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- C A N T O
V
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- Sarpe combate con dos cavalleros
por defender una dama. Sigue su camino Carbopía y
alójase junto al Lago Encantado del monstruo Buraco
(1). Camina
Corimbato apartándose de la corte por verse vencido;
llegó a descubrir el Castillo Encantado, y en él fue
recebido y alojado.
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- NO ay por qué
despreciar persona alguna
- por más que nos parezca desechada,
- pues suele muchas vezes la fortuna
- tener nuestra salud allí encerrada,
- y en ocasión decente (2) y
oportuna
- se descubre una alteza no pensada
- y hallamos el devido amparo cierto,
- el seguro refugio y sacro puerto.
-
- Bajo de mala capa ay buenos hechos
- y en un pobre sugeto gran cordura,
- hallamos esforçados y altos pechos
- en los pequeños cuerpos y estatura,
- resultan de ordinario mil provechos
- de aquéllos que tenemos por vasura,
- y a vezes, donde menos nos pensamos,
- la amada vida y la salud hallamos.
-
- Al contrario, personas ensalçadas,
- si miramos sus partes (3) y
talento,
- veremos que merecen ser holladas (4)
- por su poca cordura y desatiento,
- y avían de ser en su lugar alçadas
- otras de más ilustre pensamiento,
- estimando en el hombre sólo aquello
- que no tiene poder Fortuna en ello.
-
- En lugar oportuno y conveniente
- diré más a lo largo destas cosas,
- que agora la razón pide que cuente
- otras grandes empressas hazañosas.
- Clarimante quedó con la impaciente
- vieja, en aquel vergel de frescas rosas,
- y ella, si os acordáys, ya se
ofrecía
- a contar lo que tanto apetecía.
-
- Mas, por estar el joven despojado
- de todo su adereço y real (5)
vestido,
- la vieja se salió por do avía
entrado
- en el bello vergel que avéys oýdo
(6),
- y abriendo el aposento do, cerrado,
- el fuerte Clarimante avía dormido,
- entró, con rostro alegre y gran sossiego,
- haziendo se acostasse el joven luego.
-
- Aviendo, en otras cosas diferentes,
- platicado los dos, dixo el mancebo:
- "-Mis designos, señora, bien los sientes,
- y el fin de todos ellos no te es nuevo.
- Y pues que a ti se rinden los vivientes,
- a suplicarte, ¡o madre! (7), ya
me atrevo,
- me saques de la pena y descontento
- que atormenta mi altivo pensamiento.
-
- Ufano quedaré si cumples luego
- mi justa petición, que agradecida
- será mientra (8) el ardiente
vital fuego
- diere a mi mortal cuerpo dulce vida.
- No permitas, señora, que ande ciego,
- sin saber mi prosapia esclarecida,
- sino, pues tú lo sabes, me declara
- lo que ha encubierto mi fortuna avara."
-
- La vieja dio un suspiro y alimpiando (9)
- los tiernos, mansos ojos, por do echava
- lágrimas amorosas que mostrando
- yvan quánto al guerrero fuerte amava,
- le comenzó a dezir:..., pero aguardando
- el phrygio Sarpe está con muestra brava,
- junto a la clara fuente enloquecido
- de verse en tal empressa ser vencido.
-
- Dixe cómo salió desesperado
- de la fértil ciudad y que, en fin, vino
- a dar a un deleytoso, ameno prado,
- donde tomar descanso le convino,
- y del gallardo yelmo despojado
- prometimos contar lo que le avino.
- Agora a le escuchar nos dispongamos,
- no se quexe que dél nos olvidamos,
- que, aunque le es enemiga su fortuna,
-
- según sospecha el ínclito,
escuchemos
- la dolorosa plática importuna
- que pone su paciencia en los estremos.
- Después cierta alta empressa, que ninguna
- ay más estraña que ella,
contaremos
- (la qual le sucedió en aqueste prado),
- cuyo fin y remate fue estremado (10).
-
- Luego que allí se vio, con boz rabiosa
- començó a desfogar desta manera:
- "-¿Qué es esto, cruel Fortuna, horrible
diosa,
- perversa, desleal, malvada, artera,
- desconocida, varia (11),
mentirosa,
- ingrata, fementida, injusta, fiera,
- sin fundamento, infiel, desatinada,
- a todo mal ensayo (12) siempre
usada?
-
- ¿No estavas ya contenta de aver hecho
- a mis heroycos padres cruda guerra,
- quando el griego feroz, con impío pecho,
- destruyó de la Phrygia el reyno y tierra?
(13)
- Allí mi diva (14) madre, en
triste lecho
- me concibió; su cuerpo allí se
encierra
- donde, como amazona belicosa,
- su fin vengó con mano poderosa.
-
- Allí sus altos hechos, por trofeo (15)
- quedaron, qual de Palas o de Marte,
- que aunque no feneció su buen desseo,
- mostró bien su valor en qualquier parte.
- De aquel Héctor famoso (de quien creo
- decender yo, si no me engaña la arte),
- concibió y echó al mundo un hijo
sólo
- cuya fama voló de polo a polo.
-
- Mas, ¿qué sirve contar cosas
passadas
- de sus divinos pechos y valía,
- si quedan sus hazañas deslustradas
- con mi torpe flaqueza y cobardía?
- Memorias son aquestas escusadas
- para quien ni las sigue ni porfía
- por imitar, con obras de proeza,
- de sus antecessores la grandeza.
-
- ¡O claras aguas, fuentes abundosas
- que, con sonido blando y amoroso,
- entre las varias flores y las rosas
- lleváys el curso manso y deleytoso!
- No disfaméys, contando aquestas cosas,
- el nombre celebrado y fin glorioso
- de aquéllos por quien (16)
vivo en esta vida,
- más que la dura muerte aborrecida,
-
- que, como cavallero, aunque vencido,
- os prometo vivir de tal manera
- que el famoso valor que oy he ofendido,
- por mí quede en memoria duradera,
- y de hazer que mi nombre esclarecido,
- en qualquiera nación, aunque estrangera,
- se celebre y se tenga en tanta estima
- quanto otro jamás huvo en prosa o rima.
-
- Y antes los frescos valles y los prados,
- con nuevo proceder y otra costumbre
- sus yervas negarán a los ganados
- sintiendo, de que pazcan, pesadumbre;
- y antes el roxo Apolo (17) en los
collados
- no esparcirá los rayos de su lumbre;
- que atrás buelva ni un punto la promessa
- en que tan alta gloria se interessa."
-
- Levántase de tierra el animoso,
- enlaça el yelmo, que en la yerva estava,
- enfrena su Corvato, desseoso
- de efetuar las cosas que jurava.
- Oyó luego un ruÿdo (18)
lastimoso
- de afligida muger que se quexava,
- lo qual le hizo prestar atento oýdo
- para atinar (19) dó andava
aquel ruÿdo.
-
- Quanto más escuchava, más cercana
- la boz quexosa y lástimas oýa,
- la qual, por la ancha selva fresca y llana,
- retumbava, y el eco respondía.
- A esta sazón, con muestra soberana,
- el prado abaxo vio que decendía
- una gallarda dama, en cuyo gesto
- su ingenio echó Naturaleza, y resto.
-
- Vestida de unas ropas muy costosas
- con rica pedrería recamadas,
- de aquella que en las vegas abundosas
- se cría de las Indias apartadas (20);
- en palafrén (21) cubierto de
hermosas
- telillas de colores y bordadas,
- con el freno y estrivos de oro fino
- y sillón de un color alabastrino,
-
- a toda priessa baxa bozes dando
- y temerosa qual la tierna gama,
- que de los sueltos perros se alexando,
- recela aun de encontrar la débil rama.
