1 r]/
[Co]mpuesto por el [d]octor Amato Lusitano, médico doctísimo.
[T]raduzido del latín en romance castellano por Gerónimo de Virués, doctor en medicina valenciano.
En Valencia.
Impresso en la Emprenta de la compañía de los libreros, en la calle de Cavalleros.
1588.
Con licencia y Privilegio.
2 r/Lo Rey y per sa MagestatDon Francisco de Moncada, Comte d'Aytona y d'Osona, Vizcomte de Cabrera y de Bas, gran Senescal d'Aragó, Loctinent y Capità general en lo present Regne de València.
2 v]/ y constittudors, al qual o als quals les presents prevendran, y en qualsevol manera presentades seran que la present nostra y real licèntia guarden i observen guardar y observar fassen. Y a ella no contravinguen en manera alguna, si la gratia de la Magestat tenen per clara y en pena de cinch cens florins d'or d'Aragó, dels bens del que lo contrari farà irremisiblement exugidors e als coffrens reals applicadors. Dat en lo real palacio de la ciutat de València a quinze dias del mes de maig de l'any de la nativitat del nostre señor Deu Iesú Christ. M. D. LXXXVIIGuilielmus Nicolaus DehonaIn diuversorum.xlv etc.
3 r/A los platicantes de cirurgía.
er la cirurgía una de les tres partes de la medicina, muéstranlo claramente Hippócrates, Galeno y Cornelio Celso en muchas partes de sus obras, quando dizen que la medicina está repartida en tres partes. La una que enseña cómo se han de alimentar los enfermos, la segunda cómo se han de curar con medicamentos y la tercera, la cirugía, que trata de la operación manual, la cual, es la más cierta y más segura que las demás, como escribe Cornelio Celso. Tanto que dize Hippócrates ser cosa de afrenta que el cirurgiano no salga con lo que pretende (In prohemio. 7. Libr. Libr. de Mel). Y es la razón desto, porque todo lo que /[
3 v]/ el cirujano trata está sujeto a la vista, y lo toca con sus manos.
Ser también la cirurgía arte antiquísima pruévanlo algunos, y entre ellos Higinio, diziendo que el primero inventor della fue Chyron Centauro, maestro de Achiles (Lib. 2 de si[...]coel et [...]. cap. 138. In proemio. Lib. I). Cornelio Celso dize que Podalirio y Macon, hijos de Esculapio, se hallaron en la guerra de Troya, como dice Homero (Illiados) y que allí curaron a los soldados de las heridas con medicamentos y con hierro, de donde se prueba ser muy antigua. Florecieron en la cirurgía varones célebres de los antiguos, cuales fueron Filoxeno, Gorgias, Sostrato, Hierón, Apolonio, Diocles, Amonio Alexandrino, Trifón, Evelpisto, Meges, y otros muchos, los cuales si escrivieron no llegaron sus obras a nuestras manos./
4 r/ Solamente sabemos de las obras que compuso en cirurgía Hippócrates, Galeno, Cornelio Celso, Paulo Egineta, Aetio, Avicen, Rafis, Abucasis, Haliabas y algunos otros. De los modernos han escrito muchos y muy doctamente, como son Guido de Cauliaco, Nicolo Florenti, Lanfranco, Teodorico, Bertapalia, Bruno, Rogerio, Rolando, Halli, Ioanes de Vigo, Tagaulcio, Calmeteo, Botalo, Barthol, Magio, Joan Andrés de la Cruz, Francisco Arze, Andrés de Alcaçar, Alfonso Ferri y otros, que aunque escrivieron en latín, están las obras de algunos dellos traduzidas en romance, y aunque entrellos aya algunos que no tengan tanta autoridad como otros, es bien verlas todas, pues como dize C. Plinio, no /[
4 v]/ ay libro que por malo que sea, no se pueda sacar dél a[l]gún pro[ve]cho (C. Plinius. Caeliu Marco suo).
5 r/ sacar mucho provecho para conocer y curar todo género de heridas, de apostemas, de llagas, de fístolas1, y toda suerte de enfermedades pertenecientes al cirujano. Pero el que mejor escrivió de cirurgía fue nuestro grande Hippócrates, como primero padre y verdadero maestro de la medicina, y de las partes de ella. Y entre otros libros que compuso de los que pertenece a este arte, fue un libro que se intitula De heridas de cabeça, porque entendía de cuánta importancia y dificultad es el saber entenderlas y curarlas por muchas causas y entre otras, por ser en la parte más principal de nuestro cuerpo. El cual libro illustró con sus comentarios doctísimamente Vido Vidio Florentino /[
5 v]/ en lengua latina.
