Esteban Corbera, Febo el troyano, ed. José Julio Martín Romero. Alcalá de Henares, Centro de Estudios Cervantinos, 2005

 

                                                 Laura Garrigós Lloréns

                                                               

Esta obra, titulada Dechado y remate de grandes hazañas (Barcelona, 1576), pero más conocida como Febo el troyano, surgió, como indica José Julio Martín Romero en la introducción de la presente edición, en un momento difícil para el género caballeresco, puesto que en esta época los impresores parecían considerar el libro de caballerías como producto poco rentable. Se presenta como una obra extraña, con una insólita composición, en la que su autor, Esteban Corbera, incorpora expresiones, fragmentos, páginas y capítulos completos de otras obras para construir con ellos un libro que puede considerarse como uno de los más peculiares y originales, a pesar de lo dicho anteriormente, de los libros de caballerías españoles.

            En la introducción, Martín Romero da cuenta de algunos de los principales temas que afectan directamente a la redacción del libro: el delicado momento en el que surge, las fuentes y modelos, su composición original, el uso de la materia troyana, que tanto atrajo la atención de los autores de los libros de caballerías, el empleo de los tópicos y, por último, el papel del humor y el erotismo.   

            Durante mucho tiempo, como afirma Martín Romero, el libro fue considerada un simple plagio del Espejo de príncipes y caballeros de Diego Ortúñez de Calahorra (1555). Sin embargo, esta idea fue perdiendo fuerza, a medida que se iban descubriendo otros textos que provenían de otras obras, como por ejemplo el Olivante de Laura (1564) o el Belianís de Grecia (1547). Para comprender la labor literaria de Corbera, Martín Romero propone partir del concepto de imitatio artística y justificar así esa reutilización de textos, puesto que Corbera no se limita sólo a incluir textos sino que los transforma para conseguir adecuarlos a su obra. Lo más característico de la labor de Corbera en esta obra es la selección de materiales y su intento de reorganización como un todo homogéneo, desde el prólogo, en el que da cuenta de cómo fue hallado el libro, hasta los cincuenta y tres capítulos en los que el autor retoma la leyenda troyana convirtiéndola en un universo del que van a surgir sus héroes.  

La introducción a la edición de José Julio Martín Romero resalta la importancia de la originalidad compositiva –e incluso inventiva– de la obra. Sólo cabe al lector adentrarse en el corazón de sus entrañas, entre el laberinto de sus líneas, para comprobar lo que puede haber de virtud y lo que puede haber de vicio o inercia imitativa. Y, ahora, gracias al rescate de este nuevo ‘Libro de Rocinante’, lo puede hacer directamente, sin dejarse llevar por prejuicios críticos.