- Assí viene, su curso (22)
apresurando,
- la joven mal segura y bella dama,
- la qual, llegando donde el phrygio estava,
- "¡líbrame -dixo- desta angustia brava
(23),
-
- si eres de los honrosos cavalleros
- que vengan los agravios y maldades
- de los hombres perversos, carnizeros,
- con que ofenden en estas soledades!
- ¡Muestra, ruego, tu esfuerço y tus
azeros
- en librarme de estrañas falsedades
- que en daño de mi fama han inventado,
- los quatro que decienden por el prado!
-
- Assegúrete (24) el ver esta
hermosura,
- tan agena de infame, vil engaño,
- y no permitas que mi desventura
- a tal riesgo me trayga y mal tamaño (25);
- que tu bello donayre y apostura
- me dan de tu valor buen desengaño (26),
- y es de tus semejantes esta empressa
- donde tal gloria y fama se interessa."
-
- No pudo respondella el cavallero
- porque los quatro en gran tropel llegaron
- y, viendo aquel bizarro aventurero,
- desta suerte, furiosos, le avisaron:
- "-No creas a esta falsa, que primero
- engañó a muchos otros que la
amaron,
- haziendo mil embustes y trayciones
- con que dio muerte a célebres varones.
-
- Déxanosla llevar, y pague luego
- las espantosas muertes que ha causado,
- y consuma el voraz, ardiente fuego
- la traydora que a tantos ha embaucado.
- No escuches su lamento y blando ruego,
- que en infame doblez (27)
está fundado;
- antes nos la da al punto y sin debate (28),
- si no quieres morir en el combate."
-
- Sarpe les replicó que assí lo
haría,
- con tal que refiriessen todo el hecho;
- donde no (29), que con ellos
pelearía
- mostrando la braveza de su pecho.
- Uno, que por más diestro se tenía,
- con ayrado semblante y gran despecho
- le dixo: "-Si no quieres aceptallo,
- sube sin más tardar en tu cavallo,
-
- que ser deves, sin duda, algún
guerrero
- capitán de vellacos salteadores,
- pues si fueras famoso cavallero,
- no avías (30) de defender
los malhechores."
- Púsose en su cavallo Sarpe, fiero,
- en sus braços fiando, vengadores,
- y, su lanza tomando, hablar no pudo,
- que el justo sentimiento le hizo mudo.
-
- Dellos se desvió lo que bastava,
- y dos en contra suya se pusieron,
- mas el phrygio, que sólo allí
mirava
- a las torpes palabras que dixeron,
- en su ayuda los dioses invocava.
- Pero los otros dos, que aquesto vieron,
- arrebatan la dama y, con gran priessa,
- se entran por la montaña y selva espessa.
-
- Bolvió el valiente joven la cabeça
- y, queriendo ayudar a la robada,
- le acometen los dos con tal braveza,
- que no puede seguirla en su jornada.
- Entre ellos un combate tal se empieça,
- que la selva anchurosa y apartada
- retumba con el son y duro estruendo
- del ayrado combate y trance horrendo.
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- El animoso Sarpe bien mostrava
- que de sangre de dioses decendía,
- pues sus ayrados golpes redoblava
- con muestra de animosa valentía;
- de las obras pesadas (31) se
guardava
- del uno, que con rabia combatía,
- haziendo de valor y de altiveza
- pruevas de más que humana fortaleza.
-
- El phrygio descargó tal cuchillada
- sobre el un animoso aventurero,
- que en dos le ha dividido la celada
- y en la tierra el gemido da postrero.
- El otro, más esfuerço da a su
espada
- por, matando, vengar su compañero,
- mostrando el amigable sentimiento
- en el duro batir y movimiento.
-
- De los cielos blasfema el descreýdo,
- dando golpes al phrygio de tal suerte,
- que si no huviera el yelmo resistido,
- lugar hallara la cuydosa (32)
muerte.
- Pero Sarpe, con ánimo encendido,
- puerta (33) dando al valor y pecho
fuerte,
- a vezes los encuentros resistía
- y otras con diestra osada combatía.
-
- Ygual anda hasta agora la batalla,
- aunque Sarpe mejor en ella andava,
- porque el peto, el escudo, el yelmo y malla,
- mucho, siendo tan fino, aprovechava (34).
- Ninguno de los dos flacos (35) se
halla,
- que la cólera y furia reparava
- los golpes que se dan desaforados,
- con animoso ardid, por todos lados.
-
- El troyano, que el alma se le ardía
- viendo llevar la dama generosa
- (que en lo interior del pecho ya
sentía
- rastros de la passión dulce, amorosa),
- en verse detener se deshazía;
- y assí, con una saña y sed
rabiosa,
- firmado (36) en los estribos,
impaciente,
- dos golpes al contrario dio, valiente.
-
- No pudo arrodelarse (37) tan de
presto
- que no diessen los dos en descubierto,
- y assí, muerto el color, turbado el
gesto,
- el mísero dio en tierra como un muerto.
- El valeroso Sarpe, que está puesto
- sólo en librar la dama a campo abierto
(38),
- buela, el rastro siguiendo que dexavan
- los que a su nueva diosa le llevavan.
-
- Maldize el triste amante su ventura,
- en su ayuda y favor los dioses llama,
- que el Amor, con la flecha ardiente, dura,
- va estampando el retrato de su dama.
- Discurre (39) por enmedio la
espessura,
- y qualquier árbol, piedra, tronco, rama
- y el movimiento de la tierna hoja
- su querida señora se le antoja.
-
- Encubriósele el rastro y el camino
- por do llevan la ansiada dama hermosa.
- Assí dio, con estraño (40)
desatino,
- en medio una montaña y selva umbrosa.
- Lo demás que en aqueste caso avino
- y en qué paró la dama
generosa,
- dirémoslo después, quando bolvamos
- a la empeçada historia que dexamos,
-
- que es justo que de oy más la clara fama
- celebre al valeroso Carbopía,
- pues en el universo se derrama
- su singular destreza y cortesía;
- que, aunque por ser vencido le disfama
- el vulgo, es con injusta frenesía (41),
- porque si Clarimante lo ha rendido,
- por el engaño fue que en ello ha avido.
-
- Si se hiziera la guerra mano a mano,
- persona por persona, pecho a pecho,
- aunque fuera el contrario soberano
- sacara de obra tal poco provecho,
- que el valiente, destríssimo angaliano
(42),
- a batallas usado, a guerras hecho,
- la vida (es cosa cierta) le quitara
- y el alterado reyno sossegara.
-
- Pero el gallardo moço esclarecido,
- advirtiendo el sucesso lastimoso
- de avérsele las fuerças impedido,
- con que manchó el renombre de famoso,
- de la corte al momento se ha salido,
- de su fortuna y de su bien quexoso,
- y, tomando a la diestra una ancha senda,
- por ella se ha metido a suelta rienda.
-
- Anduvo por el monte nueve días
- sin que le sucediesse cosa alguna,
- en los quales, por casas y alquerías (43)
- halla afable acogida y oportuna.
- Una tarde llegó a unas caserías
(44)
- que estavan al entrar de una laguna,
- y en ellas determina de alojarse
- hasta que el sol bolviesse a demostrarse (45).
-
- Mas, ya que el gran planeta (46)
avía baxado
- al océano mar do le aguardava
- la cuydadosa Tetis (47), y
cerrado
- se vio el cielo, do el joven fuerte estava
- vio que el huésped (48), con
sobra de cuydado,
- en su estrecha morada se encerrava,
- y a los que a la sazón en casa
avía,
- que fuera no saliessen les dezía.
