En este caso, la informante es quien dice haber vivido esta experiencia en primera persona. Ella tenía una vaca y una mujer a la que llamaban María la bruja iba siempre a por leche a su casa. Un día la protagonista no le pudo dar leche porque la necesitaba para un ternero que la vaca terminaba de parir. María, en venganza, le dijo que ya no tendría más leche. Así sucedió. La vaca no dio más leche y aunque el veterinario afirmaba que el animal estaba sano, el problema no se solucionaba; hasta que animada por otra vecina, la mujer fue a ver a María la bruja y le dijo que podía ir a por su leche cuando quisiera. A partir de ese momento, consiguió que su vaca volviera a dar este producto.

Nos hallamos de nuevo ante una leyenda rural que se hace eco de unas creencias que se prolongan hasta el siglo XXI y que hacen referencia a la existencia de unas mujeres capaces de dañar con un poder innato o bien a causa de un pacto diabólico, que se mueven básicamente por la venganza y el deseo de practicar el mal.