IMPECABLE MONTAJE "L'Altre", de Paco Zarzoso. Intérpretes: Isabel Rocatti y Rafael Catalayud. Espacio escénico, iluminación y dirección: Carles Alfaro. Moma Teatre. L'Espai Moma. Valencia, 20 de noviembre.

E. HERRERAS_______________ Y se abre— l'Espai Moma, una nueva sala de teatro que intenta normalizar la situación del teatro en una ciudad imposible. De momento, nace con la pretensión de mantener una línea muy clara de trabajo, todo lo contrario de los cajones de sastre con que suelen estar desordenados los teatros valencianos. Y, como prueba de dicha línea, comienza con un sugestivo ciclo: Autors, ara i ací. Sugestivo a priori, pero en la práctica ya ha explosionado su primer espectáculo, L'Altre, producción de la propia compañía que dirige la Sala. El resultado es un impecable montaje en todos los aspectos. Ya, de entrrada, y sin ir más lejos, aparece el texto, del valenciano Paco Zarzoso. Escrito, bien escrito y construido, con matemática y latín, con modernidad y alevosía, con esa forma tan actual de mirar las situaciones humanas a través de un microscopio. En esta ocasión, a cinco parejas que viven sendas historias de amor. O mejor, sus deseos cardiovasculares. Los que chocan con la era del del vacío, con la era de la incomunicación, con la era donde se era y ya no se es. Son personajes despersonalizados, porque acogen a muchas personalidades, a muchos momentos tan trágicos como cotidianos, tan normales como extraños. Como el que una presidenta de escalera llame al vecino de abajo porque se ha ido la luz. Una obra, en fin, donde caben muchas lecturas, pero siempre hay una a la que agarrarse, una próxima para no perderse. He ahí el ingenio del autor: saber cazar al espectador, sin perder la abstracción y la originalidad. Diversas lecturas porque es un texto de los llamados abiertos, repleto de angustia posmoderna y, por eso mismo, de insólito y eficaz sentido del humor (del agridulce, del mejor...). Diversas lecturas también en cuanto a propuestas de dirección escénica. De momento ya tenemos una, la de Carles Alfaro. Ha pasado, como un funámbulo sobre la dificultad del texto con sobresaliente equilibrio. Tal vez forzando demasiado el expresionismo, como en la última escena, pero siempre llegando al límite. En este contexto, es genial la resolución de los instantes del teléfono y los de la fotografía. Y lo ha resuelto de diversas perspectivas: iluminación, espacio escénico, ambiente..., pero, sobre todo, a través de la fibra actoral. Tanto Isabel Rocatti como Rafa Calatayud están espléndidos, en el punto justo de expresividad (magnífico Calatayud posando en la escena de la fotografía, extraordinaria Rocatti en la primera escena...) y seducción. Levante. Sábado, 22 de noviembrede 1997. ________________________________________________________

 

 

ZARZOSO GANA EL MARQUÉS DE BRADOMÍN

DE TEXTOS DE TEATRO. La Vanguardia. 15 diciembre1996.
 

BARCELONA (Redacción.) El dramaturgo valenciano Francisco Zarzoso ha sido ganador del premio Marqués de Bradomín 1996 para obras teatrales inéditas dotado con un millón de pesetas ( menos impuestos) por "Umbral". La obra está dividida en cinco escenas sin ningún nexo de unión pero con un tema común, el de presentar a una pareja en el umbral del amor. Se trata pues de echar una mirada sobre ese momento en el que el ser humano encuentra una puerta hacia una historia de amor, un umbral que podrá o no atravesar y, en suma, una decisión que podrá cambiar su vida. Cinco historias y diez umbrales para diez personajes de condiciones sociales y edades diversas.

Francisco Zarzoso, de 30 años, es uno de los dramaturgos más prometedores del nuevo teatro valenciano y es muy posible que el próximo Festival d'Estiu de Barcelona, Grec97, realice una producción sobre una de sus obras, "Valencia".

ZARZOSO GANÓ EL PREMIO MARQUÉS DE BRADOMÍN CON SU OBRA "UMBRAL"

José M. Rambla. Levante.27 diciembre1996.
 

Dos valencianos lograron sendos áccesits.

La obra "Umbral" del dramaturgo saguntino Paco Zarzoso ha sido la ganadora de la presente edición del Premio Marqués de Bradomín. Dirigido a dramaturgos en lengua castellana, tanto españoles como latinoamericanos, este prestigioso premio comienza a dar nombre a una nueva generación de autores dramáticos, "los bradomines".