6 r]/ muchas obras y bien curiosas de medicina, y las que son de más importancia fueron unas centurias, donde al modo de Hippócrates en los Epidemios trae historias de enfermos de todo género de enfermedades, y las curas dellas, con sus escolias2 curiosísimas para lo que toca a la theórica y plática de cada enfermedad, de donde sacan los médicos curiosos muchos provechos y avisos, y curiosidades. Anduvo por varias tierras y regiones, como él mesmo escribe en sus obras, lo que no es de poca importancia para ser uno perfeto médico. Lo que también hizo Galeno, como él mesmo cuenta en diversos lugares de sus libros /[
6 v]/ (In lib. Hipp. derat. vict. In morb. acutis. comen. 3 sect. 8. libr. 3 de comp. in 5.g.cap. 2.li.9.5.in facul. etc libr 6. sanit. tuend).. Pues estuvo dos vezes en Roma, navegó toda Lycia, estuvo en Tracia, Cypro, Macedonia, Syria, Alexandría, Cilicia, Fenicia, Palestina, Cyro, Creta, Italia, Bitinia, y Egipto, y otras muchas que buscó. Y anduvo por conocer simples yervas, y varios géneros de medicamentos y diversas especies de enfermedades que suele haver en cada una dellas, como él mesmo también escribe (In I.lib. Hippocrat. de morb. vulg. in proemio), diziendo que Hippócrates enseñó en el libro de los ayres, aguas y regiones, las enfermedades regionales, que suelen engendrarse en cada tierra diferentes. Y también ay algunos que escriven, que por esto se pinta Hippócrates cubierta la cabeça, en señal de que era amigo de peregrinar y ver tierras.
7 r]/ Viendo, pues, la falta de latinidad que ay en los mancebos cirurgianos, y aun en algunos maestros, y que ninguno de los modernos ha escrito de heridas de cabeça tan copiosamente y con tanta facilidad como hizo Amato en el sobredicho diálogo, que le trae a la fin de su sexta centuria, a pedimientos y importunación de algunos dellos me ha parecido tomar este trabajo de traduzirle de latín en romance, añadiendo, alargando, y quitando algunas cosas que me parecieron ser convinientes para que los que no sepan latín puedan aprovecharse dél, y que no aleguen ignorancia de que por no entender la lengua latina dexan de saber lo que tanto les importa.
7 v]/ puedo no dexen de leerle de día y de noche, y le lleven siempre consigo, porque aquí hallarán la verdadera3 méthodo para cualquier herida de cabeça por grave que sea. Aquí sabrán qué medicamentos hay que aplicar, y en qué tiempo y occasión. Aquí hallarán cuándo y de qué modo an de usar del trépano, de las legras y de las demás herramientas con tiento y seguridad. Aquí verán de qué manera an de vendar y hazer las ligaduras. Y al fin entenderán cuantas dudas y dificultades se offrecen en semejantes casos, y cómo an de responder a ellas. Ya saben que no les va menos que la conciencia y infamia si por su culpa e ignorancia se les muere un herido, pues se hecha de ver más que cuando /[
8 r]/ se le muere un enfermo al médico. Rogándoles encarecidamente, aunque sean los más ábiles y diestros del mundo, que [l]lamen en semejantes casos en un médico docto en su compañía, y más cuando huviere de hazer obra manual, porque además que es autoridad y reputación dellos, descargan mucho sus conciencias. Y siempre el médico les aconsejará algo de lo que toca a la naturaleza de la parte, al uso della, y a las causas antecedentes, y a muchas cosas que por ventura él sólo no las advirtiera. Y no sean arrogantes ni ambiciosos, porque se veen en la medicina y en la cirurgía cada día mil desastres4 increíbles en cosas que, al parecer, teníamos por fáciles y ligeras de curar. /[
8 v]/ Y sobre todo, que se apliquen a estudiar en buenos libros, como son los que antes nombré y que vean siempre que pudieren las anatomías, pues tienen tan buen aparejo en esta nuestra ciudad. Y sobre todo, alçar la mano del jugar y tañer en las boticas de sus maestros, que a nadie parece bien, y más entre semana. Pues de no mirar en estas cosas vienen los más a no sólo quedar manos en la cirurgía, pero aún a no saber nombrar perfectamente los términos y vocablos de su arte, ni de las enfermedades y partes del cuerpo humano, como ay algunos que por dezir "hernia" dizen "dernia", por "escara", "escala", por "diploe"5, "níspola", y por "pía mater", "pía mata", y otros mil dilates.
