FICHA DE LA OBRA

PRECIPITADOS

PAPIS y OSEZNOS de Ignacio del Moral.

LA PASIÓN DE MADAME ARTU de Leopoldo Alas.

MIENTRAS MIREN Y A CAFARNAUM de Ernesto Caballero.

 

Dirección y dramaturgia: Jesús Cracio.

Ayudante de dirección: Roberto Cerdá-

Intérpretes: Enrique Menéndez, Paloma Paso Jardiel, Pablo Calvo, Ernesto Arias, Manolo Ochoa, Cristian Casares, Celia Ballester, Camilo Rodríguez, Lola Muñoz, Mariano Veneciano, Joan Llanera, Alfonso Vallejo, Rosa Savoini, Josefina Calatayud, Susana Boluda, Cristina Goyanes, Herlinda Cembrero, Manuel Nebreda y Juan Pedro Enrile.

Escenografía: Christian Boyer.

Realización de Decorados: Baynton, Enrique López y Alberto Valencia.

Realización de Pecera y Maniquí: Javier González (El Taller de la Ficción).

Vestuario: Paloma López Pérez

Iluminación: David Álvarez.

Música original: Pedro Navarrete (guitarra: Javier Monforte)

Diseño de cartel: Jorge Morgan (foto Walter Kvaternik)

Director de producción: Carlos Romay.

Auxiliar de Producción: Juan Pedro Enrile.

Auxiliar de Dirección: Ursula Menke.

Producción: Coproducción del CNNTE, INAEM y Madrid, Capital Europea de la Cultura.

Estreno: Semana de la Juventud, Sala Olimpia, Madrid, 23-25 septiembre, 1986.

Sala Pequeña del Centro Cultural de la Villa, Madrid, 1987.

 

TEXTO DEL PROGRAMA DE MANO

Vivo en Madrid, en la calle del Pez. Cuando me asomo al balcón, dos andamios de las casas contiguas flanquean la mía. Al salir a la calle, en la placita que está debajo de mi casa indefectible y diariamente piso una mierda de perro (el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma ... ). Cuando paseo con mi niña en su cochecito, peleo con los andamios, con los malditos polletes inclinados. Luego, unos colchones meados y cajas de basura me obligan a bajar de la acera; casi me pilla un coche que, acelerando en la subida de la cuesta, nos atufa; lucho con un par de barandillas amarillas; quedo atrapado entre dos planchas de hierro que cubren un socavón... Llego a la Gran Vía. Cientos de rostros inexpresivos cruzan PRECIPITADOS, no sé hacia dónde; sólo se juntan ante el paso de peatones, mirando de frente mientras esperan que se ponga verde; cruzan sin verse, tropiezan sin excusarse...

Valga este mínimo relato de mi percepción sobre el Madrid actual para explicar que no me fue excesivamente complejo, una vez que los autores finalizaron sus textos después de nuestras periódicas reuniones, buscar una unión dramática de las distintas obras que conformara un mismo espectáculo. Estaba claro: figuras y rostros inexpresivos que cruzan las calles, zombis en un mundo de andamios.

Tengo con Madrid una relación sentimental enfermiza; como las grandes pasiones obsesiones, amor y odio desmesurado. Cuando estoy con ella, la vida me fatiga, quiero huir; al cabo de diez días sin ella, aparece en mí una melancolía invencible, necesito volver.

Como escribía Paul Eluard a Gala, en una de sus apasionadas cartas después de que le abandonase por Dalí: "... He vivido contigo durante casi 20 años una vida gozosa, pese a los despechos. Ha sido una vida entera. Ahora la vida me resulta totalmente vana. La vida de un vencido.

Pero no seas pesimista. Ahora soy más sabio. La tristeza es un saco de plomo.

La crispación de tus rasgos, la fuerza de tus ojos, todo ello me sostiene.

No quiero que se pierda.

Seguramente volveremos a vernos en septiembre u octubre.

Lo importante es que te cuides bien.

Hay tantas cosas que nos vincularán para siempre..."

Sólo añadir que, contra la cacareada enemistad y aislamiento entre los autores dramáticos y los directores de escena a la hora de crearjuntos un montaje en el que el directorforma parte y arte de la dramaturgia escénica, la relación-comunión con Ernesto, Ignacio y Leopoldo fue un jardín de rosas. Y espero que así lo siga siendo.

Jesús Cracio

 

NOTA DE LOS AUTORES

 

Suele decirse que la creación surge de un impulso espontáneo, como respuesta a una realidad ante la que se quiere ofrecer una reflexión o un punto de vista. A los propios creadores les gusta fomentar esta leyenda y, en general, se tiende a menospreciar el encargo como punto de partida de un trabajo artístico. Sin embargo, la Historia demuestra lo contrario: que detrás de la mayoría de las obras de arte tenidas por cimeras hay un encargo debidamente remunerado, desde el Partenón hasta el Guernica, ambos inclusive. No es de extrañar, por tanto, que los tres autores que firmamos los textos dramáticos de este espectáculo aceptáramos gustosos la propuesta que nos hizo el Festival Cultural Madrid 92 a través de Jesús Cracío que se encargaría de dirigirlo.

Desde el principio tuvimos muy claro que no se trataba de llevar Madrid a escena, ni de agotar las innumerables facetas que ofrece una ciudad como ésta, tarea para la que no pretendemos ser los más representativos ni los mejores ni los más veteranos ni tal vez siquiera los más indicados, ya que somos conscientes de que son muchos los que día tras día, y en medio de numerosas dificultades, dedican su tiempo y su talento a "Escribir en Madrid". Aceptado todo lo cual, y tras varias animadas sesiones de trabajo, optamos por preservar cierta autonomía autoral, con la única premisa de dejarnos impregnar por el devenir cotidiano de esta ciudad en la que nos desenvolvemos y adoptando una actitud de flexibilidad frente a la posterior labor de dramaturgia a la que nuestros textos iban a ser sometidos.

Leopoldo Alas

Ernesto Caballero

Ignacio del Moral

 

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