En esta ocasión, el Marqués de Bradomín ha tenido un marcado carácter valenciano. Así, además del primer premio conseguido por Zarzoso, los dos accesits de esta convocatoria han recaido en el valenciano Roberto García y en el alicantino Rafael González.

"Umbral", la obra ganadora, es una poliedrocomedia sobre umbrales amorosos. Está integrada por cinco piezas independientes, unidas no narrativamente, sino por el conflicto amoroso de cruzar el umbral hacia el otro, presente en todas las piezas. Una búsqueda del otro utilizando los más variados utensilios cotidianos: teléfonos, cámaras,etc, que remarcan la modernidad que transmite el texto. Zarzoso proyecta con esta fragmentación de "Umbral", la propia desvertebración de una realidad observada siempre desde el prisma del humor. Un realismo absurdo que da consistencia a las situaciones a través de la propia poética del texto.

Autor de obras como "L'Afilador de pianos", "Nocturns", "Un Hombre, otro hombre" o "Cocodrilo", Paco Zarzoso es un claro exponente de las nuevas dramaturgias. Utilizando en sus creaciones tanto el castellano como el valenciano y con textos traducidos y publicados en EEUU, Zarzoso es al mismo tiempo un buen conocedor del oficio teatral, en el que también participa como actor y director.

Colaboración con Cunillé

A través de su relación con Sanchis Sinisterra y la Sala Beckett de Barcelona, Zarzoso iniciaría una colaboración con la autora Lluïsa Cunillé que se plasmaría en obras como "Intempèrie" o "Vigilia", coóescrita por ambos. Fruto de esta colaboración nacería también la Companyia Hongaresa de Teatre, grupo afincado en Sagunto y especializado en nuevas dramaturgias.

Precisamente, la Hongaresa está en la actualidad ultimando el montaje
"Vuit" *, de Cunillé, en el que Paco Zarzoso interviene como actor y director. Al mismo tiempo, el dramaturgo saguntino está preparando una nueva obra, "Valencia", para el festival Grec de Barcelona. Sin duda, un premio que supone todo un espaldarazo para el autor saguntino.

 *Nota del recopilador: se refiere a la obra Vacantes

L'ALTRE ABRE EN EL ESPAI MOMA EL CICLO DE TEATRO VALENCIANO

R. Ventura Melià. Levante, jueves 20 de noviembre de 1997
 

Espai Moma abre con la obra de Paco Zarzoso, L'altre, interpretada por Isabel Rocatti y Rafa Calatayud, en un montaje que dirige Carles Alfaro.

Ara i ací es la propuesta teatral de esta nueva sala privada, donde antes ensayaba el grupo Moma Teatre, porque "son gente de ahora que habla a la gente de ahora, desde aquí, pero el localismo no es una virtud, sino que podrían estrenarse o haberse estrenado en cualquier otra capital", afirmó ayer Carles Alfaro en la presentación de la producción.

Carles Alfaro ha colaborado con Zarzoso, dijo, "lo he visto crecer". Comenzaron en Basted, en la que Alfaro "estimulaba al escritor, ahora ha sido al revés, lo devuelve", añadió el director. También trabajaron juntos en Woyzeck.

Para Alfaro, se nota "la madurez de los textos de Zarzoso, es más contenido, lejos del barroquismo inicial, era un volcán". Lo que propone en L'altre es "una cosa maravillosa, parte de situaciones ridículas, de personajes inclasificables, hace una apología de los personajes débiles, vulnerables, de los antihéroes."

Se trata de las relaciones entre parejas, de cinco encuentros o desencuentros, "sobre la imposibilidad del verdadero encuentro", añadió el director valenciano.

El autor la definió como una comedia "poliédrica": "hay tantos encuentros como personas. Yo he trabajado sobre cinco variaciones. Son cinco puntos de vista".

Pero aborda grandes conflictos. "Son personajes que puedes encontrar en cualquier parte. Esas parejas que quieren lo mismo, se estiman, pero al final, no pasa nada...", agregó el dramaturgo. Para quien cabe destacar en su obra que "la relación está entre el amor y la muerte, como en la quinta historia, que sucede en un matadero, entre el cielo y el infierno."

Pero hay una mezcla de realidad y fantasía, detrás de la apariencia, hay algo que no se aclara, deja cabos sueltos, "creo en un elemento vertical, que no se explica"

Para Zarzoso, los "escritores de teatro sobrevivimos, aunque no económicamente". Pero no quiso hacer hincapié en sus quejas.

Rafa Calatayud indicó que "empecé como actor, luego dirigí y me gusta jugar a dos bandas". E Isabel Rocatti confesó que "Alfaro trata las luces igual que a los actores, es algo parateatral, nunca me había sentido así".

Hoy se inaugura (también) una muestra (fotográfica) que resume quince años de Moma.

