En el ejemplo 274 (205), hallamos, una vez más, al diablo como uno de los personajes principales de un relato. En este caso, el demonio quiere echar a perder a una mujer viuda muy devota de la Virgen y para ello la somete a una tentación carnal muy grande, de manera que termina manteniendo relaciones con su propio y único hijo.
El diablo ve entonces una ocasión perfecta para denunciar públicamente a esta dueña. Así que se hace pasar por un filósofo muy sabio con poder para ver lo que está por venir y para desvelar maleficios ocultos. Poco a poco se va fraguando gran fama ante el senador, hasta que ve que ha llegado el momento de denunciar a esta mujer, y así lo hace. La viuda es reclamada por el senador, que pretende castigarla, pero como ella es muy devota de la Virgen, la Madre de Dios la obliga a confesarse por su pecado y, tras esto, se muestra dispuesta a comparecer con ella ante la justicia. El demonio, que no esperaba esta visita, no pudo resistir la presencia de María y desapareció. El senador, viendo la escena, comprendió que el filósofo no era más que el diablo, y no solo no castigó a la pecadora, sino que la ensalzó por ser digna de ir acompañada por la Reina del Mundo.
Interesa en este relato el hecho de que el diablo se haga pasar por lo que podríamos denominar "mago" de una manera general, pues es un sabio que tiene acceso a lo oculto.