo.
MUJER.- (Muerta de miedo) Seguro que vendrá.
DETECTIVE.- No lo sé.
MUJER.- ¿Y si viene?
DETECTIVE.- Si viene, es mejor que hagamos ver que no hay nadie.
MUJER.- Seguro que viene.
DETECTIVE.- Ya lo veremos.
MUJER.- Deberíamos explicarle algo. (Pausa.) Ya le diré que yo soy la culpable.
DETECTIVE.- Es que es la culpable.
MUJER.- ¿Disparar no debe estar permitido, no?
DETECTIVE.- No. No está permitido. Es peligroso para los vecinos.
MUJER.- Habrán adivinado que venía de aquí.
DETECTIVE.- Soy el único con licencia de armas en todo el edificio.
MUJER.- Vendrán y me detendrán.
DETECTIVE.- Veremos qué hacemos.
MUJER.- ¡Qué! ¿Qué haremos? ¿Lo sabe ya? (Pausa.) Puedo decir que ha sido culpa mía. Puedo decir que le he robado la pistola, que la he sacado del cajón y...
DETECTIVE.- Ni se le ocurra.
MUJER.- Gracias. No sé cómo agradecerle...
DETECTIVE.- (La interrumpe) Me haría quedar muy mal. ¿Cómo quiere que sea detective y que una mujer cualquiera me coja la pistola del cajón?
MUJER.- Perdone. (Pausa.) ¿Cree que soy una mujer cualquiera?
DETECTIVE.- Si viene, haremos ver que no hay nadie. ¿De acuerdo?
MUJER.- Como quiera.
DETECTIVE.- No creo que venga.
Se oye el ascensor.
MUJER.- ¡El ascensor!
DETECTIVE.- Viene.
La Mujer se levanta y va directa hacia la puerta. Gira la llave, que está en la cerradura y la cierra. Después apaga la luz, se coloca contra la pared y le hace una señal al Detective, que se le ha quedado mirando extrañado.
MUJER.- Rápido.
DETECTIVE.- ¿Qué? ¿Pero qué hace?
MUJER.- Rápido.
Él se acerca a ella, un poco incrédulo. A partir de ahora los veremos en la penumbra.
Se oyen pasos fuera. A partir de ahora hablarán en voz baja.
MUJER.- Nos esconderemos. Estese quieto.
El otro la mira divertido.
Los pasos se acercan.
MUJER.- Ay, dios mío.
DETECTIVE.- ¿Y ahora?
MUJER.- Tengo miedo.
DETECTIVE.- ¿De qué?
MUJER.- No lo sé. Estar en esta posición me da miedo.
El Detective le da la mano para tranquilizarla.
MUJER.- Gracias.
DETECTIVE.- No creo que entre.
MUJER.- ¿Y si entra?
DETECTIVE.- Diremos que no ha sido aquí.
MUJER.- ¿Y si ve el agujero en la pared?
DETECTIVE.- No lo verá.
MUJER.- Hará preguntas.
DETECTIVE.- Responderemos.
Se oyen los pasos que se acercan.
MUJER.- Nunca me hubiera imaginado que me encontraría en esta situación.
DETECTIVE.- Es un poco ridícula.
MUJER.- No, no diga esto.
En este momento se oye el timbre de la puerta. La Mujer pone cara de terror. El Detective no se inmuta.
Se vuelve a oír el timbre de la puerta.
El conserje trata de abrir la puerta, pero está cerrada.
La Mujer estornuda. Lo mira y él la mira con severidad.
MUJER.- (En voz baja) Lo siento, siempre estornudo cuando tengo miedo.
Él le hace señas para que calle.
Ella está a punto de volver a estornudar.
Él le pone el dedo bajo la nariz e impide que estornude.
Ella no estornuda. Le sonríe agradecida.
MUJER.- (En voz baja) Gracias.
Se oyen pasos que se alejan.
Se oye el sonido del ascensor.
El ascensor se aleja.
MUJER.- ¡Dios mío!
DETECTIVE.- ¡Vaya¡ Lo hemos conseguido.
Los dos se miran y se dan un beso apasionado.
MUJER.- (Sorprendida ella misma de haberle dado el beso) Te parecerá raro, pero creo que hacía mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien.
Los dos se dan otro beso.
DETECTIVE.- Le podía haber dicho que había sido un accidente.
MUJER.- ¿Qué tipo de accidente?
DETECTIVE.- Cualquier cosa: que la estaba limpiando y se me había disparado...
MUJER.- (Le interrumpe) Es mejor así.
Y empiezan a enrollarse apasionadamente. Suena una música de blues.
LEVE PENUMBRA/LUZ
La Mujer ya está vestida, con el abrigo, a punto de marchar. Se quedan mirando.
DETECTIVE.- Va mucha gente por el Frankfurt.
MUJER.- Sí.
DETECTIVE.- ¿Has ido a ver a otros clientes?
MUJER.- No.
DETECTIVE.- ¿Por qué me escogiste a mí?
MUJER.- Hace mucho tiempo, cuando venías cada día al Frankfurt, pensé que si algún día me enamoraba de alguien lentamente, me enamoraría de tí.
Se dirige hacia la puerta. Desde la puerta.
MUJER.- Deberías salir de este despacho. Es demasiado viejo.
DETECTIVE.- Cada día entro y pienso: hoy lo ordenaré, pero no lo ordeno. (Pausa.) Así tengo que volver al día siguiente aunque sea a ordenar.
MUJER.- Me lo he pasado muy bien.
DETECTIVE.- Yo también.
MUJER.- Sí.
DETECTIVE.- ¿Nos volveremos a ver?
MUJER.- (Sonríe) No lo sé.
Se quedan mirando.
MUJER.- No me sigas.
El Detective hace un gesto como diciendo: "imposible".
La Mujer se va.
Él sonríe para sí mismo. Coge la cámara y el abrigo rápidamente. Sale volando por la puerta.
OSCURO.
LUZ. IMAGEN DEL INTERIOR DE UN FRANKFURT.
La pared del fondo se cubre con una imagen. Muestra el interior del Frankfurt transformado. Detrás de la barra hay dos chicos. Es una imagen en la que los chicos tienen un tamaño ligeramente más grande que la mujer.
Ante ella, y sobrepuesta a la imagen, la Mujer les apunta con la pistola.
MUJER.- ¡Eh, vosotros! Manos arriba. Miradme. Miradme a los ojos. Tú., quieta, que te estés quieta, te he dicho.
A continuación, vemos el efecto de flash de una foto.
La imagen del interior del Frankfurt desaparece.
Hay un breve oscuro y aparece al fondo la imagen de ella apuntando a los chicos en un frankfurt en blanco y negro. Es la foto de la escena que ha hecho el Detective.La foto preside el escenario.
Fin.
© (2003) Mercè Sarrias
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