-
- El guerrero saberlo ha pretendido
- por ver la diligencia del villano (49),
- y también que un horrísono (50)
aüllido
- el monte ensordecía y ancho llano;
- en lo qual, con instancia (51),
él ha insistido,
- movido de aquel pecho soberano
- que nada rehusó grave o dudoso,
- a que no diesse corte y fin honroso.
-
- El huésped le responde: "-Cavallero,
- pues tenéys ansia tanta y tal
porfía,
- por la historia saber del monstruo fiero
- que se oye en acabando el claro día,
- diréosla, pero avéys de dar
primero
- vuestra fe de seguir la razón mía,
- en no os aventurar a travar guerra
- con lo que en su turbia agua el lago encierra.
-
- Porque, aunque vuestro (52)
esfuerço y braço osado,
- y essa ayrosa braveza, me assegura
- que soys algún guerrero señalado
- que buscáys dó provar vuestra
ventura,
- con todo, muchos hombres han llegado
- a intentar la batalla y suerte dura (53),
- los quales, aunque fuertes, fueron muertos,
- quedando en essos campos y desiertos.
-
- La historia que pedís es desta suerte
(54):
- huvo en esta provincia dos hermanos;
- el uno se llamava Andero el Fuerte,
- Piñol, el otro; entrambos más que
humanos.
- Mágicos (55), eminentes, de
alta suerte,
- afables, mansos y en estremo llanos,
- a quien reverenciava el mundo todo
- por su admirable trato y sabio modo (56).
-
- Estas antigüedades nos contaron
- nuestros padres y agüelos, y otras cosas,
- algunos años ha, nos enseñaron
- ciertas magas en su arte muy famosas.
- Pues, como aquestos magos alcançaron
- tanta parte de ciencias misteriosas,
- hallaron por sus libros (57) que de
Andero
- avía de proceder un gran guerrero,
-
- el qual, con su valor, eternizasse
- su famosa proeza y valentía;
- el linage del mago levantasse
- a suma estimación y a gran valía.
- Pero antes que este joven començasse (58),
- hallaron, por su aguda astrología,
- el Sol dozientas bueltas daría al cielo
(59),
- dando dozientos frutos todo el suelo.
-
- Tuvo el mago una hija, en quien Natura
- cifró quanto su diestra alcança y
puede,
- y todo el grato don de la hermosura
- que al cuerpo de una dama se concede;
- discreción, bizarría y apostura,
- y otras divinas gracias con que excede
- a la que de sus gracias fue la autora (60),
- pues la rinde, acobarda y enamora.
-
- Levanta algunas vezes su cabeça
- encima de essas aguas cristalinas,
- mostrando su donayre y gentileza,
- sus gracias admirables, peregrinas;
- sálenla acompañando sin pereza
- otras damas gallardas y divinas,
- mas la ventaja que haze a todas ellas
- es la que el claro Sol a las estrellas.
-
- Digo, pues, que mirando el sabio Andero
- que avía de ser el hijo desta dama,
- por quien su claro nombre, duradero
- quedasse en los archivos de la fama,
- por otra parte vio que el cavallero
- a quien Fortuna a tanta alteza llama,
- de allí a dozientos años
llegaría
- y con su única hija casaría.
-
- Dio traça, con divino, sabio encanto (61),
- de tenerla hasta el tiempo definido
- (en el concilio (62) de los dioses,
santo),
- para este casamiento estatuýdo (63),
- y para que el veloz tiempo, entretanto,
- no obrasse (64) en esta dama, ni el
olvido
- o la muerte o la parca se atreviessen
- a deshazer lo que los dos (65)
hiziessen.
-
- Mas, viendo que si no estava encerrada,
- que con dificultad se guardaría (66)
- (por ser la muger siempre aficionada
- a gozar su buen garbo y bizarría (67)),
- fabricó esta laguna, do fundada (68)
- ay una fortaleza y casería,
- según que aquellas magas nos dixeron
- quando de lo más hondo acá
salieron.
-
- Bajo de aquestas aguas ay mil cosas
- que porná admiración a quien las
viere,
- aunque ay passos (69) y estancias
peligrosas
- para el que quebrantarlas se atreviere.
- Guarda aquestas riberas cenagosas
- este monstruo que brama, mata y hiere
- a quantos topa por aquestos prados,
- dexándolos después
despedaçados.
-
- Este monstruo, Buraco le llamamos,
- que tiene tres cabeças diferentes:
- de dragón, de hombre y perro, y nos
guardamos
- de sus agudas uñas y sus dientes;
- y por esso, salir nos recatamos (70),
- porque, aunque se ve a tiempos diferentes,
- de día a nadie ofende ni lastima,
- hasta que Tetis (71) cubre nuestro
clima.
-
- Verdad es que, si alguno viene armado,
- a todo tiempo y hora con él cierra (72),
- y ya por esta parte confiado,
- ora por la otra le haze cruda guerra.
- Mas, después que el combate es acabado,
- el cuerpo siembra por la verde tierra
- y llévase las armas allá dentro,
- guardándolas en lo hondo de su centro.
-
- Por esto te suplico, cavallero,
- no quieras intentar tan gran batalla
- si no buscas morir con dolor fiero,
- sin poderte amparar la fina malla."
- Mas el diestro, valiente y gran guerrero,
- codiciando en estremo començalla,
- dissimuló el ardor de virtud pura
- hasta passar la noche y sombra obscura,
-
- que, mientras la tiniebla, con tristeza,
- cubrió el alegre suelo con su manto,
- se apura del guerrero la braveza,
- desseando provar su altivo tanto (73).
- Parécele que el Sol, con gran pereza
- descubre la hermosura, y entretanto
- que se muestra en las puertas del Oriente,
- de la cama saltó el joven valiente,
-
- y puesto a una ventana que salía (74)
- a la profunda ciénaga laguna,
- parecióle que encima el agua vía
- un hombre que mirando yva la Luna,
- y que, buelto al guerrero, le dezía:
- "-Para ti está guardada esta fortuna (75),
- mas no podrá vencella tu pujança
(76)
- si no es trayendo la dorada lança (77).
-
- Aguarda algunos días, cavallero,
- que presto avrá sazón y coyuntura,
- viniendo aquí un gallardo aventurero
- a provar la espantosa muerte dura;
- dél cobrarás la lança con que al
fiero
- Buraco acabarás con gran ventura.
- Y después, te prometo verás cosas
- aun para imaginar maravillosas."
-
- No bien a su razón el fin ha dado,
- quando, baxo las aguas zabullido,
- dexó al valiente joven admirado
- con la nueva admirable que avía
oýdo.
- A su cama gozoso se ha tornado,
- aviéndose gran tiempo detenido,
- hasta que sucedió lo que veremos
- quando a contar su historia buelta demos.
-
- Agora viene al punto que digamos
- del cortés, malhadado Corimbato,
- que furioso y corrido le dexamos,
- por el mágico ardid y doble trato.
- De la corte y palenque le sacamos,
- donde quedó su escudo en buen barato (79)
- en manos del sobervio Clarimante,
- quedando de ello hinchado (80) y
arrogante.
-
- Salióse de la corte el mesmo
día
- ya que la obscura noche, con su buelo,
- por el árctico mundo descogía (81)
- sus negras alas y su mustio velo,
- y ya que el claro Sol llegado avía
- a tomar en el mar dulce consuelo,
- quando la clara Luna, con su gesto,
- ocupa de su hermano el sitio y puesto.
