Notas

Capí[tulo] XX: de la justicia

1. Justicia, según Macrobio, es dar a cada uno lo suyo.

2. E de aquésta dize Sancto Thomás que tres cosas requiere el hombre para fazer justicia: la primera es que él tenga jurisdictión para fazerla; e la segunda es que él entienda bien lo que quiere judgar; la tercera, que judgue según razón.

3. Enxemplo. Puédese comparar la virtud de la justicia al rey de las abejas, que ordena e dispone todas las cosas con razón. Ca algunas abejas hay / ordenadas para la flor, para fazer la miel; otras son ordenadas para labrar e fabricar sus moradas de cera e de miel; otras son ordenadas para alimpiar la miel; otra[s] son ordenadas para acompañar el rey; algunas son ordenadas por semejante para pelear, porque ellas, naturalmente, tienen consigo pelea, porque las unas quieren quitar la miel a las otras. E jamás ninguna saldrá fuera del vaso ante que el rey; e cada una le faze gran reverencia. E si el rey fuesse viejo e perdiesse las alas de vejez que no podiesse volar, gran muchidumbre de abejas lo lievan, que jamás lo dexan. E todas las otras abejas tienen el agujón en la cola, salvo el rey solo; e algunos de aquesto[s] reyes son negros e algunos d'ellos hay ruvios, e son mayores que las otras abejas.

4. Salomón dize: “No busques de ser juez si no te basta el ánimo para castigar los malos”. Otrosí dize: “Amad la justicia vosotros que judgáis los otros”.

5. Hermes dize: “No des pena a alguno fasta que le des primero plazo para defenderse e dezir su razón, e no tardes mucho, porque no acahezca algo que fiziesse pelig[r]ar tu justicia”.

6. Sedechias dize: “El que no sabe regir a sí mismo ni a su compaña, ¿cómo regirá a otro, sino peor? Ca si un ciego guía a otro, ambos caerán el uno tras el otro”.

7. Aristóteles dize [que mucha amistad o familiaridad engendra menosprecio.

8. Séneca dize:] “El que no puede mandar a sí mismo, no deve mandar a otro”.

9. Tu / lio dize: “La justicia es madre de todas las virtudes, e sin aquélla ninguna cosa puede turar”.

10. El Decreto e Boecio dizen que cinco cosas fazen corrumper la justicia, conviene saber, amor, odio, ruegos, temor e precio.

11. Sócrates dize: “Los regidores de las ciudades deven guardarse que no tengan cabe sí tacaños e malos, porque todos los males que se fazen son contados e atribuidos a los regidores”.

12. Egidio Romano dize: “La justicia perece en los tiranos e las personas reales reinan por cinco razones, e los tiranos no: la primera es que los tiranos aman su bien proprio e los reyes aman el bien común; la segunda, porque los tiranos aman los estranyos e los reyes aman los ciudadanos; la tercera, porque los tiranos echan los savios e los buenos, e mantienen los malos, e los reyes, por el contrario; la quarta, porque los tiranos aman la pobreza e la discordia de sus ciudadanos, e los reyes aman la abundancia e la paz; la quinta, porque los tiranos aman su deleite e su plazer e solaz, e los reyes aman su honra.

13. Platón dize: “No dessees dar consejo a hombre que tenga señoría sobre ti, porque si quiçá le viniesse algún danyo, él te lo faría pagar, mal tu grado”.

14. Aristóteles dize: “No estés en la tierra donde hay muchos señores, porque en tal tierra más favor e cabida tienen los viles que los buenos, e más los locos / que los savios”.

15. Tholomeo dize: “Reprehende al savio sin miedo quando yerra, e havrás d'ello mayor gracia e remuneración”. Otrosí dize: “Quanto más se enxalça el hombre, tanto más pierde el amor del señor”.

16. De la virtud de la justicia se lee en la Vida de los sanctos padres, que fue un hermitaño que havía fecho penitencia gran tiempo, e toviendo una grave dolencia, començose mucho de quexar de Dios. E vínole un ángel en forma humana e díxole: “Ven comigo, que Dios quiere que yo te muestre sus ocultas justicias”. E levolo primeramente el ángel a una casa en donde havía una grandíssima suma de moneda en una arca e aquel ángel levósela toda; e después levolo a una otra casa, e dexó todo aquel dinero delante de la puerta. E después levolo a otra casa e mató un niño pequeño que estava en una cuna. E viendo el hermitaño estas cosas, quísose ir e apartar d'él, creyendo que fuesse algún demonio del infierno. E dixo entonces el ángel: “No temas, ca yo te quiero dar razón de todo lo que he fecho. E primeramente, la causa por que robé los dineros, es porque aquél de quien eran havía vendido quanto en el mundo tenía por darlos a un mal hombre que le fiziesse vengança de la muerte de su padre; e si esto se hoviesse executado, todos los de aquella tierra se hovieran alborotado; / e assí, por quitar esto e por tornarlo a fazer penitencia de su mal propósito, porque fiziesse bien, yo le quité todos aquellos dineros, e él, viéndose assí pobre, púsose en un monesterio a servir a Dios e salvó su alma. La segunda razón por que yo dexé los dineros delante de aquella puerta, fue porque el que estava en aquella casa havía perdido quanto tenía en la mar [e] por desesperación queríase ahorcar; e fallando estos dineros delante de su casa, fue apartado de aquel peligro de perder el alma e el cuerpo. La razón por que maté el niño es porque ante que su padre lo huviesse, fazía todos los bienes del mundo, e después que lo huvo, no fazía sino usar de mentiras, malos contractos e fazía quantos males podía por acrescentar su hazienda; e assí yo le he muerto su fijo porque torne el padre a fazer bien como de primero. Por ende, no te maravilles ni hayas malenconía del mal que tienes, ca si no lo tuviesses, no serías bueno para'l servicio de Dios. E sey cierto que Dios no faze ni promete jamás cosa alguna, ni bien ni mal, sin gran razón; empero las personas del mundo no lo pueden conoscer que la justicia divina quiere e permete tal cosa; mas Él a todos faze siempre gracia, que del mal escoge el menos, e algunas vezes lo muda en bien”. E, súbitamente, el ángel, dichas estas palabras, despareció, e el hermitaño, haviendo visto e oído / esto, por querer provar si era verdad, tornó atrás e falló todo lo que le havía dicho el ángel ser verdad. E luego se bolvió a su hermita e fizo mayor penitencia que primero e con mayor fervor.