DISCURSO TREINTA Y NUEVE. DEL JUEGO
Cinco maneras ay de juegos: Una es que principalmente se govierna de ingenio, como el
axedrez, de quien se dize que fue su inventor Xerxes, hombre ingenioso, en Africa, de donde passó
en España, y de aí fue a Roma. Tuvo intento su inventor de entretener con él a un tirano para
estorvarle algunas crueldades que hazía, gastando el tiempo en este exercicio, y secretamente y con
cautela darle a entender que, aunque era rey, podía venir a ser preso y muerto por un peón; que se
refrenasse de hazer agravios y injusticias. Otra segunda manera ay de juego, y consta de ingenio y
destreza, como la pelota, que inventó Pito. La tercera manera de juego es ingenio, destreza y fuerças,
como la lucha, que inventó Lacaón en Arcadia, y otros juegos que se hazían en el Olimpo. La cuarta
manera tiene parte de ingenio y parte de suerte, como los naipes. La quinta manera que ay de juego
consta sólo de suerte, como los dados. En este
Discurso se verá por exemplos diversos acaescimientos
de jugadores.
[EJEMPLOS DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS]
[1] En el capítulo veinte y uno del
Génesis se dize que vido un día Sara a Ismael, hijo de Agar, que
jugava con Isaac, su hijo, y causóle tanto enojo que pidió a Abraham, su marido, que echasse de su
casa al hijo y a la madre. Qué juego fuesse éste, que causó en Sara tanto enojo, no es fácil de
averiguar. San- to | Tomás sobre este lugar pone diversos pareceres. Unos dizen que Ismael, por ser
mayor, pretendía en el juego la dignidad de primogénito, y por el consiguiente ser heredero de su
padre, y assí jugarían a los señores, como hazen los niños, haziéndose señor Ismael y queriendo
mandar a Isaac, y parece que quiso dar a entender esto Sara, cuando, pidiendo que saliesse de casa,
dio por razón que no avía de ser heredero el hijo de la esclava con su hijo Isaac. Otros dizen que
hazía Ismael idolillos y persuadía a Isaac que los adorasse. Y otros, que el jugar Ismael con Isaac,
era perseguirle de palabra y de obra, dándole una bofetada y otra. Y a este parecer se allega San
Hierónimo declarando este passo, porque conforma con lo que dize San Pablo escriviendo a los de
Galacia, en el capítulo cuarto, que Ismael perseguía a Isaac, y no aver donde esto pueda mejor
verificarse que a esta sazón. Como quiera que sea ello, era juego, que este nombre le da la
Escritura Sagrada, y causó tal ojeriza en la santa muger Sara, que se indignó de muerte y hizo echar de casa
al rapaz Ismael.
[2] También antes desto haze mención de juego la
Escritura Divina, en el capítulo dézimo nono del
Génesis, donde se dize que, dándole prissa a Lot dos ángeles, que saliesse de Sodoma y que avisasse
a dos hiernos con quien tenía tratado de casar sus hijas, él fue a ellos y les dixo que la ciudad y tierra
se avían de destruir presto por mandado de Dios,
/(204r)/ y que estavan ya allí dos ángeles que
venían a ponerlo en execución, que luego saliessen en su compañía del lugar si querían quedar con
las vidas. Oyeron a Lot sus hiernos, y señala la
Escritura que les pareció que jugava con ellos y
quería passar tiempo, y holgarse viéndolos llenos de temor sin causa, y assí no hizieron caso dél, y
sólo el nombre de juego, que tomaron en sus bocas, les costó perder las vidas quedando allí abrasados.
[3] En el Libro de los Juezes, capítulo 16, se escrive que teniendo los filisteos ciego a Sansón,
lleváronle a un templo de sus falsos dioses, estando muchos millares dellos juntos, y pretendían
entretenerse con él haziéndole allí jugar en su presencia cualquier juego, y sería por ventura como
el que en España juegan mochachos, que llaman «gallinilla ciega»,
| que vendan a uno los ojos y danle todos, y él procura asir uno. Sansón, que no era amigo de juegos, armóles uno y malo, assiendo
de dos colunas en que se sustentava el edificio del templo y derribándolas, cayendo sobre él y sobre
todos la máquina, quedando allí muertos.