-
- A este tiempo salió, por ser, como era,
- para su triste llanto acomodado,
- y, porque su partir no se sintiera
- por los que andavan a su diestro lado,
- a gran priessa va hollando (82) la
ribera
- del hondo río que en el mar salado
- sus claras ondas mezcla a poco trecho,
- dexando en sus comarcas gran provecho.
-
- Mas parecióle el fresco, ameno assiento,
- y la fértil ribera y sitio hermoso,
- lugar más para gustos y contento
- que para un coraçón tan sin
reposo,
- y, mudando propósito, al momento
- se metió por un bosque horrible, umbroso,
- picando (83) a toda priessa y con
gran saña
- y llenando de quexas la campaña (84).
-
- Al apuntar del día vio que estava
- en una entricadíssima (85)
espesura,
- que aun por dó diesse passo no se
hallava,
- ni parecía animal ni otra criatura.
- Y lo que más en esto le aquexava (86)
- era ver que su hado y desventura
- no le davan lugar para que fuesse,
- donde como valiente feneciesse.
-
- Pero, viendo el camino ya tomado
- y que era assí el morir gran desatino,
- del cavallo baxó determinado
- de abrir, a pura fuerça, ancho camino.
- Aviendo de su espada arrebatado (87)
- con ímpetu y coraje repentino,
- començó a destroçar quanto
topava,
- que todo a su pujança se allanava.
-
- Abrió, de aqueste modo, senda y
vía
- tan ancha que un exército cupiera.
- El cavallo también, que le seguía,
- con los pies desocupa la carrera (88).
- Pero, quanto él cortava y
destruýa,
- vio que luego tornava a su primera
- forma, cerrando el passo, sin que viesse
- quien en tal coyuntura allí anduviesse.
-
- Mas en nada estimando qualquier cosa,
- el hecho prosiguiendo començado,
- anduvo por la selva tenebrosa
- hasta que el medio cielo el Sol andado.
- Entonces a una roca peñascosa
- le traxo su fortuna y feliz hado,
- tajada (89) a todas partes y tan
alta
- que para la mirar la vista falta.
-
- Era de un fino mármol transparente,
- con diferentes piedras varïada (90),
- haziendo una labor tan excelente
- qual no fue de mortal imaginada.
- Una gallarda (91) puerta tiene
enfrente
- solamente en la peña señalada,
- sin que aya entrada alguna o abertura,
- porque sólo se ve la arquitectura (92).
-
- Delante, una ancha plaça se
estendía,
- proporcionada en quadro (93) con la
roca.
- La arboleda de muro allí servía,
- que por los lados con la peña toca;
- la altura de los árboles que avía
- a grande admiración mueve y provoca,
- y más la novedad de todos ellos
- que apenas podrá alguno conocellos.
-
- En medio de la plaça, que sembrada
- está de la menuda yerva y flores,
- una galana (94) fuente avía,
labrada
- con estrañas pinturas y primores (95),
- de donde la agua clara, desmandada,
- da frescura a la yerva en los calores
- del más pesado estío, y la
sustenta,
- teniendo de criarla cargo y cuenta.
-
- Un rico pavellón en medio, armado
- sobre quatro columnas de oro fino
- que, con diversas piedras varïado,
- mostravan ser de artífice divino.
- El dosel no era seda ni brocado,
- sino otro nuevo paño peregrino.
- En medio una preciosa mesa estava
- como que algún gran huésped
aguardava;
-
- de vïandas y frutas olorosas,
- pan y vino sobrado, en demasía,
- y sembrada la mesa de mil rosas,
- que un estrellado cielo parecía.
- Las aves, con canciones amorosas,
- con música acordada y melodía,
- de tal suerte sus bozes concertavan,
- que a descanso y reposo combidavan.
-
- El animoso Marte, que cansado
- venía del trabajo desmedido,
- como vio un tal refresco allí aprestado
(96)
- entendió estar para él apercebido.
- Assí, del fino yelmo despojado,
- el freno a su cavallo ha desprendido,
- porque entretanto pazca que él
comía,
- y él se sentó a la mesa que allí
avía.
-
- Mil animales que en el monte andavan,
- a manadas acuden bulliciosos,
- y viendo el nuevo huésped se paravan,
- clavando en él los ojos temerosos.
- Muchas vezes, delante dél cruzavan
- dando saltos ligeros y graciosos,
- y otras, con receloso passo y frente,
- llegavan a gustar la dulce fuente.
-
- Después de aver comido el gran
guerrero,
- midió con grave (97) passo
el fresco prado
- contemplando el peñasco por entero,
- con tanta arte compuesto y varïado.
- No descubre algún rastro ni sendero
- por do salir del círculo cerrado,
- y más aun se admiró quando ha advertido
(98),
- y la mesa no vio en que avía comido.
-
- Entendió ser por mago (99)
encantamento
- que en la sobervia roca se encerrava,
- pues lugar de salir del bello assiento
- por una ni otra parte se le dava;
- con lo qual, recobrando nuevo aliento,
- para qualquiera empressa se animava,
- proponiendo (100) dexar antes la
vida
- que yrse sin descubrir passo y salida.
-
- Cortar quiso los árboles hojosos,
- mas hallólos qual duro, fino azero,
- y la yedra, enredando los ñudosos (101)
- troncos, vedava el passo al cavallero.
- Bolvió luego los ojos judiciosos
- a la parte do estado avía primero,
- viendo sobre la fuente una figura
- cubierta de admirable vestidura.
-
- El rostro como el Sol resplandecía
- (porque de fina plata era, y bruñida),
- cuya sobervia ropa que vestía,
- con perlas, seda y oro está texida.
- Un letrero a sus blancos pies tenía
- de mármol, en la diestra suspendida,
- una bella corneta, que engastada
- está en oro de Arabia, y esmaltada.
-
- Consideró el letrero, alegre, ufano,
- y vio ser su tenor de aquesta suerte:
- "Gallardo aventurero que en tu mano
- oy está la ocasión de
engrandecerte:
- si un prodigio ver quieres, soberano,
- sin que te dé temor la horrible muerte,
- toca aquesta corneta y haz de modo
- que no pierdas tu honor de todo en todo."
-
- El cuerno descolgó el humano Marte,
- deshaziéndose al punto la figura
- sin que rastro quedasse ni una parte
- de su luziente talle y vestidura.
- Tocó el hermoso cuerno con tanta arte,
- que la peña, los montes y espesura
- por largo espacio la respuesta dieron
- del alentado son que recibieron.
-
- Las indómitas bestias assombradas,
- atónitas, confusas y medrosas,
- huyendo a sus cavernas entricadas,
- saltan por los breñales, temerosas;
- las telas del peñón, desencasadas
(102),
- obedeciendo al cuerno, presurosas,
- una puerta tan alto han descubierto,
- que de ser mago encanto quedó cierto.
-
- Y la rica y vistosa pedrería
- por el florido campo se ha sembrado
- haziendo, con estraña gallardía
(103),
- una bella cubierta al verde prado,
- pues lo que de cortina antes servía
- con que el grande edificio era ocultado,
- hazía después, tendido por el
suelo,
- un hermoso enlosado y rico velo.
-
- Y, sin que daño hiziessen al guerrero,
- las piedras se estendieron por el llano,
- quedando el venturoso cavallero
- como en un aposento más que humano.
- Sobre ellas, el caballo, muy ligero,
- saltó sin ofenderse en pie ni en mano.
- Assí, quedó cubierta la llanura
- con aquella preciosa cobertura.
