Capí[tulo] XXIX: de la vanagloria
1. Vanagloria es vicio contrario de la magnanimidad, e es tres maneras. La primera se dize propia vanagloria, e es quando las personas quieren mostrar todas sus grandezas por ser loadas más de lo que merecen, ca ser el hombre loado quanto le conviene, no es peccado ni vicio, según prueva Sancto Thomás. E de aquesta vanagloria dize Salomón que mejor es el buen nombre e la buena memoria que las grandes riquezas. La segunda es alabarse de alguna cosa con arrogancia. La tercera es querer mostrar lo que hombre no es e querer mostrar sus cosas ser mayores que las / de los otros; e ésta se llama ipocresía.
2. Enxemplo. Este vicio se puede comparar al pavón, que es todo lleno de vanagloria, e todo su deleite no es ál sino mirar sus plumas e fazer la rueda con la cola porque le alaben.
3. E léese de la vanagloria en la Suma de los vicios, que quando el hombre ha vencido todos los vicios, el postrero que le queda es la vanagloria.
4. Salomón dize: “Los que aman la vanagloria son siervos de tamborinos e juglares”. Otrosí dize: “Alábete la lengua de otro, mas no la tuya”.
5. Catón dize: “No seas vanaglorioso si quieres parecer bueno”.
6. [Platón dize: “Fruto de adelantarse es división”.]
7. Sant Isidoro dize: “La gallina, por un huevo, faze gran ruido e dase a sentir a la raposa”.
8. Séneca dize fablando del vicio de la ipocrisía: “Ninguno puede mostrar luengo tiempo lo que no es”.
9. Tulio dize: “Poco tiempo dura la fama que es falsa”.
10. Sant Agustín dize: “No judgues a otro por la fabla, mas por las obras, ca la mayor parte de las personas son vanas e llenas de palabras, mas por los fechos no podrás ser engañado”.
11. Del vicio de la vanagloria se lee en la Vida de los sanctos padres que un día se acompañó un ángel en forma humana con un hermitano, e yendo por el camino fallaron un cavallo muerto que fedía mucho; e entonces el hermitano atapose las narizes e el ángel no mostrava curarse de aquel fedor. E yendo más adelante, ellos [f ij] fallaron un garrido mancebo e muy arreado de muy ricos vestidos, e entonces el ángel començó de ataparse la nariz. E el hermitano maravillose mucho, e dixo: “¿Por qué te atapas las narizes por un tan hermoso mancebo e no te las atapaste por una bestia tan fediente que fallamos aquí poco antes?” E respuso el ángel: “Porque a Dios fiede más la vanagloria que todos los fedores nin corrupciones del mundo”. E dicho esto, súbitamente, le despareció el ángel; e entonces conoció el hermitano que aquél era ángel de Dios.