DE
TADEUS CALINCA
Dedicado a Elies Barberà
Escenario: Tiene que haber unos asientos (dos o tres). Más que de sillas, se trata de grandes volúmenes geométricos distribuidos en diversos puntos del escenario.SE ABRE EL TELÓN
Entra el ACTOR. Va vestido de oficinista. Se trata de un personaje, al menos en principio, dominado por la timidez.
ACTOR.- (Después de haber mirado al público y al escenario. Está un poco nervioso). Buenas tardes... Como ya sabrán ustedes, he venido aquí a hablarles de mi trabajo... O quizá les hablaré también de otras cosas relacionadas con él... No lo sé,... algún tipo de temas paralelos... Pero, ¿cuáles serían estos temas?... Sería como una especie de... diversidad... Ustedes ya me entienden:... como un conjunto lleno de... de... cosas... Tal vez podría comenzar la narración con este conjunto, digamos heterogéneo... O quizá no... Atacar la idea principal desde el inicio... y después adornarla,... con la diversidad... ¿Qué debo hacer? ¡No lo sé! (Está muy nervioso. Sonríe). Hoy quería hablarles de mi trabajo como auxiliar administrativo. Ustedes pueden pensar que esta es una tarea muy sosegada: ¡Qué bien! ¿No? Estar todo el día sentado en la silla sin hacer gran cosa... Pues no. Este no es un oficio tan sencillo como muchos de ustedes piensan. También tiene sus aspectos negativos, como cualquier otro... Piensen por ejemplo en mi mesa, es decir, el lugar donde trabajo todos los días, de ocho a tres... Todos los objetos que hay encima de ella deben estar en perfecto orden, incluso las cosas que no se ven a simple vista... Por ejemplo, los clips... Ya saben, estos pequeños objetos metálicos que nos son tan útiles... Los encontramos aquí, en su cajita amarilla situada a la izquierda, al lado de los bolis... Este es el lugar que les corresponde... (El ACTOR no puede disimular su gozo al enumerar los objetos de su mesa). A la derecha, los atriles con los documentos: los certificados en la parte de arriba, los expedientes en el medio, los sobres y los sellos en la parte inferior... Aquí delante tenemos el teléfono, que nos comunica con el exterior... Al lado, la máquina de escribir en el carrito de ruedas metálicas... Dentro de los cajones, los más variados objetos: la perforadora, los portafolios, las minas de carboncillo, las reglas... En fin, los utensilios propios de un oficinista... En el centro de la mesa,... las hojas en blanco,... perfectamente dispuestas para su uso inmediato... Mi tarea fundamental es velar de día y de noche por mantener este orden inmaculado... Una tarea dura, agotadora, una constante lucha por mantener una unidad, una estructura... Porque hay momentos en los que este mundo sufre fuertes sacudidas, convulsiones... A veces, por ejemplo, abro el cajón y descubro que alguien me ha cogido sin permiso la grapadora... A veces me encuentro sobre la mesa un papel dejado de cualquier manera, algún documento que ha sido transportado allí por algún bedel desorientado, irreflexivo... Una mano extraña que ha violado el orden minucioso, una mano inconsciente que pretende corromper la armonía de los objetos, ¡la sinfonía de perfección que componen las diferentes partes que forman un todo!... ¡Oh!... ¡Son...! ¿Cómo lo definiría yo? ¡Son... fuerzas ajenas, son fuerzas agresoras que intentan invadir mi espacio y herirme! (Hay un momento de tensa pausa). Pero eso no es lo peor... Hay cosas más terribles en mi trabajo... Sobre todo una:... las preguntas... Lo han oído bien:... las preguntas. (Pausa. El ACTOR mira insistentemente a los espectadores. Después, se dirige a uno de ellos). ¿Qué es un siringoto? (Repite la pregunta, dirigiéndola a un buen número de espectadores). ¿Qué es un siringoto?... ¿No lo sabe nadie?... ¿Qué es un siringoto?... ¿Lo sabes tú? (Después de repetir esta pregunta muchas veces, se produce un cambio brusco: la última repetición es un grito espantoso, que el ACTOR dirige a un espectador concreto. El tono debe ser de una gran violencia; una violencia repentina, inesperada). ¿Qué es un siringoto?!! ¿No lo sabes?!! (Pausa tensa. El ACTOR parece recuperar