-
- Descubrióse un castillo tan hermoso
- qual no se vio en las árcticas regiones,
- cuya traça y grandor maravilloso
- no ay para qué ponerle en opiniones (104).
- Cercado está de muro y ancho fosso,
- con catorze admirables torreones
- que, con su altura grande y eminente,
- atrás dexan el ayre transparente.
-
- Los muros y altas torres son labradas
- de piedras de un valor inestimable,
- azules, blancas, verdes, coloradas,
- con labor y artificio deleytable.
- Estavan a sus trechos (105)
escacadas
- con vistoso concierto, y admirable,
- saliendo el resplandor de todas ellas
- que dieran las más luzidas estrellas.
-
- Las puertas que de allí se
descubrían
- eran de un fino bronze recolado (106),
- que desde un poco aparte parecían
- ser del oro gangético (107)
cendrado;
- de par en par abiertas se veýan,
- sin que el passo estuviesse embaraçado
- para el más que dichoso Corimbato,
- que suspenso quedó por largo rato.
-
- Mira los fuertes muros desiguales,
- almenados en torno y estendidos,
- sembrados de las piedras orientales,
- con estraño artificio repartidos;
- más parecen ser muros celestiales
- o ciudad de los héroes escogidos
- que gozan, por sus obras, ya del cielo,
- que aposento de gentes deste suelo.
-
- Quiso entrar de rondón (108)
al bello assiento
- y dio quatro o seys passos presuroso,
- pero mudó el dañoso y necio
intento,
- de un no sé qué (109)
movido y temeroso,
- y, dando al marfil mago fuerte aliento,
- tocó otra vez el cuerno sonoroso,
- (no porque cosa alguna él entendía
- que el tornarle a tocar le serviría).
-
- Pero salióle bien, pues no pudiera
- entrar al gran castillo que mirava,
- si la boz del marfil no repitiera
- con que todo embaraço se allanava;
- y la patente (110) entrada le
impidiera
- una guarda (111) infernal y bestia
brava,
- hecha con arte tal y tal govierno (112),
- que se aplacava con el son del cuerno.
-
- A este tiempo se oyó nueva armonía
- dentro del bello alcáçar, tan
süave,
- que a las fieras salvages suspendía,
- sin dexar de escucharla bruto (113)
ni ave.
- Al valeroso joven que la oýa,
- pesado no le fuera ya ni grave
- mil años la escuchar; tanto gustava (114)
- que, atónito, de sí no se
acordava.
-
- Imagina si aquel era el assiento
- de los ilustres divos (115)
esforçados
- que, con justo, alentado pensamiento,
- mil trances acabaron señalados,
- o si era el celestial alojamiento
- de los Elíseos campos (116)
tan nombrados,
- o adonde las deydades residían
- y sus eternos años consumían.
-
- Pero, quanto estas cosas más pensava,
- tanto con más acuerdo (117)
y consonancia
- la música de dentro se aumentava,
- haziendo resonar la rica estancia,
- y tanto más a verlo se animava
- sin temer resistencia o repugnancia (118);
- por lo qual, con altivo pecho osado,
- en el sobervio alcáçar se ha
lançado.
-
- La puerta se cerró del edificio,
- quedando todo como estava de antes,
- puesto con el concierto y artificio
- de aquellas coberturas de diamantes.
- Y dentro, en el famoso frontispicio,
- vio pinturas que Apeles o Timantes (119),
- si ver aquestas cosas alcançaran,
- aun no saber mirarlas confessaran.
-
- No ay para qué pintar los corredores,
- los patios, las columnas, la riqueza,
- los jardines, los bellos miradores
- y del ancho artificio la grandeza;
- pero quiero afirmar que los mejores,
- de quantos, con estudio y con realeza,
- han sido por monarcas grandes hechos,
- en su comparación quedan deshechos.
-
- Dexado esto, y bolviendo a nuestro cuento,
- luego que en el sobervio patio ha entrado,
- con más rara armonía y más
aliento
- la concertada música ha sonado.
- Descubrióse una dueña de alto assiento
(120)
- cercada, por el uno y otro lado,
- de celebradas damas y donzellas
- que la vida robavan sólo en vellas.
-
- Traýan instrumentos diferentes,
- y con tanta destreza los tocavan,
- que absortos los sentidos y pendientes
- en la divina música quedavan.
- Las ilustres proezas de valientes
- en levantado (121) verso
celebravan,
- con bozes que a las ninfas y sirenas (122)
- las dexaran de sí mesmas agenas.
-
- Con esta deleytosa compañía,
- la dueña se llegó junto al
guerrero,
- el qual, con la devida cortesía,
- en la besar las manos fue primero.
- Después ella, con gozo y alegría,
- le dixo: "-Venturoso cavallero:
- mucho ha que yo os aguardo y desseava,
- por solamente el bien que a vos tocava.
-
- Pero, pues la ventura os ha traýdo
- a lugar tan oculto y montuoso,
- desseando se ofrezca algún partido
- en que satisfagáys al pecho honroso,
- aquí seréys de todo
proveýdo
- después de aver tomado algún
reposo.
- No tenéys que temer ya cosa alguna
- del ciego disponer de la Fortuna,
-
- que, quanto al honor vuestro más
cumpliere,
- aquí se os buscará con larga (123)
mano,
- vaya la injusta diosa por do fuere,
- opóngase el colegio soberano (124).
- No os dé pena el escudo ni os altere
- que os viniesse a vencer otro hombre humano,
- porque lo que os parece a vos afrenta
- mucho más vuestro crédito
acrecienta."
-
- Esto dicho, ambos juntos han subido
- por la ancha y vistosíssima escalera.
- A una sala admirable se han venido,
- propria para que allí el joven viviera.
- Al balcón se assentaron, que a un florido
- y hermoso vergel cae que, quien le viera,
- sospechara no ser obra del suelo (125),
- sino un retrato del vistoso cielo.
-
- Fue por las bellas damas desarmado
- y servido de ropas delicadas,
- con preciosas (126) vïandas
regalado,
- al uso de aquel puesto preparadas.
- El gran banquete espléndido acabado
- y las sobervias mesas levantadas,
- la dueña a Corimbato llamó aparte
- y començó su plática desta
arte:
-
- "-Bien quisiérades vos, fuerte guerrero,
- aquí no os detener ni sólo un
día,
- pero no puede ser, porque el severo
- disponer de los hados lo desvía.
- Ni por lo que yo os digo agora, quiero
- impedir vuestro esfuerço y
valentía,
- sino que, en tanto que el vigor os dura,
- sigáys el feliz soplo de ventura,
-
- y deys en qué entender (127)
al tiempo y fama
- con hechos de magnánima proeza,
- siguiendo aquella gloria, la qual llama
- a quien la sigue a la inmortal grandeza.
- A la invidia (que al más perfeto infama),
- la forcéys a mudar naturaleza,
- pues, de disfamadora y cruda fiera,
- será de vuestras obras pregonera (128).
-
- Y desde el claro Oriente al negro ocaso,
- y del helado Norte al mediodía,
- apenas en la tierra habrá ni un passo
- do no llegue a sonar vuestra valía;
- ni vuestro feliz hado será escaso
- en amparar la espada y valentía
- de vuestro valeroso y fuerte braço,
- no aviendo estorvo en ello ni embaraço.
-
- Mas mirad que el que aspira a grandes cosas
- ha de sufrir encuentros no pensados,
- porque con las empressas más famosas
- los mayores trabajos (129) van
mezclados.