[4] Con el profeta Eliseo quisieron también jugar unos rapazes, subiendo a la ciudad de Bétel,
dándole bozes y grita, diziendo: «Sube, viejo calvo, sube, viejo calvo, sube». Venía triste y
melancólico por averse ido de su presencia en un carro de fuego el profeta Elías, su maestro.
-¿Cómo? ¿Y jugáis comigo?
Dixo luego cierta razón por donde vinieron dos ossos del monte, y comiençan un mal juego
con ellos, despedaçando a cuarenta y dos dellos, como se dize en el
Cuarto Libro de los Reyes, capítulo segundo.
Lo dicho se coligió de la Escritura Sagrada. |
[EJEMPLOS CRISTIANOS]
[1] El Evangelista San Juan, siendo muy viejo, estava un día jugando y entreteniéndose con una
perdiz que tenía en sus manos viva. Viéronlo unos caçadores y riéronse de ver tan venerable viejo
jugar con una avecilla. El santo llamó a uno dellos que llevava un arco, y preguntóle:
-¿Dónde vas con esse arco?
Respondió que a caça.
-Pues, ¿por qué le llevas desarmado?
-Para que, yendo descansado -añadió elmoço-, le halle después más fuerte y viguroso cuando
quisiere tirar con él.
-Pues yo -replicó el santo Evangelista- y otros nos entretenemos con algún honesto exercicio,
para con mayores fuerças ir después a la oración, al ayuno y a la predicación.
Refiérelo Fulgoso, libro 8, capítulo 8. Otra cosa semejante dize Rafael Volaterrano, libro
veinte y uno, de San Antonio Abad, que estando con sus monges una vez en el campo entreteniéndose
en palabras de buena conversación, |
vistos por otro caçador, mostró semblante desdeñoso, porque
estavan ociosos. El santo le dixo que flechasse el arco. Hízolo él; pidió que le flechasse más. El
caçador dixo:
-Ay temor que quiebre si más le flecho.
-Pues assí -replicó el venerable viejo- pueden los varones espirituales tomar algún ocio y
exercicio honesto, porque no quiebre el arco y se acabe la vida con mayor trabajo del que pueden
llevar las fuerças humanas.
[2] San Cirilo, obispo de Jerusalem, tenía en su casa un moço, sobrino suyo, que le servía y con
toda solicitud le procurava agradar, mas era viciosíssimo en el juego. Al tiempo que San Cirilo
dezía missa, predicava o escrivía, él se iva por las tavernas y jugava, y si perdía blasfemava el
nombre de Dios Nuestro Señor. Vino este moço a enfermar, y el santo perlado pidió en sus sermones
/(204v)/ al pueblo que hiziessen oración por él, y tuvo mucho cuidado de lo que tocava a su alma.
Mas al cabo murió, y el padre santíssimo dixo por él missa, y púsose en oración, y permaneciendo
en ella, vido a su sobrino hecho un vivo fuego. Preguntóle quién era, y declaró que su sobrino, y
que en vano rogava por él estando condenado para siempre. Admiróse desto el santo, y díxole:
-¿Cómo te condenaste, aviendo vivido bien a mi parecer? Yo creí de ti que conservabas la
inocencia baptismal, y que eras virgen.
Respondió:
-Assí es verdad que soy virgen, mas condenéme porque fui dado al juego con todo excesso,
y perdí y gané mal mucho dinero, y blasfemé el nombre de Dios diversas vezes, y de todo esto ni
me pesó ni quise enmendarme, ni hize penitencia. Refiérese, como ya se ha tocado, en una carta
que escrivió el mismo San Cirilo a San Augustín, y anda en sus obras.
[3] En el monasterio de Claravalle, donde era abad San Bernardo, recibió el hábito un hombre que
siendo seglar era muy dado a juegos, el cual a pocos días, por tentación de jugar determinó dexar el
hábito. El santo, sabido su intento, le dixo:
-Porque no te vayas, yo quiero armarte juego, dándote que juegues, con condición que
partas comigo las ganancias.
