[Capítulo XIII: de la crueza]
1. La crueza, que es vicio contrario a la misericordia según dize Aristóteles e Andrónico, es de cinco maneras: la primera es en no haver compassión de otro; la segunda es en no soccorrer, según su poder, a la necessidad de otro; la tercera es no querer perdonar las injurias; la quarta es punir a alguno más de lo que merece; la quinta es offender a otro sin culpa.
2. Enxemplo. Puédese comparar este vicio al basilisco, que es una sierpe que mata de vista, e jamás se falla en él misericordia alguna; e si no puede fallar cosa que emponçonye, faze, quando más no puede, secar las yerbas e los árboles que le están enderredor sólo con el aliento.
3. E de la crueza dize Jesús, fijo de Sidrach: “No seas como el león en tu casa, el qual no ha misericordia de sus súbditos”.
4. Claudio dize: “No hay cosa en el mundo más cruel ni más áspera, que una persona vil e baxa quando tiene mando e señoría”.
5. Hermes dize: “No des afflictión al affligido, porque no dé en alguna desesperación”.
6. Cassiodoro dize: “Sobre todas las cruezas del mundo es quererse enriquecer con los trabajos e suores del pobre e miserable”.
7. Enxemplo. De la crueza se lee en el Ovidio que, siendo Medea enamorada de [c iij] Jasón, ella se fuyó con él e levose consigo un ermano suyo pequeño, e fízolo muchos pedaços, e lançolos por el camino. E fizo esto porque si su padre la siguiesse, fallando por el camino la tan grande crueza de su fijo, fuesse forçado de pararse un poco, e tuviesse ella, entre tanto, más tiempo de fuir con Jasón. Después, hoviendo ella estado mucho tiempo con su Jassón, huvo dos fijos, e Jassón, dexándola por una otra mujer, mató ella sus fijos e bevió de su sangre por despecho de su padre. E después perdió el seso e fuese por el mundo, e no se sabe el fin que fizo.