la compostura anterior). Aquí es donde trabajo yo, en esta oficina. Me gustaría describírsela a todos ustedes... Como pueden ver, tiene cuatro paredes perfectamente equidistantes, que forman un cuadrado geométrico:... esta pared, esta otra... ¿Lo ven? Cuatro en total. (Se mueve por el escenario, delimitando el espacio). Aquí delante está mi mesa de secretario, y mi sillita. (Contempla con placer la imaginaria mesa). Entes ya la he mencionado, ¿lo recuerdan?... Aquí a la izquierda atenemos la mesa de la señorita Pinilla, la taquígrafa de esta sección. (Se mueve hacia la derecha del escenario). Aquí tiene sus cosas: la máquina estenográfica, las fotos familiares... En fin, nada del otro mundo... La señorita Pinilla se sienta aquí todo el día, delante de su máquina. (El ACTOR imita la posición de la taquígrafa). Me maravilla la velocidad con la que pulsa las teclas,... todo el día con el mismo ritmo imperturbable, más o menos así... (Imita el tecleo de la taquígrafa). Cautivadora, ¿no les parece? Todo el día sentada en la silla, con la sonrisa incólume... (Se pone de pie. Mira hacia la pared de la izquierda). Después tenemos aquella pared. ¿La ven?... En aquel lado de la oficina no hay gran cosa, tan solo una ventana. (Pausa. Está contemplando la ventana. Lentamente, se acerca a esta pared). Una ventana inmensa que nunca ha sido abierta. Hay dos láminas de hierro fijadas sobre los paneles de cristal, de manera que ni el más pequeño rayo de sol puede atravesarla... Un día a la semana viene Wenceslau, el encargado de mantenimiento, para asegurarse de que el cierre es perfectamente hermético. Yo lo observo desde mi silla, veo cómo trabaja con sus herramientas... (Imita las acciones del encargado de mantenimiento). Primero echa un vistazo a los clavos más viejos. Si encuentra alguno defectuoso, u oxidado, lo extrae con la ayuda de las tenazas... Después coge un clavo nuevo y lo clava con el martillo. Así hasta que no queda ninguna rendija, ninguna fisura... Para terminar, examina el estado final de la ventana... Da unos pasos hacia atrás y contempla su obra... Una contemplación lenta, calculada. (Pausa. El ACTOR contempla la ventana con toda la atención). Allá detrás hay un parque... Si abriéramos la ventana lo podríamos ver... Pero yo no lo he visto nunca desde aquí. Sólo lo he podido deducir después de muchos años de experiencia en este colosal edificio de oficinas, después de calcular las dimensiones de los espacios, de los infinitos pasillos que me llevan desde la entrada principal hasta mi oficina... Puedo decir sin miedo a equivocarme que allá detrás hay un parque en forma de rectángulo; su centro lo ocupa un lago circular rodeado de árboles,... rodeado de caminos de arena dorada que se irradian a los extremos... (Camina hacia el centro del escenario). La verdad es que no tuve demasiada suerte de venir aquí... No he tenido suerte, esa es la verdad... Si simplemente hubiera quedado unos lugares por delante en los exámenes de acceso, pero no pudo ser. No me quedó más remedio que aceptar la plaza que nadie quería: el Departamento de Seguridad Nacional, Sección 4ª de Interrogatorios... La última plaza, la que quedó en el lugar 2.503 de las 2.503 disponibles... La única que pude elegir yo... De todas maneras, no hay que exagerar las cosas... En realidad esta oficina es como cualquier otra. Tiene su rutina diaria, sus asuntos ordinarios, como suele ocurrir en todas las oficinas públicas... También tenemos nuestro Jefe de Sección, el Señor Phoëbon. Él pasa la mayor parte del tiempo en su despacho. Sólo viene a nuestra oficina para los interrogatorios... Mi función en el esquema general es hacer de secretario del Señor Phoëbon. Estoy con él durante los interrogatorios y tomo nota de todo lo que acontece... El Señor Phoëbon se pone aquí, de pie junto a mi mesa. El interrogado ocupa este sitio, en el centro de la oficina... Normalmente los interrogatorios son más bien cortos. El Señor Phoëbon hace un par de preguntas y el detenido las contesta sin mayores problemas. Yo, por mi parte, tomo nota en la carpeta