Notas

Capí[tulo] XL: de la temperancia

1. Temperancia, según dize Andrónico, es querer haver medida e comedimiento en todas las cosas, levando las cosas grandes e pequeñas honestamente.

2. E esta temperancia se alcança por medio de dos virtudes, conviene saber, vergüença e honestidad. Vergüença es temer e haver miedo e empacho de fazer cosa alguna fea; honestad, según dize Macrobio, es fazer cosas honrosas e buenas.

3. E tal es la virtud de la temperancia como el naucher que rige la nave, ca assí faze la temperança, que guía e adiestra todas las otras vi[rt]udes, como el naucher e patrón que está en la popa de la nave para mandar e ordenar el exercicio de la nave; e la vergüença es como el timón, que guarda la nave e la aparta que no toque en alguna roca o penya o en alguna otra parte peligrosa; assí la vergüença g[o]vierna la virtud / de la temperancia e modestia, e no la dexa ir a cosa deshonesta e suzia. La honestidad es como los pilotos, que guían la nave por la vía recta; assí la honestidad guía e rige e lieva la modestia e temperancia en todas las cosas honestas e honorables.

4. E de la virtud de la modestia nasce e procede la cortesía, la qual, según Prisciano, consiste en solas tres cosas: la primera es en ser del todo leal e liberal; la segunda es en tener buenos costumbres; la tercera es en ser cortés en fablar.

5. De la cortesía desciende e procede la gentileza, que es, según Alexandre, buenos costumbres e virtuosos, e antigua riqueza.

6. Enxemplo. Esta virtud se puede comparar al erminyo, que es un animal tan cortés, tan comedido e gentil como sea en el mundo, de manera que por la su grande temperancia e natural gentileza, no come jamás sino una vez al día, e no comería ratones o cosa alguna que fuesse suzia; e mientre llueve, no saldría de su casa e cueva por no se ensuziar de lodo, e esto faze por su gentileza; e jamás habita ni mora en lugares humidos. E quando los caçadores lo quieren tomar, ellos cercan de lodo toda su cueva, e quando el ermiño sale de fuera, los caçadores atapan la boca del cado, porque no se pueda tornar allá. E quando vee los caçadores, él fuye, e quando llega al lodo, él se dexa antes tomar que se quería ensuziar. Tanto / es gentil.

7. Andrónico dize: “En todas las cosas hay menester mesura e sin ella no tura cosa alguna”.

8. Varrón dize: “Assí como todas las cosas mesuradas turan, assí todas las cosas sin temperancia pierden la virtud. E assí como el cavallo se retiene con el freno, assí todos los vicios se refrenan con la temperancia”.

9. El Decreto dize que el que mucho se rasca, saca sangre.

10. Juvenal dize: “De todas las cosas, el medio es lo mejor”.

11. Galieno dize: “Todas las cosas se gastan por lo mucho e por lo poco”.

12. Séneca dize: “El que mucho corre, las más vezes entropieça e cahe”. Otrosí dize que las cosas mesuradas turan mucho.

13. Aristóteles dize: “Qualquiere cosa demasiada, torna en vastío, e qualquiere cosa superflua, rompe el cuerpo”.

14. Galfredo dize: “Poca fiel faze amargar mucha miel”. Assí, un poco de vicio gasta muchas virtudes.

15. Platón dize: “No hay cosa mala a quien usa d'ella con medida.”

16. Avicenna dize: “El que quiere que todas las cosas le sepan e parezcan buenas, úselas a tarde”.

17. Séneca dize de la vergüença que ninguna cosa puede ser buena ni bella ni honesta ni derecha, sin vergüença.

18. Salomón dize: “En donde está la vergüença, es la fe, e por el contrario”. Otrosí dize: “Buen señal es tener vergüença en mocedad e por el contrario”.

19. Sant Isidoro dize: “Lieva siempre la vergüença delante del rostro”.

20. Cassiodoro dize: “El que no tiene vergüença, será sepultado vivo”.

21. Platón di / ze: “Mejor es la muerte, que ser desvergonçado, ca no puede tener el hombre peor vicio”.

22. Salomón dize que el que tiene vergüença, no puede ser vituperado, ni el homilde abhorrecido, ni el libre puede vivir mal.

23. Platón dize de la virtud de honestad que, al que no es honesto, no lo cale entremeter de otra virtud alguna.

24. Sócrates dize: “La honestidad encubre el adulterio”.

25. Andrónico dize: “La honestidad da regla que se deve guardar en las otras cosas”.

26. Alberto dize que qualquier que dessea ser honesto en fablar, deve tomar enxemplo del gallo, que siempre, ante que cante, bate las alas tres vezes. Por ende, qualquier deve guardar en su fabla tres cosas principales.

