En este relato se nos presenta a un demonio cabizbajo y vencido, incapaz de completar la misión que se ha propuesto, ya que no consigue separar a un matrimonio bien avenido al que desea causar mal. En una ocasión, el diablo se cruza con una bruja que le pregunta por el motivo de su tristeza, y a cambio de unos zuecos viejos ella acepta encargarse de destruir la unión del esposo y la esposa. Lo hace sembrando la duda. A la mujer le pide tres pelos del pecho de su marido para un remedio mágico-medicinal que necesita hacer, puesto parece ser que de todos es sabido que ella se dedica a curar a la gente. La mujer acepta. Mientras tanto, le explica al marido que su esposa le es infiel y que intentará matarlo con unas tijeras durante la noche, y le pondrá como excusa que intentaba recoger vello para un remedio. Así sucede por la noche, y el esposo cree que son ciertas las palabras de la bruja. Así que la echa de casa por quererlo matar y así termina esta mágica con el matrimonio. El diablo le entrega los zuecos prometidos y le pide que no se acerque más a él, pues menuda debe de ser para conseguir en una noche lo que él no ha podido durante años.