correspondiente, después el Señor Phoëbon firma el acta y yo archivo el caso. Y nada más. Así de fácil... Sin embargo, a veces, hay... dificultades... Hay detenidos que no quieren responder a las preguntas del Señor Phoëbon; o que no contestan de la manera, digamos, adecuada... En estos casos, ocasionalmente, el Señor Phoëbon se pone un poco nervioso... Levanta la voz, da puñetazos sobre la mesa, contra las paredes... Va hacia el detenido y lo intimida con insultos, con gritos... Después lo golpea... No siempre, claro, pero,... bastante a menudo... Al principio son golpes aislados, que solo intentan acobardar al detenido, incluso humillarlo... Después son golpes desencadenados por la furia, que caen sobre el cuerpo del detenido como una ruidosa lluvia y lo hacen caer a plomo, como si fuera un peso muerto... Una vez en tierra lo continúa golpeando con los puños y con fuertes patadas... El detenido no se puede defender: Tiene las manos atadas a la espalda. Lo único que puede hacer es mover el cuerpo con convulsiones nerviosas, gemir, gritar con su voz rota, ahogada en la sangre... Mi problema como auxiliar administrativo es que no sé muy bien cómo reflejar todo esto en un expediente oficial... Normalmente lo que hago es trazar una línea en diagonal y esperar a que todo acabe, que el Señor Phoëbon se haya hartado de dar puntillazos con sus botas reforzadas de hierro y que vengan los del servicio de limpieza a borrar las manchas de sangre... Este es el procedimiento habitual... Al principio me producía una gran repulsión, pero ahora ya estoy acostumbrado. No me impresiona ver la oficina llena de sangre; eso lo considero ya parte de mi trabajo... Pero lo que no puedo soportar son los gritos... Sentado en mi silla, me pongo las manos sobre los oídos para no oírlos. Lo hago con cuidado, no quisiera que me descubriera el Señor Phoëbon, sobre todo cuando está particularmente airado... (Se pone las manos sobre los oídos. Cierra los ojos). De esta manera puedo al menos amortiguar el sonido, mientras espero que todo acabe, que los terribles gritos desaparezcan, que todo acabe, que dejen de retumbar como un tambor, que todo acabe. (Pausa. El ACTOR se deshace de estos recuerdos). Como ja he dicho antes, el despacho del Señor Phoëbon lo tenemos aquí detrás. Hay una puerta que lo comunica directamente con nuestra oficina, de manera que yo me paso todo el día de un sitio para otro, llevando documentos... ¡Señor secretario! (Esta exclamación la ha hecho con un timbre diferente. Este tipo de voz será el que utilizará a partir de ahora cuando imite a Phoëbon. Se trata, lógicamente, de una voz autoritaria). ¡¡Señor secretario!!... (Vuelve a su voz propia). Aquel día no teníamos previsto ningún interrogatorio. No entendía por qué el Señor Phoëbon se encontraba tan alterado... ¡¡Señor secretario!!... Diga, Señor Phoëbon... ¿Quería algo? (El ACTOR se encuentra un poco asustado. A partir de ahora, el ACTOR escenifica en algunos momentos el papel de Phoëbon. El ACTOR-Phoëbon y el ACTOR-secretario tienen dos lugares bien marcados en el escenario: el secretario ocupa el lugar central, es decir, el de los interrogados; Phoëbon ocupa su lugar habitual en los interrogatorios. Precisamente es en este momento cuando el ACTOR, por primera vez, ocupa el lugar de Phoëbon; un personaje que, por cierto, siempre da la espalda al público). ¡Quiero hacerle una pregunta! (Vuelve al lugar del secretario). ¿Una pregunta? Sí, como usted quiera... (Vuelve al lugar de Phoëbon). ¿Qué es un siringoto? (Vuelve al lugar del secretario). ¿Qué? (A partir de ahora se queda en este sitio, aunque, a veces, imita la voz de Phoëbon. Eso será una constante en esta escena: En algunos casos, Phoëbon habla desde su posición; en otros, sólo aparece como voz en la posición del interrogado). ¡Un siringoto! ¿Qué es un siringoto?... No lo sé, Señor Phoëbon... No lo sé... ¿Qué es un siringoto?... Si lo supiera se lo diría, pero en estos momentos no me acuerdo... ¿Qué es un siringoto?... ¡No lo sé! (De repente, abandona la compostura de interrogado. Se encuentra un poco