[a j r]
Desprecio d’el mundo
por otro nombre
llamado Espejo, en quien se vean los males y defectos d’el mundo. A ora
nuevamente impresso.
Comiença la obra.
[a j v]
¡O[h]! mundo desatinado,
mientra
más viejo, más loco,
do
el qu’es más, es más burlado
y
el dichoso es desdichado
y
el qu’es más, es muy más poco.
Tu concierto es no tenello,
tu
tino desatinarnos,
tu
bien es estar sin ello,
tu
ser es siempre perdello,
das
vida para matarnos.
Alumbras para cegar,
ciegas
porque no veamos,
d’el
no ver nasce engañar,
de
nuestro engaño el penar
y
d’el penar que muramos.
¡O[h]! Mundo, casa podrida
qu’está
toda sobre cuentos,
muerte
confitada en vida,
dolencia
en salud bebida,
torre
hecha sin cimientos.
Quán franco en el prometer,
quán
escasso eres en dar;
¡o[h]!
quán dulce en el bever,
¡o[h]!
quán amargo en el ser,
¡o[h]!
quán falso en el tratar.
Tus muestras quán escogidas
(vedlo
por la juventud),
y
tus telas quán podridas
y
quán mal eran texidas
nos
muestra la senetud.
Eres falso tremedal[1]
do
los hombres atallaron,
donde
está encelado el mal,
do
qualquier llaga es mortal,
do
los bienes se ahogaron.
Do son covardes los buenos
y
los malos atrevidos,
do
los justos pueden menos,
do
los trigos son centenos,
do
los fuertes son vencidos.
Eres ciego en el mirar,
eres
manco en bien hazer,
eres
suelto e[n] mal obrar,
eres
fácil de tratar
y
malo de conoscer.
Eres amarga dulçura,
eres
llaga anfistolada,
eres
dulce amargura,
eres
dolencia sin cura,
eres
muerte disfresçada.
Los bienes que veo en ti
no
moriré por tenellos,
porque
según conoscí,
menos
parte tiene en sí
quien
más parte tiene d’ellos.
Quanto más que bien mirado
no
son bienes, pues fenescen,
sólo
son un bien pintado,
sólo
son un bien soñado,
pues
que de burla enriquescen.
¡O[h]! a quántos derribaste
diziendo
que los subías,
y
con quantos tú trataste,
si
alguna vez los alçaste,
dozientas
los abatías.
No puedo ver en qué está [a
ij r]
este
engaño en que caemos,
que
con ver quán mal nos va
en
tratar contigo ya,
cada
rato te queremos.
Queremos ser engañados,
holgamos
de nos perder,
(engaños
ay desseados
y
bienes ay desechados)
juramos
de tuyos ser.
que
no querían despedirse,
que
viejos se han podrido,
ya
tú los has consumido
y
ellos porfían asirse.
Si riñes, disimulamos,
si
mandas, obedescemos,
si
nos açotas, callamos,
si
nos desechas, tornamos,
si
estás sobervio, tememos.
Y queremos más servir
a
ti de balde y con pena,
gastando
nuestro bivir,
que
no a Dios, cuyo sentir,
claramente
nos condena.
Trocamos vida por muerte
y
plazeres por pesar;
perdémonos
en quererte,
los
que más procuran verte
más
se obligan a penar.
Sabemos de los passados
que
mientra más te servieron
se
hallaron más burlados,
y
los muy más levantados,
mayores
caýdas dieron.
Subieron para caer,
cayeron
para perderte,
perdiéronse
en te creer
y
en creerte está el perder
y
en huyrte está el valerse.
De mal acondicionado
a
los tuyos tratas mal,
de
traydor los has burlado,
de
ciego los has cegado
como
enemigo mortal.
Ninguno bive contento
de
quantos biven aquí,
procuras
de sufrimiento
donde
das mayor tormento
por
que no huyan de ti.
A todos prometes vida
y
los más llevas en flor,
das
los males sin medida,
es
muy cierta la venida
tras
el plazer, el dolor.
Prometes bien y das males,
prometes
paz y das guerra,
desigualas
los yguales,
ygualas
los desiguales,
hazes
cielo lo que es tierra.
Hazes gigantes de enanos
y
enanos de gigantes,
hazes
también de pies manos,
los
sabios neves por vanos,
los
simples por elegantes.
Quitas a quien has de dar, [a
ij v]
[ ][2]
das
a quien has de quitar,
tachas
lo que has de loar,
reprehendes
la cordura.