IMPECABLE MONTAJE

Enrique Herreras. Levante. Sábado, 22 de noviembre de 1997.
 

Y se abrió l'Espai Moma, una nueva sala de teatro que intenta normalizar la situación del teatro en una ciudad imposible. De momento, nace con la pretensión de mantener una línea muy clara de trabajo, todo lo contrario de los cajones de sastre con que suelen estar desordenados los teatros valencianos. Y, como prueba de dicha línea, comienza con un sugestivo ciclo: Autors, ara i ací. Sugestivo a priori, pero en la práctica ya ha explosionado su primer espectáculo, L'altre, producción de la propía compañía que dirige la sala. El resultado es un impecable montaje en todos los aspectos. Ya, de entrada, y sin ir más lejos, aparece el texto, del valenciano Paco Zarzoso. Escrito, bien escrito y construido, con matemática y latín, con modernidad y alevosía, con esa forma tan actual de mirar las situaciones humanas a través de un microscopio. En esta ocasión, a cinco parejas que viven sendas historias de amor. O mejor, sus deseos cardiovasculares. Los que chocan con la era del del vacío, con la era de la incomunicación, con la era donde se era y ya no se es. Son personajes despersonalizados, porque acogen a muchas personalidades, a muchos momentos tan trágicos como cotidianos, tan normales como extraños. Como el que una presidenta de escalera llame al vecino de abajo porque se ha ido la luz. Una obra, en fin, donde caben muchas lecturas, pero siempre hay una a la que agarrarse, una próxima para no perderse. He ahí el ingenio del autor: saber cazar al espectador, sin perder la abstracción y la originalidad. Diversas lecturas porque es un texto de los llamados abiertos, repleto de angustia posmoderna y, por eso mismo, de insólito y eficaz sentido del humor (del agridulce, del mejor...). Diversas lecturas también en cuanto a propuestas de dirección escénica. De momento ya tenemos una, la de Carles Alfaro. Ha pasado, como un funánbulo sobre la dificultad del texto con sobresaliente equilibrio. Tal vez forzando demasiado el expresionismo, como en la última escena, pero siempre llegando al límite. En este contexto, es genial la resolución de los instantes del teléfono y los de la fotografía. Y lo ha resuelto de diversas perspectivas: iluminación, espacio escénico, ambiente..., pero, sobre todo, a través de la fibra actoral. Tanto Isabel Rocatti como Rafa Calatayud están espléndidos, en el punto justo de expresividad (magnífico Calatayud posando en la escena de la fotografía, extraordinaria Rocatti en la primera escena...) y seducción.

CINCO PIEZAS BREVES

Julio A. Máñez. El País. Martes, 25 de noviembre de 1997.
 

Estoy con Miguel Narros cuando se queja de que los autores españoles de ahora mismo rara vez saben cómo mover a más de cuatro personajes en una misma obra, y de ahi la proliferación de textos más o menos interesantes que en realidad funcionan como una especie de monólogo para dos voces. Es curiosa esa tendencia teatral, ya que una parte de esos mismos autores escribe culebrones televisivos, y ahí suelen sacar a escena a la familia patriarcal a la antigua en todo su esplendor castizo y en un único hábitat de convivencia diaria: abuelos, padres, hijos, nietos y otros allegados. Es posible que la austeridad autoral en el teatro se deba a motivaciones económicas, pero, en fin, empieza a resultar algo cargante la afición por los textos limitados a asuntos de pareja y resueltos a dos voces. Es lo que ocurre con este texto de Paco Zarzoso, que abre el nuevo Espai Moma en su vertiente teatral, al oscilar entre la presentación de cinco momentos diferentes de una posible misma historia y la construcción de cinco piezas breves, que resultan ser más bien escenas que piden a gritos su inclusión en una obra de mayor envergadura. Una escenografía simple (aunque no ahorra el desatino de mostrar una puerta de vivienda que abre hacia afuera, con el riesgo de romperle la cara a las personas que llamen al timbre) y ahorrativa alberga cinco clases distintas de desencuentros posiblemente amorosos, ante los que no es necesario ser muy desdeóoso para señalar que carecen de ambición. Este repertorio de apuntes al carboncillo lo ha dirigido Carles Alfaro con una eficaz utilización de la luz y fiando el resto del trabajo de los actores, donde Isabel Rocatti alcanza momentos de gran precisión y Rafael Calatayud compone de nuevo el tipo de personaje que oscila entre la timidez y la exasperación. No es mucho para empezar, pero es, sin duda, lo que hay. Tampoco nadie estaría obligado a más.

