(Cuento 27) En este relato, con un marcado carácter burlesco, el protagonista es, nuevamente, un astrólogo. En esta ocasión no lo vemos al servicio de otra persona, tratando de convencerla de que sus vaticinios son ciertos; sino que lo hallamos realizando predicciones sobre su propia vida.
Como su mujer está embarazada, él averigua bajo qué signo vivirá la criatura. Su ciencia le anuncia que le nacerán dos hijos: uno será ladrón (cortabolsas) y el otro asesino (matador).
No pudiendo disimular su pesar, su mujer le pregunta acerca de su estado, así que él se ve en la obligación de contarle sus vaticinios. Su esposa, lejos de alarmase, propone que uno de sus hijos sea bolsero (y cortará bolsas), y el otro carnicero (y matará carneros).
En este cuento, realmente ingenioso, se busca un remedio fácil para que el vaticinio del astrólogo no sea trágico, sino que redunde solamente en la elección de la profesión de sus hijos.