27. Primeramente, que si está sañoso, no deve fablar, porque la ira empacha e turba el pensamiento, que no puede discernir la verdad. Por esso dize Sant Agustín: “Assí como el vino emborracha las personas, assí la superflua voluntad el entendimiento”. Otrosí deve pensar si es bien lo que quiere dezir. Por esso dize Tulio, que ante que el hombre fable, deve pensar muchas vezes lo que quiere dezir, e assí pocas vezes errará.

28. La segunda es pensar e guardar con quién quiere fablar. Tholomeo dize: “Ante que fables, faz que conoscas las condiciones e costumbres de las personas con quien quieres fablar, porque con varones e nobles cavalleros e señores, deve el hombre fablar de cosas altas, con / viene saber, de señorías, de honras, de lealtad, e de seso, e de prudencia e fazañas, de cavallos, de falcones, de canes e de qualquiere otra cosa de plazer; e con mujeres deve hombre fablar de cortesías, de mancebos, de vestidos e de arreos; e con las donzellas deve el hombre fablar de amores, e de alegría, e de caça, e de armas, e de honestidad e castidad, de temperancia e de sanctidad; e con los populares deve el hombre fablar de aquellas cosas que según sus artes han menester; e con los labradores deve hombre fablar de lavrar e sembrar, e de ganado, e de semejantes cosas necessarias para aquella arte; e con los locos deve el hombre fablar locuras, empero, que no diga hombre otras cosas sino las que son al propósito de su locura; e con las personas affligidas e atribuladas deve hombre fablar de paciencia, de misericordia e de temperancia. E assí deve el hombre, según la condición de la gente, fablar de cosas que les sean plazer”.

29. La tercera es mirar lo que el hombre quiere dezir, si le conviene o no, porque gran locura es dezir lo que no le conviene; e si le conviene, entonces la puede dezir, guardándose de quinze cosas principales.

30. La primera es de fablar demasiado. Salomón dize: “El hombre que no guarda su lengua, es como el cavallo desenfrenado, e como la casa que no tiene techo, e como la nave sin naucher e la viña sin cepas”. Otrosí dize: “Por el peccado de la lengua todos los ma [h j] les se acuestan”. Ahún dixo: “El ánimo del loco consiste solamente en la lengua, e la lengua del savio está en el coraçón”.

31. Dize David: “El hombre escarnecedor no será amado en el mundo”.

32. Sócrates dize: “Al que por sí mismo no calla, otro lo fará callar, e mucho menos ne será estimado”.

33. Aristóteles dize: “El que calla, conosce las palabras de los otros, e el que mucho fabla, faze conoscer las suyas”.

34. Salomón dize: “Adonde hay muchos savios, hay muchas vanidades e palabras maravillosas”. Otrosí dize: “No sea tu coraçón muy aquexado a dezir la palabra, ca los locos siguen muchos pensamientos e fállanse en su materia”. Otrosí dize: “Sean tus palabras pocas e no des tu coraçón a todas las palabras que oyes, mas fazte sordo e no pares mientes a todas”. Otrosí dize: “Fabla pocas palabras si quieres complazer a muchos”. Ahún dize: “El que no sabe bien callar, dize que no sabrá jamás bien fablar”. Otrosí dize: “Muchos pecan fablando, mas ninguno callando”. Otrosí dize: “Sey más prompto a oír que a fablar”.

35. Catón dize: “Jamás dañó a ninguno el callar, empero sí muchas vezes el mucho fablar”. Otrosí dize: “Si quieres ser comedido e cortés, no gargantees mucho; e si tienes entendimiento, responde al interrogado con brevedad. En otra manera, ponte la mano a la boca porque no seas reprehendido en la prolixidad”.

36. Sant Grego / rio dize que muchas palabras abundan en la boca de los locos, mas el savio usa de pocas.

37. Platón dize que savio es el que fabla quando deve, e sapientíssimo el que sirve e complaze a cada uno en su fablar”.

38. Santiago dize que la natura del hombre amansa e doma la natura de las bestias, e de las aves, e sirpientes, e de todos los otros animales. Pues, por consiguiente, mejor puede refrenar su lengua.