L'ALTRE, DE PACO ZARZOSO. EN EL UMBRAL

Neil Diago. Cartelera Turia nº1765 1/7 diciembre, 1997. 
 

Umbral, la obra de Paco Zarzoso con la que Moma Teatre ha inaugurado su remozado espacio, cuenta en su haber con importantes distinciones, como el Premio Marqués de Bradomín o el Enrique Llovet, lo que ya, de entrada, es una cierta garantía de calidad. Como lo es también, o debería serlo, el hecho de que su escenificación haya corrido a cargo de Carles Alfaro, un director con una trayectopria artística impecable. Sin embargo, el montaje resultante no responde a las expectativas. Algo falla. Y ese algo, a mi entender, es consecuencia de una lectura errónea del texto, en parte, y de una puesta en escena más bien roma. Buscando la sencillez, lo esencial, se cae, con frecuencia, en lo simplemente pobre (la brillantez de Alfaro como creador de espacios, a través de la escenografía y de la iluminación, apenas se insinúa aquí) y, lo que es más grave, en una tergiversación, seguramente involuntaria. Tergiversación que comienza ya con el título (entre Umbral y L'altre hay una notable diferencia de significado) y que se acrecienta con la ausencia de personajes (la fotógrafa, sustituida por una voz; el peatón, que sólo aparece en el momento final) y de elementos escénicos (el portero automático en la primera escena). Si a ello añadimos una interpretación un tanto histriónica (con ribetes melodramáticos o grotescos) en algunos pasajes, es fácil comprender la sensación de decepción que nos produjo a muchos la visión del espectáculo.

Hay quien opina (verbigracia: Haro Tecglen) que el crítico, o el público en general, no debería leer la obra antes de ver el montaje. Quizás tenga razón. En todo caso, sospecho que el espectador desconocedor del texto original tampoco se quedará muy satisfecho con esta producción (a poco que la compare con otras de Moma). Sea como sea, creo que Paco Zarzoso tendrá que seguir esperando ese montaje que lo consagre como lo que es: uno de los mejores autores jóvenes de España.

NUEVO TEATRO VALENCIANO.

Julio A. Máñez. El País. Martes, 9 de diciembre de 1997.

 

La valiente apuesta de Moma Teatre por abrir un espacio multidisciplinar en pleno barrio de Sagunto parece una ocasión tan buena como cualquier otra para apuntar un par de cuestiones sobre la situación del teatro valenciano. Para nadie es un secreto que se trata de una situación bastante confusa y en nada homologable a la que disfrutan otras comunidades del Estado, sin duda más afortunadas.Para empezar, el teatro valenciano, salvo, quizás, en la sala Escalante, dedicada a un público escolar y familiar, no ha conseguido conectar con su público natural, no al menos en la ciudad de Valencia, que es la capital de nuestra Comunidad con mayor número potencial de espectadores. En este terreno, parece obligado, reconocer que la política teatral que emana de los servicios correspondientes de la Consejería de Cultura constituyen un fracaso sin paliativos. Entre la profesión escénica valenciana, que aspira a conquistar el teatro Principal, una vez obtenido el escenario del Rialto sin ningún gran éxito que llevarse a la boca, es un lugar común su empeóo en localizar en la falta de promoción y de publicidad el fracaso relativo de sus ofertas en ese teatro público. A esa opinión generalizada cabe oponer que tal vez no resulte tarea fácil vender espectáculos de actores prácticamente desconocidos para el público y con un reparto actoral que tampoco figura en el menú de preferencias de los eventuales espectadores. Aquí conviene añadir un par de cosas. El Rialto es una sala céntrica, con un aforo en torno a las 400 localidades, y que requiere de una programación de alrededor de una veintena de funciones por espectáculo para resultar rentable. Si se formula a la inversa, eso quiere decir que resulta rentable cuando ofrece un Shakespeare divertido interpretado por Toni Cantó. Ésa es la realidad. Una realidad que podría ser reconvertida a condición de que Teatres de la Generalitat diseñe un programa de intervención inmediata para teatros distintos al Principal. Por otra parte, hay qure resaltar la coherencia del Espai Moma al iniciar sus actividades teatrales con un ciclo de montajes sobre dramaturgos valencianos, que no en vano lleva el rótulo de Autors: ara i ací. Es una apuesta sembrada de riesgos, algo que con seguridad no ignoran sus animadores. Entre esos riesgos, no habrá de ser el menor la tentación de especializarse en el montaje de esa clase de autores más o menos nuevos empeóados en elaborar una gramática teatral que desdeóa las convenciones que agrandan al público para centrarse en propuestas de carácter, a veces, tenuamente alternativo a los montajes que llenan las grandes salas. No hará falta mencionar que el peligro, para el futuro de la escena valenciana, consiste en delegar en esa clase de animosos proyectos minoritarios la presencia efectiva del teatro en nuestra sociedad. En renunciar por ello a la exigencia social de responsabilidad y de proyecto coherente a la desventurada programación de nuestros teatros exclusivamente públicos.  