[1 r]/ aprender y saber hazer los ungüentos más aparejados y esperimentados de sus maestros, y ellos también de comunicárselos, y no guardarlos para el otro mundo, y ver y conocer los simples que entran en ellos, y ser curiosos en esto. Y no se maravillen que sea tan celebrado el ungüento negro, que dizen del moro, porque no se puede negar su buen effecto, pues se vee por la experiencia. Y si tienen en cuenta con lo que diré, vendrán por ventura a saberle hazer tan bueno, o mejor, que por ser él para el común provecho lo revelaré en la presente ocasión.
1 v]/ el sobredicho ungüento negro del moro, entre otros simples que entran en él, y como a mí me la mostrasse, conocí luego ser la que los griegos nombran me con Ceratites o Paralion (cuya definición trae Diose. Theophrasto y Plinio), los latinos, Papaver Corniculatum, los árabes, Almakaran, los castellanos, dormideras marinas y los valencianos, bollandora. Entendido esto, voy a mirar en Galeno en el libro 7 De la facultad de los simples, y hallo que entre las virtudes que le da escribe las siguientes: Sus ojas y sus flores, dize, aprovechan para mundificar las muy suzias y difficultosas llagas de encorar, pero es necessario dexar de ponerlas cuando ya estuvieren bien mundificadas, porque tienen tanta fuerça en mundificar /
2 r/ y abstergir6 que, si mucho las dexen sobre las llagas consumen también algo de la parte sana, y con esta misma virtud y fortaleza que tienen no solamente apartan la sordicie y podres de las llagas, pero aún sacan la escara que dizen dellas. Hasta aquí Galeno. De lo cual vengo a colegir que corresponde el effecto y lo que dizen los inventores de aquel ungüento encareciéndole demasiadamente, que es tan poderoso en atraer que sacará un clavo hincado en la pared, y que será por respeto de la dicha yerva, que tanto alaba Galeno, para el mesmo effecto. Y porque no me satisfize sólo con lo dicho, hallé buscando también en Galeno en el libro 6 De compositione medicamentorum /[
2 v]/ sec. gen. en el capítulo 2, un emplasto o ungüento intitulado Diabotanom (cuya descripción trae casi de la mesma manera Gale. 4 De c. med. fec ge. cap. 13 de Lucio, su maestro, y en el lib. capit. 5 de Andrómaco, otra poco diferente destas), como si dixera compuesto de yervas, cuyo autor fue Crito, de quien trae allí su descripción, y sus palabras en este sentido. Este emplasto, dize, de que yo uso, cura el cáncer o çaratan, las llagas que van cundiendo, los lamparones, las lepras, y los carbúnculos. Este mesmo saca las escamas de los huessos en las fracturas del cráneo sin que sea necesario el trepanar. Saca los huessos, pero no dexes de legrarlos antes un poco. Sirve también para las heridas de nervios, etc. Y luego añade los siguientes componente de yervas que nacen en lugares secos junto al mar, que son éstas: la anagalis hembra, /
3 r/ que produce las flores azules, (también se halla en algunos montes y arenales de ríos secos), nombrada en las boticas morsus galline, y en valenciano monrons, las dormideras marinas, que arriba diximos, los marrubros, las ojas tiernas de beleño, añádense después a ellas la escama del cobre colorado, los polvos del encienso, la rezina del pino, el azívar de los dos alumbres, y con vinagre, cera, y azeite añejo se mezcla todo, etc. Cuyas cantidades y el modo de hazerle enseña en el dicho lugar Galeno largamente, donde los curiosos podrán ver la ordinata, y ponelle por obra, y provarle una vez y otra, y desta manera no ternán porqué tener imbidia al ungüento del moro, pues todo lo que entra /[
3v]/ (...)7 en éste se entiende que entra también en aquél. Allí también verán como Galeno muy de propósito examina cada yerva y simple por sí, y porqué razón entra en el compuesto, y cómo viene a conseguirle el efecto desseado.
4 r]/ ni nadie tal dixo. La otra manera es cuando se entiende toda aquella capacidad que contiene en sí el celebro, y las otras partes vezinas a él, y de esta suerte se entiende cuando dezimos heridas de cabeça.
4 v]/ gracias a nuestro Señor, que permite no falten en el mundo personas de doctrina que enseñen y encaminen a otras.
Señores, pues sois cirujanos de mi casa, hazed el plazer de venir ambos luego conmigo, porque tengo el patrón de mi nave malamente erido de un golpe en la cabeça, que cierto hombre de nuestra tierra le ha dado, de tal manera que, entiendo, morirá dél en breve. Pero mientras vosotros vais, yo voy a llamar/[1v]/ al Doctor Amato.