Capí[tulo] XXX: de la costancia
1. Costancia, que es firmeza o stabilidad, según dize Sant Isidoro, es una firmeza en su propósito, mas no deve ser el hombre tan firme que viniesse a ser tierco e tener tesón, ca según dize Sant Andrónico: “Dureza e pofía es no querer mudar su propósito por cosa del mundo”.
2. Enxemplo. Esta virtud se puede comparar a una ave llamada fénix, que vive trezientos e quinze años, e quando se vee envejecer por forma que la natura le fallece, él toma cierta leña odorífera bien seca e faze un nido, e entra dentro, e buelve el rostro hazia la spera del sol, e tanto bate las alas, que el / fuego se enciende en aquel nido por el calor del sol. E esta ave es tan constante, que por aquel fuego no se mueve, antes se dexa quemar, porque lo faze naturalmente, ca él se deve renovar. E dende a nueve días, sale de la ceniza de su cuerpo un gusanillo que vive e cresce poco a poco; e después, dende a trenta días, se torna ave como era de primero, de manera que no hay en el mundo sino uno.
3. E de esta constancia dize Tulio que ninguna cosa hay de tanta estima ni tan digna en los hombres, como la constancia.
4. Catón dize: “Sei costante según el caso requiere”.
5. Sant Isidoro dize que no es de alabar el que comiença, mas el que acaba.
6. Gregorio dize: “Muchos corren al palio, mas la sola perseverancia lo toma”.
7. Enxemplo. De aquesta virtud se lee en las Historias romanas que el rey Constantino havía ordenado ciertas leyes al pueblo, las quales le parecían muy duras de observar. E porque eran muy justas, dixo: “Yo quiero que juréis de guardar estas leyes fasta que buelva, e en este medio yo iré a fablar a nuestros dioses e rogarles he que nos atorguen licencia de mudarlas a nuestra voluntad”. E oído esto, el pueblo juró de observarlas; e entonces el rey se fue e no bolvió jamás porque non se quebrantassen las leyes, antes se observassen pera siempre. E quando vino a morir, mandó que su cuerpo fuesse quemado e fecho polvo, que lo echassen [f iij] al viento en la mar, porque el pueblo no creyesse jamás ser absuelto de aquel juramento que havían fecho; e fízose assí como él havía mandado.