 

UNA APUESTA POR EL RIGOR

VIrgilio Tortosa. Qué y dónde. Nº 1029. Diciembre, 97  
 

Definida por su autor como una poliedrocomedia, en ella se desarrollan cinco cuadros que conciernen a otras tantas situaciones cotidianas vividas desde la polaridad atracción / repulsión amorosa. Los cinco encuentros muestran una imposibilidad del amor real en una pareja que asume diferentes interpretaciones. La unidad del texto se practica desde unos presupuestos previos, pero también desde la apertura y finalización monologada de la obra, con tres piezas intermedias dialogadas. El joven dramaturgo valenciano Paco Zarzoso, alcanzada una cierta madurez creativa, ha sido capaz de construir paulatinamente un mundo propio que resulta de lo más definido entre la nueva dramaturgia, por cuanto que es parco en acciones pero profundo en el manejo de situaciones escénicas, siempre al límite de lo rompible, y enraizado en el absurdo, con la coartada de la ironía como elemento redentor. No poca es la procacidad de Carles Alfaro al haber apostado de nuevo por la dramaturgia más contemporánea y haberlo hecho con quien fuera actor suyo tiempo atrás. Su propuesta escénica recarga un cierto realismo en el absurdo cotidiano que presentan los personajes de Zarzoso, sobre todo apreciable en el tercer y cuarto cuadro, incluso apuntalado desde la creación de un espacio escénica que apuesta por esta vía; y aún teniendo éste un gran rigor, no está a la misma altura que anteriores espectáculos de la compañía, bien que, eso sí, recrea una simplicidad ideal; otra cosa es la creación de espacios a partir de la iluminación así como el uso de la misma para corporeizar a los personajes, las cuales son resolutivamente magistrales como viene siendo habitual en Alfaro. Con estar un tanto nerviosos la noche del estreno y no ser un público oportuno, este tándem actoral tiene gran altura interpretativa a la hora de reencarnar a los diferentes personajes, todos ellos tan frágiles como el cristal de Murano. Isabel Rocatti genera una maleabilidad de registros, sobre todo en los cuadros 3 y 4, francamente sobresalientes; Rafael Calatayud mantiene un notable nivel a lo largo de la función si bien en el monólogo final logra una cosificación soberbia de la pusilanimidad humana. El resultado de la apuesta de dirección actoral trabaja desde la contención para mostrar externamente a los personajes frente al submundo interno que propone su autor. A más de dignificar el teatro valenciano el hecho de que un autor de tamaño calibre no quede en el cajón, es gratificante esta apuesta de rigor escénico, y eso se lo debemos al buen pie con que comienza esta nueva y significativa andadura de Moma. Desde la sencillez los resultados son tan ambiciosos como esperanzadores.

SOLOS, PERO BIEN ACOMPAÑADOS

Salva Torres, El Mundo de Valencia. Lunes 26 de enero de 1998
 
Moma Teatre lleva ya 15 años con su teatro intimista, escaso apoyo institucional y la aceptación del público.

Lo suyo es pura vocación. Pero como subraya Joan Carles Dauder, director gerente del Moma Teatre, "sin caer en el romanticismo". Tal vez por eso llevan ya tres lustros representando sus obras con notable éxito, sin que las instituciones públicas apenas se hayan dado por enteradas.

"Siempre hemos tenido buenas críticas, sin que haya existido correspondencia en el trato institucional". Dauder lo dice por constatar una realidad, no por manifestar una queja que podría sonar a letanía después de 15 años en la brecha.

Ahora están enfrascados en un ciclo de autores valencianos contemporáneos. Tres obras ("L'altre", de Paco Zarzoso; "La puta enamorada" de Chema Cardeóa; "Mandíbula afilada", de Carles Alberola) que pretenden dar fe de la propuesta de Moma Teatre: vehicular en su recién inaugurado Espai Moma esa vocación por el teatro "minimalista" cultivado desde sus inicios.

Carles Alfaro, director del Moma, lo manifestó cuando el grupo teatral iniciaba su anadadura en 1982: "Tengo la ilusión de que el teatro se conciba como un libro, una pieza de música o una pintura, algo que vaya más allá del entretenimiento". Lo dijo y, sin duda, lo ha hecho.