- Acabaréys hazañas milagrosas
- si, los inconvenientes despreciados,
- sólo al tronco miráys y al
nacimiento
- de donde recebistes noble aliento.
-
- Y, para que sepáys distintamente
(130)
- una cosa admirable, aunque escondida
- y nunca divulgada entre la gente
- ni con claridad cierta conocida,
- atended a mi plática presente..."
- Pero mi débil voz enflaquezida
- no puede en este tono dezir tanto,
- hasta cobrar esfuerço para el canto.
-
- CANTO
VI
-
- NOTAS
-
-
- (1) En el original se lee 'Burayo', pero todas las veces
posteriores que se cita a este monstruo se le denomina 'Buraco',
por lo que adopto esta forma para lo sucesivo.
-
-
- (2 )decente: "vale también conveniente,
razonable, acomodado" (Aut.).
-
-
- (3) partes: "usado en plural se llaman las prendas y
dotes naturales que adornan a alguna persona" (Aut.).
-
-
- (4) hollar: "hollar uno a otro es tratarle mal y
tenerle en lo que trae debajo de sus pies" (Cov.).
-
-
- (5) real: "significa también grande,
magnífico y suntuoso" (Aut.).
-
-
- (6) avéys oído: hay aquí una
imitación de la oralidad de la épica medieval que,
como es sabido, se extendió por la narrativa caballeresca y
que también atestigua las lecturas en común, en
grupo, donde uno leía el libro y los demás
escuchaban.
-
-
- (7) Se trata de un tratamiento de respeto, en la línea
del que se da a una "mujer anciana del pueblo", según
DRAE.
-
-
- (8) mientra: "mientras". Cfr.: "mientra del yugo
sarracino anduvo / tu cuello preso y tu cerviz domada..." (Luis
Gálvez de Montalvo, soneto laudatorio en los preliminares
de Cervantes, La Galatea, ed. cit., p. 20).
-
-
- (9) alimpiar: limpiar. La forma está anticuada
ya en época de Covarrubias, quien dice que "no es muy
usado". Aut. afirma que "los antiguos escribieron y
pronunciaron assí esta voz, pero oy no se usa sino entre
gente rústica".
-
-
- (10) estremado: 'extremado'; "vale también
cabal, perfecto, notable, singular, admirable y excelente"
(Aut.).
-
-
- (11) desconocida: "se toma también por
dissimulado u disfrazado para que no le conozcan" (Aut.).
Vario: "significa assimismo inconstante o mudable"
(ibídem).
-
-
- (12) ensayo: "la dicha prueba de bondad y fuerza, y
algunas veces significa el embuste de alguna persona que, con
falsedad y mentira, nos quiere engañar y hacer prueba de
nosotros" (Cov.).
-
-
- (13) Alusión a la guerra de Troya en la que lucharon
los antepasados de Sarpe para defender la ciudad ante los griegos,
capitaneados por Aquiles.
-
- (14) diva: 'diosa' (DRAE).
-
-
- (15) trofeo: "insignia o señal expuesta al
público para memoria del vencimiento" (Aut.).
-
-
- (16) El relativo 'quien', desde antiguo, era válido
para singular y plural y para masculino y femenino. Así lo
leemos en Lapesa: "el relativo quien,
etimológicamente invariable por proceder del singular
quem, empezó a tomar forma distintiva para el
plural, quienes, lo que parecía aún poco elegante a
Ambrosio de Salazar en 1622" (Lapesa, pp. 397-398).
-
- (17) roxo Apolo: el Sol, Febo.
-
-
- (18) ruido: "vale también sonido, aunque sea
apacible y no moleste" (Aut.).
-
-
- (19) atinar: "se toma también por acertar por
congeturas alguna cosa o algún lugar fuera de camino, o
encontrar lo que se busca atiento" (Aut.).
-
-
- (20) Se refiere a las Indias Orientales, es decir, las que
recorre el río Indo, en Asia.
-
-
- (21) palafrén: "es lo mesmo que cuartago o
rocín que no llega a ser caballo de armas. En estos,
según los libros de caballerías, caminaban las
doncellas por las selvas" (Cov.).
-
-
- (22) curso: "en el sentido recto es el acto de correr"
(Aut.).
-
-
- (23) bravo: "metaphóricamente se llaman las
cosas y acciones que indican o manifiestan fiereza, horror o
terribilidad, como las batallas, tempestades, tumultos y
terremotos" (Aut.).
-
-
- (24) assegurarse: "certificarse de una cosa"
(Cov.).
-
-
- (25) tamaño: "lo mesmo que en latín
'tantus', 'quasi tam magnus', señalando en alguna cosa su
magnitud por comparación" (Cov.).
-
-
- (26) No le queda ninguna duda acerca de su valor, cuya verdad
se hace patente con su 'donayre y apostura'.
-
-
- (27) doblez: "metaphóricamente significa la
simulación que alguno tiene en lo que obra, procurando
ostentar con palabras y demonstraciones lo contrario de lo que
tiene en el corazón y quiere executar" (Aut.).
-
-
- (28) nos la da: 'dánosla'. Debate: "contienda,
altercación, porfía, disputa sobre alguna cosa"
(Aut.).
-
-
- (29) donde no: "de lo contrario" (DRAE).
-
-
- (30) En el texto, 'no avía'. Rectifico siguiendo el
testimonio de las erratas de Murcia de la Llana.
-
-
- (31) Se refiere al trabajo que su enemigo se tomaba en
golpearle.
-
-
- (32) cuydoso: "lo mismo que cuidadoso (...). Es voz
antiquada" (Aut.). 'Cuidadoso', "solícito, diligente
y advertido, para no perder la ocassión de executar lo que
debe u lograr lo que desea" (ibídem).
-
-
- (33) puerta: "metaphóricamente vale camino,
principio o entrada para entablar alguna pretensión u otra
cosa" (Aut.).
-
-
- (34) aprovechar: "ser útil, conveniente y
provechoso" (Aut.). El singular de 'fino', que complementa
a cuatro nombres del verso anterior, podría entenderse por
cada uno de éstos: 'el peto fino', 'el escudo fino'... A
pesar de ser finas las armas, eran resistentes.
-
-
- (35) flaco: "lo que está débil y con poca
fuerza" (Cov.). El plural, que rompe la concordancia, seguramente
se explique por errata del impresor, que hizo concordar el
adjetivo con el numeral previo, sin percatarse del singular del
verbo. La construcción hiperbática contribuye a la
confusión.
-
-
- (36) firmar: "vale también lo mismo que afirmar,
en el sentido de estribar o hacer firme alguna cosa, o assegurarla
de alguna manera, de modo que esté firme"
(Aut.).
-
-
- (37) arrodelarse: cubrirse con la rodela. No lo recogen
ni Cov. ni Aut. De presto: "prestamente", así
lo anota Isaías Lerner en su edición de La
Araucana, ed. cit., p. 113, n. 37.
-
-
- (38) campo abierto: "vale lo mismo que campaña
rasa, sin reparos ni defensa" (Aut.). Vid. nota a I,
163.
-
-
- (39) discurrir: "andar, caminar, correr por diversas
partes o parages" (Aut.).
-
-
- (40) estraño: 'extraño', "significa
assimismo extravagante, mal acondicionado" (Aut.).
-
-
- (41) frenesía: "una especie de locura causada
accidentalmente de la gran calentura, la cual mitigándose,
cesa" (Cov.). Aut. no recoge ya esta forma que aquí
hemos de tomar en sentido figurado.
-
-
- (42) Se refiere a Carbopía, príncipe de Angalia.