Los vicios tienes por bienes,
los
bienes por enemigos;
a
los mundanos sostienes,
con
los santos guerra tienes,
los
malos son tus amigos.
¡O[h]! casa de confusión,
ponçoña
dada en manjar,
padrasto
de la razón,
de
todos males mesón,
do
nasce y cresce el pesar.
Do se cogen sin sembrarse
las
penas y los dolores,
y
los bienes con labrarse
y
con mucho regalarse
se
secan con tus calores.
¿Qué’s de los emperadores,
los
papas y arçobispos,
reyes,
duques y señores,
condes
y governadores,
los
Cardenales y obispos?
¿Qué se han hecho los perlados,
sus
pompas y atavíos,
a
dónde están los letrados?
Todos
los veo olvidados
y
passados como ríos.
Los primores cortesanos,
de
damas y cavalleros,
aquel
besar de las manos,
aquellos
tratos mundanos,
el
embiar me[n]sajeros.
Las justas y invenciones,
trajes
y ficiones vanas,
los
banquetes, las canciones,
aquel
rondar de cantones,
aquel
par de ventanas.
Aquel siempre sospirar,
aquel
no poder dormir,
aquel
ver y dessear,
aquel
mucho passear,
aquel
querido morir.
Aquellos fríos callentes,
aquellos
fuegos elados,
aquel
huyr de las gentes,
aquel
embiar presentes,
aquel
vestir de criados.
Aquellos rescibimientos
que
a los reyes se hazían,
aquellos
ofrescimientos,
¿qué’s
de los contentamientos,
qu’en
todo aquesto sentían?
¿Qué’s de aquellas reverencias,
aquel
temblar en hablallos,
el
invintar de excelencias,
en
caer en mil dolencias
por
temor de no enojallos?
Ya está todo olvidado
y
en ceniza convertido,
fue
un ser como soñado;
más
pena da el ser passado
que
plazer da el ser venido.
Fue un ser como no ser,
pues
su ser tampoco ha sido, [a iij r]
fue
de veras su doler,
pues
de veras se ha perdido.
En la sagrada escriptura,
en
entr’ambos testtamentos,
se
condena por locura
lo
qu’es mundo y su hechura,
sus
falsos prometimientos.
¿La gloria de Salomón
qué
se hizo y su saber,
y
las fuerças de Sansón,
la
lindeza de Absalón
quán
presto dexó de ser?
De todo quanto passó,
passó
también su memoria,
el
tiempo lo sepultó,
ninguna
gloria se vio
que
d’ella quedasse gloria.
Como passa por la mar
de
gran priessa la galera
sin
rastro de sí dexar,
assí
passó sin mostrar
lo
passado que tal era.
¡O[h]! mundo rico, avariento,
según
una opinión,
mas
según otra que siento,
el
más pobre en nascimiento
de
quanto[s] nacidos son.
Eres pobre en merescer,
eres
más pobre en bondad,
eres
más pobre en saber,
eres
pobre en el tener,
eres
rico en la maldad.
Si has a uno de dar,
has
a otro de quitallo,
si
el hijo a d’eredar,
el
padre se ha de finar,
esto
no puedes negallo.
De manera que tu vida
tiene
por madre a la muerte,
pues
d’ella fue concebida.
¡O[h]
mundo, cosa perdida,
quánto
se gana en perderte!
Es muy claro el argumento
para
ver cómo eres pobre,
ver
que siempre estás hambriento,
siempre
bives descontento
por
más oro que te sobre.
Si tus bienes, bienes fueran,
y
tus plazeres, plazer,
quanto
más se posseyeran
menos
hambre nos pusieran
para
otros posseer.
Ninguno contento está
de
quantos biven en ti,
si
algún día bien le va
dozientos
le llorará,
bien
puro jamás le vi.
Los bienes nos das aguados,
los
males puros, por cierto,
los
plazeres escotados,
los
pesares bien pesados,
los
conciertos, sin concierto.
Das
por onça de plazer
diez
quintales de pesar,
y
a quien diste de comer [a iij v]
de
virtud y bien obrar.
Y al que tiene en ti virtud
las
riquezas le faltaron,
y
al qu’está en la juventud
o
le falta la salud
o
los males le sobraron.
Al que diste hermosura,
diste
mala condición,
al
grande diste locura,
al
pobre diste cordura,
al
sabio diste passión.
Al bien acondicionado
no
le diste qué comer,
al
rico veo penado
y
al qu’es mancebo, engañado,
y
al más seguro, caer.
A quien sobran los ducados
aquel
de hijos caresce,
y
los que han hijos sobrados
de
bienes están menguados,
de
aquesta suerte acaesce.