Díxole esto teniendo atención a lo que después sucedió, y fue que con el dinero que le dio el
santo començó a jugar y perdiólo todo. Bolvió al monasterio y púsose a la puerta muy confuso.
Salió a él San Bernardo con alegre rostro, y levantando el hábito, díxole que echasse allí su parte.
Respondió el jugador con mucha vergüença:
-Padre, nada se ha ganado, antes perdí lo que me distes. Suplícoos que por paga dello me
reci- báis | por esclavo deste monasterio.
A esto le respondió el santo con mucha benignidad:
-Si assí es como dizes, más vale, y no que se pierda todo.
Recibióle, no por esclavo, como él dezía, sino por religioso, y fuelo en adelante de muy
buen exemplo. Refiérelo Surio, tomo cuarto.
[4] Iva por una calle a la iglesia para oír maitines en la noche de una solemnidad grande cierto
siervo de Dios, y vido a la puerta de una taverna jugando dados algunos hombres perdidos, los
cuales perjuravan y aun blasfemavan el nombre de Dios. Passó adelante, y estava un hombre tendido
en la calle y malamente llagado, y bañado en su sangre. Quexávase dolorosamente, y preguntándole
quién le avía herido, respondió:
-Essos hombres que están jugando dados en la taverna.
Bolvió a ellos y reprehendióles por aquel hecho, y pidióles que fuessen a ayudársele a llevar
donde fuesse curado. Admiráronse de oír esto y negaron aver herido persona alguna. Fueron todos
a ver el herido y no le hallaron, mas cayeron en la cuenta que con los perjurios y blasfemias lastimavan
a Jesucristo, y que sería el que dellos se quexava. Es del
Promptuario de exemplos.
[5] Aviendo perdido gran dinero un jugador, tomó con desesperación un arco y tiró en alto una
saeta, como queriendo herir al Cielo, la cual, cayendo delante del que la tiró, vídose venir bañada
en sangre. Desto quedó tan compungido aquel hombre, que confessó su culpa y en adelante vivió
virtuosamente. Es del Promptuario.
[6] Perdió al juego todo el dinero que llevava un jugador, quedándose con una moneda sola en la
mano. Dixo grandes blasfemias y ofreció su cuerpo
/(205r)/ y alma a los demonios, y en señal que
se les entregava, arrojó la moneda que le quedava. Passó aquella noche, y a la mañana, estando en
la calle, llegaron a él dos demonios en forma humana, declarándole lo que eran y que venían por él
como por su esclavo, aviéndoseles obligado, y por señal mostraron el dinero que les ofreció. Rogóles
que le dexassen bolver a su casa y estar en ella dos días. Concediéronselos, porque la comissión que
traían devía de venir con esta limitación. El primero día estuvo muy triste y como desesperado, sin
comer ni bever, y sin dar cuenta a persona alguna de lo susodicho. Y como el día siguiente entrasse
en su casa una muger pobre con un hijuelo suyo en los braços y le pidiesse limosna, él le dixo que
se la daría si se la pidiesse en nombre de los diablos, sus amos, con los cuales esperava presto verse.
La muger, sin hazer lo que él dixo, habló con amigos de aquel hombre para que se informassen dél
en lo que dezía y le guardassen. Fueron a él y contóles la verdad de aquel caso, y començó a dar
bozes:
-Ya vienen para llevarme, dexadme ir, no me lleven por fuerça.
Los que estavan allí le dezían que se encomendasse a Dios y propusiesse hazer penitencia.
Los demonios llegaron y le quitaron la vida. Refiérese en el mismo libro de exemplos.
[7] Un jugador tenía por costumbre de jurar por los ojos de Jesucristo, aunque dixesse mentira, y un
día se le cayeron los suyos del rostro. Es también del
Promptuario.
[8] Avía un jugador que mantenía campo a cuantos con él jugavan, y todos se apartavan perdidosos.
Vino el demonio en forma humana y jugó con él. Ganávale todo el dinero que
| sacava. Començó a dar bozes y dezir:
-Nadie me ganó, sino tú, que creo que eres demonio.
-Si soy -dixo él-, y vengo por ti.