Este topónimo parece ser de la invención de
Martínez, pues no lo he hallado entre los nombres
geográficos antiguos ni actuales.
-
-
- (43) alquería: "es la casa sola en el campo
donde el labrador dél se recoge con su gente y hato de
labranza por estar lejos de poblado, y que el día se le
fuera en ir y venir no habitando en la misma tierra que labra, y
así vale tanto como casa de labranza" (Cov.).
-
- (44) casería: "la casa que está hecha y
situada en el campo, que suele servir para que vivan los que
cuidan de la hacienda" (Aut.).
-
-
- (45) demostrar: 'mostrar'. Carmen Fontecha recoge
ejemplos en Juan de Ávila y Fray Luis de León.
Así aparece en Cov.: "declarar, manifestar, hacer
patente".
-
-
- (46) el gran planeta: el Sol. Aut. lo cita como uno de
los siete planetas que tienen "cada uno su proprio
movimiento".
-
-
- (47) Se refiere aquí a la hija de Úrano y Gea,
la menor de las titánides, que se casó con su
hermano Océano y engendró una numerosa progenie.
Simboliza la fecundidad de las aguas. Para cuydadosa,
vid. nota a V, 252.
-
-
- (48) huésped: "se toma algunas veces por el
mismo que hospeda en su casa a alguno". Con sobra de cuydado, con
excesivo recelo o temor.
-
-
- (49) Construcción con carácter causal.
Villano, en Cov., s.v. 'villa': "los que aquí viven
se llaman propiamente villanos".
-
-
- (50) horrísono: "lo que con su ruido causa
horror y espanto" (Aut.).
-
-
- (51) instancia: "vale la fuerza y el ahínco con
que alguna cosa se procura" (Cov.). Nótese el poliptoton
redundante con "ha insistido".
-
-
- (52) Murcia de la Llana rectifica el 'nuestro' que figura en
el original, por este 'vuestro' que yo transcribo.
-
-
- (53) duro: "translaticiamente vale lo mismo que
insufrible, ofensivo y malo de tolerar" (Aut.).
Suerte, aquí, en el sentido de azar o fortuna.
-
-
- (54) suerte: "vale tambiém lo mismo que
género o especie de alguna cosa" (Aut.).
-
-
- (55) mágico: "el que professa y exerce la magia.
Regularmente se toma por el encantador" (Aut.). Para
suerte, vid. nota a I, 281. Nótese la rima de
este verso con el primero de la estrofa que, si bien repiten la
misma palabra, no hay entre ellos equivalencia
semántica.
-
-
- (56) Ejemplo de reiteración sinonímica en la que
se nos hace ver lo corteses que eran estos hermanos con sus
conciudadanos. Así, modo, según Aut.,
"significa assimismo urbanidad, cortesanía u decencia en el
porte o trato".
-
-
- (57) Los libros en los que estudiaban y consultaban las
mágicas artes.
-
-
- (58) Quiere decir antes que naciese, comenzase a vivir o, tal
vez, comenzase a destacar como caballero. Parece evidente el
carácter elíptico de esta construcción.
-
-
- (59) Tenían que pasar doscientos años, pues,
según la teoría geocéntrica de Tolomeo, es el
Sol el que gira alrededor de la tierra, dando una vuelta cada
año.
-
-
- (60) La propia naturaleza, que dotó de su hermosura a
esta doncella, según se nos dice en los versos anteriores
(385-390).
-
-
- (61) encanto: "el efecto y obra executada por el
encantador" (Aut.).
-
-
- (62) concilio: "junta o congreso para tratar alguna
cosa" (DRAE). Nótese la brusquedad del
hipérbaton, en gran medida provocado por la rima.
-
-
- (63) estatuir: "determinar, ordenar, establecer"
(Cov.).
-
-
- (64) obrar: "causar, producir o hacer efecto una cosa"
(DRAE).
-
-
- (65) Alude a Andero y Piñol, los dos hermanos que
practican las artes mágicas.
-
-
- (66) guardarse: "vale recatarse de lo que le puede
acarrear a un hombre daño; como guardarse de su enemigo,
guardarse del sol, del frío, etc." (Cov.).
-
-
- (67) Hay un tono misógino en estas palabras, bastante
común en todo el poema, en función de la
coquetería femenina que haría imposibles los planes
de Andero. Bizarría: "vale gallardía,
lozanía" (Cov.).
-
-
- (68) fundar: vid. nota a I, 362. La concordancia
parece establecerse con cada sintagma aisladamente, gracias a la
conjunción copulativa: "hay fundada una fortaleza y hay
fundada una casería".
-
-
- (69) passo: "se llama también el lugar por donde
se passa de una parte a otra" (Aut.).
-
-
- (70) recatarse: "andar con aviso y cuidado de alguna
cosa que le puede suceder (...), a éste llamamos recatado,
y como no sea con pusilanimidad, es de hombres muy prudentes y
avisados" (Cov.).
-
-
- (71) No hemos hallado ninguna relación entre Tetis y el
anochecer.
-
-
- (72) cerrar: "cerrar con el enemigo, embestir con
él; de do manó el proverbio militar: Cierra,
España" (Cov.).
-
-
- (73) tanto: "se toma también por golpe, y
assí se dice le dio un tanto" (Aut.).
-
-
- (74) salir: "ir a parar, tener salida a punto
determinado" (DRAE). La ventana se abría frente a la
laguna.
-
-
- (75) fortuna: aquí en el sentido de destino,
casi aventura, en su acepción de azar, de algo imprevisto e
imprevisible.
-
-
- (76) pujança: "fuerza grande o robustez para dar
impulso y executar alguna acción poco fácil"
(Aut.).
-
-
- (77) Se trata de una lanza encantada que tiene unas
características determinadas que la hacen imprescindible
para acometer la aventura de la laguna.
-
-
- (78) trato doble: "el engaño y simulación
con que obra alguno, con ánimo de engañar a otro,
afectando amistad y fidelidad" (Aut.). El 'mágico
ardid' es la trampa que, por encantamiento, le fue hecha a
Corimbato por la maga Menala. Obsérvese la
repetición sinonímica de las dos construcciones
binarias.
-
-
- (79) barato: "vale también lo mismo que barata,
en el significado de trueque, engaño o mohatra"
(Aut.). Corimbato ha perdido su escudo a causa de las artes
mágicas de Menala, por lo tanto, con engaños.
-
-
- (80) hinchado: "el vanamente presumido" (Cov., s.v.
'hinchar').
-
-
- (81) descoger: "descoger, desplegar lo que estaba
cogido o plegado" (Cov., s.v. 'coger'). La noche cubría con
su oscuridad el hemisferio norte ("árctico mundo") o,
más concretamente, las tierras septentrionales en las que
Martínez ubica la acción.
-
-
- (82) hollar: "vale pisar, apretando debajo alguna cosa"
(Cov.).
-
-
- (83) picar: "se toma assimismo por hacer mal a un
caballo, exercitarle y adestrarle el picador" (Aut.). Por
elipsis de 'picar espuelas'.
-
-
- (84) campaña: aquí en su acepción
recta de 'campo'.
-
-
- (85) entricado: 'entrincado', "confuso, enredado y
enmarañado, que con dificultad se puede hallar salida, como
en una selva o bosque mui cerrado y espesso" (Aut.).
-
-
- (86) aquexar: "dar fatiga, angustia y congoja, de modo
que obligue a quejarse el hombre, de donde trae su origen"
(Cov.).
-
-
- (87) arrebatar: "también significa algunas veces
echar mano de las cosas y tomarlas con mucha celeridad y prisa"
(Aut.).