TERMINOS IRRECONCILIABLES

El precio de su hondura ha sido precisamente ése, que el aprecio institucional haya sido exigüo. "Es difícil canalizar política y cultura. Por regla general, a las instituciones sólo les interesa el entretenimiento, las grandes producciones", señala Joan Carles Dauder.

Y abunda en esta dirección al considerar que las instituciones públicas dan la espalda a la cultura "o canalizan las subvenciones de un modo erróneo". Se queja que grupos del Estado con nivel parecido al de Moma reciban partidas muy superiores. "El trato es desigual".

En otro orden de cosas, indica que "el Libro Blanco de la Unión Europea establece como prioritaria la cultura y el ocio dentro del marco dibujado para el siglo XXI. Pues bien, en España, que sigue siendo potenciada como finca de recreo, resulta que se obvia esta realidad", precisa Joan Carles Dauder.

Pese a todo, Moma Teatre ha puesto en escena 16 producciones en estos 15 años de existencia. Y desde 1991 ha recibido premios de forma ininterrumpida. Su teatro, con ser reflexivo, intimista, parece no obstante gozar de cierta reverberación dentro del panorama teatral.

He ahí, pues, su sin duda arriesgada apuesta: llegar al estómago del espectador mediante un tratamiento "cerebral" de los textos.

"El Espai Moma pretende ser precisamente un espacio polivalente e interdisciplinar donde poder trabajar las obras desde un punto de vista actual. En este sentido, nosotros nos apartamos del teatro de entretenimiento, de fácil digestión, para adentrarnos en ese teatro del arte que trasciende la cultura", explica Dauder.

Esta elección de transitar por el camino más tortuoso debería, a juicio del gerente de Moma, recibir el apoyo institucional precisamente para compensar la dificultad que entraña montar obras fuera de la lógica del mercado. "Hay que apoyar aquello que no puede llegar al mercado", añade.

SIN VOCACIÓN PÚBLICA

Es por ello por lo que niega que exista un verdadero proyecto cultural por parte institucional. "Los políticos son gente sin formación creativa. Y esto no es lo más grave. Lo más grave es que, aunque no entiendan, deberían tener vocación de servicio público, lo que significa apoyar a los que más dificultades tenemos para sacar adelante una obra que arriesga en sus contenidos".

A este respecto, asegura Dauder que con la llegada al poder del PP se ha notado "un proceso de involución". "No es que los socialistas lo hicieran mejor, pero al menos no dirigían todo hacia el único terreno de las superproducciones teatrales."

Alejado de ellas, el Moma Teatre sigue erre que erre con sus textos contemporáneos haciéndose ahora eco de las obras de tres autores valencianos. Y el público, minoritario o no, le acompaña en sus ya tres lustros de andadura. Ahí están las gradas del recién estrenado Espai Moma para corraborarlo.

FRANQUISMO SOCIOLÓGICO 

La casi práctica soledad de Moma Teatre con respecto a la percepción de ayudas públicas, tiene su explicación sociológica. Eso es al menos lo que dice su gerente Dauder.

"La mala gestión del dinero público tiene sus raíces en el franquismo sociológico que aún pervive en nuestras instituciones". Y lo explica: "Cuando un político llega a ocupar un cargo público lo primero que hace es gestionar los fondos como si fueran suyos, en lugar de administrarlos siguiendo criterios ajenos a sus gustos personales".

Así, las instituciones públicas "se dedican a invertir según sus gustos y abundando precisamente en lo que dicta el mercado, lo que supone el estrangulamiento de los grupos más pequeños".

"L'ALTRE" SE CONVIERTE EN EL GRAN TRINFADOR DE LOS PREMIOS DE LAS ARTES ESCÉNICAS.

Irene Genoves. Eugenio Mallol ( Valencia) El Mundo. Martes, 28 de abril de 1998.
 

La gran noche del teatro valenciano se vio teñida de grandes sorpresas y decepciones. La séptima edición de Premios de las Artes Escénicas reconoció como mejor espectáculo L'altre de Espai Moma, tras haberle otorgado los galardones a la iluminación (Josep Solbes), actuación masculina (Rafa Calatayud) y el Max Aub al mejor texto o versión (Paco Zarzoso). Dos de los grandes favoritos, Mandíbula afilada y Retrato de un espacio en sombras tan sólo consiguieron un galardón de entre todas las modalidades a las que estaban nominadas (cinco y cuatro respectivamente).

El acto presentado por Gemma Juan y Carles Pons convocó a toda la profesión teatral y de la danza.

Una de las mayores sorpresas de la noche la causó el anuncio de que el galardón a la mejor interpretación masculina pasaba a llamarse Premio Antonio Ferrandis en homenaje a la carrera del actor. El actor valenciano subió al escenario para agradecer el gesto " a su público ante todo".

