Cecilia Bohl de Faber (Fernán Caballero)
Cuentos, oraciones, adivinanzas y refranes
Cuentística (tradición oral)
1877
Madrid, T. Fortanet
Vieja bruja (no se facilita el nombre)
Bruja
EL PÁJARO DE LA VERDAD: Un pobre pescador, un día en que faenaba, halló a dos bebés recién nacidos, hermanos mellizos (un niño y una niña) dentro de una arquita a la deriva, así que decidió acogerlos. Este buen hombre ya tenía ocho hijos, pero crió a estos pequeños como si fueran suyos, aunque él y su esposa nunca les ocultaron que ellos no eran sus verdaderos padres. Sus hermanastros, viendo la buena inclinación que sus progenitores sentían hacia ellos, presos de la envidia, no dudaban en insultaros y maltratarlos, por lo que un día los hermanos deciden partir en busca de su auténtica familia. Y precisamente descubren su identidad gracias a unos pajarillos que conversan entre ellos, puesto que ambos habían desarrollado la capacidad de entender y hablar con las aves. Los pájaros en cuestión hablan sobre el rey y su pobre esposa, que fue emparedada al dar a luz, supuestamente, un gato y una culebra. Esto fue, en realidad, una invención de los ministros y cortesanos contrarios a la esposa del monarca, pues esta era la simple hija de un sastre. Como el rey no se encontraba en el momento del parto en el castillo, pudo ser fácilmente engañado, y los niños fueron abandonados a su suerte. Los infantes también se enteran, gracias a las aves, de que solo el llamado "pájaro de la verdad" será escuchado por el mandatario y podrá hacerle saber toda la verdad. Este pájaro se encuentra en el Castillo de "Irás y no volverás", custodiado por un terrible gigante antropófago que solo duerme un cuarto de hora al día. Para llegar a tal lugar, hay que arribar primero a una torre en la que habita una temible bruja, la única que puede señalar el camino. Los dos hermanos llegan al pueblo en el que se ubica el palacio de sus padres, y la niña se queda alojada en casa de una buena mujer a la que ayuda con las tareas de la casa, mientras que el niño parte en búsqueda del pájaro de la verdad. Una vez localiza el pequeño la mencionada torre, pronto descubre a la horrenda bruja, rodeada de un ejército de sabandijas. Ella intenta que el muchachito entre en el castillo a pasar la noche, pero él se niega. Así que le proporciona la información que pide y le solicita "agua de muchos colores", de una fuente que brota en el castillo del ogro. El pequeño se adentra, por fin, en el castillo del ogro y, como comprende el lenguaje de las aves, consigue comunicarse con un mochuelo que le da la clave para hallar al pájaro y escapar, tanto de aquella fortaleza como del poder de la bruja. De este modo, el niño consigue su propóisto y gracias al mochulo lleva a la bruja no el "agua de muchos colores", sino otra clase de agua, que impide que ella la use para convertirlo a él en un animal, como los que habitan con ella. Y no solo eso, sino que gracias a esa agua pura todas las personas encantadas por esta malvada mujer vuelven a su estado original y ella, viéndose vencida, escapa volando en su escoba. Finalmente, los dos hermanos acuden a palacio y consiguen que el rey escuche al pájaro de la verdad, los reconozca, perdona a su esposa y la libere de su emparedamiento y regrese la felicidad a sus vidas.
Una vez más, la bruja actúa como obstáculo que el héroe ha de superar, pero también se presenta en ciertos momentos como auxiliar, puesto que es la que señala el camino al joven protagonista para que pueda llegar al castillo del ogro y conseguir al pájaro de la verdad. Sin embargo, la anciana pone esta información a disposición del niño porque tiene otros intereses, que el pequeño le traiga "agua de muchos colores" porque con ella podrá encantarlo y disponer de él como una sabandija más que formará parte de su corte. Por ello, la ayuda de esta mujer mágica no lo es en realidad. Y como sucede siempre en estos cuentos maravillosos, el personaje negativo es vencido. La bruja, una vez pierde a todas sus presas, escapa volando. Esto no supone su final, pero al menos es vencida temporalmente y sus víctimas son rescatadas. Las cualidades de esta fémina apuntan directamente al arquetipo de la bruja, pero más por la descripción física y por la escoba, que por la transformación de otras personas en animales, pues esto último se puede observar en relación con simples hechiceras, pensemos, por ejemplo, en Circe.