Antonio Mira de Amescua
El esclavo del demonio
Comedia (de magia)
1612 (en la "Tercera parte de las comedias de Lope de Vega y otro autores")
Barcelona, Sebastián de Cormelas
Don Gil
Nigromante
Don Gil, como hará años más tarde el Cipriano de "El mágico prodigioso", se enamora de una dama (doña Leonor) y cuando expresa en voz alta su ardor, alude a que daría el alma por gozarla. Entonces comparece Angelio y acepta el alma, pues es el mismísimo diablo, que causa un repentino y profundo temor en Gil. Le ofrece la posibilidad de aprender nigromancia (él, a su vez, dice haberla aprendido en una cueva de Toledo), una ciencia que, según Angelio, permite disfrutar de infinitos vicios. Lo convence totalmente al explicarle que esta arte hará que pueda gozar de Leonor. Gil acepta y así se produce el pacto, este personaje vende su alma al diablo a cambio de unas clases de magia, pues estas lo dotarán de poderes extraordinarios. A pesar del terrible acto cometido por Gil, de todas las malas acciones perpetradas haciendo uso de la magia, el final es feliz. Gil se da cuenta, en un momento dado, de la vanidad de las glorias mundanas, quiere recuperar la cédula que lo compromete con el diablo y será su ángel custodio quien la arranque de las manos de Lucifer. Tras todos estos acontecimientos, Gil llevará una vida de santidad.
Don Gil es el primer gran pactante de la literatura de los Siglos de Oro, seguramente influenciado por aquellos magos al estilo de don Illán, personaje de uno de los ejemplos de "El Conde Lucanor", y, cómo no, por Fausto, cuyas aventuras mágicas y demoníacas ya circulaban desde el siglo XVI. Don Gil servirá de modelo a Calderón para perfilar a su Cipriano.