39. El segundo vicio es guardarse de contender con otro. Salomón e Catón dizen que el fablar es dado a muchos, mas el fablar con seso, a pocos. Otrosí dize: “Déxate vencer en las palabras a tu amigo, ahunque tú puedas vencerle”. Otrosí dize: “El que descubre el secreto de su coraçón, pierde la fe e jamás fallará amigo a su voluntad”.

40. Séneca dize: “Lo que quieres, sea secreto e no lo manifiestes a otro, ca assí como a ti mismo no lo has podido celar, ¿cómo puedes creer que otro lo tenga secreto?”

41. Tulio dize: “Encierra tu secreto en la presión de tu coraçón, porque no te tenga otro atado en su presión”.

42. Salomón dize: “El que tiene encubierto el vicio de su amigo, confirma el amistad, e el que lo descubre, la pierde”.

43. Longino dize: “El que por alguna amistad descubre la voluntad de otro, no fallará hombre que en él se fíe”. Por ende se dize: “Ten sepultado en tu coraçón lo que te dize otro confiando de ti, ca no puede ser mayor trahición que descubrir el secreto que [h ij] otro te ha encomendado”.

44. El tercero vicio es dezir palabras contrarias unas de otras. Varrón dize: “El que será contrario a sí mismo, fallará muchos contrastadores”.

45. Platón dize que es señal de cabeça vana el que se contradize fablando.

46. El quarto vicio es guardarse de dezir palabras vanas desaprovechadas, ociosas e locas. San Sixto dize: “No sea tu palabra vana, mas sea siempre en aconsejar o en adoctrinar e castigar”.

47. El quinto vicio es ser de dos lenguas, conviene saber, dezir una buena palabra delante e otra contraria detrás, o dezir una cosa a uno e el contrario a otro. Sócrates dize: “No hay animal que tenga dos lenguas salvo el hombre”.

48. Terencio dize: “La malicia del que tiene dos lenguas no se puede esconder mucho tiempo”.

49. El sexto vicio es ser sembrador de mal. Jesús, fijo de Sidrach, dize: “Atapad vuestras orejas con spinas, si otro no podéis haver, ante que oyáis la lengua mintrosa e que siembra discordias, e assí, los tales sembradores de scándalos, serán confusos”. De los quales dize Tulio: “Todos los males vienen por los reportes de las malas gentes”.

50. El seteno vicio es jurar sin gran occasión. Sant Isidoro dize: “El que usara dobles palabras no podrá engañar a Nuestro Señor, ca él todo lo sabe”.

51. Salomón dize: “El que jura, será enchido de iniquidad”. E todos los sanctos concuerdan que de la casa de aquél no saldrá jamás la llaga.

52. El ocheno vicio es menazar a otro. Valerio dize: “El que menaza se faze tener por más / loco de lo que es”.

53. Isopo dize: “Muchas vezes los que menazan fazen menos que otros”.

54. El noveno vicio es maldezir a otro. El savio dize: “Ante que se encienda el fuego, sale el fumo, e ante que la sangre se derrame, se oyen las maldiciones e las menazas”.

55. El dezeno vicio es usar ásperas e crudas palabras. Salomón dize: “Las palabras bien compuestas parecen miel”. Otrosí dize: “La palabra dulce rasga la saña, mas la dura e áspera accrescienta la furia”.

56. Jesús, fijo de Sidrach, dize: “El dulce fablar multiplica los amigos e amansa los enemigos”. Otrosí dize: “La cíthola e el psalterio fazen el son asaz suave, mas sobre todo es suavíssimo el son de la boca”.

57. El onzeno vicio es dezir alguna fea palabra. San Paulo dize: “Las palabras viles corrompen e estragan los buenos costumbres”.

58. Homero dize: “La lengua muestra lo que está escondido en el coraçón”.

59. El dozeno vicio es dezir villanías a otro. Salomón dize: “El que locamente descubre los vicios ajenos, oirá los suyos más presto de lo que querrá”.

60. Aristótiles dize que hay muchos que tienen una biga en su ojo e dizen a otros que se quiten la buscaja del suyo.

61. El trezeno vicio es sacar burla de los otros. Salomón dize: “A los burladores, Dios los burla e a los mansos da Nuestro Señor Dios su gracia”.

62. Catón dize: “No fagas burla de palabra o de obra a [h iij] otro, porque no te reprendan de cosa semejante, ca suzia cosa es quando al castigador su misma culpa le reprende”. Otrosí dize: “No te saques burla de otro, ca no hay hombre en el mundo que no tenga algún vicio”. Otrosí dize: “No te saques burla de tu amigo, ca él se ensañará e se enojará antes e más que el estraño”.

