DISCURSO CINCUENTA Y SEIS. DE NOBLEZA
Para entrar en el Discurso de Nobleza
se advierta que es Dios buen amigo, que remedia nuestras necessidades y suple nuestras faltas. No mira tanto a nuestras manos para ver qué le damos,
ni a los ojos para ver si le miramos, ni a la boca para ver qué le dezimos, como al coraçón, para ver
si le amamos. Dize la Escritura que miró Dios a Abel y a sus dones; primero que a sus dones miró
a Abel, que se los ofrecía, y porque estava en su gracia y era su amigo, le agradaron los dones. Al
contrario de Caín, que menospreció su ofrenda por no darle gusto la persona. También no pesquisa
si es hijo de noble, de ilustre, de sangre real, no mira quién ha sido; sólo quiere ver qué tal ha de ser.
No pregunta de adónde viene, sino adónde va. No se desprecia Dios de tener por amigo a Lázaro,
plagado, a Magdalena, pecadora, a Mateo, arrendador, a la Samaritana, adúltera, a la cananea,
pagana, a Simón, que era leproso, y a Dismas, que fue ladrón. Este
Discurso trata de Nobleza, la cual, según sentencia de Platón, procede de cuatro partes: la primera, de los que nacieron de padres
ilustres, buenos y justos; la segunda, de los que tuvieron padres poderosos, como príncipes y reyes;
la tercera, de los que son, o por fama, o por opinión, celebrados, o por
| hechos notables en la guerra y aver ganado coronas de vencimiento; la cuarta y más prestante, cuando uno, no por ageno valor o
virtud, sino por averlo ganado por sí, es tenido por noble.
[EJEMPLOS DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS]
[1] Por aver hecho Saúl agravio a algunos de los que llamavan gabaonitas, como parece en el
Segundo Libro de los Reyes, capítulo veinte y uno, siendo muerto para que aquel daño se satisfiziesse,
tomó Dios castigo en el pueblo hebreo, quitándoles la agua del Cielo, por donde vinieron a pedecer
hambre. Consultó David, que tenía ya el reino, aquel caso con Dios, Nuestro Señor, y fuele mandado
que pusiesse en palos a algunos del linaje de Saúl, pues ya él era muerto, para satisfazer por las
muertes que injustamente avía dado a los gabaonitas, y David mandó poner en siete cruzes a siete
de aquel linaje. Vínoles a éstos semejante daño por ser nobles y de linaje real, pues perdieron las
vidas por esta ocasión, y assí, la nobleza, aunque es bien de naturaleza, no siempre es provechosa y
haze bien al que la tiene, y por lo mismo no deven tanto gloriarse con ella como algunos se glorian.
[2] Los dos primeros reyes de Israel fueron Saúl y David. A David le llamaron del ganado para
ungirle por rey, y Saúl, saliendo a buscar unas asnas que se avían perdido a su padre Cis, fue ungido
y señalado para ser rey, como lo fue. En ambos començó la nobleza, y refiérese en el
Primero Libro de los Reyes, capítulo 9 y 10.
Lo dicho se coligió de la
Divina Escritura. |
[EJEMPLOS CRISTIANOS]
[1] Alabando un orador al rey don Alonso de Nápoles de mucha nobleza, porque era hijo de rey,
nieto de rey, hermano de rey, y él rey, díxole:
-De ninguna cosa yo tan poco me precio como de lo que tú en tanto estimas y precias.
Porque essa loa no es mía, sino de mis mayores, los cuales con jus- ticia,
| con moderación, y con virtud excelente ganaron los reinos; y a sus sucessores los reinos son carga, y seríales honra si no
tanto por testamento de los passados, como por virtud propria, los posseyessen.
Dízelo Panormitano en el libro segundo de los
Hechos del mismo rey don Alonso. |
EXEMPLOS ESTRANGEROS
[1] Licurgo, legislador de los lacedemonios, desseando que sus ciudadanos se exercitassen en obras
virtuosas, teniéndolos un día juntos, les dixo:
-Ninguna cosa, o ciudadanos, nos aprovechará la nobleza y el linaje de Hércules, de donde
descendimos, si no procuramos con todas nuestras fuerças hazer obras semejantes a las que él hizo,
por donde alcançó renombre en el Mundo de valiente y justo, y assí, toda la vida nos exercitemos en
cosas justas y honestas.
Halló camino el varón ingenioso con razones filosóficas, como pusiesse delante de los ojos
una imagen de virtud, porque más penetran los ánimos y más mueven las cosas que se veen que las
que se oyen. Y lo que Licurgo hizo en la ciudad con sus ciudadanos, deve hazer cualquier padre de
familias en su casa, y cualquiera que tiene súbdi- tos
| con ellos. Dízelo Plutarco, In Laconicis.
[2] Los egipcios, griegos, escitas, persas y lidos, a todos los oficiales tenían por ignobles, y a todos
los que exercitavan la milicia, por nobles. Dízelo Alexandre de Alexandro, libro quinto, capítulo
diez y ocho.
[3] El emperador Nerva, como entendiesse que le andavan por matar y quitar el imperio, llevó al
Capitolio a Trajano, haziéndole príncipe, y luego en el Senado le nombró César. Culpávanle algunos
porque, teniendo deudos y naturales de Italia, les anteponía el que era estranjero y español, no
aviendo tenido otro de semejante tierra en aquel estado. Él dixo que la virtud se devía anteponer a
la nobleza romana. Dízelo Xifilino, en la
Vida de Nerva, y Fulgoso, libro octavo, capítulo diez y
seis.
Fin del Discurso de Nobleza. |