Tampoco pudo contener las lágrimas Trini Guillem, a la que últimamente se le pudo ver en Las Arrecogías, al recibir el premio Pedro del Río de manos de la directora general de Promoción Cultural, Consuelo Císcar, por toda su trayectoria profesional. El nombre de Paco Manzaneque, y la larga ovación del público puesto en pie arrebataron a Trini Guillem.

Si el premio al mejor montaje fue para L'altre, el mayor reconocimiento de espectáculos de danza lo recibió la compañía de Vicente Sáez por Atman, frente a Frankestein de Ananda Dansa ganadora en la modalidad de composición musical por las composiciones de Pep Llopis y Emociones flamencas del Ballet de Julia Grecos.El galardón a la mejor dirección coreográfica recayó, sin embargo, en Nacho Duato gracias a Por vos muero.

Pep Cortés logró el premio a la mejor dirección escénica por Terentius. La interpretación de Cristina Plaza en Mandíbula afilada le valió el reconocimiento del jurado como actriz del año.

Alícia, representación infantil con cinco nominaciones, tan sólo consiguió el premio a la escenografía, producto de Jaume Policarpo. En la modalidad de vestuario el galardón se lo arrebató Joan Miquel Reig por Merlí i el Jove Artús, otra producción de la Sala Escalante.

Las aulas de teatro de las universidades de Valencia, Alicante y la Jaume I de Castelló recibieron el Premio Micalet la mayor contribución no profesional a las artes escénicas valencianas. El florido pensil, de Tantakka Teatroa fue considerado mejor espectáculo no valenciano.

 

LA GALA DE LOS PREMIS DE LES ARTS ESCÈNIQUES.

Enrique Herreras. Cartelera Turia (sin referencia)
 

Todo hubiera sido normal y corriente su esta nueva edición de los premis de les Arts Escèniques de la Generalitat Valenciana (Teatro Principal, dia 27 de abril) si no hubiera sido televisada en directo por Notícies 9. Lo cual, hay que reconocerlo, es un hecho insólito y esperanzador. Es una señal inequívoca de que la Televisión Valenciana por fin se ha hecho un poco de eco del mundo del teatro. Aún queda mucho (casi todo) por hacer para ponerse al nivel de TV3, una auténtica impulsora (tanto en producción de teleseries, como en su apuesta y apoyo al teatro) de la profesión de las artes escénicas en Cataluña. Algo para lo que habrá que darle los galones necesarios tanto a Teatres como a Villaescusa porque, esta vez (siendo un poco malos, lo ha podido hacer porque tiene una segunda cadena para tirar todo lo que suene a cultura), no se ha descojonado como lo hicieran Fabregat o Carrascosa (me lo puedo imaginar partiéndose de risa por los suelos cuando se le pedía apoyo al teatro).

En fin, allí estábamos, rodeados de cámaras y esperando que en algún momento nos señalaran cuando teníamos que reirnos o aplaudir (no ocurrió, menos mal), y comenzó la gala. Pero antes, las disculpas leídas por Gil Albors sobre la no asistencia de Zaplana, y un minuto de silencio para las víctimas del accidente de tráfico ocurrido en Alicante. Y comenzó de verdad la gala con la televisiva Fany Grande, quien fue la encargada de soltar, con desparpajo pero sin demasiada gracia, los tópicos de un mundo en extinción,etc. Un largo preámbulo para empezar con lo de siempre, con la fórmula de los oscars hollywoodienses (¿alguien inventará otra química?), que tuvieron como protagonista a un eufórico Carles Pons y una eficiente Gemma Juan. Jefes de ceremonia, de chistes (unos mejores, los menos, que otros) y de algunas simpáticas confusiones de nombres. Y, al final, lo que importa: el montaje ganador fue L'altre de Moma. Fue considerado mejor espectáculo, mejor texto (Paco Zarzoso), mejor interpretación masculina (Rafa Calatayud) y mejor iluminación (Carles Alfaro).

