(Cuento 70) A un rey le roban una cantidad considerable de plata. Aprovechando esta noticia, un chocarrero, que se dice adivino, se presenta delante del rey, diciendo que averiguará, en diez días, quién ha robado la plata. El monarca lo acomoda en palacio y ordena que le sirvan cinco de sus criados, y da la casualidad de que estos últimos perpetraron el robo con ayuda de otros cuantos. Cada día, el supuesto adivino dice al rey: "ya tenemos uno", "ya tenemos dos"..., etc. Los criados piensan que se refiere al número de ladrones descubierto, cuando, en realidad, el mágico se refiere a los días que van pasando. Asustados porque se creen puestos en evidencia, los delincuentes se entregan y dicen dónde está enterrada la plata.

Los cuentos de esta colección optan por adivinos, astrólogos, alquimistas farsantes, embaucadores, que si aciertan en algo es por casualidad. Estos relatos, lejos de dar pábulo a la magia desde una perspectiva maravillosa, abordan estas prácticas desde un prisma realista, y, a consecuencia de ello, se inclinan por el mago como falsario.