En la carta LXVII, se hace referencia a la creencia en duendes, brujas, vampiros, brucolacos, trasgos, fantasmas...
Nuño explica que tiene ya casi listo un escrito en el que contraviene todo lo dicho por Feijoo acerca de los seres preternaturales y de la superstición. Si el padre Feijoo no daba créditos a tales creencias, Nuño dice, de manera irónica, que sí lo hará, pues cuenta con el respaldo de grandes autoridades: las amas de niños, abuelas y otros viejos del lugar. Hace referencia, por tanto, a la cultura popular. Y como portada de su magna obra aparecerá una recreación del campo de Barahona, en el cual tendrá lugar un aquelarre con lo más florido de la brujería del lugar.
Añadimos como personaje mágico en esta entrada vampiros porque estas criaturas, cuya creencia se extiende por toda Europa a partir, sobre todo, del siglo XVIII, poseen como antecedente tanto al nigromante o pactante diabólico, practicante de la magia negra, como a la bruja.