Assí que mundo perdido,
muerte
de tu mesma vida,
pues
no ay bien en ti complido,
yo
le do por muy caýdo
quien
no mira tu caýda.
Sepamos tus condiciones,
hablemos
de tus estados,
mostremos
tus invenciones,
publiquemos
tus pendones,
pregonemos
tus estados.
Comienço por los señores,
los
quales engañas más
mostrándoles
más favores,
y
entre las floridas flores
espinas
fieras les das.
Aquí
hable d’el
estado de los señores.
¿Qué señor ay tan señor
que
esté tan libre de guerra
que
no sienta más dolor
qu’el
más triste labrador
de
quantos ay en la tierra?
Tanto quanto sube en ser,
tanto
sube la tormenta,
yguales
son a mi ver
el
temor con el tener
y
el subir con sobrevienta.
Las ramas que más subieron
mucho
más son combatidas,
y
las que baxas nascieron
más
seguras estuvieron
de
vientos ser abatidas.
Bien assí, quien más subió
mucho
más es combatido,
y
quien más baxo quedó
de
los males ahorró,
que
paresce el más subido.
De aquel temor de caer,
de
aquel buscar más favor,
de
aquel querer más valer,
de
aquel tener que perder,
¿qué
pone nuevo dolor? [a iiij r]
sea
des[h]onrra o provecho,
lo
malo se favoresce
y
lo bueno se aborresce,
lo
peor está bien hecho.
Allí el infierno verás
hazer
alardes sus vicios,
mientras
lo mirares más,
soy
cierto que huyrás
de
tan falsos edeficios.
Do está sobrado el comer
allí
sobran los pecados,
allí
sobra escarnescer,
allí
se ciega el saber,
de
allí s’engendran cuydados.
En este estado que digo,
que
es estado de señores,
el
lisongero es amigo,
el
verdadero enemigo
los
arteros son mejores.
Verás cosas que llorar
en
este triste d’estado
para
el señor derribar,
los
criados a engañar
y
el querer ser engañado.
Aquí muchos son privados,
que
son privados de vicios,
aquellos
son más honrrados
que
más loan sus pecados,
a
aquellos dan sus oficios.
Aquí verás el mentir
de
redondo y de tirado,
de
ausentes mal dezir,
aquí
mofar y reýr
siempre
anda acompañado.
Un pecado veo yo
qu’en
muchos señores mora,
que
si uno les servió,
trey[n]ta
años do se gastó,
le
despiden en un hora.
¡O[h]! qué maldita maldad
d’estado
tan miserable,
destierro
de lealtad
do
se ahoga la bondad
por
un verro[3]
que se hable.
Do puede más un pecado
que
mil virtudes pudieron;
muchas
vezes se ha hallado
fingir
culpas al criado
por
no dar lo que devieron.
Dan a quien nunca sirvió,
quitan
a quien ha servido,
niegan
a quien no negó,
castigan
a quien no ofendió,
honrran
a quien ha ofendido.
Hazen de los olvidados
quando
se acuerdan mejor,
de
los servicios passados
desentierran
los pecados
por
tener mejor color.
¡O[h]! buen Dios, cuyas grandezas
no
son d’esta condición,
disimulas
mil simplezas
y
perdonas mil vilezas
por
sola una contrición. [a iiij v]
escrives
quanto servimos,
do
no pueda ser raýda,
ni
de tu vista perdida,
a
gloria que merescimos.
Ab
eterno estás leyendo
en
ti mesmo nuestros bienes,
aunque
en tiempo van nasciendo,
siempre
s’están es[c]riviendo
en
la memoria que tienes.
Antes los agradeciste
que
ellos tuviessen ser,
antes
tú los conociste,
antes
tuyos los heziste
que
formasses su nascer.
Eres pródigo en el dar,
manífico
en proveer,
eres
corto en castigar,
eres
rey en perdonar
y
Dios en agradescer.
d’el
estado d’el mandar,
digo
qu’es un dulce fuego
donde
el mal se enciende luego
y
es muy malo de apagar.
Es un rejalgar s[a]broso,
es
un muy dulce tormento,
es
alacrán ponçoñoso,
es
amigo peligroso,
es
de vicios aposento.
D’este peligroso estado,
mundo,
¿quántos derribaste?
¡O[h]
quán mal los has burlado
haviéndoles
alas dado,
pues
presto los desplumaste!
No es estado, pues no está
el
que das a los señores,
es
un río que se va,
es
un engaño que dá,
por
un plazer, mil dolores.
Deo
gratias.