-
-
- (88) carrera: "significa también el camino que
va de una parte a otra" (Aut.). El caballo abre camino al
pisotear la frondosa vegetación.
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- (89) tajar: "cortar alguna cosa y menoscabarla" (Cov.).
La roca es escarpada, llena de cortes, como tajos.
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- (90) variar: "vale assimismo disponer o formar alguna
cosa con otras diversas, para adornarla o hermosearla"
(Aut.).
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- (91) gallardo: sin duda quiere decir grande, por
asimilación de una de las acepciones que recoge
Aut.: "grande o especial en alguna cosa perteneciente al
ánimo".
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- (92) Parece que se refiere al proyecto, esto es, la puerta
sólo estaba indicada, 'señalada' como dice el verso
558.
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- (93) en quadro: "modo adverb. que significa en forma u
modo quadrado" (Aut.).
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- (94) galano: "lo perteneciente a gala o que está
hecho con ella" (Aut.).
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- (95) primor: "se toma por el mismo artificio y
hermosura de la obra executada con él" (Aut.).
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- (96) aprestado: "aparejado, aderezado, apercebido con
diligencia y cuidado" (Aut.).
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- (97) grave: "significa también circunspecto, que
tiene entereza y causa respeto y veneración" (Aut.).
Aquí está empleado por enálage, para
referirse a la actitud del sujeto, no al paso en sí.
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- (98) advertir: "significa también (aunque no con
mucho uso) mirar" (Aut.).
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- (99) mago: usado aquí con valor de adjetivo,
como mágico.
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- (100) proponer: "vale también determinar o hacer
propósito de ejecutar o no alguna cosa" (Aut.).
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- (101) ñudoso: "nudoso". Así en La
Araucana y aún en Cov.
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- (102) desencasar: "lo mesmo que desencajar, cuando se
aparta un hueso que encasa en otro" (Cov.). Aut. no recoge
ya esta forma.
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- (103) gallardía: en un sentido similar al que
fue usado el adjetivo gallarda en el verso 557 de este mismo
canto. Vid. nota correspondiente.
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- (104) Poner en opiniones: Aut. recoge la
fórmula andar en opinión, como "poner en
duda". El mismo valor tiene aquí. Fontecha recoge la misma
construcción con este significado. Cfr.: "permitiendo que
el bárbaro enemigo (...) / les ponga el honor en
opiniones" (Alonso de Ercilla, La Araucana, ed. cit.,
1993, p. 256 y nota 6).
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- (105) a trechos: "modo adverbial que vale con
intermissión de lugar o tiempo" (Aut.).
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- (106) recolar: "volver a colar un líquido"
(DRAE). Entendemos que el bronce es más puro, pues
ha sido filtrado dos veces.
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- (107) gangético: del río Ganges. Por
estar en la India se asimila con las riquezas minerales de todo el
Oriente, otras veces centradas en Arabia.
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- (108) entrar de rondón: Cov., s. v.
rendón: "esta palabra usamos adverbialmente, y vale
tanto como de golpe y sin reparar; entenderáse por este
ejemplo: 'Entróse en la casa de rendón', que vale
sin reparar, como el caballo desbocado y sin riendas. Otros dicen
de rondón".
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- (109) Juan de Valdés es partidario del uso de este giro
que tanto nos recuerda a San Juan de la Cruz: "Y tornando a
nuestra materia, digo que el no sé qué es muy
diferente dessotras partezillas, porque el no sé
qué tiene gracia, y muchas vezes se dize a tiempo que
sinifica mucho" (Valdés, pp. 152-153).
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- (110) patente: "manifiesto, visible, sin estorbo u
embarazo alguno" (Aut.).
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- (111) guarda: "el que tiene a su cuenta alguna cosa y
está obligado a mirar por ella" (Cov.). Guarda era femenino
en el siglo XVII.
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- (112) govierno: 'gobierno', "manejo, uso", según
recoge Isaías Lerner en su edición de La
Araucana, ed. cit. No obstante, esta acepción no
está recogida en Aut., a pesar de que él
así lo reseñe.
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- (113) bruto: "comúnmente se toma por el animal
irracional, cuadrúpede, tardo, grosero, cruel,
indisciplinable" (Cov.).
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- (114) Parece haberse elidido 'de ello' tras el verbo.
Así, sería: "tanto gustaba de ello que..."
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- (115) divo: "divino. Aplícase a deidades
gentílicas y a los emperadores romanos a quienes se
concedían honores divinos después de su muerte.
Luego se ha aplicado a otros seres ilustres, siempre en lenguaje
poético". (DRAE).
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- (116) La morada de los justos, según la
mitología clásica.
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- (117) acuerdo: figuradamente es usado aquí como
sinónimo de 'consonancia'. En Aut. leemos: "acordar
los instrumentos músicos o las voces, es disponerlos o
templarlos según arte, para que entre sí no
dissuenen".
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- (118) repugnancia: "contradicción" (Cov.).
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- (119) Apeles, pintor griego del siglo IV a. C. No se conserva
su obra y sólo nos es conocido por sus biógrafos,
especialmente por Plinio. Timantes, también pintor griego
del siglo IV a. C. Ambos fueron citados por Ariosto en el
Orlando furioso. Juntos aparecen, también, en la
égloga III de Garcilaso: "cuanto mostraron en sus tablas
antes / el celebrado Apeles y Timantes" (Garcilaso de la Vega,
Poesías castellanas completas, ed. cit., p. 197, vv.
119-120).
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- (120) dueña: "lo mismo que señora, y en
lo antiguo significó muger principal, puesta en estado de
matrimonio" (Aut.). Assiento: 'hombre de assiento':
"se llama el cuerdo, maduro y prudente, de acreditada experiencia
y de conocido juicio e inteligencia" (Aut.).
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- (121) levantado: "elevado, sublime" (DRAE).
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- (122) Las ninfas son hijas de Zeus y personifican las fuerzas
de la naturaleza. Las sirenas son divinidades marinas, hijas del
dios-río Aqueloo y de una musa (Calíope o
Melpómene). Tienen cabeza y pecho de mujer y el resto del
cuerpo de ave.
- Se nos ofrece aquí una prueba de la casi nula validez
del testimonio de las erratas, pues la palabra "sirenas", que
aparece en el texto como "serenas", se rectifica en la
relación hecha por Murcia de la Llana con la referencia del
folio 56r, línea 31, cuando en realidad la errata se halla
en el folio 55v, línea 31. Si a esto se añaden las
numerosas erratas que no son notadas por el encargado de
detectarlas, veremos el escaso interés que tiene la
correspondiente página de los preliminares. Esta falta de
rigor es muy común en los testimonios de erratas de la
época. Vid. nota en "Erratas".
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- (123) largo: "se toma assimismo por franco, liberal y
espléndido" (Aut.).
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- (124) Hace referencia a los dioses.
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- (125) No estar hecha por el hombre y ser más digna de
los dioses y del cielo, como dice el verso siguiente.
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- (126) precioso: "excelente, exquisito y digno de
estimación y aprecio" (Aut.).
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- (127) entender: "se toma algunas veces por discurrir,
pensar, formar juicio, dictamen u opinión acerca de alguna
cosa" (Aut.).
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- (128) El sujeto de 'será' y, por tanto, el receptor de
los adjetivos, es la envidia.
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- (129) trabajos: "usado en plural vale estrechez,
miseria y pobreza o necessidad con que se passa la vida"
(Aut.).
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- (130) distintamente: "con distinción, claridad y
sin confusión" (Aut.).
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