Fechos antiguos que los cavalleros en armas passaron. Estudios sobre la ficción caballeresca, edición de Julián Acebrón Ruiz, Edicions de la Universitat de Lleida, (Ensayos/Scriptura, 11), Lleida, 2001, 286 pp.
Este volumen colectivo, coordinado por Julián Acebrón Ruiz, recoge doce trabajos de otros tantos especialistas que examinan diversos aspectos de la narrativa caballeresca. Las obras que son objeto de estudio en este libro se sitúan a lo largo del periodo histórico que va del siglo XIV hasta el siglo XVIII, con el Libro del caballero Zifar y El príncipe jardinero, comedia con ecos del Primaleón, como límites. El enfoque de cada estudio obedece a distintos objetivos, desde el análisis formal de un manuscrito en el artículo de José Manuel Lucía Megías hasta, por ejemplo, la propuesta de una interpretación histórica de Axayácatl Campos García Rojas. Asimismo, se hallan artículos que abordan cuestiones concernientes a varias obras y que por ello requieren una visión panorámica, como por ejemplo los trabajos de María del Rosario Aguilar Perdomo o de Julián Acebrón. Por otro lado, también figuran artículos que se centran exclusivamente en el estudio de una obra determinada, como es el caso de Emilio J. Sales Dasí.
Sin embargo, esta aparente miscelánea de autores, obras, épocas, enfoques y acotaciones de campo resulta armonizada por una única materia. Y así, desde la cubierta misma, este libro se presenta como uno más entre los de asunto caballeresco: su título, una cita del Amadís de Gaula que respeta la ortografía original, rememora el aroma de las historias de caballeros que se publicaban quinientos años atrás. En la anteportada figura una portada del Amadís de Gaula, tomada de la edición sevillana de Alonso de la Barrera (1575). El colofón reproduce un fragmento del Espejo de príncipes y caballeros que expresa el deseo de continuar escuchando aventuras que seducen al auditorio, mientras que el libro se inicia con la cita del Amadís en la que se expone cómo despertó la vocación caballeresca en Galaor precisamente a partir de la lectura de antiguas hazañas de caballeros.
La temática concreta de cada artículo es diversa; no obstante, es posible relacionar entre sí el conjunto de estos trabajos. Los estudios de Acebrón y Aguilar se insertan en el análisis de los lugares comunes de la ficción caballeresca, el análisis tipológico de la aventura nocturna en el primer escrito y el tópico de la penitencia de amor y amor hereos en el segundo. El artículo de Claudia Demattè trata sobre los topoi empleados en el prólogo de Febo el Troyano encaminados a atraer al lector, así como la inclusión del autor en la historia ficticia del prólogo con la consiguiente dicotomía realidad-sueño, uno de los temas capitales en la literatura del Siglo de Oro español. Por su parte, Mª Luzdivina Cuesta Torre también incide en un motivo recurrente en la narrativa caballeresca como es el de la isla. La autora se centra en las ínsulas que aparecen en el Zifar y en el Amadís. En relación con la funcionalidad de la isla y su simbolismo, Campos señala el correlato existente entre la Ínsula del Ploto en el Tristán de Leonís y el proyecto de España que diseñaron los Reyes Católicos. Además, advierte de los paralelismos existentes entre Tristán e Iseo y los reyes Isabel I y Fernando V, así como entre Tristán el Joven y Carlos V. Por otro lado, el peso del contexto histórico y la realidad social de la época se analizan en el trabajo de Álvaro Galmés de Fuentes, que trata sobre la ósmosis entre la literatura cristiana y morisca en el Siglo de Oro, con especial interés en la figura de Cervantes, y en el texto de Isabel Romero Tabares, acerca del público femenino lector y los personajes femeninos en las obras caballerescas, con el análisis del discurso doctrinal con visos misóginos que se desarrolla en el Rosián de Castilla a propósito de la función de la mujer en el matrimonio, tema candente en el siglo XVI y durante la Contrarreforma. El artículo de J. M. Lucía emprende el estudio del códice y la fecha de la Crónica de Adramón, mientras que Sales discurre sobre la clasificación genérica del Rosián (narración caballeresca o libro de caballerías) y sus peculiares características que dificultan su catalogación. En medio de este conjunto de artículos hay dos que contemplan la evolución y recepción a lo largo del tiempo de dos obras: el Tristán hispánico y el Tirant lo Blanch. Carlos Rubio Pacho centra su estudio en la recepción de la materia tristianana en España y en la innovación y tradición que se conjugan en los episodios del filtro de amor y el rescate del rey Arturo. Rafael M. Mérida Jiménez elabora su artículo a partir de los juicios que Cervantes desarrolla sobre el Tirant en el Quijote y señala el proceso de recepción del Tirant hasta nuestros días. Finalmente, después de contrastar el hilo argumental y los elementos caballerescos que comparten el Primaleón y El príncipe jardinero, Mª Carmen Marín Pina propone el Primaleón como una posible fuente de la comedia de Santiago Pita.
En definitiva, este conjunto de doce trabajos es una muestra más de la vitalidad de la literatura caballeresca y del interés que la materia despierta en el medio académico.
Marta Sampietro Lara