más relajado). Yo en realidad quería hablarles de otra cosa, quería hablarles de mi amigo Blas. Lo vi el otro día mientras caminaba por una de las rectilíneas calles de nuestra ciudad. Venia contento, daba saltos de alegría entre los peatones que lo rodeaban. Incluso ponía la mano sobre las farolas y hacía como si volara. Los peatones lo miraban, pero él no hacía caso de nadie... Está claro: Mi amigo Blas está enamorado. Eso se veía en su cara... (De repente, el ACTOR ocupa la posición de Phoëbon). ¡Señor secretario! ¿Qué es un siringoto?! ¡Conteste! (El ACTOR va al lugar del encargado de mantenimiento, y lo imita; después, hace el papel de la taquígrafa. Estos dos no hacen caso de lo que está sucediendo. Después, ocupa el lugar del interrogado). ¡No lo sé, Señor Phoëbon! ¡No lo sé! ¿Cómo quiere que se lo diga?... ¿Qué es un siringoto?... ¡No lo sé!! ¡No lo sé!!... De verdad... (Como antes, se sale de esta escena y retoma la historia de Blas. Ahora está un poco más nervioso). No es que Blas fuera una persona loca, que se dedicara a hacer estas cosas todos los días. No... En realidad, el caso es bien diferente... ¿Lo conocen, a Blas? ¿No? Pues es una persona... singular... ¡Señor secretario! (De repente, el ACTOR ocupa la posición de Phoëbon. Hay un momento de silencio. Después, ocupa la del secretario, que está completamente aterrorizado. Por último, vuelve a la posición de Phoëbon). ¡Mi paciencia se está agotando! ¿Me oye? ¡¡Se está agotando!! Le haré la pregunta por última vez. Si no me contesta, ya no sé lo que puede pasarle. ¿Entendido?... ¿Qué es un siringoto?! (Va a la posición de la taquígrafa y a la de Wenceslau, por este orden. Ahora, tanto el uno como el otro parecen estar más atentos a lo que está pasando. Después, ocupa la posición del secretario. Hay un momento de pausa. El ACTOR está angustiado). No lo sé, Señor Phoëbon, se lo aseguro... Yo... ¿Qué es un siringoto?... ¡No lo sé! ¡¡No lo sé!!... Por favor... (Vuelve a la posición de Phoëbon, que está al máximo de su furia). ¿Quién se ha creído que es usted? ¡Dígame! ¿Cómo puede quedarse mudo cuando le hago una pregunta? ¿Cómo puede permanecer quieto cuando le pido que hable? ¿Cómo osa hacer eso? ¿Cómo osa?!! ¡¡A mí, al Jefe de la Sección 4ª de Interrogatorios del Departamento de Seguridad!! ¿Cómo se atreve?... (Va a la posición del secretario). Verá, yo... ¿Qué es un siringoto?!... No lo sé, de verdad... ¿Qué es un siringoto? ¡¡Contésteme!!... No he oído nunca esa palabra, se lo aseguro... ¿Qué es un siringoto?!... No lo sé... (Las respuestas del secretario son cada vez más enérgicas). ¡No lo sé, Señor Phoëbon!... ¿Qué es un siringoto?... ¡No lo sé! ¡¡No sé lo que es!! ¡¡No lo sé!!... ¿Cómo que no lo sabe?... No, de verdad. No lo sé... Por última vez: ¿Qué es un siringoto?!... No sé qué es un siringoto. Nunca lo he sabido... ¿Qué es un siringoto?!!... ¡No lo sé!... Un siringoto es... ¡No lo sé!... ¿Qué es un siringoto?!!... ¡¡No lo sé!! Un siringoto es... una mierda!! ¡¡¡Una mierda así de grande!!!Hay un momento de silencio. El ACTOR-secretario está profundamente angustiado por lo que acaba de decir. Después, ocupa la posición de la taquígrafa, que mira boquiabierta; después va hacia la ventana, donde Wenceslau también mira con la boca abierta. Finalmente, llega a la posición de Phoëbon. Hay un momento de silencio con la máxima tensión. A continuación, el ACTOR se dirige a la posición del secretario, y después a las otras. Estos cambios de posición se producen cada vez con más rapidez. Al final, el ACTOR corre de un sitio para otro de manera compulsiva. Estas carreras pueden ir acompañadas por gritos y fuertes gemidos. El ACTOR da muestras de estar cansado. Empieza a rodar por tierra. Le cuesta un gran esfuerzo llegar a las diferentes posiciones del cuadrilátero. Finalmente, quedado echado en tierra con la cara hacia arriba.
Pausa.
Se oye una música, que irá subiendo de volumen gradualmente.
ACTOR.- ¡Eh! ¡¡Eh!! (Lentamente, se va levantando. Se diría que la música le produce una fuerte sensación de bienestar). ¡Esta música! ¡¡Por fin!!
