La varita de las tres virtudes (en "Libro de brujas españolas")
Cuento maravilloso
2009
Madrid: Siruela
Vieja bruja
Bruja
Este cuento recogido por Ana Cristina Herreros narra la historia de tres jóvenes, Lluís, Vicent y Pasqual, que deseaban hacerse ricos trabajando poco. De hecho, querróan tener una varita mágica para que la tierra se arase sola o la almendra se recogiera por arte de magia. Al instante de haber hecho manifiesto este deseo, aparece por el camino una vieja que asegura poder fabricar la vara de las tres virtudes, para ello necesitará una rama de almendro cortada de tres hachazos, un hueso de rodilla de muerto y la semilla de la falaguera; todo ello recogido en la noche de San Juan.
Los muchachos, cuando llega la noche señalada, se reparten las tareas y salen a ejecutarlas; pero los dos primeros, Lluís y Vicent, terminan muertos, el primero cae de la verja del cementerio al intentar salir y el segundo por un precicipio. El último de ellos, Pasqual, recibe dos topetazos de un macho cabrío que guarda el árbol del que él pretende cortar una rama; el joven entiende el mensaje y ata cabos, identificando al macho cabrío con el demonio.
Al día siguiente, los habitantes del pueblo encuentran a los dos chicos muertos, y de la vieja, bruja o demonio, nadie vuelve a saber nada.
La bruja parece ser el señuelo para que los muchachos cierren una especie de pacto tácito con el demonio, y quienes se empecinan en terminar su tarea, Lluís y Vicent, encuentran la muerte. Su avaricia y se pereza reciben un castigo ejemplar. La bruja gana así almas para su amo, y queda patente que una auténtica bruja no regala dones ni su ayuda gratuitamente.
Hallamos plasmado en este cuento al arquetipo de la bruja perfectamente, desde del punto de vista físico, pues se apela a su vejez y a su atuendo negro y con una pañoleta en la cabeza, para definirla; y desde el punto de vista psicológico.