|
Luís Miguel González ACTORES MÍA Mélida Molina DON Roberto Enríquez DOC Alberto de Miguel AYUDANTE DE DIRECCIÓN Javier Bermejo ESCENOGRAFÍA Elisa Sanz ILUMINACIÓN Miguel Ángel Camacho PRODUCTOR Raúl Hemández Una producción de BEHEMOT con la colaboración del Instituto de la Juventud. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. ESTRENO 17,18 y 19 de Septiembre 1999. Círculo de Bellas Artes. Madrid. |
Es algo así como un camino; o un salto. 0, más aún, una superposición. Es la diferencia que puede haber entre sentir los latidos de una piel y el taco, por qué no, vivo de su escultura. Es la correspondencia que existe entre conceder a un espacio real como, digamos, por ejemplo, un carril bici, cierta entidad de sentido, cercano a la existencia, y crear unos personajes que vivan de ese espacio. Dos son los espacios principales de Martes, 3:00 A.M. Más al Sur de Carolina del Sur. Uno es el parking. El otro el carril bici. Tal vez el parking acaba por apoderarse de la obra, pero es el carril bici el que empezó dictando las normas. Porque fue en un auténtico carril bici donde sentí eso que ahora explico como teatro inerte. Se trata simplemente de la fuerza que puede tener un espacio acotado, público pero privado por normas bien estrictas de uso. Invito a un ciclista acostumbrado a ocupar diariamente ese carril con su bici a que lo haga a pie, aunque sea a horas de abandono como la madrugada. Como la fotografía de una calle con tráfico, uno presiente que esos coches no están quietos y en su imaginación actúa la inercia de sus movimientos. Es entonces cuando el espacio cobra presencia con la huella de esa existencia particular que dicta sus propios movimientos, pese a su apariencia inerte. Es un escenario que no necesita de seres para reclamar su vida. Es evidente que no son muchas las personas que utilizan el carril bici, menos las que lo respetan o, menos aún, las que lo tienen en su ciudad, como sucede en Madrid. Por ello el parking ocupa, bajo las mismas premisas, un estado mucho más universal. Cuando algo tan cotidiano y a la vez perturbador (que contraviene las fuerzas telúricas, segun algunas hipótesis) como es un aparcamiento, entra en un teatro, algo se rompe. Porque todo el mundo tiene su parking particular en la memoria. Todos los resortes se conectan. Hay asociaciones impredecibles, miedos, fobias, inquietudes... El- espacio logra tener una vida especial en cada uno de los espectadores. Es por ello que personajes tan aparentemente incomprensibles como Mia, Don y Doc se hacen familiares, como a esas personas tan cercanas de las que no se les exige saberlo todo. En ellos quedan dudas, muchísimas, y aun así les personamos,, porque creemos entender su movimientos, que son los que vienen de la inercia del espacio que habitan o por el que se mueven. Tal vez por eso, porque resulta que al final respiramos el mismo aire viciado de un subterráneo que ellos. Arturo Sánchez Velasco |
(LA REALIDAD DE UNA PRODUCCIÓN ESTABLE) Tras ocho años produciendo cine y teatro desde el compromiso con la creación y las nuevas generaciones; desde la convicción de que los lenguajes artísticos no pueden respirar sin contaminarse unos de otros, el Teatro de¡ astillero comenzó montando la obra PARA QUEMAR LA MEMORIA de José Ramón Fernández, Premio Calderón de la Barca 1.993, dirigida por Guillermo Heras para seguir con la producciones de EL SUEÑO DE GINEBRA de Juan Antonio Mayorga y THEBAS MOTEL, el premio Rojas Zorrilla de Toledo de Luis Miguel González Cruz, también bajo dirección de Guillerino Heras que se estrenan en la sala Cuarta Pared de Madrid. La decisión de combinar las producciones teatrales y cinematográficas era un paso, si no esperado, sí natural en la evolución de un trabajo coherente. Así, los rodajes de los cortometrajes BAJO LA ARENA y BAJOMONTE, dirigidos por Raúl Herriández, PENDIENTE DE RAQUEL, de José Antonio Bonet, LA ISA DE LA OSA de Gabriel Olivares y CAFÉ DE PUCHERO, de Luis Miguel González se solapaban en bastantes ocasiones con los ensayos de las obras arriba mencionadas. Los decorados y los. decoradores, los actores, los técnicos salían de un rodaje para entrar en una sala de ensayos. El drama es, tanto en cine como en teatro, de la misma familia. La madurez de unos planteamientos estéticos claros y ampliamente discutidos nos llevó a la decisión de apoyar un teatro nuevo, creemos en el teatro que se está escribiendo hoy por autores de nuestro entorno y deseamos presentar esos textos desde una posición esencial. Así, hemos logrado crear una compañia de autores, directores, actores y técnicos que están por esos textos contemporáneos. Con estas premisas, y atendiendo a nuestro manifiesto-llamamiento publicado en la revista de la Asociación de directores de Escena, traemos este año dos textos de autores contemporáneos. LOS MALDITOS, Premio Calderón de la Barca 1994, del muy premiado Raúl Hernández Garrido (Premios Rojas Zorrilla, Alcorcón, SGAE, Lope de Vega), dirigida por Guillermo Heras y MARTES, 3:00 a.m. Más al sur de Carolina del Sur, de Arturo Sánchez Velasco, premio Marqués de Bradomín 1999, dirigida por Luis Miguel González. Dos representantes de dos generaciones diferentes de autores que aún no son suficientemente conocidos por el público interesado en el teatro. Seguimos contando con el equipo que se empezó a formar en años anteriores como Elisa Sanz, Carlos Rodríguez, Javier Bermejo, Miguel Ángel Camacho, Antonio López Davila, Paco Vidal, Alberto de Miguel, Mélida Molina etc. junto a incorporaciones como Paco Obregón, Fernando Morillo y Francisco Sánchez. Ya lo dijimos una vez y lo seguimos diciendo. Estamos aquí para sacar adelante textos y filmes contemporáneos. No habrá futuro si no creamos presente, y los autores y directores contemporáneos son ese presente. Y serán nuestro futuro. EL ASTILLERO |
anterior |