En este caso, Nider toma el ejemplo de otra fuente escrita, de Cassiannus, y cuenta la historia de dos filósofos paganos y brujos que, con sus hechizos, enviaron a la celda de San Antonio a diferentes demonios para que lo expulsasen de allí con tentaciones. Los movía un gran odio contra el santo varón, pues en el pueblo acudían mucho a él. Sin embargo, San Antonio logró alejar a los diablos con la señal de la cruz en la frente y en el pecho y orando.
El mismo signo de la cruz y la oración, que sirve para alejar a los demonios, es lo único efectivo también contra los brujos, como se ha podido observar en ejemplos anteriores.