En la misma sección dedicada a íncubos y súcubos, se presenta este ejemplo.
En el tiempo en que se celebraba el Concilio General de Constanza, había muchas meretrices en esta población. En esos momento, cerca del castillo de Winterthur, en un camino por el campo abierto, una mujer propuso a un mensajero que por allí pasaba tener relaciones sexuales, de lo cual este se escandalizó. Él le preguntó de dónde venía y ella respondió que del susodicho concilio y le enseñó todo el dinero que, en teoría, había conseguido allí con sus actividades de prostitución. Acto seguido, se desvaneció como el humo, mostrando que en realidad era un súcubo y estaba mintiendo.