Comunicación leída en el
Congreso Internacional de Enseñanza De las Artes Escénicas
(Bilbao, 25 a 27 de setiembre de 2001)
Pilar Silla Albert
Profesora de la Escuela Superior de
Arte Dramático de Valencia.
Los licenciados en Arte Dramático tienen un difícil futuro laboral, pueden optar a soñar en un montaje idílico o a vivir la realidad que es bastante diferente. En general, la mayoría de los especialistas en Artes Escénicas tienen que compaginar diferentes actividades para poder subsistir. Entre estas actividades se encuentra la enseñanza, que para algunos es una salida y para otros un descubrimiento de nuevas formas de comunicación, de transmisión del arte desde otra perspectiva, convirtiéndose en una forma de vida elegida desde la vocación.
Como cualquier sector docente vocacional se llenan de ilusiones, de expectativas en busca de un futuro cargado de ansias de enseñar, de seguir formándose y de mantener viva la ilusión y de esta forma mantener vivo el espíritu y la materia a impartir. Pero la realidad contrasta con estas expectativas, el licenciado en Arte Dramático tiene escasas posibilidades de acceder a estas enseñanzas especializadas.
La formación en Arte Dramático les permite la posibilidad de acceder a las Escuelas Superiores de Arte Dramático donde la entrada es difícil debido a las pocas plazas disponibles en cada comunidad. No obstante, a nivel estatal se ofrece en los centros de educación secundaria, que son numerosos, la asignatura de "Dramatización &endash; Teatro". En este caso, aunque el número de plazas es más elevado, el acceso está restringido.
Dentro del ámbito de la educación secundaria, habría que reflexionar sobre qué es la dramatización y qué funciones cumple en la educación. Como forma de expresión que utiliza los signos propios del lenguaje dramático, se caracteriza por integrar los diferentes lenguajes: -corporal, verbal, plástico, etc &endash; constituyendo un proceso de simbolización de la realidad y un medio poderoso de aprendizaje, por estar implícitos aspectos afectivos, cognitivos y psicomotrices del alumno.
Como afirma Rodari , la expresión tiene una función importante para conseguir ser personas más libres, por decirlo con sus palabras:
Me parece un buen lema de bello sonido democrático.
No para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo.
(Gianni Rodari: Gramática de la fantasía. Barcelona, Ediciones del Bronce, 1999.)
Con esta libertad de expresión los niños pueden desarrollar su forma de expresión desde la infancia y dentro de la enseñanza de LOGSE, donde aparece compartida la dramatización con música y plástica. Estas materias las imparten profesores de primaria, en general maestros de especialidad musical.
A través del juego dramático, tanto niños como adolescentes, descubren una forma de comunicarse desde una expresión espontánea y creativa. Si el alumno no aprende a expresar todas las sensaciones adquiridas en su interior, que percibe a través del descubrimiento, pueden ser una carga demasiado grande para él llegando a convertirse en problemas de rechazo, automarginación, etc.
En secundaria, como hemos comentado, existe la asignatura optativa de "Dramatización - Teatro" que permite desarrollar una evolución artística y personal en el crecimiento individual dentro de la formación académica. En teoría, se intenta conseguir una continuidad desde la etapa de primaria. Utilizo el término en teoría porque la asignatura indicada está como optativa, hecho que deja de manifiesto un vacío importante en la formación del alumno, justamente en una etapa difícil donde se producen grandes cambios personales y de relación.
Debido al carácter optativo de la materia, la administración ha negado el acceso a los licenciados en Arte Dramático para poder impartir estas enseñanzas en los centros de Secundaria. Considero que el hecho de tener carácter optativo no es un criterio válido para anular profesionalmente a un sector docente, puesto que existen otras vías de entendimiento más satisfactorio para la administración y para el profesorado. Sólo habría que sentarse, dialogar y buscar soluciones, ya que, si existe una titulación definida como equivalente a todos los efectos a licenciado universitario, ¿por qué no se abren las bolsas de trabajo en secundaria para impartir esta optativa por los propios licenciados en Arte Dramático?
Es curioso ver a un profesional en Arte Dramático dando clases extra- escolares en centros de primaria y secundaria con una escasa remuneración, sin contrato laboral, sin ser valorado con rigor lo artístico, por enseñar jugando. Todo esto contrasta claramente con otro grupo de docentes que imparten estas enseñanzas, bien apoyados o bien obligados desde la administración, sin tener la formación específica.
Desde la Asociación de Actores de Valencia se ha intentado, por todas las vías posibles, un entendimiento con la Consellería de Educació i Cultura para conseguir el acceso a la docencia en secundaria de sus propios licenciados. La administración ofreció al gremio, como única posibilidad, impartir cursillos dirigidos a los profesores que posteriormente darían dicha asignatura, "Dramatización &endash; Teatro". El talante poco conciliador de la administración generó el rechazo rotundo por parte de los componentes de la asociación por considerar que se estaba infravalorando su trabajo y su profesionalidad.
Si sólo se valora la vertiente lúdica de la enseñanza teatral ¿hacia dónde iríamos si todos nos considerásemos capaces de enseñar a un niño de preescolar, sin mayor criterio que el de pensar que se pasan el día jugando?, ¿sin deducir que detrás de esa acción hay un objetivo claro y formador?
Indicados pues de forma somera los puntos conflictivos y a modo de conclusión reitero el objetivo de calidad necesaria en la educación, que a pesar de que tenga carácter optativo, no por ello está exenta de responsabilidades. Así pues planteo algunas propuestas a un mercado laboral abierto como:
De esta forma, se ampliaría un espacio laboral con una calidad garantizada que desembocase en un futuro más libre para todos.