63. Salustio dize que los escarnecedores son como la simia, que se burla de todos e todos d'ella.

64. El quatorzeno es fablar muy escuro, como fazen los motejadores. Sant Isidoro dize: “Mejor es estar como mudo que dezir cosas que no se entiendan”.

65. Sidrach dize: “El que fabla escuro quiere mostrar ser más savio de lo que es, e por ende, el hombre deve guardarse de ocasión de mal fablar e escuramente, guardando siempre el tiempo e el lugar e la manera”.

66. Platón dize: “Lo que tú dizes sin ocasión, poco vale e es reputado a locura”.

67. El quinzeno e postrero vicio es no saberse disponer por orden a lo que hombre quiere dezir. Por ende, primero deve el hombre ordenar e disponer bien su persona, conviene saber, que su rostro esté siempre derecho, e que sus beços no se toquen, e que no tenga siempre firmes los ojos contra aquél a quien fabla, ni muy inclinados e puestos en tierra, mas con alguna manera que tenga mesura según conviene e que sea la más conforme que pueda ser a las palabras que dize, e que no mueva la cabeça, ni las spal / das, ni las manos, ni los pies, ni otra parte alguna de su persona, e guardarse de scupir e de sonarse las narizes quanto pueda. Otrosí deve el hombre bien disponer e ordenar su lengua, que no se enborrache e sea libre, e no fazer en la fabla grandes pausas de una palabra a otra, e no fablar muy aprissa, e no redublar las palabras. Después deve el hombre disponer su voz, porque las cosas de grande importancia dévense fablar con voz alta, empero, no a gritos, e las cosas pequeñas dévense fablar con la voz más baxa; la gracia e la misericordia con voz humilde se deve demandar, mas el castigar a otro se deve fazer con alguna manera alçando la voz; las nuevas e cosas de plazer se deven contar con llena cara e alegre rostro, e siempre, según la qualidad de las personas, se deven dezir con la voz baxa o alçada si fablamos con sordos.

68. Después, a la fin, el hombre deve por orden disponer lo que quiere dezir, porque qualquier razonam[ie]nto se deve partir en seis partes: la primera parte, que es guía de todas las virtudes, consiste en el mirar. Sant Agustín dize: “La honestidad de las personas consiste en el acatar de los ojos”.

69. Platón dize de la virtud de la cortesía: “Assí como el agua amata el fuego, assí la cortesía amata los defectos de las personas”.

70. Homero dize: “El que quiere escapar de los defectos d'este mundo, acompáñe / se con la cortesía”.

71. Sócrates dize: “No hay cosa en las personas tan amada como la cortesía”.

72. Salustio dize: “La yerba encubre la suzidad de la tierra e la cortesía encubre los vicios de las personas”.

73. Platón dize de la gentileza lo semejante, que no es ál salvo virtud e buena qualidad e condición.

74. Séneca dize: “La virtud sola faze las personas gentiles”.

75. Sócrates dize: “La nobleza de las personas consiste en el ánimo valiente”. Otrosí dize que la gentileza forçada es como el spejo, que muestra de fuera lo que no está dentro.

76. Aristóteles dize: “La verdadera gentileza es como el sol, que está sobre el lodo e no se ensuzia”.

77. De la gentileza no sende ha salvo el nombre. Señal de gentileza es ser liberal, e reconoscer e remunerar los servicios, e ser valiente contra los vicios, e tener vergüença e honra, haver misericordia de otro, ser manso e tener el coraçon valiente e neto de vic[i]os.

78. Enxemplo. Léese de la virtud de la temperança en la Biblia, que en el principio Dios fizo el cielo e la tierra, e después ordenó todas las otras cosas, e dividió el día de la noche; e esto fizo de la mañana a la noche en un día. El segundo día dividió e apartó el cielo de las aguas, e partiolas por la tierra. El tercero ordenó la mar, en donde se ayuntan todas las aguas, e que la tierra produziesse los árboles e toda natura de simiente. El quarto fizo el sol, para que alumbras / se el día, e la luna e las strellas para que alumbrassen la noche. El quinto fizo todos los animales e las aves del mundo. El sexto formó a Adam de tierra a su semejança; después formó a Eva de una costilla de Adam, la qual le sacó durmiendo del costado, e después le dixo: “Cresced, e multiplicad, e enchid la tierra, e señoread las aves del aire e los pescados de la mar e todos los animales que están sobre la tierra”. El seteno día reposó e cessó de las obras que havía fecho.