En una ocasión, llegó [damos por supuesto que a Asturias, de donde es tradicional este relato] una negra nube que amenazaba tormenta. Los aldeanos, muy preocupados, fueron al campanario a tocar a tormenta. Fruto de las campanadas, cayó del cielo lo que creían que era un rayo, aunque en realidad era una mujer muy vieja y andrajosa que había caído de la nube al escuchar la campana (normalmente el tañido de las campanas ahuyenta tanto al diablo como a las brujas), pues era una bruja que se dirigía al pueblo vecino a destrozarlo todo provocando una terrible tormenta.

Este tipo de relatos se repite tanto en tratados como en la tradición oral de distintas zonas, ya que uno de los actos imputados a las brujas era el provocar tormentas que estropeaban cosechas y propiedades.