Con esto, assió dél y le llevó arrastrando por el tejado, donde vieron otro día derramadas sus
entrañas, y el cuerpo no pareció. Todo es del mismo libro.
[9] En Buda, ciudad de Hungría, hizieron concierto dos jugadores de jugar, el uno en nombre de
Dios, y el otro en nombre del diablo, que era dezir que fuese como que jugavan Dios y el diablo. Y
sucedió, prosiguiéndose el juego, que perdió todo el dinero que llevava el que jugava en nombre de
Dios, y no sólo el dinero, sino también parte de sus vestidos, por lo cual, siendo bien noche, salió
desesperado y furioso para irse a su casa. Y passando por un cemiterio, vido un Crucifixo, al cual
con atrevimiento diabólico le tiró una pedrada. Acertóle en la frente y della le corrió mucha sangre.
Vivía cerca de allí un carnicero viejo, y estava enfermo de gota sin poderse levantar de la cama.
Oyó una boz que le dixo:
-Levántate y sal a la calle, y al primero que vieres, mátale.
No hizo caso desto el carnicero, pareciéndole ilusión del demonio, mas la boz repitió por
tres vezes aquella razón, y añadiendo en la última grandes amenazas si no obedecía, acordó de
hazerlo. No se podía antes levantar por su enfermedad de gota, y hallóse sano. Tomó un cuchillo y
salió fuera de su casa. Vido al sacrílego y blasfemo jugador, que acabava de herir al Crucifixo, llegó
a él y hirióle de suerte que cayó muerto allí. De donde vino a que la justicia, por hallarle cerca de la
casa del carnicero, le prendieron, y él declaró la verdad, que le hablaron por tres vezes, que le ame-
nazaron /(205v)/ y se halló sano. Era ya de día, y avíase llegado gente alrededor del cuerpo muerto,
el cual, a vista de todos fue levantado en alto por demonios y llevado de allí. Vídose el Crucifixo
herido y sangriento, y túvose relación del que jugó con él, por donde se descubrió todo el caso, y el
car- nicero | fue dado por libre visto que le tomó Dios por instrumento para dar la muerte a aquel
pérfido sacrílego y blasfemo jugador. El libro llamado
Teatro de la Vida Humana, expurgado, refiere este hecho, y señala que es su autor Marco Fritsechio.
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EXEMPLOS ESTRANGEROS
[1] Reprehendía Platón a un moço porque jugava. Él se escusava que era poco el juego.
-No es poco -replicó Platón-, sino mucho el acostumbrarte a jugar.
Dízelo Laercio, libro tercero.
[2] Siendo embiado Chillón de Lacedemonia, su patria, a Corinto, sobre hazer amistades y perpetua
paz una ciudad con otra, halló a los príncipes della jugando a los dados, y sin les hablar palabra se
bolvió, diziendo que no quería que la gloria de los lacedemonios, que a la sazón florecía, se maculasse
e infamasse haziendo amistad con jugadores. Dízelo Platina en el libro primero del
Buen Ciudadano.
[3] Tolomeo, rey de Egipto, estando jugando a los dados, traíanle diversos processos de delincuentes
para que los condenasse a muerte. Ivanselos leyendo, y él no dexava el juego. Mas, hallándose
presente Berenice, su muger, quitóle de las manos al es- crivano
| los processos, diziendo:
-No se han de oír causas de personas que se han de sentenciar a muerte estando jugando.
Negocio es que pide todo un hombre, y libre de otras preocupaciones.
Holgó el rey de oír esto, y esta vez y otras muchas procuró estar todo él en lo que hazía
cuando se ofrecían negocios capitales y de muerte. Dízelo Eliano, libro catorze, capítulo cuarenta y
tres.
[4] El emperador Domiciano, por vía de juego y passatiempo tirava saetas, con tanta industria que
por muchos passos, si ponía un muchacho abierta la mano, por entre los dedos colava la saeta.
Tirava a las aves que bolavan y cortava la cabeça a la que quería, y iva sin ella un poco bolando con
el ímpetu que llevava. Pintava en una pared con golpes de su arco una cabeça de fiera. Dízelo
Brusón.
Fin del Discurso del Juego. |