Sempronia


Capítulo lxxvj: De Sempronia, romana del linaje de los antiguos y principales ciudadanos, noble dueña, la qual siendo falsamente accusada que era parienta de un ruyn hombre esclavo de mucho tiempo y viejo, ella delante de los juezes mostró noblemente ser y descender de la muy noble prosapia de los Cornelios, y ser aquél un rufián vellaco.


Sempronia fue fija de Tito Sempronio Graco, varón en su tiempo muy esclarescido, la qual hovo de Cornelia, fija del Scipión Mayor Affricano; y fue allende de esto mujer del noble varón Scipión Emiliano, el qual por la destrucción de Cartago alcançó después el sobrenombre y apellido de su avuelo; y fue tanbién herman[a] de Tiberio y Guayo Gracos, la qual no fue desemejante de sus antepassados en la grandeza y constancia del ánimo. La qual dizen que después de muertos a cuchillo sus hermanos por los alboroços de Roma, como fuesse por el tribuno del pueblo levada a juyzio delante del pueblo, y no por cierto sin grave alteración suya, y ende favoreciendo la multitud y instando toda la potestad del tribuno que besasse a un cavallerizo de la marca de Ancona como a sobrino suyo, fijo de Tiberio Graco, su hermano, ya sea estava ella en lugar donde aun los principales ciudadanos acostumbravan de se stremecer, y por una parte y por otra fuesse afrontada por aquella multitud indiscreta y necia a vozes que lo fiziesse, y por otra parte la gran y alta autoridad de los tribunos la menazasse con rostro alteraddo si no lo fazía, la constancia suya mujeril en cosa alguna no se quebrantó ni flaqueó. Antes acordándose que Tiberio, su ermano, no hovo sino tres fijos: el uno de los quales siendo moço, ganando sueldo e[n] Cerdeña havía fallecido, y el otro mochacho poco antes de la caída del padre en Roma havía fenecido sus días, y al tercero niñito, después de la muerte del padre nacido, aún criasse la ama, con esforçado coraçón y terrible rostro, no espantada echó de sí a aquel cavallerizo estrangero y atrevido, que con falsas informaciones quería ensuziar el noble linage de los Gracos. Y no la podieron induzir o inclinar a fazer lo que le mandavan con mandamientos algunos o menazas, la qual dado tan esforçadamente el reproche al cavallerizo y frustrada la locura y presumpción del hombre loco, y sabido más de verdad apuntadamente por los tribunos el negocio, fue conocida y muy loada la perseverancia del generoso ánimo de la mujer.

Habra quiçá quien diga: "Puesto que Sempronia por derecho de sus antepassados haya merecido fama, empero que no se devía poner por su constancia entre las claras mujeres, porque las mujeres por un costumbre natural en qualquier propósito están obstinadas y tienen tesón". E puesto que yo esto no lo niegue, empero estimo que deven ser loadas si se abraçan con la verdad, a la qual por cierto estava Sempronia muy ayuntada. Allende de esto, hay algunos que dizen haver sido de tan dura cerviz que ninguna cosa dexó jamás por vengar que se feziesse contra ella toviendo el poder, y por esso creen haver ella consentido en la muerte de su marido Scipión, porque destruyda Çamora, preguntado que dixiesse su parecer si havía sido justamente y con razón muerto Tiberio, no havido respecto al deudo, alabó la cruel muerte de hombre tan bollicioso.

Tanto mayor gloria se deve a las damas que tienen constancia quanto más la delicadez femenil suffre peligro de caer en mudança, ca naturales a lo muelle, tierno y más blando, más de ligero vencerse y trocarse quanto mayormente donde la afruenta es tan grande que aun a los varones pone pavor, y donde el alboroço del pueblo y autoridad de juezes desayuda y aun amenaza a un coraçón tan vencido por naturaleza que luego se rinde, si esfuerço aventajado y virtud de sobrada constancia no le acompaña y socorre.


Johan Boccaccio, De las mujeres illustres en romance, Zaragoza, Paulo Hurus, Alemán de Constancia, 1494, fo. 79 r y ss.