Notas

Capí[tulo] XVIII: de la prudencia

1. Prudencia, si quier providencia, según Tulio tiene tres virtudes: la primera es haver recuerdo e memoria de las cosas passadas; la segunda es intelligencia de discernir las cosas que ha de fazer, conviene saber, el bien del mal e la verdad de la falsía, e ordenar sus cosas por forma de razón; la tercera es providencia, conviene saber, proveer ante del tiempo a los negocios.

2. E estas tres virtudes se informan por dos otras maneras, que son consejo e diligencia.

3. Aristóteles dize que consejo es una cierta inquisición que procede de una cosa en otra. E diligencia es ser el hombre cuidadoso de lo que ha de fazer.

4. Enxemplo. Puédese comparar la virtud de la prudencia a la formiga, que es diligente en el estío para buscar de comer para el invierno, recordándose del tiempo passado e conosciendo el presente, conviene saber, el estío, porque entonces falla lo que ha menester, proviéndose para'l tiempo venidero. E el trigo que esconde, todo lo muerde, por [d ij] que no se faga yerba en el invierno. E esto faze como con una prudencia, siquier providencia, de consejo natural.

5. Por esso dixo Salomón: “¡O, perezoso e negligente!, ve e aprende de la formiga, que se provee en el estío de lo que ha de comer en el invierno”.

6. Tulio dize que el hombre savio no devría jamás dezir: “¡Quién pudiera pensar que esto se pudiesse seguir ni acahecer!”, ca el hombre savio no duda, mas espera, ni sospira, mas piensa.

7. Salomón dize: “Mejor es la sabiduría que todas las riquezas del mundo, e qualquiere cosa que dessear se pudiesse, no se podría comparar a la sabiduría”.

8. Jesús, fijo de Sidrach, dize: “El vino e el trigo alegran el coraçón del hombre, empero, sobre todo, la savieza”. Otrosí dize: “El siervo savio sirve liberalmente”. Por semejante dixo: “Aprende sciencia en tu mocedad e no te fallecerá jamás cosa alguna en tu vejez”. Otrosí dize: “Toda la sabiduría viene de Dios”. Item dize: “El comienço de la sabiduría, es el temor de Dios”.

9. Séneca dize: “Si yo tuviesse el un pie en la sepultura, ahún querría aprender”.

10. Tholomeo dize: “El que es savio no puede morir jamás, e el que es savio no siente jamás dolor, e bien es savio el que se conosce”. Por esso dixo: “El coraçón del savio e del gran hombre es como la nave, que quando se sume, muchos perecen con ella”.

11. Sócrates dize: “La / sciencia se scrive en el coraçón e no en los libros”.

12. Aristóteles dize: “El savio lieva las armas contra todo hombre en el buen pensamiento”. Otrosí dixo: “Aquél es [nescio, que] cree que la ventura da bien o mal”.

13. [Bran]cho dize: “La llave de la segura sabiduría es el grande pensamiento, por ende, el poco pensar faze muchas vezes errar”.

14. Alexandre dixo: “La noche se fizo para pensar lo que se ha de fazer de día”.

15. Aristóteles dize: “Los fechos bien pensados dan cierta noticia de pensado entender”.

16. Séneca dize: “Más ligera cosa es contrastar al principio de las cosas que al fin”.

17. El Decreto dize: “El que tiene ruin comienço, no puede tener buen fin”.

18. Marcial dize: “Quando la yerba es tierna, rafezmente se ranca, mas si pone rahízes, no se arranca sin fatiga e trabajo”.

19. Catón dize: “Piensa de continuo primero lo que se puede seguir, ca ligera cosa es proveer al mal ante visto”.

20. Salomón dize: “Faz tus cosas con buen consejo e no te repentirás”.

21. Pitágoras dize: “No hay algún consejo mejor que el que se da en las naves quando están en peligro”.

22. Sócrates dize: “Bien puede sperar la cahída el que se rige por consejo de mancebos”. Otrosí dize: “Tres cosas hay contrarias al verdadero consejo, conviene saber: temor, ira e codicia”. Otrosí dize que la tardança es cosa odiosa, empero faze al hombre más savio. [d iij]

23. Juvenal dize: “No muestres tu voluntad al que quieres pedir consejo, ca generalmente cada uno dize a otro lo que él cree que le agrada. Por ende no pueden [mucho dur]ar los tiranos en Italia, porque no [les] conseja ni[ngun]o sino lo que sabe que [les] plaze”.

24. Sedechia dize: “Quando irás a pedir consejo a otro, para mientes primero cómo se rige aquél a quien vas a pedir el consejo”.

25. Aristóteles dize: “El studio e la diligencia me han fecho ingenioso, e la abstinencia me ha fecho casto”. Haún dize más: “En las aconsejadas deve el hombre ser diligente e en haver consejo deve el hombre ser tardío”.

26. Dubrasto dize: “Ninguna cosa puede durar con la carestía”.

27. Sant Sixto dize: “El agua que corre no lieva dinero e puédese comparar al hombre diligente, que el tal jamás será pobre”.

28. Platón dize: “La sabiduría sin curiosidad o la diligencia sin experiencia, nada vale”.

29. Enxemplo. De la virtud de prudencia, siquier providencia, se lee en las Historias romanas que, cavalgando el emperador por un bosque, falló un philósopho que stava a solas, e el emperador fízolo llamar, e el philósopho no respuso; e el mismo emperador llamolo, e él no respuso. E viendo esto el emperador, fue él mismo a él, e preguntole qué fazía en aquella brenya; e el philósopho respuso: “Yo aprendo sciencia”. E el emperador le dixo: “Pues muéstrame alguna co / sa”. E entonces el philósopho scrivió sobre una foja en esta manera: “Qualquier cosa que quieres fazer, piensa primero lo que se puede seguir d'ella”. Entonces el emperador tomó aquella foja scripta e, bolviendo a Roma, fízola poner sobre la puerta de su palacio. E hoviendo concertado algunos de sus barones cómo lo farían matar a traición, prometieron al barbero del emperador susodicho gran suma de dinero por degollarle quando le fiziesse la barba. E el barbero les offreció de fazerlo assí e ponerlo por obra si le prometían de escaparlo; e los barones prometiérongelo muy affirmadamente. E yendo este barbero un día a fazer la barba al emperador con deliberación e propósito de le degollar, según que havía prometido a los barones susodichos, entrando por la puerta del palacio e alçando los ojos, vio aquella scriptura del philósopho que dezía: “Mira bien lo que hovieres de fazer e piensa primero qué te podrá seguir”. E pensando el barbero sobre esto, espantose a deshora e creyó que el emperador havía fecho poner ende aquella scriptura, e que hoviesse entendido, e sabido e barruntado la traición ordenada. E assí él se fue sin más al emperador e tendiose por suelo a sus pies, pidiéndole perdón, e descubriole toda la traición, de la qual ninguna cosa sabía el emperador. E sabido esto, [d iiij] el emperador envió por todos los barones que havían ordenado su muerte, e matolos, e perdonó al barbero. Después envió por el philósopho que le havía dado la scriptura e siempre la tuvo consigo.