Scena sexta

 

DOROTEA, ramera

MENENNO, mancebo

TRONCHON, esclavo suyo

 

Dorotea

¡Ce, señor!

Menenno

¿Qué es aquello, di?

Tronchón

No sé. Detengámonos.

Dorotea

¡Ah, mi alma! ¡Ah, mi coraçón! ¿Cómo no entras en esta casa que es más tuya que mía?

Menenno

¿Con quién habla esta muger?

Dorotea

Con ti hablo, mi señor.

Tronchón

¿Cómo? ¿Quién es él?

Dorotea

Menenno, el omnis homo de mi casa.

Tronchón

No hay aquí ningún olmis olmo de tu casa.

Dorotea

Amigo, ¿quién te pone a do no te mandan? Yo con Menenno hablo, a quien conozco, y no contigo, que nunca te vi.

/[fol.bvj r]/

Menenno

Habla, pues, lo que quisieres.

Dorotea

Lo que quiero es que entres luego a comer, pues la comida que mandaste aparejar está a punto ya.

Menenno

¿Qué comida o qué bevida es éssa?

Dorotea

La que tengo aparejada para tu y para mí.

Menenno

¿Para mí? ¡Oxalá dixesses verdad!

Dorotea

Sí, para tí. Si no entra y verlo has.

Menenno

Señora, no burles de un hombre tan estrangero y no conoscido como yo.

Tronchón

Abre el ojo, que cabestrero anda por aquí.

Dorotea

Ea, señor Menenno, dexemos d'esso y no sufras qu'ésse burle de mí. Di ¿qué's de Talega?

Tronchón

Mirad si está informada ya de la talega de la ropa que viene en la nave.

Menenno

¿Por cuál talega o saco pides?

Dorotea

Por el moço de Casandro, tu suegro, el cual vino contigo cuando me diste la saya que hurtaste a tu muger.

Menenno

Ni tengo muger, ni sé qué dizes, ni jamás estuve en esta ciudad hasta hoy que desembarqué de la nave.

Dorotea

¿De qué nave?

Tronchón

De una qu'es de tablas y madera.

Dorotea

¡Señor Menenno, por amor de mí, que dexadas las burlas aparte, entres en casa, entretanto que voy a mirar los pollos, que se assan demasiado!

[.....]

Menenno

Oye, Tronchón, ¿no será pusilanimidad mía /[fol.bvj v]/ dexar de entrar allá.

Tronchón

No será sino sabieza dexar d'entrar allá.

Menenno

Audaces fortuna iuvat . ¿Que´me puede hazer una muger?

Tronchón

Según tú eres bueno, lo menos que puede es dexarte sin blanca.

Menenno

Para esso buen remedio: toma la bolsa.

Tronchón

Daca. Pero mira que dize el refrán que quien mucho se rasca, llaga se haze; por esso mira mucho el fin.

Menenno

Anda, que es de covardes mirar mucho los fines. Entrar quiero, y ve tú al mesón, y después vernás por acá.

Tronchón

A Dios te encomiendo.

[....]

Menenno

¡Ah, señora mía!

Dorotea

¡Ah. señor!

Menenno

Conozco haver errado en burlarme de ti, pero si lo hize fue por dissimular con el esclavo qu'estava comigo.

Dorotea

¿Cómo? ¿De quién es el esclavo?

Menenno

De mi suegro, que no ha dos días que lo compró.

Dorotea

Avisado paresce.

Menenno

Eslo, cierto, y pues él no nos vee ni nos oye, entremos cuando mandares.

Dorotea

¿No quieres aguardar a Talega?

Menenno

Ni lo quiero aguradar, ni quiero que entre acá, porque estoy enojado con él.

Dorotea

Sea como tú mandares; empero, amor mío, quiero que me hagas una merced.

/[fol.bvij r]/

Menenno

No una sino ciento haré; por esso pide.

Dorotea

Que después de comer lleves aquella saya que me diste a maestre Chillón el sastre, para que la desfigure y haga a mi voluntad.

Menenno

Avisada eres en todo, porque haziéndolo assí ternás saya a tu medida, y no la conoscerá aquella maldita de mi muger.

Dorotea

Pues ¿llevarla has cuando te fueres?

Menenno

¿Por qué no la tengo de llevar?

Dorotea

Entra, amor mío, y cierra essa puerta.

 

Escena séptima