La favorita, Mandíbula afilada, tuvo que conformarse con el premio a la mejor interpretación femenina (Cristina Plazas). La mejor dirección fue algo polémica al recaer en Pep Cortés por su trabajo Terentius. La mejor composición musical se lo llevó Pep Llopis por Frankenstein (Ananda). Las dos producciones de Escalante, Alicia (montaje que, a mi entender, mereció algo más) y Merlí i el jove Artús, se llevaron la mejor escenografía (Jaume Policarpo) y vestuario (Joan Miquel Reig) respectivamente. Los dos galardones concretos de danza fueron para Atman (Vicente Sáez) como mejor espectáculo y Nacho Duato (Por vos muero). Las aulas de teatro de las universidades de Valencia, Alicante y Castellón se llevaron el Micalet, así como El florido pensil (Cía Tantakka) a la mejor producción no valenciana. Pero el momento más emocionante llegó con el premio Pedro del Río a toda una vida que recayó en la veterana actriz Trini Guillén (aplausos del teatro en pie). Entre los que entregaron los premios sorprendió la presencia de Presuntos Implicados, y ya va siendo entrañable en estos actos el repetido discurso de Antonio Ferrandis cuando sale a dar un premio (la profesió més bonica, la fe,y el agradecimiento a la Virgen de los Desamparados...) que, esta vez, cosas del directo, se cortó a tiempo. Pero no nos preocupemos, porque se ha hecho eterno en estos galardones ya que a partir de este año el premio a la mejor interpretación masculina contará con su nombre. Otro milagro más de la Cheperudeta.

MOMA TEATRE TRIUNFA EN LA NOCHE DE LOS PREMIOS DE TEATRO.

J.R.S. Levante. Martes, 28 de abril de 1998.  
 

La compañía Moma Teatre, con su espectáculo "L'altre", fue la gran triunfadora de los premios del teatro al obtener los cuatro premios a los que optaba, entre ellos el de mejor espectáculo. Los premios se entregaron anoche en el teatro Principal.

La gala de entrega de los premios de las Artes Escénicas de la Generalitat estuvo a un tris de ser suspendida en señal de duelo por el accidente ocurrido el pasado domingo en Alicante. Pero la imposibilidad de encontrar un nuevo hueco en la agenda del teatro Principal de Valencia, así como el compromiso de retransmisión por el segundo canal de la televisión autonómica, obligó a su celebración. Aún así, se guardó un minuto de silencio por las víctimas del accidente.

La noche de los premios del teatro fue de nuevo de Moma Teatre, que obtuvo por su espectáculo L'altre los cuatro premios a los que estaba nominado. La compañía que dirige Carles Alfaro era, junto a Albena Produciones por el espectáculo Mandíbula afilada, la compañía con mayor número de nominaciones, cuatro y cinco, respectivamente. Ambos montajes, además, se disputaban el premio al mejor espectáculo de la temporada. Moma obtuvo finalmente los premios al mejor espectáculo, mejor interpretación Rafa Calatayud, mejor texto Paco Zarzoso y mejor iluminación Carles Alfaro. Mandíbula afilada hubo de contentarse con el premio a la mejor actriz, que recayó en Cristina Plazas.

L'altre fue el espectáculo con el que Moma abrió su nuevo espacio Espai Moma y se trata de un montaje compuesto de tres breves historias que recrea diversas relaciones de pareja. Cada uno de los premios está dotado con 500.000 pesetas y una escultura de Manuel Boix.

El jurado de este acto estuvo integrado por actores, actrices, críticos teatrales, bailarines, expertos en teatro y gestores teatrales. Los galardones fueron entregados, entre otros, por Frederic Jordà, Francis Montesinos, Manuel Boix, Antonio Ferrandis, Micaela Torres o Francisco Perales. Los premios se entregaban en una ceremonia en la que se presentaron pequeóas actuaciones como las que protagonizaron la compañía de Julia Grecos, el Cor de Valencia, el Cor de la ONCE, Fanny Grande, la producción de Teatres, El forat cósmic. La gala estuvo presentada por Gemma Juan y Carles Pons y dirigida por Vicent Genovés. Hubo algunos fallos de coordinación.

El resto de premios estuvo muy repartido. Pep Llopis ganó el de composición musical por la partitura de Frankenstein; Joan Miquel Reig, el de vestuario por Merlí i el jove Artús; Jaume Policarpo, el de mejor escenografía por Alicia; Nacho Duato, el de mejor dirección coreográica por Por vos muero, mientras que la compañía de Vicente Sáez ganaba el de mejor espectáculo de danza por Atman. Pep Cortés recibió el premio a la mejor dirección por Terentius. El florido pensil de la compañía vasca Tantakka Teatroa ganaba el de mejor espectáculo no valenciano.

Algunos de los galardonados, como es el caso de Nacho Duato y Vicente Sáez, no pudieron asistir a la entrega por cuestiones de trabajo.

Los premios honoríficos fueron para Trini Guillem, premio Pedro del Río en reconocimiento a su carrera óla actriz se emocionó al recibir el galardónó y las aulas de teatro de las universidades de Valencia, Castellón y Alicante, que recibieron el premio Micalet.

Durante la ceremonia también se desveló el premio de interpretación masculina, que a partir de ahora llevará el nombre de Antonio Ferrandis.


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