La bruja en la bodega (Castilla y León) (en "Libro de brujas españolas")
Cuento maravilloso
2009
Madrid: Siruela
Bruja hilandera
Bruja
Era costumbre antiguamente que las mujeres que hilaban se reuniesen para hacerlo en compañía por las noches, era lo que se conocía como hilanderos, y allí solían conversar y contar historias. En una de esas jornadas, una de las asistentes, que era bruja, propuso al resto ir a beber vino a las bodegas. Podrían entrar donde quisiesen si lo hacían desnudas, con un libro que ella llevaría abierto en la mano, y si nadie mentaba a Dios. Así, durante varias noches, estuvieron hartándose de vino, hasta que una de las señoras mencionó a Dios sin querer y no pudo salir de la bodega en que se hallaba. A la mañana siguiente fue descubierta por el dueño, a quien contó la verdad, y como era conocida suya, fue perdonada y se le entregó ropa con la que vestirse.
Se explota nuevamente en este relato el motivo de que las brujas pueden entrar por la noche donde desean por acción diabólica, de ahí que Dios no pueda ser nombrado. Ese tabú abunda en los cuentos de brujas, sobre todos en los que se derivan de la concepción canónico-teológica de la brujería. Es muy usual hallar ejemplos, historias, en las que la persona que no debe nombrar nada sagrado lo hace, y sufre las consecuencias. Normalmente, la finalidad o el sentido último de estas narraciones es jocoso.