Está muy contento. Lo expresa con sus movimientos y sus exclamaciones de gozo. Quiere hacer que el público participe de su alegría: Se aproxima a los espectadores, besa a algunos, los abraza. Camina entre el público. Está eufórico, quiere tocar a todos los espectadores, uno por uno.Después de un rato, empieza a oírse el sonido de un teléfono. Este sonido irá aumentando de volumen, al mismo tiempo que, gradualmente, baja el de la música. El sonido del teléfono le produce al ACTOR nuevos motivos de júbilo. Vuelve al escenario. Ahora ya sólo se oye el teléfono. Con cara de satisfacción, el ACTOR descuelga el imaginario teléfono y se lo pone al oído, como si lo sostuviera con la ayuda del hombro. Del teléfono sale una voz que habla una lengua extraña. Al principio, esta voz habla con lentitud. El ACTOR se sienta en su silla y hace como si escribiera a máquina: en efecto, parece que la voz del teléfono le está dictando algo. El ACTOR se muestra muy contento. Progresivamente, la voz telefónica aumenta la velocidad del dictado. El ACTOR empieza a encontrar dificultades en su tarea. Al final, la voz del teléfono habla con ritmo frenético. El ACTOR no puede apenas seguirlo, aunque se esfuerza con toda su voluntad. El ACTOR se muestra angustiado, exhausto.
Finalmente, se detiene la voz. El ACTOR se ha quedado inmóvil, completamente paralizado.
Pausa.
ACTOR.- (Habla sin mover el cuerpo). ¿Qué me pasa?... Parece que estoy paralizado... Mis músculos están rígidos, y no me responden... Sólo puedo mover los ojos... Ya lo sé... Quizás estoy soñando... Está claro... Estoy en una fase REM del sueño,... la fase del movimiento rápido de los ojos... El cuerpo se queda paralizado mientras los ojos dan frenéticos giros en sus órbitas... Debe ser eso. (Pausa). De todas maneras, hay un detalle que no encaja:... Mis ojos están quietos, no hacen ningún movimiento rápido... ¡Qué paradoja!... Pero estoy en un sueño, eso es evidente... (Cierra los ojos). Un sueño bien extraño, como todos los sueños... (Relaja un poco el cuerpo. Mueve un poco las extremidades). Voy por una carretera de ébano que me conduce a una montaña, navego por un río infestado de meandros, atravieso bosques oscuros llenos de sombras. Me adentro en uno de ellos y salgo acompañado de todos los animales del bosque, también me acompañan las plantas, y los árboles, todos vienen conmigo, cantamos juntos, somos un bosque... móvil!... (Abre los ojos. Después, lentamente, se levanta. Camina por el escenario. En un momento dado, se pone a observar los movimientos de sus extremidades, especialmente de los brazos. Los mueve, al mismo tiempo que los sigue con la mirada). ¡Eh! ¡¡Eh!!... ¡Los puedo mover!... Hacen exactamente lo que yo les ordeno... ¡Yo!... Ahora hacia aquí, ahora hacia allá... ¡Eh!... Incluso los puedo seguir con la mirada... (Está contento. Después, sin embargo, se queda pensativo). Tal vez ya no estoy en la fase REM del sueño, tal vez estoy atravesando una fase distinta, en la que los ojos no giran en círculos, en la que los músculos no se quedan paralizados... Debe ser eso... O quizás ya no hay ningún sueño, quizás estoy despierto... Sí, muy posiblemente estoy despierto... Tal vez los sueños se han desvanecido como una nube, se han transformado en un eco distante, débil... Pero, al mismo tiempo, las percepciones no son claras. (Pausa. Mira a su alrededor. Está confuso). ¿Cuál es mi estado actual? ¿Alguien lo sabe?... Todo es absurdo, enigmático... Todo parece extraño... Me gustaría poder describir lo que estoy viviendo, encontrar las palabras adecuadas, trasmitirlas... Me gustaría tener un púlpito de mármol para mí, aquí en medio,... un magnífico púlpito de mármol blanco... Enfrente de mí, una audiencia con los ojos abiertos, un público deseoso de escuchar mi oratoria... Subo las escaleras del foro vestido con la toga roja. A cada lado de los escalones hay una fila de guardianes que tocan cornetas de oro, que llevan túnicas blancas con un fleco de púrpura... Detrás de ellos, ¿por qué no?, hay una segunda fila donde los guardianes tienen el cabello embellecido con coronas de laurel, y hacen música, extraen pomposas notas de unas enormes trompetas en forma de círculo... (El ACTOR tiene los ojos cerrados). Me gustaría poder describir todo esto... Llevo en la mano un pergamino lleno de palabras, lleno de palabras ordenadas en renglones, de renglones arreglados en columnas... Siento en mis dedos el tacto sutil de las letras encajadas en frases, alineadas en filas... Todo es memorable... Hay magníficos pétalos, briznas de hierba, espigas... (Pausa. El ACTOR abre los ojos). Pero, nada importa... Nada importa ya... Mi sueño es... blanco!... ¡Mi sueño es... blanco!!
El ACTOR, con una ligera sonrisa, se va.
CAE EL TELÓN.
OSCURO.
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